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Post by ev7e on Jan 26, 2013 21:25:01 GMT -3
1890
Annette lo guió por el camino de gruesas y pesadas cortinas rojas, lo hizo bajar por la escalera de caracol comentándole como quien habla del clima que la puerta gruesa era el camerino de las bailarinas, que tras la puerta amarilla encontraria licores de toda clase, que la que estaba ahi al fondo casi a oscuras era el depósito y en donde estaban parados, era su pequeño escondite. Le hizo pasar al no tan pequeño cuarto. En una de las esquinas habia un espejo de cuerpo completo y justo un centímetro al costado estaba la colección de pelucas: largas, cortas, lisas, enruladas, etc. El maquillaje ordenado dentro de una cajita encima de la mesa que ahora el drag queen se ocupaba en arreglar para que funcionase a modo de escritorio de trabajo. En el techo colgaban estrellas hechas a mano por el mismo Balthasar, algunas cuentas de colores brillantes y las paredes bañadas de una pintura sin nombre conocido que dependiendo de la luz se veia morada, rosada o naranja. -Entonces...-Balthasar tomó una de las sillas más cercanas y le indicó a LeCounce que hiciera lo mismo- Supongo que ahora podremos hablar con más libertad y sin tantos rodeos ¿Verdad?
Se dejó envolver por sus manos, dejándose llevar en aquel perverso baile que él la obligaba a hacer, porque lo único que ella queria era verle a la cara para comprobar el porcentaje de verdad que salian de sus labios. En algun momento no le gustó lo que oía y un nudo dentro del estómago le confirmó que tal vez por primera vez, aquel hombre era del todo sincero. Cerró el puño sintiendo sus uñas enterrarse en la palma de su mano derecha, solo para manejar las reacciones que cuerpo queria expresar y frunció los labios rojos con profunda amargura...hasta que nuevamente pudo quedársele viendo para escuchar aquel "sin embargo" que pudo suavizar cualquier rastro de enojo en su cara y que le nubló la mente con una nueva fantasía suya donde veia a Charlie como una caballero de armadura que venia a rescatarla de aquella vida. -Algo me dice que no puedo creerte del todo- mintió Cyrille con una última vuelta para separarse del veneno que el hombre emanaba por los poros y que lograba confundirla como nadie unca pudo- Acabas de decir que vienes por trabajo- le recordó con una sonrisa- pero al mismo tiempo eso no evita que te quedes conmigo aunque te jefe tenga horas de haberse ido... Lo que pienso que es te limitas a decir lo que quiero oir, o mejor dicho: lo que tú crees que quiero oir. Vio una sombra detras del hombro de Charlie y pudo reconocer al mismo tipo que estuvo con ellos en la mesa principal, no recordaba el nombre pero sabía que era el guardia de LeCounce. -Parece que tienes trabajo- suspiró ella volviendo a fijar los ojos en su acompañante- Si me buscas estare con alguien que me pague por minuto- le guiñó un ojo antes de dar media vuelta y salir por un costado del escenario.
2015
Mia se detuvo de golpe una vez que vio el camino por el que de dirigía, tuvo que dar un rodeo completo al escenario para volver junto con los otros tres, ignorando por completo los comentarios insolentes del fotógrafo, la posible mortal descarga eléctrica que se daría si llegaba a chocar la mirada con Katia y la notable falta de interés (no lo culpaba) de Casals, no de trabajar, sino de existir. -¡Qué fantástica idea has tenido!- le soltó la pelirroja con evidente sarcásmo y falta de expresión en el rostro- Pero hay un par de inconvenientes. Primero, Blanc jamás lo permitiria porque temería irse a la quiebra. Segundo, aunque un nuevo público compre la revista, me refiero a los que confundan Etiqueta Negra con una de Ciencia Ficción luego de ver el deplorable estado fisico de Katia, no es la clase de personas que nos interesa. Y tercero...¿Vas de broma? Nunca, nadie en su sano juicio se fijaria en alguien...como ella.
Blanc estuvo a punto de cortar la llamada justo cuando alguien levantó el teléfono. -Rachel, diculpa la interrup....Delatore? -Hola, Blanc. Estaba en mi oficina hasta que noté que Lavalley no respondía. -¿No esta ahi? -Debe haber salido o tal vez fue en busca de algo...Lo que sea puedes decirmelo a mi y yo le dejare el recado. Digo, si es necesario. -No, no..bueno. Dile que necesito la llave del depósito que cogió de mi oficina. -Claro, yo le aviso. Benjamin colgó el teléfono y se volvió hacia la pareja delante de él. -¿Tienen alguna pregunta?
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Post by Milly on Jan 27, 2013 18:56:41 GMT -3
1890
—Quiero decir justamente lo que dije. El hecho de ser una mesera situaba a Teva muy cerca de la base en la pirámide jerárquica que componía a Molino Rojo. No obstante, que las bailarinas le dirigiesen la palabra no podía considerarlo como otra cosa que no fuera una insolencia imperdonable. Podían pasar días de nulo intercambio verbal con una de aquellas mujeres emplumadas y cubiertas de lentejuelas antes que alguien cometiera el desatino de tirar abajo la muralla de hielo construida por Teva. Y cuando ocurría, como ahora, TENÍA QUE asegurarse de ser ella quien decía la última palabra. Pero como aún no conseguía enterarse del verdadero motivo que traía a La Roca al local, debería ingeniárselas con sus vagos conocimientos de la situación para ofrecer alguna respuesta digna de su irritación. —Puede que algo vaya mal si LeCounce no consigue olvidar la torpeza de tu amiga voladora sobre el escenario —Sus ojos pardos taladraban a Odair con un odio al que poco le hacía falta para respirarse junto al humo que ascendía de numerosos cigarrillos encendidos—. O puede que no, si consigo reparar el daño con un servicio impecable y buenos licores. Así que, Méd, si tuvieses la bondad de... —Ya casi —Médéric no había perdido el tiempo luego de formular su pregunta. Depositaba porciones de agua tónica con un cuidado excesivo a las cuatro copas que tenía frente a él, ya rebasadas con el escaso hielo que Annette consentía en comprar para sus preparaciones, y una generosa porción de un licor que se revelaba tan cristalino como el agua tónica. Cuando acabó, el barman alzó la vista hacia la mesera con orgullo evidente, pero ella no parecía tan convencida con el esfuerzo. —¿Estás seguro es eso es lo que quieres sirva? —susurró estupefacta—. No se ve... como un elixir milagroso. —No tiene que verse fantástico para que en realidad lo sea. Les encantará, vas a ver —Evidentemente ofendido por el comentario de Teva, realizó un gesto para que aceptara las copas y se volvió a seguir con burdas cervezas y otros licores libres de mezclas.
2015
La sonrisa empalagosa de Logan le produjo un cosquilleo de pavor que permutaría en absoluto espanto al sentir el venenoso beso que depositaba en su frente. La idea de fastidiar a Mia era tentadora, pero el profesionalismo de Katia imperaba, contando con diversos motivos para negarse a la improcedente propuesta del fotógrafo. Él ya tenía un par de capturas de su trabajo en el rostro de Mia, estaban perdiendo tiempo precioso para finalizar la sesión fotográfica programada en las pautas, tenían pendiente una reunión recién planificada... y ella había desperdiciado buena parte de sus atesorados productos cosméticos en las modelos y su sesión como para descartarla de un simple trazo. De más estaba agregar que a ella no le pagaban por posar. —Logan, tesoro... déjame que te lo explique —tomó sus manos con la delicadeza de un padre que intenta explicar a su hijo que santa no existe. En su rostro pequeño se suspendía una sonrisa rígida. Pero no consiguió separar los labios antes que la exasperada modelo. La tuvo sin cuidado su discurso ausente de ingenio... hasta que cometió la estupidez de enunciar su tercer punto, ese que Alessandri hubiera escuchado tantas veces durante su adolescencia y había abierto una herida que aún ahora tardaba en cicatrizar. La llaga escoció con fiereza, convirtiéndose en la condena de la teñida pelirroja. Ahora Soltó lentamente las manos del fotógrafo, obligándose a insinuar un entusiasmo genuino a medida que se aproximaba a su pequeño y luminoso rincón de maquilladora. —En esta sala solo cuento con una parte de mis herramientas —Abrió una gran caja de estampado animal sin perder de vista a Delastair, asegurándose de que hiciera su trabajo. Desplegó numerosos pisos de paletas que poseían todos los colores imaginables de sombras—, pero este es por lejos mi juguete preferido. No lo pierdo de vista.
Moncef también reconoció el bip. Debió retroceder para evitar que la secretaria lo atropellase durante la retirada. Estaba decidiendo qué contestar a sus últimas preguntas cuando Rachel consideró más importante contestar al sonido que desde lejos reclamaba su presencia y él se atragantó con sus propias palabras. —¿Qué tú qué? ¡Espera! ¡Lavalley! —Por primera vez desde su llegada a Etiqueta Negra consideró que la joven podría estar loca. ¿Qué persona iría en busca de ayuda y escaparía antes de recibirla sin tener algún problema? Sin embargo no era momento de frenarse a pensar en ello. Cerró de golpe la computadora portátil que descansaba en su escritorio y se apresuró tras la secretaria. Ni mucho menos la conversación había finalizado. Una vez dentro del saco no podía simplemente hacerse el desentendido.
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Post by bachi on Jan 31, 2013 15:24:04 GMT -3
((Página nueva, YEAH )) 1890En cuanto Pierre entró a aquel despacho, se rió por lo bajo mientras se sostuvo la barriga. A medida se habían alejado de la música y el descontrol, su mente se hacía más lúcida y su nariz menos meticulosa. —Tienes tu pequeño rincón incluso más organizado que mi esposa, qué va... ¿"Plumas y pelucas por ahí"? Creo que algún día deberían conocerse, intercambiar trucos de limpieza, ¿no se conocen ya, acaso? —Con total desenvoltura y tranquilidad, el hombre tomó una silla y la acomodó metódicamente frente a su socio mientras hablaba. Pierra entrelazó las manos sobre su regazo y acomodó su peso en el respaldo de la silla. —Libertad y rodeos... Los americanos tal vez lo encontrarían una agradable alegoría, pero yo lo veo más bien paradójico —bromeó antes de que afilara sus ojos y se centrara de lleno en el otro sujeto—. A pesar de la no-privacidad, creo que fui bastante bien al grano, Balthasar, ¿o me equivoco? Escucha, te conozco hace bastante tiempo ya y no quiero que tomes mis palabras más duras de lo necesario, pero hablemos con franqueza de ahora en adelante. Como viejos colegas —Se tomó un momento en el que se inclinó para curiosear el color de la pared—. Estoy aquí para escuchar cualquier queja que tengas y quiero que la sueltes ahora —Enarcó las cejas y sonrió—, preferiblemente antes que lleguen los muchachos. Julie no quiso meterse en la pequeña discusión sobre la bebida de Méd, pero lo cierto es que ella había esperado algo más... colorido. Obviamente no lo expresó en voz alta. Primero, porque estaría dándole la razón a Teva, y segundo, porque Médéric era agradable. No podía decir "más agradable que Teva" porque Teva directamente no lo era, no había ni una pizca de consideración en su tono, ningún punto de comparación entre el barman y la mesera. y Julie mordió con fuerza para controlarse. —¿Sabes qué, Teva? Nos debemos una charla post-show tú y yo, cariño. Y una larga —sonrió a secas y, en vez de dar media vuelta y marcharse, apoyó los codos sobre la barra y su mentón respectivamente en sus manos. Ladeó la cabeza y movió las piernas al ritmo de la música—. Suerte con LeCounce. Envíale mis saludos —Le guiñó el ojo. No-debes-tratar-mal-a-la-pequeña-mesera, Lala. No-debes...Charlie no la detuvo pero procuró tener otro cigarrillo a mano para encenderlo rápidamente. ¿Cuántos iba ya? Siguió a la mujer con la mirada, perdiéndola entre los pliegues del telón y arrojó el cuerpo vacío del cigarro ya muerto al suelo para pisotearlo una vez. Tal vez dos... Sacó el encendedor y suspiró mientras esperaba a que el Ruso dijera algo o se le acercara o... mostrara signos de ser algo más que un ente a duras penas animado. Pero, como siempre, él se le adelantó. —Mujeres —siseó cansado, con el cigarrillo entre los dientes—. Se van buscando explicaciones cuando podrían quedarse a escucharlas... En fin —Lo miró de arriba a abajo y arqueó una ceja— ¿te mandó a buscarme el jefe o nuestro intruso de por allá se quedó con ganas de otra cerveza más? No me vendría mal ahora que lo pienso —gruñó e inclinó la cabeza para soltar el humo en un torrente disgustado. Estaba de mal humor. 2015Logan había estado a punto de rechistar, a punto de ponerse de verdad insoportable. Deseaba con toda su alma sacudir a Mia y arrojarla a un río, llegó a fantasear dos escasos segundos con ello, saludando desde arriba del puente la cabellera pelirroja hundiéndose poco a poco en el olvido... Pero si Katia, la maldita Katia no le seguía el juego, lo único con lo que podría saciar su sed de venganza de verdad sería arrojar a la modelo a un río. Hasta que Katia lo soltó y él enarcó las cejas, siguiendo muy de cerca cada uno de sus movimientos, con una sorpresa desconfiada y modesta en el rostro que... PLAF. Logan empezó a reír. Se destornilló de risa hasta que se secó un par de lágrimas, hasta que con una sonrisa vil y elegante se acercó, se agachó al escritorio de la maquillista para observar aquella hermosa gama de paletas. Tocó, como un niño, cada una con cuidado y suspiró antes de reír de nuevo, ya menos histérico, ya más anestesiado. —Cásate conmigo, Alessandri —comentó arrodillado, ya llamando a Casals para que se acercara con la cámara— ¡Eh, Albert! Ven aquí y fotografía esto. Yo ahí te ayudo. Que salga de perfil, que se le vean las manos ¿Tendrías problemas con la infidelidad? —continuó como si nada, hablándole a la mujercita—. Podríamos engañarnos mutuamente, no sería mucho problema para mí aceptar tu cruel desamor —Le sonrió aparentando ingenuidad, antes de ponerse de pie y mirar a Mia. La cara del fotógrafo solo decía una única cosa: Triunfo. Se alejó muy lentamente y volvió al cabo de unos segundos a buscar su propia cámara para situarse junto a Casals y enfocar. —Te equivocas, Bourg —Flash, flash—. A Blanc la idea podría gustarle porque nunca lo hicimos, porque sería una forma de festejar nuestro tiempo al aire y darle algo de protagonismo a la gente detrás de su revista que lo hace todo posible. Mostrar lo que hay detrás de bambalinas. No tendríamos que cambiar ningún lector, sería un "especial" del mes y —No miró directamente a la modelo, pero le dedicó una miradita de reojo— yo creo que Katia es excepcional. El mundo va por su carril. Ella simplemente se dedica a ir por una alfombra roja, al costado para no ensuciarse los pies. Rachel llegó tarde. Lo supo en cuanto se estiró, como jugador de softball hacia el teléfono que Frank sostenía en la mano, y al otro lado escuchó el vacío de una llamada perdida. Una mancha en su impecable trabajo. Cerró los ojos con fuerza y estampó el tubo para cortar definitivamente, antes de volverse con cara de muy pocos amigos al reportero. —¿Se puede saber qué hacías atendiendo mis llamadas? ¿Era Benjamin? ¿Qué necesitaba? —lo arrolló a preguntas, volviendo a su lugar detrás del escritorio. En ese momento se volvió hacia el pasillo de los ascensores e hizo una mueca. ¿Moncef la había seguido? Le estallaría la cabeza. Definitivamente. —Frankie, dime qué necesitaba Blanc antes que marque de nuevo el número del jefe y le de, como mínimo, cinco razones por las que no debe dejarte recados, y dos por las que tal vez te tendría que cambiar el puesto. Mi... "ausencia" era excusable. Mathieu se puso de pie con una sonrisa de cortesía. —Por mí parte, ninguna Señor Blanc —Le extendió una mano como para dar por terminada la charla—. Pero tal vez a ella le interese discutir con usted algunos temas del trabajo que les espera por delante —Sintió que le vibraba el celular en el bolsillo del pantalón y se apresuró a la salida—. Hágame saber si encuentra la dichosa llave y vendré en cuanto pueda. Gracias por la atención. Nana, te esperaré afuera —Le sonrió a la mujer antes de cerrar la puerta y apresurarse al pasillo para contestar la llamada... que acababa de perder. —Merde... Número desconocido. Sabía quién podía ser.
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nitta
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Post by nitta on Feb 1, 2013 8:51:18 GMT -3
1890
Daglia estaba algo cansada, tenía algo de sueño pero todo era relativa. Lo que más sentía en ese momento era avergonzamiento. Una vergüenza que crecía cada vez que veía a su compañero que estaba con ella en ese momento. Matt estaba ahí, junto a ella, abrazándola, hablándole en ese tono que hacía aletear su corazón lejos de su pecho, mucho más lejos... donde nada importara en la realidad. Desde que había llegado a París que el Molino Rojo era su único hogar, el único sitio donde se sentía completamente segura y querida. Ahora... volvió a cerrar sus ojos dejándose llevar por las palabras de quien la reconfortaba en ese momento. Tomó aire pero no logró articular palabra alguna sintiendo como su corazón dolía de tan aprisa que bombeaba la sangre; temió que él pudiera escucharlo y se riera de ella. -Mi tobillo me duele...-titubeó al hablar, sin mirarle. Se sentía incapaz de hacerlo. Matt la atraía y ella le amaba; no solo le quería. Le amaba pero para ella -que de tanto en tanto daba algunos placeres a clientes escogidos- eso era algo tabú. Se había prometido, cuando dejara su casa, no enamorarse de nadie para no sufrir y allí estaba ella; sintiéndose una estúpida en nombre de ese chico que tan amable se portaba con ella.
(Aquí va post medio inventado xD Allá voy)
Por otro lado, y recuperando la compostura, Alberti dio con su compañero mirando de reojo como la chica se marchaba; desconfiado. Miró a Charlie y su mirada, lejos de apaciguarse, se tornó más dura. -No estamos aquí para juegos, Charlie. Estamos aquí para proteger al Señor y si sigues así van a despedirnos. -Dicho lo cual, y sin esperar nada más, ni una mísera contestación, se volteó y empezó a andar hasta que algunos metros más allá se detuvo. Agachó la cabeza frustrado y suspiró. Se volteó y encaró a Charlie.-¿Tienes la más remota idea de como llegar al despacho? -le preguntó. Se acababa de perder.
2015
Casals tomó siento y dejó que todos se pelearan con todos, discutieran y se pelearan sin intervenir. Si alguno le pidió opinión pasó olímpicamente de contestar. Miró las fotos y en su mente, lanzó la cámara del otro lado de la habitación pero sin embargo siguió soportando todo aquello mientras su cabeza amenazaba con explotarle de dolor de un momento a otro. Intentó por algún medio comunicarse con el barullo de voces pero sin embargo se acercó a la ventana, la abrió y sacó todo un arsenal para liarse un cigarro. Tras todos los preparativos, se lo encendió y se dedicó a mirar hacía la calle. Barullo también pero al menos estaba algo lejos de ellos. No solía fumar pero sin embargo aquello estaba ganando sus nervios y necesitaba sacar su frustración de alguna forma de su interior.
Nana hizo una pequeña y corta reverencia cuando Mathieu dijo aquello y luego miró al director de la revista. Llevo justamente aquí algún material para llevar a mi oficina aunque de todas formas, Blanc-san me gustaría que fuera usted quien me guiara. Estoy dispuesta a empezar de cero si usted así lo cree correcto.-Le comentó mientras solo tenía ganas de salir y hablar con su pareja a quien notaba más preocupado y angustiado de lo normal.
(este último caca pero en fin, ya cumplí con mi deber x.x)
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Post by Milly on Feb 3, 2013 19:01:20 GMT -3
1890
Teva enrojeció como una granada. Una a la que poco le hacía falta para explotar. —No te tomes la molestia de despedirme porque no tengo intenciones de marcharme aún —Para hacer énfasis en su afirmación, depositó sobre la barra la bandeja de copas que acababa de recoger. Había tomado una decisión irrevocable: si la bailarina y sus comentarios amistosos -solo en apariencia- acabarían por destruir el humor grandioso que había conseguido con su servicio aquella noche, el mal rato al menos tendría que costarle alguna pequeña victoria. Médéric, que continuaba trabajando a todo vapor observó no sin una buena cuota de nerviosismo el lento acercamiento que la mesera inició hacia Lala. —Sucede que a mí me apetece una charla justo ahora —dictaminó al detenerse frente a la preciosa joven de ojos azules—. Una muy precisa, muy corta y muy directa. Porque puedes estar segura de que lo último que haré cuando cierre el local será malgastar mi tiempo contigo —se contuvo de agregar un par de insultos solo porque, a diferencia de otras bailarinas, Odair tenía algo de educación... o fingía tenerla. Para Teva era igual—. Así que déjalo salir Julie. ¿Qué es lo que quieres decirme? No puedo esperarte hasta que las copas entibien —Alzó las cejas en clara señal de expectación y desafío. La fijeza de sus ojos parecía hablar por ella. 'Provócame' -susurraban entre un destello de rabia y otro- 'Dame una excusa para convertir esta noche en una pesadilla desastrosa' Pero Méd olisqueó el peligro mucho antes de reparar en la mirada fiera de la pequeña mesera... y se interpuso mucho antes de iniciado el duelo. —Ya está, demasiada charla durante el trabajo —Su voz sonó severa. Tomó una de las diminutas manos de la chica para arrastrarla entre forcejeos de vuelta a los licores que esperaban ser llevados a su destino—. No tolero las peleas en mi barra, lo sabes. Además pierdes tu tiempo. Lala es demasiado madura como para seguirte el juego —Observó de reojo a la aludida, rogando a todos los dioses que sus palabras hubieran sido más potentes que el infantil intento de Teva de provocar a su ayudante.
2015
Maldijo en silencio la presencia de Frank tras la gran mesa roja cuando lo divisó, situándose aún a buena distancia de su objetivo. A menos que Rachel cometiera la equivocación de compartir con alguien más su testimonio, la aparición de su colega dificultaba mucho sus intenciones de aclarar un poco más el escenario que la secretaria había decidido compartir con él. Prefirió realizar una jugada de último momento y cambiar su ruta antes que Delatore comprendiera cuál había sido el verdadero destino de Moncef. Y desvió la ruta directo hacia la sala de fotografías.
—No tendría ningún problema, Delastair —Katia continuaba desplazándose entre sus pertenencias a cada nuevo flash con la naturalidad que siempre utilizaba en sus tránsitos tras la cámara, fascinada con toda la atención que repentinamente recaía en ella—. Un poco de mentiras tal vez sea lo que hace falta en mi vida repleta de tantas verdades terribles —Acercó al lente las pestañas postizas, luego tomó un par de labiales con manos delicadas, dejando para el final la exposición de sus brochas, esponjas y pinceles, los únicos objetos por los que Alessandri sentía verdadero aprecio... del mismo modo en que las cámaras serían siempre el único gran amor del fotógrafo que alimentaba su afán por vengarse de Mia con comentarios que elevaban su ego muy por encima del techo sobre sus cabezas. Pero lo estaba pasando tan bien que siquiera se recordó de consultar con qué expresión contemplaba la modelo el desarrollo de esa sesión en que su escultural figura quedaba marginada. Lo único capaz de interrumpir su momento de inspiración frente a la cámara -a la que ahora demostraba con sus herramientas diversas técnicas para difuminar colores- fue descubrir la entrada de Moncef en la sala, que para entonces ya estaba casi junto a Logan. —Muy... interesante —Su expresión se contradecía de lleno con la afirmación interpuesta. Más que atraído por la escena desplegada ante sus ojos, se mostraba claramente consternado. Con los brazos cruzados sobre su pecho observó detenidamente a la maquillista, como para asegurarse que se trataba de ella. Luego giró hacia Delastair, tan serio que Katia estuvo segura que el fin su momento de gloria sería tan fugaz como el nacimiento del mismo—. ¿Es un cambio de último minuto de Blanc o algo así?
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Post by bachi on Feb 9, 2013 21:14:03 GMT -3
1890 Él se mantuvo impasible mientras observaba cómo Alberti se alejaba de a poco. Ni se quejó, ni miró mal y ni siquiera sonrió (cosa que podría haber hecho perfectamente) con algo de ironía. En cierto sentido Alberti tenía razón digamos que un... 30% nada más. El resto los otro 60 eran pura mierda. Los 10 que quedaban no le importaban. Pero no se lo iba a decir, claro que no. —¿Ya dejaste de regañarme como una puta abuela? —le preguntó cuando se le acercó y le dio unas palmaditas—. Ven, sígueme. Prometo no llevarte a ningún callejón sin salida, lo juro —Charlie alzó las manos, con el cigarrillo entre los dedos y una sonrisa—... pero no vuelvas a decirme lo que tengo y no tengo que hacer, Ruso. No lo hagas. Yo soy empleado de Pierre, no tuyo, y hasta donde sé, es tú trabajo proteger a la Roca y no mío. Yo solo estoy aquí para... "mantener el orden" si así quieres llamarlo. La sonrisa seguía ahí, pero no parecía tan amigable ya. La borró cuando dio otra pitada y echó humo por la boca. —Bah, ya está. Borremos ese pie izquierdo —soltó entre dientes mientras se alejaba del escenario hacia el pequeño corredor. A final del pasillo estaba Annette, nunca antes había tenido el placer de ir porque él no tenía ningún tipo de derecho de meter las narices, esa sería su primera vez. Una vez frente a la puerta se detuvo y lo miró—. Creo que deberías golpear.
La bandeja de copas y su queridísimo golpe en la barra sobresaltaron a Lala, quien ya había dado por terminada su charla. Quedó sorprendida al ver a la mesera tan "encendida", en realidad había esperado que solo se limitara a insultarla y olvidarla, como hacía en general. Pero no fue así esa noche, aparentemente su buen desempeño con Pierre le había dado alas y unas difíciles de roer. A medida alejaba su rostro del de Teva, Lala enarcaba las cejas en una expresión cada vez más incrédula. Y cuando la camarera terminó, cuando le escupió todo el veneno, su ceño se arrugó tanto que creyó que le iban a quedar franjas permanentes ...Hasta que Médéric alejó a la ponzoñosa mujercita fuera de su alcance y se tuvo que tragar las palabras, ácidas como pomelo. Sabía qué pretendía el hombre con ese último comentario, pero no. Ella no lo dejaría tan así. —No es cuestión de madurez, Méd corazón —Sus ojos fulminaban a Teva—. En realidad se llama cortesía y humildad. Pero es fácil para ciertas personas juzgar sin conocer y escupir sin atinar. No te preocupes Teva. Lo que quería decirte ya se me olvidó como también mis ganas de charlar.
2015 Y si bien sabía de quién podía ser, en cambio Mathieu optó por llamar a otro número. Con un vistazo apresurado al corredor y un par de preguntas al azar al personal de limpieza que pasaba por allí, el policía se metió a un baño y buscó en su agenda. "Frank D." Mathieu marcó y, mientras se restregaba los ojos con paciencia, esperó. Sabía que Nana saldría más rápido de lo esperado y quería solucionar aquello de una buena vez. O en realidad por lo menos enterarse de aquello que se le escapaba.
Para Logan aquella pregunta resultó irritante. Tan irritante que, cuando se enderezó lentamente y vio a la cara a Moncef, su rostro parecía el de un ogro malhumorado de cuento infantil. —Es un cambio de último minuto de Delastair, y en cuanto Blanc se encuentre libre para recibir segundas sugerencias, no te preocupes que se las daré —El fotógrafo bufó y lo miró de arriba a abajo mientras enarcaba una ceja— ¿Qué se supone que haces aquí interrumpiendo? ¿Tan profesional eres que ahora también vienes a quitarnos el trabajo a mí y a Casals? —En ese momento se volvió a mirar al aludido. El rostro de Logan sufrió una conmoción escalofriante cuando vio a Albert, muy tranquilo respirando aire de la ventana y fumando. Fumando fumando. Fumanco un cigarrillo. Cigarrillo cigarrillo. Le dio un tic. —¿Es-estás fumando? —preguntó lo obvio, volviendo dramáticamente su rostro a una extraña normalidad que anunciaba un estallido rotundo— Dime, Albert, lo preguntaré de nuevo acaso... ¿Acaso eso es humo? Porque creo que no veo bien. No huelo bien y tampoco me explico bien cuando digo... dije que odio, odio el cigarrillo.
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Post by Milly on Feb 19, 2013 13:49:54 GMT -3
1890
A todas luces las palabras de Odaire se revelaban tajantes, preparadas para dar fin a la pequeña discusión a la que Teva había dado pie. No obstante, la pequeña camarera estaba muy lejos de suponer terminada aquella sesión. Intentó abalanzarse sobre la bailarina, aún roja de indignación. Pero Médéric continuaba muy cerca de ella, listo para hacerla retroceder cuantas veces hiciera falta. —Tú... no tienes... no tienes idea de nada —gruñó entre dientes, forcejeando en vano contra el agarre que el barman ejercía sobre ella. Si las miradas mataran... Lala habría estado tres veces muerta. —Yo tengo idea de algo —haciendo gala de su fuerza, elevó a la joven por los aires, llevándola a aterrizar del lado opuesto de la barra, donde los comensales seguían bebiendo sin prestar mucha atención a la escena—. Si Annette llega a enterarse de esto, tú estás muerta —la señaló con un dedo acusador, tan serio como él podía llegar a encontrarse—. Y si no te largas en tres segundos... te destierro para siempre de mi barra. Tres... —Tú no puedes desterrarme. —Dos... —¿Por qué te pones de su parte? —Uno... —¡BIEN! —tomó sus bandejas, y desapareció, como si un remolino le hubiera salido al paso. —Es triste aceptarlo... pero puede que algún día me lleve a perder la paciencia —Méd se dirigió a Lala, soltando un bufido de cansancio. Luego de dedicar una pequeña sonrisa a la bailarina, volvió a su tarea, entregando vasos llenos, recibiendo los vacíos... y fingiendo escuchar a uno que otro distinguido caballero que tuviera alguna historia para compartir.
Teva se había perdido tras las cortinas, avanzando con tales pasos que el suelo parecía estremecerse bajo sus pies. Llegando a la puerta que abría el paso a los dominios de Annette, divisó a los acompañantes de la Roca. Contrariada, intentó inspirar profundamente, para que la frustración se extinguiese mucho antes que alguien tuviera tiempo de reparar en ella. Guardó silencio cuando llegó junto a ellos, intentando comprender qué los detenía fuera del cuarto.
2015
Indiferente a la irritación del fotógrafo, Moncef sonrió encantador. —Jamás alcanzaría la mitad del talento que ustedes tienen —se encogió de hombros, observando la habitación como si fuera la primera vez que se encontraba en ella—. Solo daba un paseo y... el punto es otro. Resulta que el jefe ya ha recibido segundas sugerencias. Creo que deberíamos tener una conversación de negocios. Tú y yo. Más tarde, claro, cuando acaben su extraña sesión fotográfica. —Ya ha terminado —Atajó Katia, que aprovechando la conversación con que el periodista entretenía a Logan, había conseguido escabullirse hasta la ventana donde Casals se localizaba. Le quitó el cigarrillo de las manos, lo apagó contra el alféizar de la ventana y luego lo dejó caer por la misma a toda velocidad. ¿Quién había dicho nada de humo? Se volvió a Moncef—. ¿De qué va ese asunto? Pero él, todavía dispuesto a extender el misterio cuanto le fuera posible, se limitó a levantar las cejas. —Lo siento, Alessandri. Es información clasificada.
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Post by ev7e on Feb 23, 2013 19:07:07 GMT -3
((La venganza no viene con resumen.))
1890
El hombre al fin pudo descansar los músculos tensos que traía desde que se enteró de la visita especial aquella noche y se sintió con más confianza pues a pesar de que afuera tenía testigos, aquel cuarto era su territorio y podría lanzar algunas cosas por su cabeza solo en el caso extremo de que algo saliese mal. -Bien…si es lo que deseas- empezó mientras respiraba hondo y repasaba mentalmente la larga lista de quejas que él mismo había clasificado según gravedad y algunas de las cuales venían directamente de la boca de sus empleados- Más de una vez tus muchachos han venido a mi local, han alborotado a mis bailarinas, han vaciado el bar y como no querían pagar por todo su horroroso desastre terminaron destruyendo varias de las mesas. Lo único que pudo detenerlos fueron los golpes de los meseros e incluso el barman tuvo que lanzarles algunos botellazos en la cabeza para sacarlos de aquí. No me sorprendería si alguna vez te dijeron que tuvieron un enfrentamiento callejero con los del otro bando- aquí se permitió una sonrisa fría con los ojos brillando por algún secreto que conocía, después de todo, en el Molino Rojo había cada gente… - Además, y te lo digo para que tú les des una advertencia, estoy harta de que cada cuatro meses tenga que decirle adiós a alguna de las bailarinas y una que otra mesera porque su estado de embarazo es demasiado notorio- su voz cambió a un tono más grave y casi al de un padre herido – Esas pobres muchachas necesitan apoyo y es desagradable darles la noticia de que aquí no es un lugar apropiado para ellas en el estado en que se encuentran. Y te lo advierto, LeCounce, una sola más que me salga con la barriga hinchada por culpa de tus mocosos y los mando derechitos a que los casen en la iglesia del Montmartre y tú serás el abuelo postizo que verá porque no les falte absolutamente nada, pues, y valgan verdades, si no fueses tú quien está detrás de este local, ellos no tendrían NINGUN motivo para venir y echarlo abajo en una sola noche y todo sin dejar una sola moneda. Balthasar respiró todo lo que pudo ya que una explicación tan larga lo había dejado sin aliento y todavía le faltaba hacer una última queja acompañada de una petición de último minuto que podría gustarle a su acompañante. -Por otro lado, necesitaré una remodelación. Pienso llevar un nuevo rumbo que podría interesarte, hace un rato me pedias cambiar el ambiente que se vive aquí justo encima de nuestras cabezas- señaló el techo donde, si se quedaban en completo silencio, se escuchaban los zapateos de algunas bailarinas y los gritos pidiendo más cervezas.
Matt se mordió el labio cuando los últimos hielos empezaron a derretirse y el tobillo de Daglia seguía tan hinchado como antes. -Vamos- le dijo mientras la tomaba entre sus brazos y la levantaba con facilidad de la mesa para emprender el camino hacia el camerino de las bailarinas- mejor que estés en un lugar cómodo hasta que Annette pueda llamar a alguno de sus amigos, ya sabes…de esos que saben curar estas cosas- agregó mientras la sentaba en la silla más próxima y luego corría a ingeniárselas con otra mesa para que pudiera ser un lugar confortable, casi como una cama llena de plumas multicolores y telas esponjosas para que solo sea el tobillo lastimado y no también la columna. -Lamento no poder hacer más- se disculpó ahora mientras la ayudaba a echarse en su apurado invento, aunque no pudo evitar cierto nerviosismo al verse envuelto en una situación ligeramente más extraña de lo normal por lo menos para él. -Espero que no te disguste esperar un poco hasta que tengas más compañía…se supone que debería estar arriba. Le prometí a Teva que la ayudaría si fuera necesario y me temo que en toda la noche no le he dedicado el tiempo suficiente.
La pelirroja se perdió nuevamente entre las cortinas rojas, había estado hecha una furia por alrededor de 10 segundos hasta que decidió regresar corriendo al inicio, pero cuando llegó, solo vio la colilla del cigarro en el piso. Se maldijo mil veces por ser tan estúpida, pero lo maldijo a él tres mil veces más simplemente porque él tenía la culpa de ser quien era. Logró ubicarse en la que era, probablemente, la única mesa vacía y estiró el brazo para robar de la bandeja más cercana lo que reconoció como uno de los pocos tragos inventados que Méderic podía vender en la noche para algún valiente. Solo cuando botó con coloridas blasfemias a un par de borrachos, que bien podrían haber querido llevársela a un lugar privado o tal vez solo quisieron tomar las dos sillas vacías para una mesa con otros amigos (que era lo más seguro al ver sus caras de triste consternación), pudo tomar un sorbo de aquel descolorido liquido de aroma dulzón. Primero lo sintió bajar por su garganta tan suave y delicioso como uno de esos dulces caros de las tiendas y justo cuando pensaba que no tenía alcohol o que el barman la había decepcionado por primera vez, sintió algo así como fuego cosquilleando en su garganta dándole lo que sería la más placentera situación de esa noche. Se dio el lujo de alejar de su mesa a un hombre de aspecto interesado, luego de darle un vistazo a la principal recordó que ya no había nadie a quien impresionar y por lo tanto podía empezar a divertirse a su manera. Y esa manera se le acaba de aparecer justo frente a sus ojos, cuando veía la cara irritada de Teva y luego a una ceñuda Lala, esperó ver una verdadera pelea en la que tal vez pudiera intervenir y desahogar sus propios asuntos, pero cuando vio el giro que Méderic le daba a las cosas no le quedó de otra que esperar que la miniatura de mesera se alejara para ella poder caminar tranquila hacia el bar y treparse en la mesa, al igual que su compañera. -¿Qué le hiciste a la enana?-preguntó mientras la daba otro sorbo a su bebida- Desde mi lugar pude ver su cara y por la tuya, pensé que no tardarían ambas de transformarse en animales salvajes peleando. ¿O acaso era por mi querido amigo?- se le ocurrió de pronto estirando los brazos y atrapando al barman entre ellos- De seguro se peleaban por ti, precioso- le guiñó un ojo antes de dejarlo libre- Por cierto, esto- señaló su trago- esto es una maravilla.
2015
Benjamin Blanc esbozó una pequeña sonrisa mientras pensaba rápidamente en como trabajaría con Nana. -Justo hoy uno de los reporteros ha venido con una propuesta interesante para la revista- le comentó, ordenando las ideas- Creo que nos pondrá de cabeza a todos, pero al mismo tiempo pienso que podría facilitarle a usted el trabajo de investigación dentro del local. Lo primero, tengo que hablar con él para aclarar su forma de trabajo para poder darle mejores indicaciones a usted. Sin embargo, debo advertirle que las cosas aquí dentro son un poco locas (y me refiero a la gente), no debería decirlo, pero le será de gran ayuda si empieza tratando con la secretaria o los reporteros, ellos podrían darle consejo para buenas relaciones con el grupo de psicópatas-bromeó- Lo que le pido, aparte de lo dicho antes con el oficial LeCounce, es tener cierta discreción cuando quiera averiguar algunas cosas…No estoy el ciento por ciento seguro, pero creo que hay un infiltrado dentro de esta revista. Las cosas últimamente han estado algo…bueno, más extrañas de lo usual.- se levantó y le acompañó a la puerta para despedirla- La espero mañana a las 9am- agregó.
Se quedó parada, presenciando el ridículo espectáculo que Alessandri y Delastair armaban para ellos dos, en realidad solo para ella porque como pudo notar, Casals se apartó nuevamente del grupo para irse a fumar junto a la ventana. Deseaba poder hacer lo mismo y acabar de una vez con una escena humillante en donde Katia era la estrella y la rodeaban con flashes mientras quien se suponía era la modelo quedaba relegada en la esquina oscura. Una pequeña y apagada sonrisa se dibujo en sus labios y no supo si era impulsada por la droga que atrofiaba su cerebro o tal vez, por primera vez, Logan habia dado con el clavo para hacerla sufrir. Solo fue consciente de que no habia vuelta atrás cuando el delicado vestido de encajes se rasgo mientras terminaba de quitárselo para quedar solo en ropa interior. -Que penita, se arruinó- espetó Mia mientras le lanzaba el vestido a Logan y los tacones a Katia- Yo me largo de aquí para que ustedes dos sigan con sus jueguitos y Moncef, ten cuidado con esas bestias- terminó para salir lo mas dignamente que pudo de aquel amplio salón, solo tuvo que fingir que modelaba trajes de baño.
Frank mostró la mejor de sus sonrisas de tiburón y rodeo la mesa roja para poner cierta distancia de la secretaria y él, solo por si las dudas. -No lo hubiese atendido si tú hubieses estado aquí para hacerlo- le aclaró creyendo ver una sombra en el elevador que desaparecía por un lado- Baje hace unos segundos porque necesitaba la edición pasada de la revista y cuando llegué el teléfono estaba sonando, te busqué pero no estabas y luego oí a Blanc en la línea…lo siento, fue un atrevimiento de mi parte- se disculpó lo más sinceramente que pudo- Él dijo que estaba por terminar su reunión y que necesitaba que les brindes los horarios en la oficina cuando salgan, ya sabes que él tiene todo su horario enredado. Por favor, no hagas que me despidan- agregó casi en broma pero la sonrisa se le borró cuando vio a una pelirroja semidesnuda subir los escalones hasta ellos dos-¿ y a ti que te pasó? Mia no le respondió, siquiera los miró. Solo se sentó en uno de los muebles frente a la mesa roja y tomó la revista más cercana para cubrir su maquillado rostro y empezar a blasfemar entre dientes contra todos los que habia dejado atrás. Frank se encogió de hombros y se volvió hacia Rachel, haciendo de cuenta que la modelo era solo una aparición fantasmagórica que no requería atención. Pero sintió el celular vibrar en su bolsillo. -Mmm…creo que dejaremos tus dudas para más tarde- dijo para luego bajar un poco la voz- te dejo en buena compañía- le guiñó un ojo haciendo referencia a la cabeza enrulada que sobresalía detrás antes de desviar los ojos a la pantalla del teléfono. -Muy buenos días oficial LeCounce- contestó con ironía cuando estuvo lo suficientemente lejos de las dos mujeres y muy cerca de su oficina de trabajo convenientemente en una esquina del edificio.
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Post by bachi on Feb 25, 2013 1:24:03 GMT -3
((Pero sí viene con dislexia (?) ))
1890 En cuanto Balthasar soltó las primeras palabras, Pierre supo que se le venía una catarata incontenible de quejas. Todo iba relativamente bien (si a eso se le podía llamar relativo) hasta que mencionó a la competencia. Llegados a este punto LeCounce suspiró y se restregó los ojos con una mano paciente. Y allí no terminaba todo... Para cuando Balthasar, Annette y el Diablo llegaron a la parte del embarazo repentino de varias meseras, Pierre no dio crédito a sus oídos. Lentas, sus cejas viejas, pobladas y algo canosas, se arquearon en una expresión de irresoluta incredulidad. Aguarden. Y allí no terminaba todo. Pierre lanzó una carcajada limpia cuando propuso casar a alguno de sus muchachos y casi se atragantó cuando Balthasar pasó al tema de la remodelación. Y cuando parecía que al fin, por fin y en fin todo iba a terminar, el drag queen de nuevo tuvo una última palabra que arreglar. —Que me aspen... —murmuró mientras se acariciaba la barbilla, intentando retener en la memoria las partes importantes del discurso que le habían soltado—. A ver si entendí bien: En resumen, tu problema son mis muchachos —Se rió antes de apoyar parsimoniosamente las manos sobre el escritorio y entrelazar los dedos. Más tarde se daría cuenta que tenía las manos llena de purpurina—... Y, Balthasar, por más que te duela siento tener que decirte que mis muchachos son parte del paquete. Mon Dieu! ¿En serio te sorprende que hayan tenido algún encontronazo en las calles, mis calles con esos fils de pute? —Su rostro seguía sorprendido, su tono era escéptico, pero si Balthasar lo conocía tan bien como Pierre sabía, captaría la indirecta—. Querido viejo, viejo amigo mío... Esas calles son sangre hoy en día. Y yo tengo que cuidar lo mío y lo de los míos. Me sorprende, Balthasar, de verdad me sorprende que te sorprenda encontrar que muchas de esas veces yo mismo di esas órdenes. ¿Entre quiénes estamos hablando? —Se rió de verdad y se echó hacia atrás, divertido—. No son simples riñas de gatos de calle, Balthie, lo saabes. Y en cuanto a tus chicas... ¡Qué quieres que haga! Son hombres. Ellas mujeres. Yo no me puedo ir haciendo cargo de cada crío circundante de por ahí. Ya son graandes. Ya somos grandes, Chevalier. ¿Cuántos de los que vienen aquí crees que no están casados? Una cosa es ingenuidad y otra... —Le asomó una dulce sonrisa de tiburón y decidió no completar la oración—... Sabes que si yo no fuera dueño de este lugar, vendrían otros con sus propios muchachos y sería igual. Pero no me gustaría escuchar de nuevo que eso es lo que sugieres. Llegados a este punto de la reunión, Pierre ya sabía que detrás de la puerta estaban Charlie y Ruso esperando a pasar. Segundos más tarde escuchó los pasitos pequeños de Teva y se llevó las manos a los bolsillos para sacar una billetera.
Lo habían escuchado todo y a medida él seguía (en su caso particular) escuchando, el malhumor se iba convirtiendo en una especie de molestia punzante. Charlie acribilló con saña el cigarrillo ya finiquitado contra la pared y en ese momento escuchó llegar a Teva. Le echó una rápida mirada y se volvió de nuevo a la puerta que tenían tanto él como el Ruso en frente. La mesera por sí sola podría sacar las conclusiones que deseaba al mirarles la cara. El ceño fruncido de Durand, en especial, era una clara advertencia de poca paciencia y escasa amabilidad. —Pasen muchachos —escuchó al jefe invitarlos desde adentro y Charlie no esperó. Con poca gratitud y mucha soltura abrió la puerta. Si al principio de la noche se podría haber acordado de sus modales de caballero, a esa altura de la jornada ya no quedaba ningún rastro. Mujer o no, Teva tendría que pasar después. —Balthasar estaba por contarnos lo nuevo que tenía planeado para Molino. ¿Algunos planes tal vez? ¿Bosquejos? —Pierre charlaba tranquilo, como si nada.
Lala iba a responder, casi, estaba por descargar sus quejas sobre Teva en los oídos de Médéric cuando éste se le escapó y en su lugar, y para su sorpresa, apareció Cyrille. Su pregunta le habría hecho reír si no hubiera tenido el "simpático" apodo de por medio. La bailarina hizo una mueca y evitó contestar, mientras jugaba algo contrariada con un par de vasos vacíos que atraía hacia atrás de la barra. —Yo todavía no probé su famosísimo trago especial —soltó de repente, dándoles la espalda y cambiando el tema radicalmente. Cuando se dio media vuelta de nuevo, los vasos ya limpios, sonreía otra vez. Avanzó hasta Méd y su amiga y les dio un beso sonoro a cada uno en la mejilla—. Por cieeerto... —Se quedó mirando a la pelirroja con ojo de halcón y una sonrisa divertida— ¿Qué es esto? No esperaba verte tan temprano en la noche. ¿Será que tu caballero ambulante jugó, pagó y se fue?
2015 —Muy buenos días a tu madre, que en paz descanse, Delatore —La respuesta no fue exactamente cortante, pero había un dejo de advertencia en ella mezclada con la broma. Mathieu no tenía ganas de jugar al policía y al ladrón. Nunca tenía ganas—. Y si todavía no descansa en paz, porque ciertamente no lo sé, eso tiene remedio —Suspiró. El espejo del lavado le devolvió el reflejo de su rostro y se mojó la cara un par de veces con la mano libre, paciente—. Tengo un par de preguntas para hacerte, la primera es la obvia, ya te harás una idea: ¿Qué haces aquí? Las que siguen no son ni tan obvias ni tan agradables, así que te daré tiempo para pensar posibles respuestas antes que te las formule. A no ser que quieras darme algunas explicaciones. Caminó hacia los papeles descartables y se secó la cara. Cambió el celular de mano y miró ansioso a la puerta del baño vacío. La luz zumbaba.
"Conversación de negocios" no era exactamente una palabra que sonara agradable dentro del repertorio de palabras que Logan tenía en la cabeza, pero Moncef llegó a captar su atención. Todo ese misterio con el que hablaba le producía curiosidad y como niño de cinco años, perdió interés en el cigarrillo de Casals inmediatamente. Se cruzó de brazos mirando con desconfianza al reportero. —Muy bien, ya escuchaste a Katia. La sesión terminó de momento. ¿De qué va todo este compañerismo tan repentino, Périer? —Había seguido por el rabillo del ojo los movimientos precisos y exactos de Katia hasta que el nudo en la garganta se le deshizo al ver el cigarrillo desaparecer mágicamente y relajó los músculos. Definitivamente le regalaría una caja de chocolates enormes a esa mujer... Hasta que el sonido de una tela (No cualquier tela, no cualquier tela rugía la mente del fotógrafo mientras se daba vuelta) romperse, delicadamente rasgándose las fibras del algón, poliester o lo que mierda tuviera ese vestido; le llegó a los oídos. Cuando atajó el vestido, lo que quedaba de él, en el aire, Logan sonrió. Muy lentamente se rascó la barbilla mientras miraba el lugar por el que había desaparecido Mia y suspiró. —La mataré —soltó mientras ladeaba la cabeza y parpadeaba—. Mataré a esa perra drogadicta después... o antes (quién sabe) de nuestra reunión, Moncef —Con la calma que antecede a un huracán, el fotógrafo empezó a doblar el vestido. Todavía no quitaba la vista del lugar por donde había desaparecido la ropa interior de encaje de la modelo.
Rachel observó a Frank con los brazos cruzados. —No vuelvas a atender el teléfono. O lo atiendo yo o déjalo sonar —Por alguna razón en particular, estaba irritada, como si la llamada anterior la hubiese descontextualizado. Se sentó rápidamente y se deslizó en la silla hasta los horarios que Blanc le había pedido. Iría en persona a disculparse y a llevárselos... Y a comentarle de la llamada, claro. Rachel se mordió el labio y se detuvo. ¿O no le contaba? ¿En qué andaba metido el jefe? Pero si no le avisaba, lo podía poner en peligro... No, definitivamente le avisaría. En ese preciso momento se volvió a mirar por el lugar donde Moncef había desaparecido, preguntándose si debía esperar a hablar de nuevo con él o... O Mia en ropa interior leyendo tranquilamente una revista. No necesitó preguntar para saber qué había pasado. La secretaria se acomodó el cabello detrás de una oreja y la miró, parpadeando seguido. Casi ni escuchó a Frank cuando se fue y lo saludó con una mano. —Mia —dijo al fin, juntando las fuerzas por no enloquecer o reírse. O ambas cosas—. No puedes estar en ropa interior aquí.
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Post by Milly on Feb 27, 2013 4:08:46 GMT -3
1890
La llegada de otro de sus ángeles le hizo olvidar rápidamente la tentativa problemática iniciada por Teva. Méd detestaba por sobre todas las cosas mostrarse molesto, sin embargo entendía que existían ocasiones donde era necesario -más bien imprescindible- mostrarse firme. Se separó de Cyrille con una sonrisa amplia, depositando un fugaz beso en la punta de su nariz como muestra de agradecimiento al halago dirigido a su creación... solo para recibir momentos después el de Lala en su afeitada mejilla. Acababa de resolverse a convidar a cada una de ellas un vaso del mismo brebaje que había confiado a Teva, en pago a sus siempre bienvenidos mimos, cuando lo frenó la pregunta de la joven Odair. A su mesa de bar llegaban todo tipo de comentarios y rumores, así que difícilmente algo se le escapaba. —¿Jugando todavía con fuego? —reprochó a la joven Angie. Sabía exactamente de quién hablaban, cosa que dejó muy clara con el reprobatorio movimiento de cabeza entonces efectuado—. Ese sujeto no me da buena espina, Cyrille.
2015
Agradeció la recomendación de Mia con una ligera y caballerosa inclinación, ya lamentándose internamente por no contar con la posibilidad de acompañar a la modelo y ayudarla a buscar algo nuevo con lo que vestirse... o desvestirse. Aunque tuviera sus manías, el profesionalismo era el estandarte que encabezaba su lista de prioridades. —Cuando sea que la mates, procura que no se note daño físico. Sería una pena maltratar algo tan soberbio —Suspiró—. Y mientras te decides estaré esperando en mi oficina. Nos vemos, Alessandri. Cassals —Depositó un ligero beso sobre la mano de la primera y se despidió con un gesto del segundo antes de volver a trazar el camino de ascenso hacia el hall.
Katia no había reaccionado a la galante despedida del periodista. Todavía pálida de espanto y con los zapatos de Mia entre las manos, se aproximó a Logan para comprobar el estado del vestido que doblaba con presteza. —Que sufra —musitó, medio atragantada por la falta de aliento que tal osadía había producido. Como si se hubiera tratado de un muerto, paseó su índice por encima de la delicada tela con una caricia llena de afecto. Hasta se había olvidado de la indignación de saber que Moncef no deseaba considerarla en sus famosos negocios—. La muerte es mucho más de lo que se merece. Tiene que sufrir hasta el último de su días. Fijó por un momento su mirada en la misma dirección que Delastair, pero luego se volvió a su puesto de maquilladora. El trance iba a durar un par de minutos más. Y cuando terminase... lo mejor sería que nadie estuviera cerca.
Llegó al final de los escalones con el tiempo justo para ver a Frank desaparecer. Pero antes de celebrar su retirada de la escena se detuvo, pues acababa de descubrir hacia dónde había decidido escapar la pelirroja modelo. Quiso gruñir. Pero no lo hizo. Siempre había un plan B. —Acabas de desatar una tormenta allá abajo —Señaló con un pulgar hacia las escaleras que dejaba atrás, sonriendo a la modelo detrás de la revista cuando estuvo junto a ella y la secretaria. Exhibía un buen humor que parecía genuino cuando, con todo disimulo, consiguió situarse estratégicamente cerca del oído de Rachel. —Pasaré por ti acabado tu turno —Susurró. Se irguió. Dio media vuelta... y ya nada había pasado. Iba a descubrir hasta el último de los detalles para luego decidir lo que hacer. Antes de perderse nuevamente en dirección a su despacho, volvió a contemplar a Mia—. Si al final Delastair decide matarte primero, recuérdale que luego que debe ir a verme.
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Post by ev7e on Feb 27, 2013 21:43:08 GMT -3
1890
Estuvo a punto de defender cada uno de sus puntos, si es que lograba recordarlos, cuando viò bajo la puerta de madera dos sombras inmòviles y luego una sombrita que reconociò como Teva. Imposible que sea de alguien màs. Respirò hondo para calmar los nervios y luego observò, con desagrado, los modales de los hombre de LeCounce al dejar atràs a la joven mesera. -Tengo una idea- comenzò Balthasar y con un gesto ya practicado antes le indicó a Teva, en secreto, que no tenia problema alguno si escuchaba esa conversaciòn en particular- de cambiar el rumbo que ha tomado el Molino Rojo. Estoy harto de la gente que viene aqui. Los borrachos, los trabajadores de fabricas...solo vienen a hacer desastres y ensuciar el piso con su porquería. Los ojos le brillaron, como si ante él apareciera de pronto un mundo diferente, algo que anhelaba con todo su ser. -Quiero que Molino Rojo se transforme en un salòn de baile- propuso clavando los ojos en la Roca- Solo la gente màs exclusiva vendrìa a visitarnos, una excusa para tener fiesta todas las noches. Piénsalo, hombres y mujeres viviendo la magia de la noche. Obras de teatro representadas por mi gente, seria un público diferente, claro. Tal vez familias vendrian aqui, pero serian familias con cierto estatus. Claro que...-aqui miro a la mesera- necesitaria gente nueva sobre el escenario.
Ahora el gesto alegre se le borroneò de la cara a Cyrille. -Ya no tienen que precuparse- sentenciò antes de terminarse de golpe el trago que tenia en las manos- Jugó, no pagó y sigue aqui. La pelirroja bajo de la barra y dio pequeños pasos delante del estante de licores, mirando (porque no sabia leer) las etiquetas coloridas de las botellas hasta dar con un frasco relleno de manì. Cogió un puñado y empezó a comer de uno en uno con toda la paciencia del mundo mientras iba contando lo sucedido detrás del escenario. -Pense que serìa diferente- agregó al final- Me tome la molestia de ir a buscarlo, dejarle en claro que me tiene a sus pies...-se volviò hacia Mèderic casi histèrica- ¿Acaso no fui muy obvia ahi arriba? Una persona normal aprovecharìa la oportunidad ¿Cierto? ¡Se que tú lo harias!... oh, largo de aqui, degenerado- se quejó lanzàndole a la cara lo que le quedaba de mani a un hombre demasiado ebrio como para reclamarle.
2015
Mia siguió oculta bajo su revista hasta que escuchó los pasos de Frank alejarse, solo entonces levanto la cara enrojecida de còlera y mirò a Rachel de pies a cabeza, evaluándola hasta decidir que solo por aquel momento era la ùnica persona en todo el edificio que le agradaba. -De alguna forma, todos estamos aqui en ropa interior- reflexionò pero luego pareció arrepentirse de aquel pensamiento tan tonto- No puedo regresar hasta que ellos salgan. Mi ropa esta en los vestidores y dudo que Logan la deje entera...rompì el vestido ùnico de Dolce & Gabbana- explicó antes de que Moncef apareciera por la puerta. Sonriò abiertamente cuando él señalò los daños causados el otro lado y cuando él volvia a irse, ella ya tenia encima el saco de cuero de Frank Delatore que le llegaba justo a media rodilla. -Bueno...supongo que asi lo disimulare.
-Mi madre te manda saludos- le siguió Frank alzando la voz lo suficiente para que LeCounce dejase de hablar cosas que a él no le importaban- Bien, primero. ¿Què hago aqui? Yo trabajo aqui. No eres el ùnico con doble vida- le espetó mientras sacaba de una cajon de escritorio un estuche de aseo y se ponia a rebuscar dentro hasta dar con una barra de jabón- Y ya tengo una idea de tu pequeña reunión con Blanc, quiere remover todo desde abajo ¿eh?- presionó la llave por ambos lados sobre la barra- Eso nos mete en un serio problema, en especial a usted, señor oficial. Listo. Tenia la forma, ahora debia devolverle la llave a Blanc e ingeniàrselas para que Rachel no llegara antes.
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Post by bachi on Feb 27, 2013 23:45:41 GMT -3
1890 Charlie no esperó. Buscó una silla con una vaga mirada que echó a la habitación, pero en cuanto vio el exceso de plumas y brillos, desistió. A ver si todavía se contagiaba. Con una mueca clara de irritación, se restregó los ojos en un movimiento paciente y se apoyó contra la pared. Contuvo las ganas de encender otro cigarrillo porque sabía que el pequeño despacho se llenaría de humo en menos de cinco segundos y la idea seguramente al jefe mucho no le gustaría. El resto de la charla se la perdió. Estaba demasiado ocupado odiando a aquel tipo que se vestía de mujer y a la maldita diminuta salita como para poder concentrarse. El que sí presto profunda atención a la conversación, muy en cambio, fue Pierre. En cuanto Balthasar expresó sus ideas, tranquilo esperó a que Teva le sirviera algo refrescante mientras se aclaró la garganta para hablar. —Ya veo... —comenzó, pensativo— Estamos hablando de grandes cambios entonces, Balthasar —Pierre se rascó la barbilla—. Y grandes cambios implican gigantes inversiones. Sé lo que quieres, se nota. Se huele. Y creo... —Enarcó las cejas— Creo que podría ser. Es decir, tengo amigos que pagarían tranquilamente por una noche en un lugar así, pero el principal problema es el presupuesto —Sonrió por la obviedad—. Tengo un par de contactos con una constructora, algunos llamaditos por la decoración... Pero, ¿sabes que eso significa que Molino debería estar cerrado un tiempo para las remodelaciones? ¿Tienes alguna idea brillante para no perder mi dinero mientras tanto? ¿O en realidad ya tenías algo bajo la manga? Vestido, lo que sea...
Lala, ya sentada de nuevo en la barra, se detuvo de repartir sonrisitas tontas solo un momento para hacer una mueca y mirar a su amiga. A continuación su sentido de la responsabilidad le hizo dar media vueltita todavía sentada y así quedó frente a Cyrille. Tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados. —Cariño, escucha —dijo con hastío—, por décima vez: Ese es casualmente es tu problema —Soltó una carcajada cuando Angie arrojó maní por los aires, pero en seguida se contuvo para mantener la seriedad— Méd tiene razón. Todos te lo dijimos pero como no escuchas, por lo menos intenta ser inteligente. Si te pones facilona, el sujeto lo va a saber. De hecho, lo sabe ¡Querida! —Rugió y golpeó con un puño la barra. Detrás, varios hombres lo festejaron y ella guiñó un ojo, coqueta, antes de volverse—, la que tiene que indirectamente mandar, eres tu. ¡Controlalo! ¿Qué tanto hacerse rogar? Ignóralo una semana, vete con alguien más y verás como vuelve como perro herido. Ay Angie... Tienes que ponerte más firme. ¡Que te ruege él! Y sino... pues merde, es un idiota. ¿Tan equivocada estoy muchachos? —Se volvió de nuevo a su "público" y una horda de carcajadas estuvieron de acuerdo con la bailarina—. Ahí lo tienes. Méd siempre dice que no hay nada más sincero que un borracho.
2015 —A mí no me mete en ningún tipo de problema. Ya no. A veces la voz de Frank y su poca prudencia lograban finalmente romper su paciencia. —En cuanto a la doble vida, no sé a qué te refieres con eso —Sonrió a secas. Haría el papel del idiota un par de días más—. Sé que trabajas aquí, no seas idiota, por eso te llamo, y volviendo al tema, sí —No le gustaba tener que darle la razón—. Blanc quiere investigar y analizar y... igual no importa. Primero no encuentra la llave, y segundo, en realidad no importa, Frank, ¿qué podrí...? ¿Frank? —Desde allí le llegaba el sonido apurado de cajones y cierres. Revolvía cosas o buscaba algo y justo en ese momento. El hombre dio media vuelta por el baño y miró el reloj, suspirando, se le estaba haciendo tarde y debía zanjar eso ya. Ahora. Sí, era cierto que el material ahí removía cosas del pasado de su familia, que durante tanto tiempo había luchado por borrar ese pequeño historial; pero eso no quería decir que el escándolo lo estuviera esperando al otro lado de la esquina... O eso esperaba Mathieu. A ciencia cierta no lo sabía, y el simple hecho de que ahora Nana estaría en medio de todo aquello, terminaba con sus nervios. Una alocada y fugaz idea se cruzó por su mente pragmática. —Tu tienes la puta llave. ¿Por qué sonaba tan tranquilo sino? Y a Mathieu le dieron ganas de meter la cabeza en un inodoro.
La tranquilidad con la que Mia parecía decir todo aquello la horrorizó, pero por fuera se mantuvo tan inmóvil como al principio. No iba a mentir: Mia no le agradaba. Podía ser cruel, podía ser una imbécil y, al fin y al cabo, una zorra. Pero en ese momento, tal vez por toda lo sucedido en la mañana, no pudo decir nada sarcástico, ni siquiera remover la mugre. En cambio, Rachel tomó la carpeta de horarios y salió de atrás del escritorio... Justo cuando Moncef entraba de nuevo en escena. No dijo nada cuando escuchó la voz de él convertida en un susurro rápido y preciso. La secretaria siguió su camino hacia la máquina de café como si nada y presionó el botón del un capuccino. Se abstuvo de mirar nerviosa al reloj, pero sabía que en un par de horas tendría el descanso del almuerzo. —No deberías haber destrozado ese vestido. Sabes que ninguno pertenece a la revista y Blanc tendrá que pagar una fortuna por él —Rachel sopló el vapor caliente y le pasó el vasito a la modelo. Sus ojos la miraban con reproche y su voz tenía un dejo tajante, pero había una tregua visible debajo de su frialdad—. Cuando vuelva de la oficina de Benjamin, buscaré tu ropa —Partió rumbo al despacho del director y se detuvo por un instante—. Y tómate el capuccino, es descafeinado. No tendrás que vomitarlo más tarde —Con una sonrisa casi cómplice, desapareció por el otro pasillito. Desde ahí escuchaba la voz del jefe.
—Y la tendrá, corazón. Oh sí que la tendrá. Yo me encargaré personalmente. La sugerencia de Katia trajo a Logan al cruel instante de vida en el que estaba participando. Tuvo poder sobre sí y dejó que la maquillista se encargara de los zapatos, él mismo en persona le presentaría el cadáver al juez Benjamin y levantaría cargos contra aquella bestia del mercado de belleza. Ya. En ese preciso instante. El fotógrafo solo se volvió a Albert antes de fugarse en una caminata de furia contenida hacia la oficina de Blanc. —Que vuelvan a salir todas las modelos. Si esas mocosas frígidas no están modelando para cuando yo esté de vuelta, les dibujaré celulitis en sus traseros de esqueleto... Una por una. Confío en su criterio, dejo mi trabajo en buenas manos —Entrecerró los ojos cuando se volvió al aludido y a la maquillista—. Ahora si me disculpan, voy a llevar esto a la morgue... y a Mia al matadero. Benjamin Blanc. Si Logan no lo veía llorar frente al vestido muerto que tenía entre las manos, tendría que matar a otro más.
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Post by Milly on Mar 4, 2013 20:53:42 GMT -3
1890
La descortesía con que uno de los hombres de La Roca se dispuso a dejarla atrás no contribuiría a sus soberanos esfuerzos por mejorar el estado anímico que carcomía la jovialidad de sus expresiones. Pero bastó observar el disimulado gesto de Balthasar para envalentonarse e ingresar con la dignidad propia de una bailarina de ballet. Mirada y bandeja en alto avanzó hasta donde su jefe y el de los otros sujetos tomaban asiento, frente a frente, manteniendo una charla que se notaba delicada. Su curiosidad se haría cargo de disolver los últimos resquicios de molestia cuando los alcanzó. Pero no se molestó en esbozar nuevas sonrisas ni expresión alguna en tanto acercaba a los grandes hombres las preparaciones de Médéric que todavía se conservaban frescas; sabía que la concentración era demasiada como para que alguien además de Annette reparase en su existencia. Y como terminó de disponer ante ellos un nuevo saldo de quesos, aceitunas y otros aperitivos, dio un paso atrás para captar todo lo posible de la conversación, accediendo a la autorización implícita del drag queen. Cuando la mirada de jefe y empleada volvieron a cruzarse, la impresión petrificaría el escuálido cuerpo de la joven. ¿Había entendido bien? No. Probablemente había oído lo que deseaba oír. Así era siempre, de todas formas. Pero se preparó a aclarar ese detalle, o estuvo dispuesta a hacerlo... hasta que oyó lo del posible cierre. ¿Cómo iba a sobrevivir sin un trabajo por un tiempo? El dinero de Pierre no era el único que se perdería. Sintió que el alma se le caía a los pies. Jamás había considerado que algo resultase más estable que el Molino Rojo. ¿Qué le quedaría ahora?
—Sí, es lo que yo digo. Dio por un momento la espalda a las bailarinas para preparar una corrida de whisky que se apresuró a repartir entre todos los alegres clientes que abarrotaban la barra. Sonrió. 'Hacer feliz a un borracho es sencillo' era otra de sus cantaletas habituales. Y aún sabiendo que se trataba de una felicidad artificial, se sentía contento en medio de aquel ambiente de jolgorio. —Podrías intentar irte con ese amigo que tiene —sugirió al regresar con las aplaudidas damas. Pero la expresión sombría de sus facciones dejaba muy claro que seguía reprobando cualquier cosa que tuviera que ver con los hombres de LeCounce—. Apuesto a que eso lo pone como loco. Pero, si consideran la opinión de este humilde servidor... —Ofreció un disimulado pero poderoso empujoncito a uno de los clientes que pretendía subirse a la barra para ir a la caza de las botellas que se guardaban al fondo de la barra como el tesoro mejor conservado. La borrachera del sujeto hizo el resto, dejándolo otra vez sentado en su puesto—. Estrellas como ustedes no valen la pena de nadie en todo este lugar. Harían bien en dedicarse a divertirse y rompernos el corazón... que nadie sabe hacerlo mejor que ustedes.
2015
No se hubiera atrevido a poner en duda una sola de las sentencias de Logan. En aquel momento se encontraban unidos por un mismo sentimiento, la misma furia sometida al frío. Sabía que sería capaz de todo para hallar algo de consuelo. Así que sin esperar una nueva palabra, depositó los zapatos sobre su mesa de trabajo, con cuidado y cariño, como si se tratasen de un par de niños que acababan de ser rescatados del más horrible de los incendios. Y observándolos, acariciándolos con suma delicadeza, aguardó a que Casals llamase nuevamente a las modelos.
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Post by ev7e on Mar 6, 2013 21:04:51 GMT -3
1890
Annette sonrió abiertamente, tanto por notar la incomodidad del tal Charlie como por las suposiciones de Piere. Claro que tenía una carta bajo la manga, tenía que afinar unos últimos detalles de una conversación llena de planes y sueños frustrados que solia tener con un amigo cercano. Pero estaba seguro, si LeCounce accedía, que todo saldría bien y pronto su vida daría un cambio radical, el mismo que llevaba esperando desde hace 20 años. -Tengo un conocido- empezó- trabaja cerca de aquí, de hecho él esta a unas cuatro puertas. Jeremias, el viejo de las apuestas-aclaró- Verás, él ha perdido mucha gente en los últimos meses y está desesperado por recuperarla. El pobre tiene un ambiente similar al de Molino Rojo, sería una pena dejar que se llene de polvo y arañas. Estoy seguro que estará encantado de recibirnos como huespédes por un tiempo y los dos saldríamos ganando: Nosotros no perderíamos ni una noche de trabajo y el tendría el local lleno de gente el tiempo que lo necesitemos. Puedo llegar a un acuerdo con él para que nuestra parte quede intacta, me debe un favor- añadió- Por otro lado, se que con sus contactos, Piere, podremos mejorar este negocio y convertirlo en lo mejor de Paris. Solo necesitamos una ayudita- guiñó un ojo con cierta coquetería.
Cyrille le sonrio a Mèderic con dulzura y le removiò el cabello distraidamente mientras pensaba en la posibilidades de que el plan de Julie funcionara. No estaba del todo convencida, pero si aquello lograba determinar aquella extraña situación con Charlie, lo intentaría. -Pero tendre que buscar a alguien lo suficientemente bueno para que pueda creérselo- sentenciò mientras se paraba sobre la mesa y jalaba a su lado a la bailarina- ¿Què dicen, chicos?- grito al publico sacudiendo las caderas con alegrìa-¿Alguien se anima a hacernos compañia a la fantástica Lala y a mi?- preguntó en voz mientras varios de los hombres a sus pies aullaban enloquecidos- Eso pensé- sonrio satisfecha mirando a su compañera- pero tú estas conmigo en esto, bruja.
2015
Mia soltó una verdadera sonrisa divertida antes de que Rachel desapareciera por el corredor, tomó un sorbo de capuccino con cuidado de no derramar nada sobre la ropa prestada de Delatore. No se atrevió a asomar la cabeza para ver si la fiera de Logan de acercaba dispuesto a arrancarle la cabeza y se obligó a dejar de pensar en eso, tenia la absurda idea ( metidas en la cabeza por el lado materno) de que si pensaba mucho en alguien podria "atraerlo" con la mente y no era algo que quisiera entonces. Antes de decidirse a cruzar el pasillo directo a su perdiciòn, aparecio Frank por la puerta y por la mirada aterrada que le dirigiò a la media luna roja, adivinò que buscaba a la secretaria.
-Claro que tengo la puta llave- contestó con todo el veneno posible mientras escondía la misma dentro del bolsillo de los pantalones- Un paso adelante, LeCounce, aunque no lo creas estoy trabajando para mantenernos a todos a salvo…aunque eso lamentablemente te incluya a ti también.Tengo unos amigos que no están muy contentos contigo, no cofian en ti ¿sabes? Y les gustaría ver tu cabeza hundida junto con las de ellos. Se lo ocurrió la frase “ que bajo han caído los poderosos” pero decidió guardársela para él, seguro de que Mathieu ya lo hubiera aprendido hace mucho. Abrió la puerta de su oficina y observó cauteloso el corredor para asegurarse de que no habia nadie cerca o al menos demasiado interesado en su andar apurado al primer piso. -Tengo una idea de lo que puede haber ahí abajo, pero…- Se detuvo e golpe cuando salía hacia el recibidor y veía el puesto vacio de Rachel y luego las señas de Mia indicando el pasillo hacia la oficina de Blanc. Se cubrió la boca con una mano y murmuro lo suficientemente claro para que entendiese la urgencia que tenia antes de cortar la llamada- Distrae a la secretaria.
-¿Por què estas con mi casaca?- pregunto Frank guardando el teléfono en el bolsillo y caminando hacia Mia. La pelirroja solo atinó a desabotonarse la parte superior, mostrando su ropa interior a lo que el reportero no pudo evitar sonrojarse apartar la mirada con rapidez mientras ella le explicaba la misma historia que a la secretaria. -Y por eso no puedo entrar y recoger mi ropa. Rachel dijo que pasaria por ella despues de ir hablar con Blanc. -Ya veo, bueno. Te presto mi casaca hasta que recuperes tu ropa, pero ahora tengo que ir a hablar con Benjamin sobre algo interesante- mintió con una sonrisa antes de desaparecer por el corredor confiando en que LeCounce detuviera a Rachel antes de llegar donde el director de la revista.
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Post by bachi on Mar 7, 2013 19:51:10 GMT -3
((Me disculpo por lo largo ;_; es culpa de Eve que me hizo tener tres personajes... y por ende SEIS... E ideas repentinas xP Si quieren que lo corte, me dicen <3))
1890 —“Jeremias el viejo de las apuestas” Vamos, si con tan solo mencionarlo le daba escalofríos. —¿En serio es ese el lugar que me estás proponiendo? —Pierre hizo una mueca, no podía evitarlo. Charlie vio cómo el jefe se echó hacia atrás en la silla, jugando con una copa de contenido dudoso entre las manos. Él por su propia cuenta ya tenía la manos llenas de maní, se llevaba uno seguido de otro a la boca de manera claramente hastiada. El jefe parecía pensar seriamente la oferta hecha por Balthasar, para Laurent aquello no tenía sentido, no hacía falta ni pensarlo: La respuesta correcta era no. ¿Qué cambiarían a Molino de lugar por un par de días? ¡Vaya mierda! Ya estar ahí era una cosa, pero además tener que ir a otro lugar… —Jeremias el viejo de las apuestas —repitió Charlie sin terminar el pensamiento. Decidió terminarlo en voz alta—. No sé usted, jefe, pero a mí me suena a tuerto. Y encima inglés. LeCounce lanzó una gran carcajada que su empleado no secundó. —Sí, puede ser puede ser —El hombre se acarició los nudillos de los dedos y miró a Balthsar—. Te diré lo que haremos: Mañana por la mañana, un poco al medio día si lo prefieres un poco más, sé que todo el mundo necesita dormir —No él, pero sonrió—; en fin, mañana me llevarás a conocer ese dichoso lugar, hablaremos con el tal Jeremias, controlaremos su posesión de ambos ojos y daré mi veredicto. Espero no estés ocupado, sino tendrás que enviar a Teva por ti —Se volvió a la mesera y con un ademán de la mano le pidió que se acercara. Charlie no esperó a que la mujercita reaccionara y la tomó por los hombros con delicadeza y la acercó al jefe. LeCounce sacó la billetera y en un parpadeo de ojos había puesto sobre la mano de la muchachita varios francos de más. —Comparte una parte con el que hizo estos tragos… Claro, si tu quieres —Le guiñó el ojo divertido y cómplice y se volvió a Balthasar, ya poniéndose de pie. Sabiendo de antemano lo que eso significaba, Charlie le hizo una seña al Ruso y, todavía sujetando a Teva, se encaminó por la puerta para salir al pasillo. Una vez fuera de aquel lugar, el hombre bufó como si hubiera estado aguantando la respiración y sacó el paquete de cigarrillos. —Le caíste bien al jefe —soltó Charlie despreocupadamente. Dejó que el humo saliera por la comisura de sus labios y le sonrió a la mesera con encanto—, y eso no lo logra cualquiera. Podrías ganarte tranquilamente su favor… el favor de cualquiera —se rió por lo bajo de la insinuación y la miró. Laurent conocía cómo trabajaba Pierre, y para eso estaba él ahí, para redondear el asunto. Si el jefe quería un pequeño espía en Molino, Charlie se pondría a trabajar para conseguirle uno.
Lala se atragantó. La bebida que había tenido entre los labios terminó, para su suerte, en el rostro de alguien lo suficientemente ebrio como para notarlo. —Que QUÉ!? La bailarina miró a Médéric en busca de apoyo moral, físico, espiritual… ¡lo que fuese! —Ah, no no noo —Soltó la mujer ya riéndose entre dientes, moviendo el dedo índice de un lado a otro—. Yo NADA, ni se te ocurra. Yo estoy bien así y… —Algo, Julie, algo tenía que ocurrísele— ¡Y estoy viendo a alguien! No. No puedo. No me metas en tus líos y tus enredos y tus… locuras! Pregúntale a Daglia. Estoy segura que ella tiene con qué ayudarte. Yo pienso jubilarme de eso…
2015 No llegó a responderle todo lo que había tenido ganas de responderle. El maldito silencio al otro lado del celular le hizo tensar los músculos, suspirar y controlar el genio… que en realidad no tenía. Con parsimonia Mathieu guardó el celular en el bolsillo de los jeans y se secó las manos una última vez antes de salir. ¿Ahora se suponía que él tenía que hacer mandados? No sabía en qué momento de todo su historial eso había sucedido, ni siquiera cuando había accedido al cuerpo de policías… Se recordó avisarle a Frank que muy probablemente él ya conociera a esa gente, el chico tal vez se sorprendería de la clase de personas con las que la policía francesa trataba por detrás de las espaldas. Paciente y sereno, el oficial LeCounce abrió la puerta e interceptó a la secretaria…
Logan intentó serenarse, utilizar psicología inversa, esa mierda de la televisión (él no miraba, claro. Se lo había contado un amigo… que no tenía) que nunca funcionaba. Miró a Mia y le sonrió brillante, cálido, elegante y buen-señor. Intentó controlar el tic y su histeria, maldita herencia de su loca madre y, probablemente, de la zorra de su hermano. Sí. Hermano… Qué se le iba a hacer. ¡Franceses! —Buenos días —saludó en un ronroneo venenoso y, cuando pareció que iba a detenerse, dio vuelta con un giro brusco y avanzó con el vestido entre las manos directo al pasillo de Blanc. Y en ese momento vio a la rara de la secretaria y rugió. —¡LAVACHEY!
…O eso creyó LeCounce hasta que la secretaria se volteó con brusquedad, sobresaltada al escuchar su nombre. Particularmente fácil de asustar pensó Mathieu, cuando vio al otro lado del pasillo. Un hombre de aspecto histérico, inclinaciones dudosas y con mal carácter cruzaba a grandes zancadas el pasillo blanco. Miró a la secretaria y dos muecas en la boca le demostraron hastío, pero esa extraña arruga en la frente… Estaba preocupada. Bien, genial. Queriendo jugar a Sherlock Holmes, Mathieu bufó y caminó en dirección contraria sabiendo que el objetivo había sido congelado. Desde allí podía ver al final del pasillo a Nana, compartir unas últimas palabras con el jefe de la revista.
—¡LAVACHEY! Y ahora qué, pensó con frustración la secretaria, con los nervios de punta. Se volvió al fotógrafo muy lentamente y lo miró. Ya se había acostumbrado a que nunca aprendiera su apellido. —¿Si, Logan? ¿Qué suc…? Nada. El fotógrafo enfocó los ojos un tanto más al fondo del pasillo y vio como le llameaban las pupilas. Le pasó por al lado como un torbellino y se alejó. —¡BLANC! —A qué bien, estás aprendiendo palabras nuevas —gruñó Rachel por lo bajo y dio media vuelta al despacho de Benjamin. Hizo una mueca cuando vio al oficial, a la reportera y ahora a Logan en medio. Vaya día había tenido el pobre hombre. Miró la lista de horarios y con un suspiro caminó lentamente a esperar su turno, sabía que Logan y su vestido armarían revuelo.
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Post by Milly on Mar 8, 2013 19:23:25 GMT -3
1890
No hubiera podido suceder de otra forma. Al primer contacto con el primer billete, una felicidad indescriptible se apoderaría de ella, convirtiendo el deber de ofrecer la más encantadora de sus sonrisas en una tarea sencilla. En un segundo se había olvidado de todo; de Lala y sus comentarios, de la esperanzadora insinuación de Annette, y hasta del asunto del viejo de las apuestas, cuya discusión seguía sobre el tapete. Casi parecía flotar mientras guardaba aquel valioso dinero en el bolsillo de su uniforme. Cuando volvió a la realidad, luego de perder de vista su ostentosa retribución, cruzó por su cabeza la egoísta intención de no hacer mención a Médéric sobre aquella ganancia, en pago al modo en que la había apartado de la barra. Pero el pensamiento se esfumó tan rápido como había llegado; el barman había hecho su trabajo y merecía una recompensa por el mismo. —Estaré en el Molino Rojo todo el día de mañana —aseguró con educado entusiasmo a Balthasar y su importante visita, apenas consciente que todavía era sujetada por los hombros y llevada fuera del cuarto—. Teva Attia se encontrará preparada para servir a cualquier tarea que le sea asignada. Gracias, muchas gracias, señor LeCounce. Cuando estuvo afuera, debió contenerse para no gritar de la emoción. Tenía que encontrar a Matt. Tenía que buscar a Méd. Tenía que hablar con Annette. Contarle todo a Matt, compartir su dicha con Méd, suplicar explicaciones a Annette... hablar, hablar... su cabeza se convirtió en un caos de dicha. Uno del que sería rescatado a tiempo por la voz de uno de los hombres de LeCounce. El guapo. El encanto de su sonrisa hacía juego con la del caballero, transparentándose en la suya un pequeño rubor que respondía al alago. No obstante, se había negado a bajar la guardia. Teva era un metro sesenta de puro resentimiento... y no se había olvidado del modo grosero con que minutos antes ese mismo hombre la había dejado atrás. Los cumplidos, el hechizo de su trato... quería algo. —No diré que siempre consigo lo que me propongo... —sugirió con inocencia y un asombroso desplante de humildad—... pero me esfuerzo. Y no descanso —De algún modo hizo que sus rasgos se convirtieran en una enternecedora expresión. Irresistible. Era su forma de dar a entender que lo que fuera que ahí ocurría, le interesaba.
Las mujeres y sus misterios... las mujeres y sus locuras. Médéric suspiró con paciencia. Cuando algo se les metía en la cabeza a esos ángeles caídos, no había quién pudiera hacerlas cambiar de opinión. —¿Qué clase de chiste es este? —inquirió a Lala y a sus excusas, dejando caer un puño cerrado sobre la barra en muestra de su sorpresa—. Incitas a esta inocente joven a perseguir el camino oscuro que TODOS sabemos debería abandonar, le entregas el mapa, el método, todo lo que hace falta para que termine de perderse... ¿y luego la dejas a su suerte? —sacudió la cabeza, decepcionado y respaldado por algunos señores menos bebidos. Pero el barman se había olvidado del público—. Arrojas la piedra, luego escondes la mano. Yo no estoy seguro de cómo funcionarán los códigos de amistad para las mujeres —tomó un par de botellas para de volverlas a su lugar y continuó hablando desde lejos—. Pero eso... a mí... no me suena a incondicionalidad.
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Post by ev7e on Mar 8, 2013 21:21:46 GMT -3
1890
-No te preocupes, mañana te llevare en persona para que conoscas el local y a Jeremias. Quien por cierto no es tuerto- agregó divertido con la sola idea- Estoy seguro que te gustara, me refiero al ambiente, claro que no tanto como debería gustarte el nuevo salon de baile- sonrió- Yo cumplire mi parte, no dejare que Molino Rojo ande a la deriva y pierda noches de trabajo, pero espero que ese tiempo sea retribuido con un lugar espectacular, tienes buenos contactos...Y yo prometo no defraudarte. Annette se levantó, aquel era el fin de la pequeña charla y con un poco de suerte de la visita de esos hombres que lograron tensar hasta las cortinas del cabaret.
-¡¿QUE?!- gritó Cyrille casi cayendo de espaldas tras la barra al oir la último afirmación de Lala- ¿Cómo es eso de que tú...pero si allá atras tú dijiste que...? Mil ideas cruzaron por la cabeza de la pelirroja e incluso empezó a repasar caras y nombres que alguna vez habia escuchado de la bailarina pero ninguno pareció lo suficientemente bueno para que Julie se fijara. Solo cuando escuchó a Méderic volvió a la realidad. -Mentirosa- la regañó con una sonrisita- Bueno, si no quieres apoyarme de ese modo entonces tendras que ayudarme para conseguir a alguien...-entonces lo vió. Por sus labios cruzó una sonrisa traviesa incluso casi maligna y se acercó por detras del barman- oh..Méderic...¿Ya te dije antes lo lindo que te ves?- intercambió una mirada con Lala- ¿Qué dices de él?
2015
Frank cruzó a zancadas el corredor que separaba el recibidor de las oficinas principales y cuando salia al espacio abierto donde deberian estar a media sesión de fotos vio una especie de selva. Modelos escondiéndose del fotógrafo endemoniado, una maquillista con cara de pocos amigas que iba y venia arreglando el maquillaje utilizado...Rachel estaba ahi, haciendo fila para una entrevista flash con Benjamin Blanc. -Lo siento- se diculpó a la carrera de unas modelos distraidas, pasó por el costado de Katia dàndole un empujoncito accidental y agarró a Rachel de los hombros- emergencia- dijo tomando todo el aire posible- una llamada de emergencia de...de...tengo que hablar con Blanc urgente- le explicó pasando por delante de ella y luego plantando una mano firme sobre el hombro de Logan- lo que sea que tengas que decirle, puede esperar- soltó serio- Tengo que hablar con él.
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Post by bachi on Mar 8, 2013 23:07:14 GMT -3
1890 La emoción y esfuerzo de la joven camarera por mostrarse servicial y eficiente le robaron a Pierre una sonrisa antes de que ambos viejos lobos de negocios quedaran de nuevo a solas en la habitación. Como vieja costumbre, Pierre extendió una mano para estrechar y cerrar un pacto invisible mientras andaban hacia la puerta del despacho de Annette. —Te malcrío demasiado —Pierre chasqueó la lengua y lo miró como si no tuviera remedio—. Si no me conociera, hasta llegaría a decir que gasto más dinero en tu bendito Molino que en un par de abrigos de piel decente para mi esposa —se rió mientras se llevaba una mano al rostro sabiendo que aquello era muy probable. Pero no importaba. La faceta bonachona y amable de LeCounce se borraría en el preciso instante en el que pusiera un pie afuera en las calles, y allí empezaría el "baile", el juego de verdad de tiro y afloje de poderes.
A Charlie esa especie de aceptación del trato no le pasó desapercibido y sus ojos centellearon. Se quedó observando a Teva un par de segundos, absorto mirando el rubor que ya comenzaba a desaparecer de aquellas mejillas pequeñas, con la ceniza del cigarrillo consumiéndose, consumiéndose entre sus dedos... Y le sonrió. Le enseñó la blanca dentadura a penas lo necesario, una sonrisa ni estrafalaria ni en exceso condescendiente, una invitación más bien. El punto de partida del juego. La pequeña camarera era buena, debía admitirlo. Sus ojos fueron rápidos. Un vistazo disimulado y previamente ensayado le permitió hacerse una idea general del asunto al observar su físico, la postura resuelta y desinhibida que no acompañaba con belleza despampanante, la propuesta de Annette en el despacho, el enojo anterior al llegar por el pasillo con las bebidas... Ahhh. Ahí estaba. Laurent Durand era bueno haciendo lo que hacía, y aunque no tenía muy en claro qué hacía exactamente, supo que estaba bien encaminado cuando soltó una risita baja y hueca. —Señorita Teva —dijo al final, dejando caer el cigarrillo al suelo como si lo hubiese olvidado de momento, enfocando la mirada, interesándose por completo en la mesera y llenando a su cerebro de esa información—, me parece que yo también estaré un tiempo largo, laargo sin descanso si pretendo atraparla. ¿Puedo, tal vez —Su tono se mostró levemente incómodo, dubitativo. Así él temía un rechazo—, remediar el viejo error de caballerosidad anterior y escoltarla de nuevo hasta su puesto de trabajo?
Lo mataría. Mientras Lala no despegaba la vista del despreocupado Médéric que soltaba aquí y allá disconformidades, claramente boquiabierta, chitó a varios borrachos presentes con un enérgico y fulminante movimiento de mano. Ahhh, los ojos de la bailarina brillaron, ¿a sí que Méd quería jugar? Pues, BIEN. —Digo que es todo un galán, porrr supuesto —ronroneó caminando junto a Cyrille, susurrándole en el oído a su amiga mientras disimuladamente pasaba un par de dedos curiosos por el brazo del barman y tanteaba la presencia o no de músculos— ¡Pero vaya! Si hasta se nota que ha estado haciendo ejercicio —Se rió tontamente y le guiñó el ojo a Cyrille—. En serio cariño, yo no puedo ayudarte mucho pero haré lo posible. Aunque claro que Daglia ya tiene una perfecta coartada para ayudarte y bueno, pues... —Miró a Méd con evidente malicia y se mordió el labio, toda un arma mortal de sensualidad— digamos que con este no necesitarías muchas coartadas más para que Charlie caiga a tus pies. Media vueltita disimulada, un saltito de gato ágil a la barra y dejó a los otros dos a sus espaldas que discutieran el asunto, cantando victoria por dentro.
2015 —¡P-pero qu...! Mathieu escuchó la voz fácilmente reconocible de Frank detrás pero no se volvió a ver. Desde allí las quejas de la secretaria le llegaban tan claras como el agua y se podía hacer una idea general de cómo marchaban las cosas. Sonrió y se acercó silencioso a Nana y depositó una mano cariñosa en su hombro. —¿Ya está? —susurró con cariño, sonriendo mentalmente por el aprieto en el que Frank acaba de meterse. A la mierda los problemas en los que se metería él, que el chico sufriera un poco por su descaro.
—¡Pero si recién me acabas de decir que necesitaba unos horarios urgentemente! —se quejó Rachel con evidente angustia, elevando la voz para Blanc la escuchara y decidiera por los demás a quién atendería primero. —OBVIAMENTE NO NOS ESTAMOS ENTENDIENDO... La secretaria cerró los ojos con dolor. Ya de antemano supo quién ganaría. Logan se abrió paso, tras deshacerse de la mano en el hombro de Frank con un movimiento descarado y cafeínico. —Me hace falta solo decir una cosa, UNA sola para que esto gire a mí favor —El fotógrafo tomó el vestido por los hombros y lo extendió. Cuando la parte de la falda cayó desdoblándose lentamente, el rasgón en la tela era evidente para medio mundo allí y un kilómetro a la redonda. Rachel se quedó boquiabierta. No estaba segura de cómo saldría Mia de esa. —...O tal vez no tengo necesidad de decir nada —Sonrió Logan. Sus ojos estaban eufóricos—. El vestido habla por sí solo. Blanc: Creo que necesitamos hablar.
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Post by Milly on Mar 11, 2013 2:33:42 GMT -3
1890
La pequeña camarera siguió la trayectoria descendente del cigarrillo y depositó la punta de su zapato sobre él cuando acabó de caer, tan concentrada que parecía no estar valorando la atención que el hombre frente a ella le dedicaba. Pero lo hacía. Claro que lo hacía. —Me complace enormemente que lo tenga usted claro señor... ¿Durand? —alzó la mirada nuevamente, lentamente, disfrutando del particular interés que adivinaba en la mirada del hombre. Falso o no, era ese un lujo que no podía darse con regularidad—. Soy una criatura escurridiza. Lo descubrirá muy pronto. Así que, dependerá en gran parte de usted el tiempo que deberá dedicar a sus esfuerzos. Este, sin embargo... —elevó una de sus manos con delicadeza, dejándola suspendida en el aire para que el caballero la tomase. Sus reservas eran muchas, y no cometió el error de malgastar esa oportunidad de someterlo al mismo estudio al que ella ignoraba verse expuesta. De los dos sujetos ahí presentes, era ese quien compartió sus opiniones con LeCounce. Él era quien se tomaba las libertades, el que se perdía durante una discusión de negocios para atender asuntos privados y que luego era mandado llamar cuando debían tratarse temas delicados. Saber lo que era trajo consigo la certeza de lo que ese hombre no era... y Teva podía estar segura que no era una pieza aleatoria de La Roca. Cumplía tareas importantes. Suponer que ella era el medio para alguna misión imprescindible alimentó su vilipendiado ego. ¿Por qué no permitirse aceptar por un momento las consideraciones que jamás antes había tenido oportunidad de probar? Sus ojos se tornaron traviesos—... este es un buen comienzo, debo admitirlo —Aceptaba iniciar la partida del juego, lo que no aseguraba que continuase en el mismo hasta el final.
Se prometió que la siguiente vez que viera a dos damas discutir... correría muy lejos antes de inmiscuirse en la conversación. Pero, por esta vez al menos, ya era demasiado tarde. Cuando se volvió para quedar de cara a las dos bailarinas, aunque en evidente tensión muscular durante la inspección física, sonrió como si hubiera planeado aquella trama desde un comienzo. Tal vez así era... o tal vez solo estaba dispuesto a demostrar que el juego acababa de comenzar. —Son un par de mujeres fatales —la dolida acusación, aunque en palabras pareciera dirigida a ambas, en la mirada desafiante del barman se notaba completamente destinada a Julie. Tendría que haberse negado, Méd lo sabía. Pero de por medio a sus voluntades se diseminaba un poderoso arsenal de pequeños detalles, miradas, palabras y gestos... armas cuyo nivel de persuasión reducían sus resistencias a un valor subterráneo. Por ahora, solo por ahora, le concedería a la señorita de cabello negro su victoria y la observaría marcharse sin un mísero intento de réplica. Después de todo, en ese juego, ganaba mucho más de lo que podría llegar a perder; su corazón llevaba bastante tiempo de haberse roto. —Mi pequeña Cyrille... —alargó su mano para sostener la delicada mandíbula de la pelirroja con el cuidado que merece una pieza de cristal. Y la observó a los ojos, casi apenado—. ¿Estás segura de querer perder tu tiempo engatusando a ese sujeto? Sabes que no lo apruebo —cadenciosos, sus dedos se deslizaron desde el mentón de Angie a sus mejillas en una caricia que como sus adorados licores, se construía en base a porciones de mezclas. Dos partes de afecto amistoso. Una de galantería seductora—. Pero, si no hay remedio... Méd no va a dejarte sola —cerró la promesa con una sonrisa ladina, muriendo la caricia al retirar su mano y dejar caer un beso fugaz sobre su frente—. ¿Quién sabe? Hasta podría hacerte cambiar de opinión durante el camino.
((Katia: Eve, corazón de melocotón... ¿sería demasiado abusivo si te pido que en algún momento de tu vida pudieras convidarnos con un dibujito simple, muuuy simple, con la disposición de los espacios en Etiqueta Negra? La cabeza hueca de Milly está espacialmente perdida conmigo))
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Post by ev7e on Mar 11, 2013 20:07:09 GMT -3
(( Mia: Katia, querida...¿podrias cerrar la bo- Eve: *bitch slap a Mia* Yo encantada de hacer dibujos x3 Pero advierto que me divertire un poco jugando con sus personajes.. ji ♥))
1890
Dudó por unos segundos, el juego en el que aceptaba participar decidiría el rumbo que aquella extraña "relación" tomaría y solo dos opciones eran posibles luego de la reacción que tomara el hombre de LeCounce: hacerlo formal u olvidarlo para siempre. Decidió inclinarse por la primera. -Esto sera estupendo- festejó la pelirroja dando saltitos emocionados detras de la barra, con ojos brillantes y ansiosos por ver la cara de Charlie cuando la viera con Méderic. ¿Por qué no lo habria pensado antes? El bueno y servicial Méderic era no solo atractivo, sino que tenia ese algo especial que una buena mujer buscaria, era estable (salvo por aquella vez que casi destruyó el cabaret) y era serio, pero sin dejar de tener una chispa que resultaba encantadora incluso para un ser marginado como ella- No sabes lo genial que nos lo pasaremos- comentó como si estuviera invitándolo a una fiesta- y... ¡Oh no!- exclamó cuando una idea terrrible paso fugaz por su mente- ¿Eres consciente del peligro que esto podria significar? Si resultara que Charlie se lo toma en serio... oh Méd, el tiene formas de...de...hacer a un lado a quien le estorbe- no quiso decir eliminar, pero por ahi iba- y no solo sera él- agregó aunque tratando de esbozar una sonrisa para tranquilizar, si fuera el caso, al barman- Tambien esta mi hermanito y tu...amiga Teva. ¿Crees que estaran muy felices del juego?
2015
-¡PERO ES UR...!- Frank calló de golpe al ver el cadáver que Logan traia en las manos, dejó caer la mandíbula asombrado de que la modelo haya podido desgarrar de ese modo las telas, las mismas telas que él mismo habia tenido que ir a recoger porque ninguno de los del servicio queria arriesgarse a que lo robaran de la camioneta. Intercambió miradas con Rachel sabiendo que ella estaria pensando exactamente lo mismo. ¿Cómo saldria Mia de ese lio? Lejos de acompañarlos al recibidor, Benjamin Blanc se vio rodeado de sus trabajadores, casi podia imaginarselos con antorchas y rastrillos hasta que un fotógrafo se le plantó en frente con un grito y el vestido Dolce &Gabbana colgando en lo alto, como un pase VIP a su oficina. -Esta bien- respondió aturdido- tú primero...explicame quièn hizo esto y oh dios mio..¿Por qué?- agregó dejando al resto afuera y metiendo a Delastair dentro de su oficina.
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