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Post by bachi on May 5, 2014 20:07:31 GMT -3
1890 —Por supuesto, querida, ¿cuántas veces me haz visto equivocarme? —rió Louise. “Ya verás, mon amour, ya lo verás” Trac trac trac. El coche fue rápido guiando al caballo hasta el final del recorrido, mientras las pezuñas de los corceles avanzaban certeras entre los adoquines congelados. El cochero se detuvo donde le ordenaron, bajó a abrir la portezuela se sacó el sombrero e inclinó la cabeza. Pierre fue el primero en bajar. Con una sonrisa agradable, dejó un par de monedas en el gorro del sujeto, y le tendió la mano a su mujer para que bajara. La sonrisa de Louise y sus comentarios alegres entre Annette terminaron con un suspiro aliviado de estar de nuevo en tierra… Hasta que vio el lugar al que iban y se detuvo en seco. Pierre le tendió la mano a Annette, y sin volverse a su mujer, soltó animado: —¿Y? ¿Qué tal, mi luna? —Ante el silencio, se volvió a mirar. Aparentó sorpresa—. Oh, ah. Tenías razón, Louise. Parece un lugar muy prometedor. Pero la mueca de su mujer evidentemente demostraba lo contrario. —Por dentro seguro será… —Se aclaró la garganta— Mucho más… acorde, ¿cierto Balthasar? —Sonrió, insegura.
—¿Qué pasaste la noche con…? Oh. Julie ya estaba por recriminarle a su amiga a diestra y siniestra, hasta que la dejó continuar. —Oh —Sonrió antes de reírse—. Pues no, no los vi, pero a juzgar como van las cosas allá afuera —señaló con el pulgar— tendré la oportunidad de verlo. Pero la bailarina parecía algo preocupada. Estuvo a punto de mencionar cierto pasado altercado con otro admirador de Cyrille y su problema de cojera más tarde, cuando Angie la tomó desprevenida y sacó con toda la pulcritud posible el tema, el GORDO tema a relucir. La mención de “pantalones” y “LeCounce” en una misma oración le hizo soltar una alegre carcajada que aplacó con ademanes de la mano, espantando moscas. —Qué cosas dices, Angie… ¿Desde cuándo yo hago esas cosas? No, no. Lo mío es mucho más sutil —Dio media vueltita por la sala y rodó los ojos—. Soy una especie de compañía, le enseño algunas cosas y él… Me está enseñando a leer. Era parte de la verdad, claro, lo demás lo sabría Balthasar, quizás, más tarde. Julie conocía a Angie y la quería, de quien desconfiaba un poco, era de Cyrille. —¡Igual, nosotras aquí hablando de tonterías y tú…! Bueno, todavía no empezó nada, estamos temprano, pero a lo que me refiero —Le puso las manos sobre los hombros. Aquí iba Mamma Julie—: ¿Qué harás con tu nuevo puesto? ¿Pensaste cómo llevarlo? ¿Aaalgo?
El cuánto había “incomodado “ o no a Laurent Durand, pronto lo sabría. No le sorprendió mucho que lo dejaran atrás, a veces solía suceder, a veces como por ejemplo en las cuales el resto de la cuadra estaba disimuladamente rodeada. LeCounce no era exactamente un paranoico, de hecho todo lo contrario, pero con su mujer era otro tema. —Louise —susurró Charlie y escupió el cigarrillo. Viendo que le había quedado lejos, dio dos pasos para pisarlo—… maldita perra. Y no solo eso. Había dejado en claro, muy en claro en su conversación banal con Teva que estaba al tanto de su “tareita”. Pues bien, ojalá la puta amiga de Angie se estuviera encamando y fuerte con LeCounce, después le iría a llorar a la Reina de Inglaterra. Charlie suspiró, se acomodó para atrás el cabello y dio media vuelta. Miró hacia la barra, fijó los ojos en Matt y le hizo una seña para que se acercara. Mientras esperaba, alcanzó la mesita más cercana, colgó el chaleco, se desajustó el cuello y se desparramó en la silla. A ver qué tan bueno era el idiota de la barra con las manos y el alcohol…
2015 Rachel permaneció de pie a la derecha de la cabecera esperando a que Blanc tomara asiento, con los brazos cruzados y la carpeta como escudo. Por lo general ella no asistía a las reuniones, simplemente se dedicaba a ordenar los papeles y apuntes del jefe de la revista en la cabecera preferida, subir las persianas para dejar una hermosa vista a mano o encender las luces. Como mucho, preparaba la sala con el cañón para pasar Power Points, o armaba una mesita pequeña al otro lado si la charla privada era con fotógrafos, arquitectos o diseñadores, para que expusieran sus obras de arte. Se iba unos minutos antes a la panadería de la esquina y preparaba bandejas de croissants si la mañana sería dura… Pero no hoy. De hecho, la simple y sencilla aparición de Sophie lo había transformado todo. Y para colmo, Périer acababa de empeorarlo al cederle el otro lugar de la punta. ¿Qué podría pensarse si ella ahora, con la esposa ahí presente, tomaba el prestigioso lugar de la derecha del jefe? Y siendo una secretaria. Sin mencionar, que el reportero acababa de ocupar la silla de en frente. Rachel no se preocupó en ocultar la mirada hastiada que le lanzó. Le estaba doliendo la cabeza terriblemente y se excusaría en la primera oportunidad para ir a atender el teléfono, leer su libro o hasta sumergirse entre los archivos polvosos que tenía como tarea. Sabía cuándo huir como la rata de Pettigrew, pero también sabía cómo asesinar y premeditar como Raskolnikov. Y esa lápida mental tenía un “Moncef” como epitafio. —Señor, ¿quiere que le deje los papeles en la oficina? —habló bajito cuando lo tuvo cerca. Rachel enarcó las cejas y le enseñó la carpeta con los documentos de la Comisaría. Eran dos preguntas claras. Por un lado, si Blanc iba a hablar sobre su reciente proyecto o no, por el otro, si podía irse. Lejosss.
Logan se encontraba en una agradable sensación de placebo, flotando a la deriva, cuando todos ocuparon sus puestos y él se sentó, rápido y obediente junto a la maquillista. Ignorando de momento la charlita que comenzarían a tener a su costado los ayudantes de iluminación y escenario, el fotógrafo apoyó los codos sobre la mesa, la barbilla en sus manos y sonrió como un niño. La tensión no podía ser más evidente. Lo único que faltaba en medio de la mesa, pensó, era un Anillo Único para encender la mecha y que todos comenzaran a ladrarse. E incluso así, admitiendo haber visto esas películas idiotas, Logan se sintió por primer vez en el día, tranquilo de verdad.
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Post by ev7e on Jun 18, 2014 20:27:20 GMT -3
1890
-Oh, mi reina- rió Annette divertida con el magnífico intento de Louise de mantener el horror alejado de sus rostro- recuerda que este lugar es un casa de todo tipo de apuestas, Jeremías se limita a vender alcohol y asegurarse que no hayan peleas dentro. No es un hombre que se interese en vender su local de forma más llamativa, debe ser por la edad- comentó, restándole importancia- Además, tuvimos poco tiempo y no queríamos confundir con nuestros carteles a los clientes de Molino Rojo. Por el momento nos limitamos a reorganizar el interior para volverlo más acogedor- explicó- algo más de iluminación, nuevas cortinas, pero ¿Por qué mejor no entramos?- los animó acercándose ella misma a la puerta y golpeando tres veces.
Un asomo de compasión apareció en los gestos rudos del viejo, pero no duró por mucho tiempo. Con el paso de los años había aprendido a desconfiar de las personas y ya estaba acostumbrado a los trucos de las bailarinas para conseguir lo que querían y si aquella niña había conseguido el puesto, por algo debía ser. -Son órdenes de Annette- gruñó mientras buscaba algo entre las cortinas- Si quieres quejarte puedes hacerlo con ella. Pero te advierto: Si no haces esto bien, es muy probable de que no solo no oiga tus incesantes lloriqueos, sino que te separará definitivamente del cabaret- rió con amargura cuando encontró la cuerda del telón- y entonces veremos si alguien más te dará una oportunidad como ella te la está ofreciendo en este instante.-Con tres fuertes tirones, las pesadas cortinas se arrastraron en ambas direcciones del escenario hasta cerrarse por completo. En ese momento oyó el llamado de Balthasar.
-Teva no me dijo nada- contestó el mesero apoyando los codos sobre la barra- Apenas he podido hablar con ella desde anoche y solo la noto entusiasmada con lo de ser bailarina- decidió omitir la parte del nerviosismo, aunque él consideraba a Veronique como una amiga confiable, Teva podría tomarlo como una traición. -Lo hará bien- sonrió la bailarina- Balthasar me dejó a cargo de ella, no dejaré que las otras quieran minimizarla. -Lo sé, es solo…ella también tiene un carácter muy especial y…-por el rabillo del ojo notó un movimiento. -Te llaman. -Lo sé- gruñó Matt girándose en el banco dando una mirada lastimera a sus dos amigos antes de ir a la mesa de Charlie. -¿Desea algo, señor?- preguntó, forzándose a centrar su atención en la limpieza de la mesa.
-Si es de tu interés, no pienso ser una aburrida mesera. Hoy me verás brillar más que nadie, sobre o bajo el escenario. Todos me notaran - dijo Cyrille cruzando los brazos sobre el pecho y balanceando su peso sobre la cadera derecha- Pero no quieras desviar el tema. Recuerdo que anoche mencionaste algo sobre un pez y querías que se lo dijera a Annette. Ahora, o bien tienes una nueva mascota y quieres que te suban la paga para poder alimentarla o esto que traes entre manos no es solo puro placer por la lectura (sinceramente, yo no le veo la gracia) sino alguno de los extraños juegos de nuestra amada reina donde mueve piezas a su antojo sin exponerse ella misma. ¿Es eso no? La bailarina buscó los ojos de su amiga, pero no encontró nada. Julie siempre había sido difícil de leer, pero era precisamente eso lo que la hacía sospechar. -Acuérdate de esto, Lala- amenazó fingiendo resentimiento solo unos segundos antes de dejar caer la máscara y mostrar el mismo lado sincero que tuvo la madrugada anterior con Charlie-Sólo asegúrate de que no te están utilizando como algo desechable.
2015
El esmalte azul índigo empezaba a descascararse como resultado de las constantes mordidas que Mia le había dado a sus uñas desde que Sophie había entrado a Etiqueta Negra. A diferencia de sus otras compañeras, quienes lucían entusiasmadas por encontrarse en una verdadera reunión de personal, todo en su postura demostraba incomodidad. No ayudaba el hecho de sentir los fríos ojos de la Sra. Blanc sobre sus ropas nuevas. -Estas nerviosa- susurró Frank a su lado, formando una media sonrisa cuando la modelo le dedicó un gesto obsceno que se vio interrumpido cuando Benjamin entró a la sala. -No es necesario, Rachel- dijo él mientras le indicaba el lugar junto al suyo. Él sabía que ella preferiría estar en otro lugar, tal vez en China, pero en esa ocasión necesitaría al menos un soldado que lo apoyara. Dio una última mirada para asegurarse que todos estuvieses ahí, tomó su lugar y empezó la reunión.
~*~*~*~*~*~* INSERTAR AQUÍ SALUDOS DE CORDIALIDAD, PRESENTACIONES, COSAS QUE SE SUPONE SE DEBEN DECIR EN UNA REUNIÓN DE TRABAJO Y NO TENGO NI EL TIEMPO NI LAS GANAS DE ESCRIBIR PORQUE TENGO QUE TERMINAR UNA TRADUCCIÓN PARA MAÑANA ME FALTA MUCHO, PERO NO QUERÍA HACERLAS ESPERAR MÁS PORQUE EN EL FONDO LAS QUIERO :’D ~*~*~*~*~*~*
-…Si estamos de acuerdo en los nuevos términos, podemos pasar al tema que de verdad me interesa- siguió Blanc dedicando una pequeña sonrisa a sus trabajadores- Todos, o al menos la mayoría ha sido testigo de la visita del oficial LeCounce a nuestro establecimiento. Hemos llegado a un acuerdo como reabrir una antigua investigación relacionada con el origen de este lugar. -Molino Rojo- susurró Mia sonrojándose cuando varias miradas asombradas se dirigieron a ella. -Sí, señorita Bourg. El Molino Rojo- confirmó Blanc volviendo a atraer la atención hacia él, casi todas. Su mujer aun taladraba a la modelo con los ojos- El aniversario de nuestra revista se acerca, y como motivo de ello, queremos sacar una exclusiva que nadie más pueda obtener. La información que encontremos será confidencial y seremos los primeros en sacarla a la luz. Ese es el acuerdo que tenemos con los oficiales quienes estarán haciendo visitas a nuestro local. -Disculpe, señor -¿Si, Delatore? Frank se enderezó en su lugar- Estamos hablando de una investigación que llevó años y no se encontró absolutamente nada ¿Qué haría la diferencia esta vez? Lo pregunto porque de no encontrar ningún hallazgo relevante, no tendríamos ninguna exclusiva entre manos y seriamos algo muy parecido a una revista de…pues de chismes. -Oh, pero hay un hallazgo- sonrió Blanc- Hace algunos meses, cuando se empezaron los papeleos con los permisos, un amable oficial me mostró las pocas cosas que sobrevivieron al incendio que acabó con el Molino Rojo. No le tomaron importancia entonces, según la firma todo indicaba que eran cartas de amor. Nada importante, hasta que encontraron una que fue escrita por alguien diferente, tiempo después del incendio. Hubo un sobreviviente, aunque bien pudo ser algún bromista. La carta no está firmada y todo parece indicar que el incendio no fue un accidente. -Esa es una versión que ha tomado fuerza con los años- comentó Sophie por primera vez desde que empezó la reunión- Ciertamente, Molino Rojo está rodeado de un misticismo tanto de sus empleados como la forma tan asombrosa y trágica en que llegó a su fin. No seríamos los primeros en afirmar que se trató de un acto planeado, una venganza por parte de enemigos. En aquella época existían mafias organizadas que lucraban con burdeles o salones de baile, era común cuando los propietarios no estaban de acuerdo en algo, las cabezas de poder tomaban una represalia. No nos estas diciendo nada nuevo, Benjamin. ¿Un nuevo vistazo una leyenda o crear otra?¿Cuál piensas que será tu exclusiva? -Descubrir lo que en verdad pasó. Los motivos, la situación del momento, quienes fueron los móviles que llevaron a cabo el incendio…Saber si alguien sobrevivió y tuvo una descendencia rastreable. -¿Por qué piensa que fue algo planeado? La versión más confiable es un accidente. La iluminación que usaba Molino Rojo, según archivos históricos, eran en su mayoría lámparas de aceite-interrumpió un reportero- Todos saben que una característica del local era que no veían paredes, todo era telones y cortinas de encaje que con una chispa bien podrían haber empezado el incendio. ¿Qué había en esas cartas? -…La afirmación de dos asesinatos previos dentro del local.
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Post by Milly on Jun 22, 2014 20:11:17 GMT -3
((¿Qué tal? En el fondo Eve nos quiere *-*))
1890
Las cortinas se cerraron en el momento justo. Preciso. Habría bastado un segundo más de verso obligada a tolerar su expresión, de oír sus afilados comentarios, y se abría olvidado de todo para saltarle encima y hacerle todo el daño del que se sabía capaz; ya desde bien pequeña su padre le había enseñado a defenderse de un hombre, en caso de que alguna vez le correspondiera la mala fortuna de tropezar con las malas gentes -como decía su madre- que abundaban en las calles próximas al domicilio familiar. Y cada nuevo comentario convertía al viejo Jeremías en un postulante ideal para ingresar a la peligrosa lista negra de Teva. Que el viejo hablara mientras pudiera, que destilase veneno a gusto tal como hacía el resto del mundo con ella cada vez que la oportunidad se presentaba, que le recordase lo poca cosa que ella misma sabía que era... si el mundo era lo bastante justo llegaría el día en que los aplastaría a todos. Y si no lo era, lo haría de todos modos. Como fuera. Teva llevaba tiempo de haber perdido la paciencia con esos que se empeñaban en humillarla. Así que procuró mantener la compostura al oír el llamado. Seguía viéndose ridícula, pero si su actitud daba a entender lo contrario, probablemente ellos lo creerían.
El barman sintió pena por Matt, y muy distraidamente lo contempló apartarse de la barra en tanto se dedicaba a sacar brillo de cada rincón en su pequeño y bien preciado reino. Entonces se volvió a la única persona que, de momento, aún no se decidía a abandonarlo. —Intento darle vueltas al asunto —le insinuó a la bailarina, dedicándole una miradita de curiosidad genuina al tiempo le alargaba un pequeño vaso de agua que la ayudase a disolver el licor recién consumido—, pero no lo entiendo. ¿A qué viene tanto nerviosismo? —era la primera vez que veía a la mujer de LeCounce desde que se había ganado su preciado puesto... y le costaba dar sentido a las sospechas y malos presentimientos que percibía escapar de sus compañeros—. ¿Es que vienen a reducir el personal o...?
2015
El silencio se apoderó repentinamente de la sala de reuniones. Y sin tener muy claro el motivo, Périer disfrutó secretamente de la expectación y el desconcierto ocasionados por las últimas palabras del jefe. Ahora los tenía a todos justo donde quería, a Moncef no le molestaba en absoluto reconocerle el mérito. —Eso... —el reportero no fue capaz de reprimir una carcajada breve y grave. Contemplaba a su colega de la interrupción—. Eso reduce a cenizas el supuesto de un simple accidente. A mí personalmente me parece una estrategia de marketing interesante, tomando en cuenta lo exigente que es el público hoy en día. No podemos ofrecerle cualquier cosa y esperar que la compren sin detenerse a pensar si les interesa. Pero el misterio y el secreto jamás pasan de moda. Siempre vende. Y si ese secreto viene fragmentado en formato de suspenso... la demanda sería desproporcionada —se había erguido en su asiento y hablaba como si lo hiciera para sí mismo, pero en aquel momento contempló a Blanc sin importarle dejar en evidencia su entusiasmo—. La exclusiva sería un gran golpe periodístico si efectivamente se comprueba la intencionalidad del incendio... pero Delatore lleva razón, es necesario considerar todas las posibilidades. —¿Qué quieres decir, Périer? —Katia no resistió guardar silencio un segundo más. Como una esponja, había absorbido todas y cada una de las palabras enunciadas hasta el momento—. Apoyas el fin, pero no el medio. ¿Es eso? El hombre obsequió a la mujercita una sonrisa digna de un modelo de catálogo. —Como funcionarios de Etiqueta Negra conocemos la historia de Molino de memoria. Después de todo forma parte de la identidad de la organización. Pero el mundo que está más allá de este edificio apenas tiene una idea de la leyenda y su relación con la revista —la forma en que se encogía de hombros era tan humilde que casi resultaba creíble—. Solo quiero decir que los lectores se interesarían más con el relato si la acercamos a ellos, pedazo a pedazo, persona a persona, todas las ediciones un nuevo avance de una historia cuyos misterios podrían atraparlos, volverlos locos a la espera del nuevo número que les traerá las respuestas a los misterios del anterior solo para acarrear nuevas preguntas sin respuestas. Y para cuando el trabajo de los oficiales haya finalizado ya no temeremos al resultado de la investigación: un accidente, un asesinato... ¿qué importará? El público se habrá enamorado de la historia y llorará igualmente la desaparición de sus protagonistas. —Una técnica muy sutil —Y perversa, prefirió no agregar la maquillista, revolviéndose inquieta en su asiento—. Sin embargo sigo sin entender, Señor Blanc, cuál es el sentido de que nos informe las buenas nuevas al personal en pleno. ¿Es que tendremos alguna participación en este proceso? ¿O solo desea ponernos sobre aviso para que no metamos las narices más de lo que nos corresponde?
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Post by bachi on Jun 23, 2014 17:58:18 GMT -3
((Ahhh, es que es una bruja que se hace la difícil e inalcanzable solamente >8 D))
1890 Louise fue la primera en acercarse a la puerta junto a Annete. Había muchas dudas por despejar aún. —Pero dime, ¿de verdad crees que es un lugar adecuado, o no será que en realidad fue la única opción más rápida de conseguir? —Tomó a su “amiga” del brazo y le pellizcó el codo, poniendo una carita de complicidad. Detrás de las dos, Pierre se quitaba los abrigos de más. Ya estaba dándole calor. —Sí sí, esos detalles son lo de menos —Mirando la ventanas tapiadas, frunció el ceño—, aunque yo le agregaría unos cuantos litros de pesticida también. La mujer se rió “¡Oh, Pierre!” y cuchicheó cerca de la oreja de su anfitriona: —El señor policía malo cambió de estrategia y ahora muestra buenos modales. Pero en fin —recuperando poco a poco su timbre de voz, movió el pie impaciente—, ¿qué es esto que no nos atienden? —Apoyó la mano en la perilla y empujó. Se cubrió la sonrisa de la boca con la mano cuando la puerta cedió y, dejando tras de sí una muesca eterna en el piso, se abrió—. Ops. Rápida como ella sola, Louise cruzó el umbral, todavía con Annette del brazo. El hombre suspiró con una sonrisa porque su mujer había empezado a jugar uno de sus papeles predilectos: El de idiota.
Charlie miraba hacia la barra. Estaba tentado de prender otro cigarrillo pero se contuvo. Le quedaban 4 en el bolsillo y no quería empezar a “recuperar favores” desde temprano: Tendría toda una noche por delante, y solo de pensar en aquello le dio dolor de cabeza. Sin embargo, se volvió al camarero que había estado ignorando rotundamente con una sonrisa radiante. —Necesito lápiz y papel —Se inclinó sobre la mesa y chasqueó los dedos frente a Matt para captar su mirada—, ¿crees que puedas conseguirme eso, eh, lo crees? —Continuó sonriendo, como quien le explica algo muy complicado a un niño de cinco años—. Vienes y me lo traes primero. Y entre que vas y vuelves, entre que espero y escribo, un café irlandés sin café pero con crema —Su dulce mueca se torció en una de burla y se apartó para recostarse de nuevo contra el respaldo y seguir contemplando aquella sinuosa cabellera rubia que al otro lado de Molino Rojo le daba la espalda.
Julie negó rápidamente con la cabeza, de manera suspicaz. —No no, cariño, no quiero desviar el tema pero… ¿A qué te refieres exactamente con que brillarás de una u otra forma? —La bailarina ladeó la cabeza—. Angie, ten cuidado con sea lo que sea que tramas, Annette podrías enojarse y finalmente borrarte del mapa, ¿y qué haría yo aquí sin ti, rodeada de harpías? Aunque suspiró melodramáticamente, sus ojitos siguieron escrutando a su amiga de forma acusadora. Le preocupaba qué fuera eso que iría a hacer. Cyrille a veces podía ser… condenadamente vengativa. Pero se rió con sus siguientes palabras. —Es un poco de todo eso —siguió diciendo, caminando distraídamente por los vestuarios, tocando plumas, probándose sombreros—. Y aunque no “le veas la gracia” —la burló y le tiró un sombrero—, leer es más importante de lo que parece, ¡si ni siquiera tengo firma propia! Y seguro que tú tampoco —Recordarlo la hizo fruncir el ceño y ruborizarse por un breve momento. Serían las últimas palabras de Angie las que la volverían a ella. Se quedó un par de segundos observándola y cuando, para su asombro, comprobó que todo aquello era sincero, corrió a abrazarla. —¡No seas tonta! Esto es uso mutuo —Al separarse, volvía a ser la Madre Julie de siempre—, pero gracias. De verdad lo aprecio, Angie. Y ahora dime, ¿le diste mi mensaje a Annette? En cuanto hable con ella, tendré total libertad para contártelo a ti. Aunque… de hecho, podría darte adelantos.
2015 Rachel dio un suspiro disimulado antes de irrumpir en la conversación, era solo un suspiro de tensión más que de agobio. A medida Blanc hablaba, un nudo de nervios se instaló en su estómago, porque sabía que a cada palabra nueva, se acercaba su turno de intervención. El problema era qué revelar, ¿qué debía decir al respecto? Si bien miraba a su jefe continuamente, en más de una ocasión sus ojos se desviaron a aquellos que habían intervenido. Se mordió la lengua y esperó a los comentarios finales, hasta que la pregunta de Katia llegó y quedó allí flotando y abrió la boca… —Ambas cosas, querida pequeña amiga maquillista mía. Pero el que había hablado fue Logan. Al fotógrafo habían empezado a brillarle los ojos desde que el jefe había empezado a hablar. Si bien al principio se había distraído observando la luz brillante que entraba por las ventanas, las calles de afuera y cosas mucho más entretenidas que aquella aburrida conversación de negocios; todo cambió abruptamente cuando mencionó al Molino Rojo. Y su cabeza hizo “click”. —Nuestro querido jefe —continuó, sonriéndole a Katia— no solo quiere que nos arrodillemos ante su idea y la absorbamos como esponjas, sino que nos dejemos absorber por ella. Nos quiere a su disposición entera y absoluta. Que descartemos nuestros viejos o futuros proyectos (lo que, por supuesto estoy dispuesto a hacer. Nada, repito nada puede compararse con la hermosa y extensa época victoriana que influyó en tantas bellas cosas de nuestra amada Francia)… O bueno, que por lo menos le dediquemos una cuarta parte de nuestras almas. Lo que por entero estoy dispuesto a hacer —Se volvió a Blanc. La riña estaba de momento olvidada allí. El arte era más importante—. Aunque sea limpiando pisos —agregó, por si no había quedado claro—. Sin embargo, lo que de todo esto me pregunto es: Bien bien, encontraron cosas blablablá… ¿Dónde están? ¿Las encontraron en Etiqueta? Quizás Logan nunca se daría cuenta de que su inocente pregunta era varias cosas menos inocente, pero Rachel aprovechó a interrumpir. Era ahora o nunca. —De momento el único autorizado para echar manos a las cosas de Etiqueta Negra es, como bien sabemos, Benjamin Blanc aquí presente. Siendo el dueño de la revista, él seleccionará al equipo de trabajo y a los que pueden acceder al material —No disimuló la tirantez de sus palabras. Aquello iba dirigido a aquellos tres hombres que, a su parecer, parecían los más hambrientos de los presentes: Delatore, Devourt y Périer— Sin embargo, lo que sí podrá ser de pública observación para todos los miembros de la revista (según lo determine el señor Blanc también, por supuesto), es la información policial oficial presente en la Comisaría de la cual —Revolvió sus archivos y le extendió al jefe los documentos— acabamos de recibir autorización. Por otra parte, Rachel tardaría pocos segundos en comprender, después de haber hablado, que sí había otra persona allí presente que tenía “mano directa” a Etiqueta Negra, y por ende, a aquella hermosa y legítima fuente histórica. Su par de ojos volaron directo al otro extremo de la mesa donde yacía el vaso frío de lima recién preparado.
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Post by ev7e on Jun 28, 2014 21:04:31 GMT -3
((Yo soy difícil e inalcanzable )) 1890-Señoras- saludó el anciano con una voz profunda y amable, diferente a la que había empleado para acabar con las quejas de Teva, cuando descubrió que le habían ganado en abrir la puerta. -Un placer verte de nuevo- sonrió Annette entrando al salón y dando una mirada alrededor. Las mesas donde solían reunirse a apostar en medio de un juego de cartas habían sido reacomodadas cerca a la nueva área del bar, una mesa larga y oscura delante de una estantería repleta de licores. Justo al frente, una pared de gruesas cortinas doradas cubría el escenario donde, ella sabía, una pequeña bailarina esperaba la señal. Pero la diferencia entre Molino Rojo y el nuevo lugar, era aquel espacio libre entre ambos mundos: una pista de baile. Annette asintió brevemente con la cabeza y con esa señal de aprobación, Jeremías se perdió entre las sombras en una esquina del escenario para lentamente empezar a correr el telón. Y entonces la vio, pequeña, molesta y orgullosa. Ella no podía darse cuenta, pero la elección de vestuario no había sido al azar. Una bailarina como Lala o Cyrille podían fácilmente despertar los celos de cualquier mujer, una bailarina como Teva, con su frágil apariencia de hada bien podría despertar una nueva sensación en los hombres que visitaban aquel barrio de Paris. Sin embargo, usando un sencillo vestido suelto que la cubría casi en su totalidad, lejos de desatar una batalla interna de proteger lo propio, podría parecer tan inofensiva como una niña. Y eso era lo que quería Annette, una niña (por lo menos en aquel momento) que no representara ninguna competencia para las mujeres que, esperaba, acompañaran a sus parejas en una noche de baile y diversión. La música empezó a fluir, una invitación a entrar en ese nuevo mundo…y sólo le quedó confiar. -Oh no, no. Él nos hubiera avisado con tiempo, no sería capaz de hacernos eso.- murmuró Veronique antes de darle un sorbo al vaso con agua que Med le ofrecía- Louise es…especial- dijo removiéndose en su lugar, de repente muy consciente de que no estaban solos. Ahí aun había gente del matrimonio LeCounce- Balthasar le tiene mucha estima, en parte porque con ella siempre consigue lo que quiere y también porque no tiene otra opción. Esa mujer es difícil, la Roca bien podría tener a un enemigo en su cama.- se atrevió a decir- Si ella ha venido y Balthasar se ha dado el trabajo de…bueno, de disfrazarse, es porque sabe que con su ayuda podría obtener algo que desea. La pregunta es ¿Qué desea Chevalier? -No sé lo que desea Chevalier, pero lo que “Charlie-cabello-sedoso” –gruño Matt acercándose a la barra, recordando una de las tantas cualidades de las que Angie le había hablado- desea es un café irlandés, sin café pero con crema- su mirada en blanco lo dijo todo- Ahora vuelvo- agregó antes de dar media vuelta y meterse en el camino detrás de las cortinas rojas, dejando nuevamente a la bailarina y al barman solos. -Le mencioné a Annette lo del pez, tranquila- rió Angie recuperando su habitual comportamiento- fue antes de que se desatara todo el drama. Dio un par de vueltas alrededor del vestuario, acomodando plumas por aquí y guantes de encaje por allá. Se detuvo frente a su espejo preferido y pintó sus labios de rojo, ahora el único rastro de maquillaje que llevaba en aquel momento, cortesía de la visita matutina de Med. -Y no me molestaría si me das algunos detalles previos antes de hablar con la vieja de Annette. Si nuestra suerte no cambia, la poca privacidad que tenemos se reducirá a nada. Ya sabes, con la mesera rondando por aquí y Marie…bueno, ya sabes lo que dicen de ella- rió lanzándole una rápida mirada a través del espejo mientras llevaba un pedazo de papel a su boca-Y claro que tengo firma- agregó con una sonrisita enseñándole la impresión perfecta de sus labios sobre el papel. 2015-Es un poco de ambas, en efecto- continuó Benjamín cuando escuchó la pregunta de Moncef- El tema de la investigación se realiza con la ayuda de la policía, ustedes no tienen por qué verse envueltos en esos líos. Sin embargo, de desearlo, pueden informarse y hacer lo propio. En lo personal, no me molestaría escuchar sus puntos de vista sobre el tema. -Todo aquello me parece bien- opinó Sophie desde su lugar, mirando únicamente a su esposo, con ese aire propio de quien sabe puede hacer y deshacer a su antojo- Siempre y cuando recuerdes, Benjamin, que hay información que debemos manejar en en privado. No quiero dudar de nadie aquí, pero este tipo de temas suelen hablarse entre rumores y podría escaparse a otra revista o a un diario local. Quien sabe, tal vez mañana una de nuestras modelos decida trabajar en otro lado y comentar algo de lo dicho en esta reunión. Es solo un ejemplo, queridas- agregó dando una breve y fría sonrisa al grupo de señoritas. -No tengo problema en que revisen la autorización enviada y los futuros hallazgos- aclaró- Lo que sí me temo no podre compartir con ustedes, de momento, son las cartas y algunos otras cosas de los archivos que estaban en poder de los oficiales. Eso, como ya lo mencionaron Rachel y Sophie, será trabajado directamente por mi. -En otras palabras, quiere que nos mantengamos discretamente alejados de lo que tienen hasta el momento. Pero si decidimos apoyar tendremos acceso a información más detallada ¿Es eso?- preguntó Frank. -Podría decirse. -En ese caso, tenemos el primer punto. ¿Cual es el segundo al que se refería? -Esto tiene que ver con dos cosas: su apoyo de la forma en que Logan lo ha detallado y un nuevo proyecto "de respaldo" que se llevará a la par de la investigación. Tal como uno de sus compañeros ha sugerido, y apostaré en su realización, iremos publicando los avances y reviviremos la esencia de Molino Rojo al mismo tiempo que mostraremos una nueva cara de Etiqueta Negra. Benjamin, seguido por su esposa, giraron ligeramente la cabeza para obtener una mejor visión de quien dirigiría esa nueva parte de la reunión. -Adelante, Moncef. El público es todo tuyo.
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Post by Milly on Jul 5, 2014 23:58:37 GMT -3
1890
Y de algún modo casi telepático, ella sabía que debía saber responder a esa prueba de confianza. Paso. Paso. Paso. Cuidadosa, casi etérea al ritmo cadencioso del sonido que empapaba cada rincón. Así avanzaba Teva Attia en dirección al sitio que solo momentos antes el viejo le hubiera señalado como punto de partida. Su seriedad era delicada, única evidencia de la concentración profunda que para entonces regía cada uno de sus sentidos en torno a un único objetivo: no fallar y, si acaso era posible, aspirar a una mínima cuota de perfección. La melodía pertenecía a una coreografía antigua, la muchacha no había tardado en reconocerla de sus primeros años como mesera en Molino Rojo. Pero recordaba cada paso tan bien como las rutinas que acababan de estrenarse la noche anterior. Y sacando provecho de la propuesta bastante menos osada de esa olvidada puesta en escena se proponía impregnar su propio estilo en cada movimiento; porque hacía años y a punta de humillaciones le había correspondido comprender lo absurdo que resultaban sus intentos de imitar la sensualidad seductora de las despampanantes bailarinas del cabaret. Con una figura estrecha y ordinaria, debía asegurarse de explotar sus talentos con una propuesta distinta, y en aquel momento, flotando sobre el escenario, adrede procuraba entregar a sus espectadores solo una parte de lo que planeaba ofrecer en su noche de debut. Giros, poses y saltos de precisión calculada se sucedían uno tras otro. Parecía que la melodía recorría su cuerpo y activaba en el instante preciso cada uno de sus músculos en una oda cinética a la dulzura y la elegancia, una evocación a la inocencia que sus compañeras de escenario no conseguirían imitar en toda una vida. Lentamente la música declinaría su ritmo hasta perderse en el silencio. Entonces Teva se mantuvo en el centro del escenario ofreciendo una más de sus graciosas reverencias ofrecidas a la singular pareja que acompañaba al drag queen. Sus ojos, sin embargo, se dirigían a Balthasar. Solo alguien como él sería capaz de descifrar el inquietante brillito oculto detrás de la mirada juguetona y alegre. Pero ese no era el momento de los reproches. Más tarde le sacaría en cara el hecho de no haber sido oportunamente informada de sus planes para esa mañana.
2015
Estuvo de pie un minuto después, erguido y orgulloso como un académico que lleva meses planeando la cátedra que se apronta a iniciar. Si disfrutaba del privilegio de captar la atención de todos los presentes, de tener al público en sus manos, su expresión concentrada no lo dejaba en evidencia. Porque para entonces acababa de despertar un Périer diferente: esa criatura metódica y profesional que salía a la luz del sol cuando su presencia era requerida. Era ese un hombre de genialidad incuestionable, un sujeto obsesivo al que no le importaba prescindir de un par de noches de la compañía femenina de turno para obtener una obra que él mismo, dentro de su autocrítica constante, consiguiera llegar a considerar perfecta. Era, en definitiva, una asombrosa aproximación al verdadero Moncef oculto detrás de frases elocuentes y sonrisas pagadas de sí mismo. —"El ídolo de hoy arrincona al héroe de ayer, y a la vez lo reemplaza por el héroe del mañana" —El reportero leía la pequeña tarjeta que portaba en sus manos, pero alzó el rostro a los demás al término de la cita—. Washington Irving. Puede que les parezca una frase cliché, demasiado poética e incluso anticuada. Sin embargo, damas y caballeros, considero que la verdad oculta detrás de estas palabras es potente. Y planeo demostrarlo. Tomó celosamente la carpeta negra que descansaba sobre la mesa antes de iniciar un recorrido relajado en torno a la mesa de conferencia. Aquel tránsito despreocupado tenía cierto efecto hipnótico, y el periodista lo sabía demasiado bien como para animarse a frenar el paso. —Desde luego, acercar la magia de nuestro pasado al público que nos sigue, como he dicho, resulta una estrategia de marketing poderosa. Pero como muchas cosas posee un punto débil, y en este caso el "pero" viene de la mano de su fecha de caducidad: puede que tardemos meses en dar con la verdad del misterio que envuelve a Molino Rojo, sin embargo, tarde o temprano el día llegará. Y cuando eso suceda perderemos nuestra arma más poderosa para captar la atención del público. El escándalo de cualquier descubrimiento durará un buen tiempo... y luego todos lo olvidarán. Por eso es necesario apostar a una estrategia simultánea que funcione a largo plazo —Sonrió por primera vez desde el inicio de su discurso. Había olvidado cuántas veces hiciera mención de su proyecto aquel día, pero consideraba que era lo bastante acertado como para llegar a cansarse de repetirlo—. Etiqueta Negra no es cualquier revista, compañeros. Ergo, sus trabajadores no son cualquier persona. Solo los mejores del negocio cuentan con el derecho de transitar estos pasillos y elaborar una creación magnífica e inigualable en cada publicación. Todos ustedes —señalaba a sus oyentes a medida pasaba por delante de ellos— son los ídolos del presente... o lo serán cuando los lectores sepan de su existencia, cuando se maravillen con sus labores y se identifiquen con sus historias de vida —Llegado a aquel punto hizo una pausa, para dilatar la incertidumbre y asegurarse de que sus explicaciones introductorias no habían sido en vano. De común Périer prefería rehuir de los rodeos. A veces, sin embargo, eran la única opción. Al alcanzar el asiento de Blanc, dejó caer con cuidado su carpeta negra sobre el resto de sus documentos. En ella se ocultaba el prometido único borrador existente de su metódico proyecto—. Lo que quiero decir es que convertiremos a cada uno de ustedes en protagonistas del presente, en los héroes de Etiqueta Negra, edición tras edición. Su trabajo será un referente de calidad, el público los admirará... y todos ganamos algo.
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Post by bachi on Jul 7, 2014 14:33:21 GMT -3
1890—¡Bravo! ¡ Bien joué! Los aplausos estallaron en cuanto la pequeña hadita con cara de Teva terminó y reverenció a la pareja. Los dos, marido y mujer siguieron aplaudiendo un buen par de segundos antes de comenzar a reírse y comentar entre sí, oído con oído, un par de detallecitos impolutos que los dos, ojos atentos del show, habían contemplado. La escena era directa: Los LeCounce nunca se habían peleado, nunca se habían engañado, eran el matrimonio perfecto y el ideal de la época. En cierto momento, Pierre se inclinó hacia el grácil cuello de Louise y con un par de susurros, le arrancó una risita a su mujer. —Sí, claro, LeCounce —respondió la mujer quitándose el abrigo y encargándoselo a su esposo—. Ya quisieras. Ahora bien, si no les importa, mientras ustedes resuelven esos detalles desagradables y aburridos de trabajo, yo quisiera hablar con nuestra pequeña estrella. Ya saben, cositas de mujeres—Sonrió y dio media vuelta para buscar con la mirada a Jeremías, mientras avanzaba hacia el escenario— ¿Los vestuarios, Monsieur? La Roca, tras seguir a su mujer con la mirada, se volvió a Annette y extendió los brazos. —Cuando lo logras, amigo mío, lo logras. Tengo que decirlo. De momento parece una apuesta, no sé si segura, pero sí interesante. Sí sí. Bien, guíame: ¿Dónde nos sentamos a charlar? Julie le arrebató el papel de las manos, con una sonrisita y meneando la cabeza. —Oh, claro, por supueeesto —Puso los ojos en blanco—. Pues no, la verdad es que no sé lo que dicen de la buena de Marie, y no estoy tampoco segura de querer saberlo. ¿No te pasa? A esta altura, deben decir todos cosas de todos, ¿y estás tú segura de querer saber lo que dicen de uno? En fin —Desvalorizó con una mano todo lo anterior—, mucho parloteo lo mío y poca información que valga la pena dar. No puedo hablar mucho, por lo menos no de momento cariño, pero sí te puedo confirmar algunas cositas que tal vez ya sepas: Balthasar y Pierre no dejan de jugar el uno con el otro, y que su mujer esté aquí en realidad significa que está enfadada. Muy. Se iban a ir los dos de viaje, ¿sabes? Pierre y su esposa. A América. Pero con todo el trajín de Molino, más algunos que otros detalles personales de sus negocios (ya sabes), él tiene que quedarse. Y Louise está molesta. Los dos pensaban dejar a cargo a (sí, cariño, agárrate bien fuerte) a tu querido Laurent, solo dos semanas, nada importante, pero con todo lo sucedido tuvieron que cambiar los planes. El único problemita —Julie se mofó— es que ella sí tiene que irse. Y le consta tener que dejarlo, dadas las circunstancias… La bailarina se detuvo en seguida y aguzó bien el oído. Le señaló a Angie la puerta y frunció el ceño en una pregunta clara: ¿Alguien se estaba acercando por el corredor? 2015“Adelante, Moncef. El público es todo tuyo.”Esa sola frase hizo que las reacciones se propagaran por la mesa. Logan fue escueto y conciso: Una lenta sonrisita maliciosa se gestó en sus labios cuando comprendió la movida. Su mano voló al bolsillo de su camisa y sacó el celular para ponerse a garabatear como loco mientras el discurso del reportero iba y venía como una montaña rusa. El mensaje fue tan conciso como su expresión, quizás más. Y el detinatario solo uno. De momento el otro apóstol invitado en el almuerzo estaba fuera de consideraciones en cuanto a confianza se refería. Logan no era Jesús, no le gustaba la barba, pero mucho menos se dejaría besar las mejillas por un Judas que todavía debía ganarse sus favores. Por lo menos ahora sabemos qué hueso roía este perro Enviar a Alessandri. Click. Cerrar. Delatore podía esperar. Para Rachel había significado lo mismo pero con un giro de 180 grados. Si bien la secretaria no sabía exactamente cómo debía sentirse, sí tuvo en claro un único aspecto de todo lo que allí sucedía: Había confiado en aquel sujeto en un momento de necesidad, había compartido con él algo de información “confidencial”, y ahora allí estaba con su discurso banal pero efectivo, de donde todo lo que podía sacar era solo una cosa: Moncef, si bien no había sabido todo, su olfativo instinto de reportero al acecho había estado al tanto. En pocas palabras, solo había necesitado la pequeña confirmación brindada por la secretaria “de que algo gordo se estaba gestando” para lanzarse a su búsqueda. Y vaya que había pescado algo. Necesitó que las palabras del fotógrafo la sacaran de su letanía para tomar una decisión que había postergado, a duras penas escuchó la pregunta de Logan mientras su cerebro hacía click. —A ver si entendí: Mientras transcurre la investigación, tú idea es dar a conocer a los investigadores, hacerlos personajes protagonistas —Logan se recostó sobre el respaldo y se cruzó de brazos, pensativo—. Eso nos daría, según tu punto, varias ventajas. La primera, que el lector se meterá de lleno en la historia y querrá más. Sería casi como leer una de esas porquerías que venden en los revisteros del metro, Danielle Steel para gays menopaúsicos y frígidas brujas de la moda —Enarcó las cejas y sopesó la idea—. Vendería. Y la segunda, que una vez que todo este asunto de Molino Rojo termine, los lectores seguirán queriendo saber más de ellos, los “personajes reales”: El fotógrafo que lo captó todo, el artista que supo estudiar la época y retratar en el modelo toda la euforia del siglo XIX y, por supollo, no nos olvidemos s'il vous plaît!, el intrépido reportero fanfarrón —Sonrió— ¿…Entendí bien?
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Post by ev7e on Jul 10, 2014 20:25:50 GMT -3
1890
Annette mantuvo una distancia prudente del matrimonio LeCounce mientras le daba un guiño cómplice a la pequeña bailarina sobre el escenario. Solo apartó la mirada cuando escuchó Pierre hablándole directamente. -Monsieur, enséñele el camino a la dama –dijo antes de asentir brevemente con la cabeza hacia Teva para que siguiera a Louise y poder hablar con La Roca.
-Por aquí, madame – señaló Jeremías abriendo una puerta escondida tras el escenario- el vestuario este- señaló la primera puerta- Tendrá que disculpar la sencillez. Como no era algo seguro, decidimos traer justo lo necesario para esta presentación…Si me disculpa, tengo que arreglar uno de los depósitos. Permiso- se excusó al mismo tiempo que veía a la joven bailarina acercarse.
-Bien- Annette alisó las cintas en la cintura de su vestido mientras se sentaba en la silla frente a LeCounce- Acepto sugerencias a cambio de un “sí” por respuesta- sonrió.
Angie se llevó el dedo índice a los labios al mismo tiempo que Julie le preguntaba lo obvio con la mirada. Se acercó a la puerta y pegó el oído a la madera para escuchar las quejas de una voz masculina. -Ya le enseñaré yo lo que entiendo acerca de su asquerosa mafia, llena de ladrones y gente de mal vivir y asesinos de élite- refunfuñó Matt dando fuertes pisadas mientras pasaba de largo hacia la oficina de Annette en busca de lápiz y papel. Frunció el ceño al oír las últimas palabras pero logró suavizar el gesto cuando se volvió a su compañera. -Es mi hermano, nada de qué preocup… ¿¡Qué mierda es esto!?- rugió al encontrar, sobre las cosas que había dejado Daglia, un traje de perlas doradas tan pequeño que no podía haberle quedado a la bailarina más delgada…pero sí en una entrometida mesera. -¿Qué carajos hace esto aquí?- sacudió el vestido en lo alto para mostrarlo- ¿Por qué mierda ya tiene uno de estos si solo hace unas horas…? Ella lo tenía planeado –entendió y poco a poco, fue moderando peligrosamente el volumen de su voz – ¿Sabes lo que me dijo? Ella dijo que lo que había hecho era inaceptable, que había convertido Molino Rojo en un burdel solo para satisfacer mis propios intereses con Charlie. Dijo que era vergonzoso y que por eso iba a castigarme poniendo a Veronique en mi lugar. Le rogué que no lo hiciera, Julie, sabes que necesito el dinero. Le pedí que me dejara como una bailarina, ni siquiera me molestaría si no estaba sobre el escenario. No me hubiese importado estar en el lugar más escondido, le dije que ocuparía el lugar de Daglia mientras estuviera recuperándose…ella dijo que ya tenía el lugar cubierto. Pensé que lo de Teva era solo para molestarme…pero esto- sus dedos buscaban hábilmente entre las lentejuelas- nosotras sabemos que uno como estos tarda en llegar al menos una semana ¿Por qué entonces éste ya está aquí y en menos de doce horas? ¡Y nuevo! La perra de Annette lo tenía todo planeado y solo buscaba una excusa. Daglia fue la oportunidad obvia. –Justo ahí, un hilo suelto que fue atrapado por sus largos dedos- Y ésta es la mía- agregó mientras tiraba con fuerza de él y una a una las perlas cayeron como canicas al mismo tiempo que la puerta se abria. -Tal vez quieras…-Matt se detuvo a un paso de entrar al vestuario cuando una lluvia de bolitas doradas rodaron por sus pies -¿Qué has hecho?
((Mia: Siento que esto ya ocurrió antes...o después. Whatever.
Dejaré un poco de lado lo que ocurre en el 2015 porque mis personajes no se sienten directamente afectados y porque, sinceramente, este postie no es de mis mejores y tengo sueño :3
Frank: ¡QUIERO HABLAR! ¡YO QUIERO HABLAR! Benjamin: *lo amordaza y lanza al río* ))
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Post by Milly on Jul 10, 2014 23:28:32 GMT -3
1890Se apresuró para adelantarse a abrir la puerta señalada por el viejo -había perdido demasiados puntos como para decidir llamarlo de otra manera- y guiar a la distinguida dama al interior del reducido espacio. —No tiene ni una pizca de la gracia y majestuosidad de Molino Rojo, lo sé —intuía la impresión que su acompañante se llevaría tras echarle un vistazo rápido al aire insípido de aquel cuarto—. Pero, ¿qué mayor dedicación se le puede pedir a un viejo solo dedicado a las apuestas? Un par de retoques marcarán la diferencia, mi señora, se lo aseguro. La distribución de los espacios es bastante parecida, después de todo. Avanzó hasta el rincón en que había dejado sus ropas minutos atrás, empeñada en ordenar el montículo de diminutas prendas para que la habitación consiguiera verse un algo más... decente. Y volvía el rostro a la mujer cada vez que acababa de doblar algún nuevo trazo de tela—. Tanto usted como el señor LeCounce merecen esfuerzos mucho mayores de los que han visto hasta ahora, yo misma habría deseado presentar alguna rutina mucho más digna de ustedes. Pero ha sido todo tan apresurado... Balthasar ha hecho todo cuanto ha podido con lo que tiene a la mano. A paso rápido volvía de las cocinas, procurando no convertir sus maldiciones susurradas entre dientes en algún ruidito audible por alguien más que él mismo. ¡Café irlandés, nada menos! ¿Qué clase de disparatado había creado una locura como esa? ¿Y a qué clase de demente se le ocurría hacer aquel pedido infernal sin café? Sin parar de refunfuñar consigo mismo dejaría caer la crema recién preparada sobre la barra cuando llegó hasta ella, y apenas dedicando un par de miradas de exasperación a Véronique comenzó a trabajar: Whisky, más whisky, azúcar y crema, mucha crema. Que las medidas de cada ingrediente no llegaran a satisfacer las expectativas del perro de LeCounce lo traía sin cuidado: él era barman, no un preparador de híbridos extraños con pedidos especiales todavía más extraños. No obstante, estaba obligado a dedicar el mayor de sus esfuerzos en esa elaboración; las sospechas de Marie lo llevaban a sospechar que aquel no era el momento adecuado para que La Roca recibiera queja alguna de Molino Rojo, mucho menos una que procediera de alguno de sus propios hombres. Al acabar, depositó el vaso de cristal en medio de la barra, a la espera del retorno de Matt. Porque él, desde luego, no lo entregaría. 2015La sonrisa de complicidad sobrevivió apenas un segundo sobre los labios de la maquillista luego de leer el mensaje. Le había hecho gracia, desde luego, considerando que al fin empezaban a salir a la luz todos los misterios que durante una mañana completa hubieran jugado con sus delicados nervios. Pero la memoria de Alessandri era de todo menos frágil, y acababa de de hacer las asociaciones correspondientes como para decidir la postura que en aquel momento debía mostrar al fotógrafo. Charlas de negocios, acuerdos fotográficos secretos... sus manos volaron sobre la pantalla táctil con furia para escribir y hacer envío de su respuesta. LO SABÍAS Guardó el teléfono en su diminuta cartera, resuelta a no atender a ningún posible futuro mensaje y a no dedicar una sola mirada a su otrora aliado a pesar de saberlo sentado justo a su lado. El sentimiento de traición era tan conocido que odiaba cada vez que alguien la obligaba a volver a experimentarlo. —Captaste la esencia, sí —la sonrisa amable y entusiasta de Moncef, como de costumbre, pasaba por alto cada uno de los insultos del fotógrafo hasta el punto de poner en duda la existencia de los mismos. La inmunidad a cualquier ofensa era otro de sus grandes talentos diplomáticos—. Pero me parece importante ayudarlos a entender que, más allá del beneficio que pueda traer a la revista como empresa, esta medida los favorecerá directamente. La fama es otra forma de hacerse publicidad y de convertir sus currículums en un referente de calidad. Se convertirán en el objeto codiciado del mercado que todos lucharán por tener. Y si eso no les parece suficiente como para apoyar la realización de este proyecto, entonces no sé qué pueda hacerlo. —Y la razón por la que tratas de convencernos de que tu idea es buena es para que colaboremos en tu heroica misión de convertirnos en estrellas, ¿verdad corazón? —en los ojos pardo se distinguían los rastros de su irritación repentina, pero de ninguna manera aquello restaría crédito a la sonrisa macabra que para entonces la maquillista esbozaba, descansando el mentón sobre las manos entrelazadas—. ¿Y qué pasará si a pesar de toda esa maravilla nos negamos a colaborar? La respuesta del hombre fue un suspiro, y no cualquier suspiro. Aquel gesto de algún modo parecía perdonar a la diminuta mujercita por el nivel de ingenuidad patente en sus palabras. Tomó su mano casi con cariño. —En ese caso, se llevarán una gran sorpresa cuando llegue su momento de leer la crónica que lleve su nombre. Suponiendo que leen la revista para la que trabajan, por supuesto.
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Post by bachi on Jul 11, 2014 16:26:21 GMT -3
1890Louise en cierto momento alzó la mano. —Calla, querida —sonrió y sin siquiera echarle un vistazo al burdo camerino, se sentó en el primer huequito que encontró, no sin antes, barrer el polvo con una mano. Se volvió a Teva y sin cruzar las piernas, le extendió los brazos—. Balthasar ha hecho todo lo que quería hacer y más, no lo defiendas con ceguera de perro porque me decepcionas, no intentes ocultarlo porque no planeo hablar contigo entre acertijos. Ambas sabemos que esos dos de ahí afuera son dos zorros astutos, no lo seámos entre nosotras. Ahora, ¿me pasarías tu vestido? Y busca aguja e hilo, querida, que debe haber por aquí metidos en algún sitio. Mientras la pequeña muchacha buscase, Louise se arremangó el vestido hasta las rodillas y se acomodó en el suelo para que toda la extensión del banquito que había elegido le sirviera de mesa. Doblaba las puntas de más del modelo, que habían quedado marcadas por la silueta menuda de Teva, con un ojo experto y precisión en las manos. —Que ahora lleve vestidos, alhajas y vocabulario caro en mi lengua no quiere decir que en otra época no haya sido algo más que una hija de una costurera de alta costura, querida, así que la apariencia no engañe a tus ojos el verdadero origen de todos —Aceptaría sin ver la aguja e hilo y se dispondría a trabajar. Tras unos segundos de silencio, irrumpió— ¿Sabes por qué Balthasar te puso este vestido? ¿Sabes por qué mi marido está ahí afuera ahora, negociando por remodelar este ruin lugar? Por dinero. ¿Por qué haces tú lo que haces? ¿Por qué quieres ser una bailarina? —Se detuvo, analizó con ojo crítico sus arreglos y se los enseñó a la bailarina— ¿Y, qué tal? Louise, sin esperar respuesta, se puso de pie y se sacudió las rodillas. Dejó que su vestido volviera a ocultar sus piernas y adoptó su estilizada postura de siempre. —Yo ahora puedo ser una mujer de clase alta, pero siempre llevaré en mis venas mis orígenes. Y mi educación. Tú hoy podrás ser una bailarina, pero siempre llevarás en tu experiencia lo que es y fue ser una camarera, viviendo bajo las sombra de los demás —Se le acercó y le puso ambas manos sobre los hombros—, ¿de qué lado estarás cuando todo eso estalle ante tus ojos? —Con una sonrisa, se apartó y abrió la puerta dispuesta a salir—. Espero que del correcto. Pierre sacó una libreta del bolsillo del pantalón, y dos habanos del bolsillo del pecho. Sin consultar, le pasó uno a Annette, mientras él cortaba y encendía la punta del propio. A continuación, con una pluma de tinta en la mano, se puso a hacer anotaciones rápidas, murmurando entre dientes. —A ver —tiró ceniza en un cenicero de viejo aspecto que, de paso, le robó una mueca, y se echó para atrás—, las cortinas… Definitivamente hay que cambiarlas y sé que estarás de acuerdo. Le dará luz a este lugar de pacotilla, claro, si tu gente se encarga de rascar la eterna mugre de las ventanas. Mesas y sillas, no. Deberás arreglarte con lo que tienes, la mueblería está cara, Annette, pero tal vez puedas reciclar cortinas viejas y hacer almohadones. Esos detalles te los dejo a ti. Veamos qué mas… Los pisos —Enarcó las cejas—. Los pisos serán un problema gordo, ya que si planeas una pista de baila por ahí, deberás encerar y lustrar. Pero sería un gasto innecesario de cambiar, dado que estaremos aquí hasta que Molino se arregle… Lo que espero, será pronto. La iluminación será otro problema. Así que, querido amigo mío —Le paso la libreta y se acomodó—, ahora espero tus sugerencias de “sí”. Julie observaba nerviosa cómo la ira que su amiga había ido acumulando desde hacía 24 horas, tomaba finalmente posesión de su carne. —S-sabés que si es por el dinero, yo puedo prestarte, Angie. Tengo ahorros por mi viaje, ya sabes, pero siempre se pueden escatimar en gastos… Pero hiciera lo que hiciera, la erupción volcánica iba in crescendo. —Angie, tranquilízate —Su voz recuperó el tono y la fuerza, y logró aferrarla por un hombro antes de que volviera a escapársele, zarandeando por allí el evidente nuevo vestido—. Primero respira, serénate y… Oh no, ¡no te atreverías! Ni siquiera llegó a forcejear. Las dos manos de la bailarina volaron a su boca para intentar tapar su sorpresa al ver el desastre que la pelirroja acababa de desparramar por todo el suelo. Y en ese momento, justo, en el que interrumpió Matt, su rostro voló hacia la puerta. —¡Matt! ¡No deberías entrar sin avisar! ¡Fuera! 2015Le vibró el celular tras soltar toda su palabrería y una ojeada rápida, mientras Moncef detallaba con mayor claridad para toda la audiencia, la verdadera razón escondida detrás de su explicación; Logan observó el mensaje. Su primera reacción fue enarcar las cejas. La segunda reprimir una risita, y la tercera negar repetitivamente mientras volvía a escribir como si el mismo diablo le persiguiera los huesos de los talones. Ya lo sentía roer, ahí sentado junto a él, ya lo sentía arañando su delgada capa de “amistad” con una llamarada de venganza en envase pequeño. Por supuesto que no, querida Katia mía. Solo lo “sospechaba”, al igual que tú seguramente sospechabas ciertas cosas que te has guardado, y al igual que Frank ha evitado mencionarnos ciertos asuntos con la secretaria… No conocía de toda la vida a Katia para saber qué se le estaba cruzando por la cabeza en ese preciso momento, pero si de algo estaba seguro (sumando la pequeña cuota de irrupción de Moncef en escena), era que tardaría en darle una respuesta, tal vez una eternidad tardaría. Pero Logan no podía dejarse amedrentar por su diminuto desliz en la alianza: Él tenía los originales de esas fotos y podía hacer con las copias lo que él quisiera, tanto como mostrarle parcialmente a Katia parte de su labor, como darle al reportero una selección específica. La respuesta de Périer, sin embargo, le hizo volverse a verlo. —¿Alguna vez has escuchado el dicho: “No cagues donde comes”? Pues se aplica perfectamente a la situación que acabas de mencionar —Ya no había sonrisa de por medio, sino una desganada y fría insinuación. Rachel, en tanto, miró a Blanc con desconcierto. —¿Es eso cierto, señor Blanc? ¿Aunque se nieguen a participar del proyecto, se verán obligados a participar de forma indirecta como parte del personal que ayudó a descubrir la historia? —Su memoria dio un brinco atrás, intentando recordar algún mensaje entre líneas escondido cuando había firmado el contrato de trabajo. No encontró nada, después de todo ella no era artista sino una simple secretaria. Su corazón relajó el latir frenético e incriminó, ya más neutral, a su jefe por la imposición, como cualquier nieta recriminaría a un abuelo una broma o mal chiste.
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Post by ev7e on Jul 15, 2014 21:15:17 GMT -3
1890
Tomó la libreta y la pluma entre sus largos dedos mientras sus ojos se movían sobre la pequeña lista subrayando algunas palabras y tachando líneas enteras. -Las cortinas podemos cambiarlas por las que tenemos en el depósito de Molino que están en buen estado. Mandaré a un grupo para encargarse de todo lo que son ventanas, esos chicos hacen magia- murmuró más para sí que para LeCounce mientras anotaba un nombre en la siguiente línea-Tengo una vecina que puedo ayudarnos con los almohadones, yo me encargo. Lo de la pista de baile prefiero reservarlo para cuando esté listo Molino Rojo, pero iré introduciendo la idea dentro de este local sin hacerlo totalmente...-dudó un poco- Ya lo verás, no puedo explicártelo con detalles. Pero te gustará. Lo prometo. Así que del piso no te preocupes, nada de cambiar las maderas, tengo una alfombra preciosa que servirá para mis planes. Al igual que las mesas y sillas, traeré algunas del cabaret y arreglaré con muebles que tengo en el depósito. Y la iluminación…sí, es un problema. Aunque podría arreglármelas con lámparas de gas colgadas estratégicamente…Ahora, espero el visto bueno- agregó devolviendo la libreta y la pluma a su dueño incapaz de ocultar la mirada expectante.
Observó la escena entre horrorizado y molesto, pero cuando escuchó el reclamo de Julie sólo quedó la molestia en sus gestos. -¿Oh, sí? ¿Para qué? ¿Para que pudieran esconder el vestido de Teva y no ser culpadas? Lo esperaba de mi hermana, pero pensé que tú serías más consecuente en tus acciones y no estarías cayendo en los mismos juegos egoístas de Angie. Y si tú piensas que así recuperarás tu lugar, estas muy equivocada- agregó señalando a su hermana- Y por si no quedó claro, Annette se enterará de esto. -Largo, Matt- dijo Angie tranquilamente luego de lanzarle una mirada divertida a la otra bailarina. -Eres egoísta y caprichosa. Necesitas aprender de humildad y dejar que otra persona tenga una oportunidad porque obviamente, tú no sabes… -¡YA VETE!- gritó la pelirroja empujando a su hermano y cerrando la puerta para no escuchar la última frase. Apoyó su cabeza sobre la madera para luego soltar una carcajada casi histérica. -No le dirá nada- agregó hacia Julie mientras intentaba contener la risa- él no le dirá nada a Annette.
-…aprovecharla!- terminó de gritar al mismo tiempo que la puerta se cerraba en su nariz. Matt tomó varias bocanadas de aire para calmarse y darse cuenta que había dejado caer tanto el lápiz como el papel. Los recogió y sacudió la hoja como si nada hubiese pasado. -Han destrozado el traje de Teva. -¿Qué?- preguntó Veronique saltando en su sitio cuando escuchó al mesero que había regresado. -Eso, lo han destrozado. Lo iba a usar esta noche y ahora no tiene nada…¿Eso se toma?- se interrumpió al ver la mezcla que el barman le extendía en el vaso. Aunque prefirió no esperar una respuesta, atrás podía imaginar a Charlie contando los segundos que tardaba en regresar su mesa. Cinco, cuatro, tres dos… -Servido, señor- dijo con todo el profesionalismo que podía mientras colocaba los pedidos frente a él.
2015
Exposición. Exposición. Exposición La palabra resonaba en su cabeza como una alarma a medida que las frases de sus compañeros como: “fama es otra forma de hacerse publicidad” y “convertirnos en estrellas” parpadeaban como luces de discoteca en su cerebro. Él no necesitaba esa mierda. Él no podía tener ningún tipo de reflector sobre su bien peinada cabeza y mucho menos en aquel momento. -Dicen que no existe la mala publicidad ¿no?- la voz de Sophie Blanc interrumpió los pensamientos de Frank llevándolo de nuevo a la realidad- La idea me parece muy buena. No solo atraería la atención sobre Etiqueta Negra y la historia de Molino Rojo, sino que además de funcionar como una carta bajo la manga, subiría los bonos de cada uno de ustedes- indicó recorriendo con la mirada a todos los presentes- Desde mi punto de vista, les haríamos un favor permitiendo que esas notas salgan a la luz. Desde ya tienes un sí de mi parte – agregó dedicándola una recatada sonrisa a Moncef. -Al igual que la investigación, no es necesario que todos se involucren. Tampoco significa que se dará rienda suelta a la imaginación para crear una historia ficticia de cada uno de ustedes si es que decidieran no colaborar- agregó lanzando una mirada de advertencia a Périer- Pero sí nos complacería a todos si nos ayudaran con la idea de su compañero. Ustedes mismos deciden qué decir y qué enseñarle al público que los leerá. Y respetaremos su privacidad al no insistir cuando ustedes hayan dicho basta. Sé que algunos están relacionados con la prensa y saben cómo manejarla- explicó dando miradas al mismo Moncef, Delatore y Alberti. Así como al grupo de modelos encabezado por una somnolienta Mia- pero también hay otro grupo que prefiere trabajar tras las cámaras y podrían incomodarse al ser asediados con preguntas indiscretas, porque, seamos sinceros, todos conocen la forma de trabajar de nuestros periodistas- rió.-El proyecto ya está aprobado sin que esto signifique que es un favor hacia ustedes. Creo que pueden abrirse paso en cualquier campo laboral que deseen.
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Post by Milly on Jul 20, 2014 1:01:58 GMT -3
1890 Había hecho un esfuerzo sobrehumano para mostrarse indiferente al monólogo que pretendía sacar a la luz sus verdaderas intenciones. No obstante, conforme Louise otorgaba un nuevo nivel de complejidad a sus interrogantes, la determinación de la muchachita flaqueaba ostensiblemente. Y para cuando la vio partir ya no le importó disimular su sorpresa, mucho menos su admiración. Desde que tenía uso de razón, Teva había alucinado con la idea de convertirse en una aclamada bailarina, no precisamente por un asunto de vocación; tomando en cuenta su humilde y ordinaria procedencia, era esa la tarima más alta a la que podía aspirar pertenecer algún día. Pero había bastado llegar a Molino Rojo para que la joven no tardase en asimilar que existían posiciones más altas, más deseables y mucho más inalcanzables, donde un puesto de bailarina ocupaba el último lugar de una interminable escala jerárquica que iba más allá de las nubes. Y jamás se le ocurrió siquiera suponer que contase con la más mínima posibilidad de atravesar esa insondable barrera social, de separarse apenas un par de metros del suelo... hasta ahora que era una bailarina, hasta ahora que una mujer de alta alcurnia decidía revelarle, acaso queriendo alimentar sus pretensiones más oscuras, que la cima estaba al alcance de cualquiera lo suficientemente osado como para atreverse a tocarla. La cuna no era determinante. Y ahora ella había entrado al juego de los ascensos. Ignorando el mareo se acercó a sostener entre sus manos, muy cuidadosamente, el vestido magníficamente modificado por la señora LeCounce, ya dejando escapar un suspiro profundo de cansancio, de dicha, de confusión y de angustia. Su mente era un caos de pensamientos y suposiciones. Ciertamente nada le importaba más que tomar la decisión correcta, tomar parte en el lugar más beneficioso para ella –porque estaba claro que nadie más se ocuparía de su felicidad–, y las últimas circunstancias comenzaban a marcar las pautas decisivas: tras años de trabajo e insistencias Balthasar finalmente se decidía a otorgarle, a modo de gran oferta, su lugar soñado sobre las tablas del cabaret... más por conveniencia que por la sincera intención de satisfacerla. Y Teva comenzaba a hacerse a la idea de que su contraparte de ninguna manera se conformaría con proposiciones tan predecibles. Terminó de vestirse y abandonó el cuarto con la convicción inequívoca de que debería acelerar los movimientos cuidadosos de cierto caballero de negra mirada inquisidora para comprobarlo.
—Están perdiendo el control —La desesperación del barman llegó sin aviso, con la misma rapidez utilizada por Matt para marcharse tras su reaparición—. Si Annette llega a enterarse de esto... —Sin dejar de mirar a la bailarina, se debatió internamente en torno a la posibilidad de ir a corroborar la escena con sus propios ojos y reprender la escena con la autoridad de un padre molesto. Pero al final... la decepción conseguiría mantenerlo firme en torno a los dominios de su barra. Ya era bastante malo oír una atrocidad semejante de Angie, ¿pero de Julie? No le importó mucho la excesiva dramatización de su suspiro—. En serio creí que Angie podría tomarse las cosas con calma. Cometí el error de... no lo entiendo, Véronique. ¿De verdad es tan malo que Teva entre en su círculo? No es precisamente un ángel, yo lo sé... pero ha soñado tantos años con este día...
2015 No esperaba una reacción diferente, pero de igual modo el escándalo resultante de sus palabras decepcionaría inevitablemente a Périer. Siempre había tenido un grave problema con eso de respetar la privacidad del resto, pero si a la fecha aquello no había traído consigo una lluvia de quejas y demandas para él mismo y la revista que lo auspiciaba se debía a que el reportero solía compensar aquella manía insana con otra buena cuota de sus habilidades mejor guardadas. En esta ocasión, se prometió a sí mismo en tanto consentía la miradita de alarma de su jefe con la sombra de una nueva sonrisa, no sería diferente. Justo cuando el reportero daba por terminada su intervención y retornaba a su lugar, Katia arrojaba su pequeña cartera sobre la mesa, bufando con la clara intención de reclamar atención un par de minutos. Parecía aburrida, casi desdeñosa con los brazos cruzados y la espalda bien recta sobre su asiento. Pero tan digna como siempre. —Si ya está todo dicho entonces —inició con voz átona, casi tan profesional como la de Moncef—, me gustaría dejar claro desde ahora, señor Blanc, que me interesa ser parte de esta idea. La de Molino Rojo, quiero decir. Aún no veo muy claro de qué forma podría contribuir, pero si de algún modo pudiera llegar a participar, le pido que me considere. Périer estuvo a punto de agregar algo, pero Alessandri volvería a adelantarse observándolo con el entrecejo fruncido. —Y si eso significa que debo convertirme en el ratón de laboratorio de nuestro brillante reportero...—se encogió de hombros—... que sea. Un poco de atención no me vendría mal, para variar. Y ya que últimamente nuestro trabajo tras las cámaras parece no valorarse con la seriedad que merece —cuando miró de refilón al resto, procuró no fijarse más tiempo del necesario en su jefe. Los consejos de Logan le parecían una bajeza, pero nada había más cierto en ellos que el hecho de que estaba obligada a mostrarse sutil—, me parece adecuado reivindicarlo con la aprobación que este pueda tener fuera de la revista.
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Post by bachi on Jul 20, 2014 16:39:45 GMT -3
1890 Las anotaciones mentales que Pierre había estado haciendo mientras Annette había hablado, se traspasaban ahora con una fría precisión de la pluma sobre el papel. El hombre dejó que la ceniza consumiera poco a poco su habano mientras revisaba con los ojos de halcón y el ceño fruncido las acotaciones, tachaduras nuevas y aclaraciones. Al final arrancó la lista de su anotador y se lo pasó sobre la mesa al drag queen, luego cerró con fuerza la libreta y la devolvió a su lugar. Por el rabillo del ojo había visto que su mujer volvía de los vestuarios. ─Eso es lo que puedo darte para cubrir los gastos iniciales según lo hemos planteado ─explicó LeCounce mientras una Louise silenciosa retomaba su lugar junto a su esposo─. Espero que las cosas que habías dicho que podías cubrir sean cubiertas sin necesidad de dinero de por medio. Ya sabes, de una forma u otra, que cualquier tipo de imprevisto puede ser charlado y revisado y vuelto a charlar... ─En otras palabras ─intervino Louise con una sonrisita cómplica hacia Annette─, Monsieur Tacaño decidió aflojar un poco el cinturón de la barriga y el candado que lleva en los bolsillos. ─¡Oh, vamos, Louise!
Julie los dejó hablar. Como también dejó a su amiga cerrarle la puerta en la cara a su hermano sin hacer el mínimo intento de movimiento por detenerla. Al ver a Matt marchándose sin posibilidad de dar respuesta, la muchacha no pudo menos que observar lo mucho que distaban de parecerse los dos hermanos entre sí. Más allá de lo físico, estaba esa pequeña pero notoria línea de carácter que casi los convertía en agua y aceite. Y aquello que había dicho... Al volverse a la pelirroja, Julie sonreía pero preocupada, de brazos cruzados. ─Oh, yo no sé. Me siento... Un poco culpable ─Chasqueó la lengua y su semblante se endureció un poco─. No deberías haber hecho eso. No deberías haberle hecho eso. Parecía... ¡Vaya! pero parecía estresado ─Volvió a relajarse y se desinfló con un suspiro─ ¿Crees que está bien? A veces creo que tus andadas terminarán por consumir a tu hermanito. De hecho, su relación con Teva no puede ayudar mucho al proceso ─Hizo una mueca al desviar la mirada hacia el vestido y tomó los restos entre las manos, para enseñárselo a Angie─. Y en esto tiene razón, ¿qué piensas hacer ahora? Le dirá, Angie, seguro ahora mismo ya está contándoselo a Marie. La bailarina dejó el cadáver de tela en los brazos de su amiga, casi obligándola a sujetarlo, y cuidándose de no patinar entre todas las perlas del suelo, buscó asiento. No fumaba, pero en ese momento le habría venido muy bien uno. Casi en seguida, como para que el pinchazo de culpa que poco a poco se desbordaba en su interior no avanzara más de lo debido, se fijó en Angie con un brillito divertido en los ojos. ─Estoy pensando... Si lo de la Roca no funciona, siempre me queda el bueno de Matt para intentarlo. Claro, ahora que te has metido a jugar a dos puntas con Favre también y dado que no tengo chance alguna... ─Soltó una sonora carcajada, tan histérica como la anterior que su amiga había soltado. Las dos tenían unas bellas sogas decoradas con perlas (curiosamente), pendiendo del cuello─ Sería lo último que me faltaría para que Teva termine por odiarme como a ti, ¿no crees? Quitarle a su fiel amigo. Aunque, ahora que lo pienso, sin necesidad de hermanos de por medio, tú ya te has ganado su "cariño". Dime tu secreto, debe ser algún tipo de don, Cyrie... ─bromeó, mitad en serio mientras se frotaba los ojos.
Disfrutó verlos corretear de un lado a otro, verlos desde lejos compenetrados y serios. No se jactó con sonrisas de por medio sólo porque el trabajo aún no estaba terminado para él y porque la situación tampoco lo ameritaba. Sin mucha reflexión interna de por medio, Laurent prefería dejar que el malhumor pasado hiciera mella en él y le enfriara la cabeza para la siguiente movida que se venía, porque se había acabado el juego del Señor Modales. Durand sería duro. Y sería perro. Y lo mejor de todo era que lo disfrutaría con enorme placer cuando llegara el momento de demostrarlo. Charlie tenía ganas de herir y justo, como bajado del cielo, el idiota que tenía plantado ahora delante de la nariz se interponía en su trabajo. No agradeció el pedido. Tan rápido como había llegado hasta sus manos, tomó el papel y escribió. Una vez terminada la corta misiva, lo dobló cuidadosamente por la mitad y le entregó, mensaje y lápiz, al mozo. ─Ten. Sé poco estúpido y llévaselo a la preciosa chica que holgazanea junto a tu amiguito de la barra ─Ésta vez la voz fue directa y concisa, dejando en evidencia que su humor pendía de un hilo. Sin dar más explicaciones, Charlie se contentó con catar la preciosa discordia que tenía en el vaso. En el corto mensaje que llegaría a manos de Veronique, una sencilla pregunta bailaba congruente: ¿Charlamos?. Otra orden sin insinuación carente de sutilezas. O vienes aquí a hablar, perra, o te voy a buscar de los pelos y trapearé contigo todo el suelo de este mugroso lugar en lo que tardamos en llegar a rastras a la mesa. Aleluya.
2015 Un golpe de dos palmas sobre la mesa despertaría a los presentes de la ensoñación que la pequeña mujer había establecido en el ambiente como un hechizo ambivalente. Y vaya neblina... ─íbidem ─soltó Logan, mientras una y otra vez se balanceaba en la silla. Hacia atrás, hacia delante, hacia atrás...─ No tengo nada más que acotar a lo que nuestra jefa de maquillaje ha dicho. Excepto ─Alzó el dedo índice y detuvo su endemoniado balanceo, haciendo que las patas de la silla chocaran con fuerza contra el suelo. Necesitaba café para volver a adormilarse un poco. El reloj biológico de Logan cafeínicamente modificado ya estaba dando señales de alarma─, quizás, en abstenerme de ser un simple ratón de laboratorio. Cosa en la que creo ─Los miró a todos por sobre el marco de sus lentes y detuvo un par de ojos divertidos en Mia y luego en Frank, antes de volverse al jefazo-azo─, todos estaremos de acuerdo. Me permitiré el lujo de despilfarrar palabrerías insoportables sobre fotografía en todo momento, para el ludópata placer de todo el pobre diablo que también esté dentro del proyecto. ¿Dónde firmamos? ─bromeó.
Rachel escuchó en silencio, apenas unos pasos detrás de Blanc. Sabía que solo había una opción en su futuro porvenir: Como secretaria del director de Etiqueta Negra, era irrelevante si quería o no intervenir en el proyecto; lo haría indirectamente y de todas formas. Eso ya estaba claro de más. No. Lo que ahora ocupaba la mente de la secretaria era aquello que se había estado planteando desde el principio de la reunión, por lo que no veía la hora de que aquello terminara...
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Post by ev7e on Jul 23, 2014 19:56:37 GMT -3
1890
-¿Quién soy yo para contradecir a la Sra. De la casa?- rió Annette utilizando todo el encanto que le fue posible- Descuiden- continuó- no creo que se deba invertir tanto dinero en un espacio como éste. Puedo acondicionarlo para que funcione el tiempo justo que tardará en estar listo Molino Rojo. Sin embargo – y aquí revoloteó sus largas pestañas- tengo altas expectativas con el cabaret. Quiero algo impresionante, que llame la atención, pero que no pierda su esencia. Ya puedo imaginar a las personas hablando del renovado salón de baile- comento con aire soñador- un lugar para familias respetables que acuden a pasar una noche de diversión. Sólo lo mejor de lo mejor… ¿No suena increíble? Casi puedo verlos danzando en medio de la pista- agregó dándole un guiño a Louise.
- ¿Don? Maleficio, dirás. Y tranquilízate, si se lo dijo a Marie o no, me tiene sin importancia. Ambos son demasiado buenos como para hundirme más. Que no se te salga la bondad con mi hermano. Aunque te entiendo, es fácil adorarlo…”cuñada”- se burló lanzándole una perla y prefiriendo ignorar lo del juego a dos puntas con Favre- ¡Hey! No me molestaría en absoluto, pero, velando por tus intereses (y probablemente, asegurándome algunos míos) sugiero que mantengas tu vista en el pez GORDO de LeCounce. Si es cierto lo que dices y la perra de Louise se larga, tú tienes un camino muy libre del cual podemos ir sacando provecho. ¿Y cómo es eso querida y adorada Cyrie? Pues fácil, Louise desaparece del mapa (de Francia, obvio) La Roca no tendrá que cuidarse del asqueroso acecho de su mujer y podrá dar rienda suelta a sus más bajos instintos con la misteriosa Lalá que quiere aprender a leer y escribir (JA). No es necesario que te ponga un dedo encima, no pongas esa cara, algunos hombres tienen fetiches raros –se encogió de hombros restándole importancia- como sea, cuando lo tengas comiendo de la palma de tu mano podrás pedirle ciertos “favores”, nada jalado de los pelos, obvio, algo simple como...no sé…que cierta pelirroja vuelva a deslumbrar en el escenario, para empezar. Tampoco me molestaría si echan a cierta mesera a la calle, pero no es mi prioridad- sonrió mientras terminaba de recoger las perlas falsas y las vaciaba dentro de un basurero junto con lo que quedaba del vestido- Claro, esto suponiendo que ninguno de mis intentos funcione antes. Siempre es un bueno tener un plan de respaldo ¿no?
-Oh no, eso es terrible- murmuró Veronique terminando el vaso de agua- y a la vez…predecible- una pequeña curva atravesó sus labios formando una inocente sonrisa- No me malinterpretes, las adoro. Pero tenía el presentimiento de que algo como esto sucedería más temprano que tarde. Por suerte, su querida Marie tiene algo para salvar la noche- comentó muy orgullosa de sí misma antes de oír la segunda pregunta de Med- No se trata del quién, se trata del cómo. Yo no pienso que sea algo tan atroz, Teva me agrada…la mayor parte del tiempo- admitió- pero es difícil cuando juntas a dos personas con un carácter tan fuerte. Angie está acostumbrada a ganar, pero Teva nunca se la ha dejado fácil. La única arma que creía invencible era su puesto aquí, pero ahora ha sido rechazada…dos veces. No la dejarán ni cantar ni bailar, entiendo su molestia. No justifico sus acciones, pero sí, sé lo que se siente ser reemplazada- se encogió de hombros. -Ten- dijo Matt cuando regresó con el papel enviado por Charlie-Quiere hablar contigo-agregó una vez que la chica hubo desdoblado la nota y observó las letras. Él no sabía si Veronique podía o no leer, la mayoría de las mujeres que trabajan ahí no sabía hacerlo. A él mismo le costaba trabajo, por eso le sorprendió cuando sus palabras salieron al mismo tiempo que ella movía los labios en un silencio absoluto. ¿Quién podría haberle enseñado? Ella alternó la mirada entre ambos muchachos. -¿Seguro que es a mí?- preguntó en voz baja mientras volvía a doblar la nota- ¿No se refería a Med? -Dijo que era para ti…si no quieres ir yo voy y se lo digo- se ofreció Matt lanzándole una mirada al barman. Ambos sabían lo que una negativa podría desatar, pero podían correr el riesgo si era por ayudar a la bailarina. -No, no- negó levantándose de su lugar y empezando a caminar hacia la mesa con el único cliente- yo voy- murmuró.
2015
-En vista de que todos están mostrando su espíritu de compañerismo…Yo estoy dispuesto a colaborar con la investigación correspondiente a Molino Rojo- dijo Frank mostrando una breve sonrisa- respecto a lo otro, no tanto. Aunque creo que de una u otra forma todos nos veremos envueltos. -Perdón- Mia interrumpió harta de los constantes cuchicheos y codazos que le daban sus compañeras-quería aclarar algo…Entiendo que vayan a cambiar algunas cosas y todo aquello. Lo que no me queda claro es ¿En dónde quedamos nosotras? –preguntó haciendo un gesto hacia las otras modelos- Me pareció entender que iban a mostrar a los que están detrás de cámaras, valgan verdades, son todos menos nosotras. -¿Necesitaremos recrear la época, cierto?- Sophie se enderezó en su lugar- Si su gran duda es saber si seguirán en vigencia, ahí está. Probablemente se reduzca un tipo de material para mostrar el nuevo, pero no creo que deban preocuparse por sus cabecitas. Son un mal necesario –guiñó un ojo- Además, supongo que tal vez nuestro querido Moncef puede incluirlas en su entrevista. Mostrar el otro lado, no lo sé, si tuvieran algún talento además de sacar buenas fotografías…-sugirió con una fría sonrisa.
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Post by Milly on Aug 2, 2014 0:11:44 GMT -3
((Me siento malvada. Debería estar haciendo informeees. ¡Muajajajaja!))
1890
Se dio el lujo de utilizar su talento para pasar desapercibida una última vez. Nadie supo con exactitud el momento en que la diminuta muchachita había abandonado los vestuarios, pero ahí se encontraba ahora, a espaldas del drag queen y sus sueños de salones de baile. Entusiasta y tranquila. El vestido remendado ferozmente protegido entre sus brazos. —Annette... -consultó con su vocecita alegre por encima del hombro del sujeto, camuflándose bajo sus pestañas la mirada furtiva dirigida a la lista dispuesta sobre la mesa. Nada más hacía falta para saciar su curiosidad—. Si ya he cumplido con mis deberes aquí, me gustaría volver a Molino. Hay muchos preparativos pendientes para esta noche... y quisiera echar una mano a Matt con eso antes de los ensayos.
Contempló su retirada con el entrecejo profundamente fruncido. Y se propuso no perder de vista a la bailarina un solo segundo hasta el término de ese repentino encuentro acordado. —¿Qué fue lo que te dijo exactamente? —le hablaba a Matt sin mirarlo, puliendo vasos con el automatismo de una máquina. ¿Qué pretendía ahora ese tipo?
2015
Disfrutó el comentario de la mujer con una sonrisa silenciosa. —Será interesante averiguarlo, desde luego. Y seguro responde al tipo de empresas imposibles con las que Périer disfruta particularmente. ¿No es así, querido? —Todos tenemos nuestras historias, nuestros secretos –contestó él con simpleza, observando atentamente a Mia y sus colegas—. No cometería la equivocación de subestimar ningún testimonio. —Bien —cortó al reportero sin delicadeza al comprobar que no seguiría el juego de sarcasmos, y se volvió a Blanc con la irritación maquillando su rostro—. ¿Podemos retirarnos ya?
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Post by bachi on Aug 4, 2014 16:35:39 GMT -3
1890 Ya estaba terminando la reunión, y fue el guiño de Annette lo que Louise tomó para darse la iniciativa. Habiéndose sentado solo unos segundos, la mujer volvió a ponerse de pie, arrastrando consigo al empresario. Su agarre era sutil y despreocupado, y el movimiento de Pierre lo confirmó cuando ambos se pararon con soltura. —Creo que sí soy capaz de imaginar lo que te propones, Annie —Louise asintió, con una cálida sonrisa y la mirada reflexiva—. Eres visionaria, querida, y no debes dejar que nadie te diga lo contrario. Comparto tu hambre por lo novedoso, ¿sabes? Es por eso tal vez que decidí viajar a América en estos días. Pierre se rió. —Por eso y por la ropa. —Claro —Louise desvalorizó el comentario con un ademán—. Por eso quiero decirte, que si necesitas algo mientras estoy allá, ya sea alguna nueva alfombra de la hayas oído o un par de zapatos —Se separó de su esposo y con un vigor especial en los ojos, tomó las dos manos el drag queen—, no importa el qué, me avisas. Justo en ese momento Teva llegó para darle el cierre final a lo que había empezado a terminar. Louise soltó al jefazo de Molino Rojo y le sonrió a la pequeña camarera. —Creo que todos deberíamos tomar su ejemplo —comentó volviéndose a LeCounce y le dio un beso tierno en la mejilla que lo hizo sonreír. —¿Te llamo un coche, cariño? —¿Cómo, no vienes? —Quiero antes darme una vuelta por Molino, ya sabes. Además, ¿para qué me quieres ahí? Seguramente estarás usando a toda la servidumbre para ayudarte a armar tu equipaje y solo seré un estorbo. Louise suspiró. —Cierto. En momento así, preferiría tenerla a Annette de compañía. Los dos se rieron mientras empezaron a salir, sin esperar a nadie.
Julie escuchó el discurso de su amiga con creciente interés, y a cada palabra nueva, una de sus cejas se iba levantando tanto como ensanchaba la sonrisa. En el momento justo se rió y en el momento apropiado suspiró, poniendo los ojos en blanco, como la madre que ya no sabe hacerle entender a su hija que no, los cachorros no se pueden lavar como ropa. —¿Así que ahora puedo considerarme como uno de tus "contactos"? —bromeó— No creas que no voy a intentarlo, ya te lo digo, pero déjame que juegue esto de a poco y con calma. No quiero que su mujer se entere. Las "ex" de Pierre tienen, ejem, mala reputación sino mal final, no sé si lo sabías. No quiero ser otra de la lista. Ahora bien —Puso los brazos en jarra y enarcó las cejas— ¿qué es eso de planes? ¿Qué planes tienes? Oh Angie, no vayas a meterte de más en cosas de las que cuesta salir! —la regañó y bufó—. Por cierto, ¿no deberías estar limpiando las mesas o cosas así?
Cuando vio que la nota llegó a destino, procuró mantener los dos ojos fijos en la bailarina, desde que se ponía de pie, hasta que se acercaba. Una vez frente a él, se puso de pie y se inclinó en tanto alejaba la silla frente a la suya de la mesa. Así la invitó a sentarse y empezó, sin siquiera esperar un interrogativo por parte de ella. —Estamos lo suficientemente lejos como para que lo que se diga en esta mesa quede aquí —Sabía que no sería así. De hecho, quería lo contrario, pero mientras rodeaba a la rubia para recuperar su puesto, se pasó una mano por el cabello, procurando que toda su molestia interior se trasluciera en su rostro exasperado. Laurent arrastró la silla con descuido y se sentó bien derecho, manteniendo altura de miradas. —Mientras hablamos,procurarás asentir y mover las piernas, reírte en algún momento y hasta incluso lanzar una o dos carcajadas. No más. Quiero que suene natural —Jugueteó con su vaso—. Yo haré lo propio, como si esto fuese solo otra vieja conversación entre viejos amigos. ¿No lo es, después de todo, Vero? —La sonrisa no le llegó a los ojos. Quería un maldito y condenado pucho entre los labios, pero se contuvo y su humor tembló. —A ver, si nos ponemos a pensar, nos conocemos casi desde que esto tiene pies y cabeza —prosiguió—. Nos conocemos bastante, Vero, tal vez bastante más de lo que te gustaría admitir, pero aún así, hemos tenido nuestra historia —No despegó la mirada del contenido del vaso—. Ahora, sonríe y asiente. Luego ríete un poco. Por eso —Laurent siguió como si nada— no creo que deba extrañarte que te plantee ciertas cuestiones... "molestas" que me llegan a los oídos. Hay confianza, o por lo menos de mi lado Vero, para preguntarte lo siguiente —Soltó el vaso y se inclinó sobre la mesa para tomar con delicadeza las manos de la mujer entre las suyas y, así, acercarse lo suficiente a su rostro— ¿Qué se supone que haces tú, cerda prostituta sucia y barata, viéndote con el bastardo imbécil de Sylvain? Había pronunciado el nombre mal, las palabras con una facilidad morbosa y exquisita. Ahora Laurent se enderezaba tranquilo y entero hacia el respaldo de su silla, para terminarse el último contenido del whisky. —Bien, no sé qué estás esperando. Que venga esa gloriosa carcajada. Fue un chiste especialmente gracioso y yo también quiero reírme contigo. Convenceme. Andando, Vero, baila para mí.
2015 Logan ya estaba de pie para cuando Katia hubo efectuado la pregunta que seguramente a muchos de los presentes tenía impacientes. Rachel, por otro lado, se acercó a la puerta dispuesta a abrirla. La tentación de escabullirse de allí primero era demasiado fuerte, todavía más estando a solo unos centímetros de su preciada libertad, pero apretó el estómago y apoyó la mano sobre la perilla, mirando a Blanc con una insistencia que solo en sus ojos se veía reflejada. —A no ser que se esté guardando una bomba especialmente suculenta, jefe, me gustaría ir a hacerme un preciado capuccino con vainilla... —murmuró el fotógrafo, con las manos en los bolsillos y una sonrisa socarrona.
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Post by ev7e on Aug 23, 2014 20:13:00 GMT -3
((Postie feo porque tengo tareas más feas que hacer :3 ))
1890
Hizo un dramático gesto de mujer ofendida en lo más profundo de su ser. -¿Yo limpiando mesas? ¡Ja! Querida, se te subió esa copa de Med a la cabeza- dijo alzando una ceja – De hecho, creo que voy a ayudarte a ti y a Marie a preparar a la meserita. Tengo que congraciarme con Annette, supongo que una buena acción la hará olvidar la última…últimas- corrigió al recordar la travesura de unos minutos atrás- ofensas – rodó los ojos- Bien, ¿Qué se supone que le harán? ¿Le coserán una cara nueva? ¿Pondrán relleno en el vestido? Deja de mirarme así, estoy tratando de ser una buena compañera.
Un sudor frio recorrió su espalda, no era una sensación agradable. Pero ella era una profesional. Veronique dejó escapar una risueña carcajada. -Oh, señor Durand ¡Qué cosas dice!- celebró mientras liberaba accidentalmente sus manos con un gesto coqueto que invadía cada centímetro de su cuerpo. Echó su cabello rubio hacia atrás, quedándose con un solo mechón ondulado que hacia bailar entre sus dedos. Negó un par de veces con la cabeza, una de las señales que solía dar para rechazar una propuesta indecente. -Me atrevo a decir, que aquí hay algún tipo de…confusión- sugirió apoyando el rostro sobre una de sus manos. Debatiendo internamente qué clase de juego seguir- Si bien el Sr. Sylvain tiene algunas consideraciones conmigo, no recuerdo ningún contrato que determinara exclusividad en mis relaciones interpersonales- y decidió no seguir ninguno.
-Él sólo dijo que quería charlar con ella- respondió Matt limpiando frenéticamente una y otra vez la media luna roja del bar-En realidad, ni siquiera lo dijo. Lo escribió. Lanzó una mirada hacia la mesa en el momento que Charlie tomaba de las manos a Marie, sintió una breve sacudida ante ese gesto y buscó a su hermana con la mirada. ¿Qué tramaba? Y en aquel momento, cuando cualquiera de los dos pudo intervenir y salvar a la bailarina…ella rió. -…¿Qué…qué fue eso?- susurró dirigiéndose a Méderic.
2015
Blanc dio una última mirada a los presentes y con una ligera sonrisa en los labios los despachó con un gesto. -Largo, hagan algo productivo en resto del día.
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Post by Milly on Aug 24, 2014 21:21:05 GMT -3
1890 Aliviada por el repentino olvido que Balthasar y sus ilustres visitas le otorgaban de pronto a Teva, como si el hechizo que contrarrestaba su maldición de ser invisible al mundo hubiese expirado, esta decidió adelantarse unos pasos por delante de la distinguida comitiva. Después de todo, el hecho de haber sido ascendida a la categoría de bailarina seguía sin otorgarle el derecho de participar en sus respetables discusiones más allá de lo que sus responsabilidades exigían. No. Teva comprendía muy bien su lugar en el tablero de la vida, pues sabía que era el único medio infalible para buscar la forma de subir posiciones… si es que eso era posible para ella. Suspiró con el tranquilizador sentimiento de que lo descubriría muy pronto, justo cuando atravesó las puertas de Molino Rojo y descubrió a dos apuestos caballeros medianamente concentrados en sus labores en torno a la barra de licores, las miradas perplejas de ambos clavadas en un punto del salón que la jovencita no tardó en detectar. Esbozó una sonrisita maliciosa antes de aproximarse a ellos, haciendo un intento por oír parte de la susurrante y nada disimulada conversación que mantenían.
—A lo mejor esté buscando candidatas para sacar celos a tu hermana —sugirió Méderic, con una mueca de estupefacción inamovible tras la risa de la bailarina. Sus manos seguían sacando brillo a los vasos ya impecables—, y la buena de Marie, desde luego, no está dispuesta a cooperar en contra de Angie. ¿Has visto cómo negaba con la cabeza?
—O tal vez solo están coqueteando —Teva se interpuso entre ambos con una risita ligeramente misteriosa—. ¿Qué les importa, de todos modos? Es muy lindo y muy caballeroso que quieran defender a esas... —sacudió el pensamiento de su cabeza. Si quería sobrevivir al menos una noche en los vestidores de la bailarinas, debería mostrarse un poco más tolerante. Y los apelativos eran parte del paquete—. Como sea. Me parece que en Molino Rojo cada cual sabe cómo cuidarse las espaldas. —No hablas en serio, ¿verdad Teva? —por primera vez desde la retirada de Marie, el barman concentraba la vista en una dirección distinta a la pareja, observando a la nueva bailarina como si estuviera loca—. Ese sujeto no me inspira la menor confianza. Desde luego que no puede ser una conversación casual. Algo debe estar tramando. —¿Estás seguro que se trata de eso, Med, querido? —Repuso la pequeña mujercita con absoluta inocencia, abrazándose a su amigo Matt—. Porque me da la impresión de que estás celoso. —¿De Véronique? —el barman se atragantó con la pregunta, su voz era una mezcla de risa e incredulidad. —Oh, no —volvió a reír con su vocecita de ángel, volviendo la mirada hacia las cortinas que ocultaban los pasadizos del cabaret—. No exactamente.
2015 —Algo productivo, claro —Katia mascullaba entre dientes en tanto se incorporaba de su asiento. La sonrisa que portaba entonces era exquisita, pero no conseguía ocultar la ira que bailaba en sus ojos—. Como para variar un poco, claro. Porque, claro, jamás hacemos nada lo bastante productivo en esta nada productiva revista. Claro.
Y Périer contempló la retirada de la maquillista con una expresión de abierta diversión, pero no hizo ademán de levantarse de su asiento. No aún. Con el relajo exasperante de siempre, el reportero se acomodó un poco más, sus ojos desplazándose por cada uno de los trabajadores que atravesaban la puerta. Cuando buena parte del público hubo de dispersarse, volvió el rostro a la esposa del jefe. —¿Será posible que Sophie Blanc pueda honrarnos con su presencia por el resto del día? ¿O su visita se ha limitado a esta reunión? —observó de reojo a Benjamin, situado al otro extremo de la mesa, ¿quizá en un intento por adivinar sus reflexiones?—. Espero que no me considere impertinente, pero su aparición en la revista siempre resulta un agrado. De todas formas, entiendo que es una mujer ocupada. Y perder su tiempo en los problemas creativos de una revista... —suspiró—. Sin embargo, siento curiosidad sobre su opinión respecto a los temas discutidos hoy.
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Post by bachi on Sept 19, 2014 15:58:41 GMT -3
1890 Llegados a este punto, Julie tuvo que tomar las riendas. —Sí, sí, lo que tú digas —le respondió sonriendo y asintiendo, mientras la sujetaba por los hombros le hacía dar media vuelta y la encaminaba hacia la puertita de salida de los vestuarios—. Pero intenta controlar tu... "compañerismo" si quieres que esto de verdad funcione. Tal vez tengas razón, y solo tal vez si te comportas, puedas recuperar tu puesto. Después de todo, Matt y los demás pueden ocuparse sin problemas de las mesas, son profesionales ¿cierto? Unas manos más, unas manos menos no harán la diferencia, Angie. PERO te estoy diciendo todo esto en CASO de que tengas una miserable oportunidad, que la tienes justo ahora y a la cual acabas de echarle a perder —Miró el suelo, recordando las cuentas salidas del vestido— en un 50% diría yo. Así que de ahora en adelante, procura armarte con toda la amabilidad que te queda en la vida (porque debes tener una fuente finita, amiga mía) porque no importa, cuando estés vieja y arrugada nadie va a esperar que seas amable con ellos, así que... gástala toda hoy.
Un trago seco y el vaso se terminó ¡plop! él solo su contenido. Charlie lo dejó con un ruido cortante en la mesa y rió bajito. Disimulados, sus ojos siguieron desde que la nueva pequeña figura intervino dentro del local hasta que se acercó a los dos empleados atentos de la barra. —Vero. Vero Vero-Vero —Repitió—. Puedes actuar con gestos para los demás (Vaya, tenemos público desde temprano) —Se encogió de hombros y disimuló ser libre de toda culpa u acusación indecente que se le hubiese atribuído, bailándole una sonrisa divertida y relajada en los labios cuando se relamió el gusto de alcohol—, pero puedes serme sincera con lo que dices. De hecho, estoy esperando que lo seas, porque mi paciencia termina ahora. ¿Quieres que busque en la basura las cuentas y compruebe todas las veces que esa rata apareció por aquí y, oh casualidad, compró dos tragos? ¿Quieres que le pregunte al resto de tus compañeras cuántas veces intercambiaron palabras en la mesa o detrás en los camarines, y cuántas en cambio contigo? Oblígame y lo haré, Vero-Vero. Oblígame a más y no necesitaré esas pruebas porque, a decir verdad, esa rata ni siquiera debería poner un pie en Molino y aún así lo hace. Y tú, sabiéndolo, lo invitas a quedarse. Cualquiera que viese la expresión de Laurent desde lejos, su postura de manos cruzadas sobre la mesa y los hombros levemente encogidos, el rostro curtido por la pena y la preocupación, la masculina barbilla tensa y los ojos brillosos, diría que era un pobre cura entregado en alma y cuerpo a Dios, esperando una confesión de asesinato. Un hombre humilde y abatido por el sentimiento fraternal del hermano que no es escuchado, con el que juegan de forma vil y que espera la rendición del pecador. La expresión de Marie, en cambio, era toda para él sabía Charlie. Más allá donde se concentraba el círculo de espectadores, solo podían verle si silueta, sus largas piernas y cómo jugaba una y otra vez con ese hermoso bucle rubio que distraía su atención... —¿Qué? —soltó el hombre de repente e hizo un intento tímido de tomarle la mano que jugaba con el rulo— ¿Dije algo malo, Vero-Vero? ¿Acaso la ratita está buscando otra rata para salir y tener ratoncitos?
2015 Logan había sido el primero en salir. Aguardó junto a la puerta a Katia, a quien en una obvia falta a su confianza había ofendido y por lo cual, el fotógrafo ni siquiera se atrevió a considerar que se detendría para esperarlo. En vez de eso, la siguió silenciosamente hasta su puesto de trabajo mientras una comitiva de modelos chismosas desfilaban lentamente hacia los vestidores. En su pequeño rinconcito de trabajo, el fotógrafo esperó a que el ruido pasara y prendió la computadora que descansaba cerca del enchufe en la pared. Con la delicadeza de una madre a su hijo, tomó la preciada cámara que lo había esperado en su cunita de casi 900 dólares y se sentó en la silla de oficina que giró suavemente y se deslizó hacia el escritorio. Tarareando con delicadeza la música de fondo que acaba de encender en el reproductor, aparentemente ajeno a la peligrosa tormenta de humor de la maquillista, quitó la memoria de la cámara y esperó a que el sistema operativo la reconociera. —¿Katia? —preguntó sumiso y cachorro feliz. La mujercita lo vería asomado, buscándola con la mirada despierta y girando en la silla— Dime, ¿podrías darme una mano con las fotos que saqué hoy a la mañana? Dado que mi ayudante hoy ha decidido desaparecer, la jefa del departamento de maquillaje me parece la primera mejor opción en una tarea de descarte, y como Périer las quiere lo antes posible para el proyecto... Continuó girando.
A diferencia del fotógrafo, Rachel había sido la última en salir. O bueno, eso había creído ella en un primer momento. Cuando escuchó la voz de Moncef refiriéndose a Sophie Blanc como si fuera una eminencia de la corte del Versalles, la secretaria dio media vuelta directo a su Madre Nodriza. El escritorio la aguardaba tan calmo, tan paciente y sutil en aquel mar embravecido que era la revista como una isla paradisíaca. Casi sonrió al recuperar su lugar, al ver el libro que la esperaba donde siempre e incluso cuando comprobó que la contestadora tenía 14 mensajes nuevos... 15. A veces uno podía convertirse en una criatura de costumbres, y esa mañana Rachel quería serlo. Volviendo a su trabajo con la eficiencia de una araña, adelantó lo que tenía retrasado casi a velocidad luz. Solo en la raras ocasiones en las que apartaba la mirada de la pantalla se detenía y volvía la vista para comprobar si su jefe había salido de la sala de reuniones finalmente. Debía hablar con él de algo urgente... El sonido de un celular en algún lugar de Etiqueta la devolvió al mundo real y Rachel continuó tipeando.
Espero noticias. M.
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