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Post by ev7e on Oct 5, 2012 19:49:36 GMT -3
El Molino Rojo Osaría algunas veces salir de mi sepulcro para ir a las sesiones de jazz nocturno de París, donde asimilando por los colores, reflexionaría acerca de ellos en frente del fuego.Yo podría ser visto caminando a través de un pasillo fúnebre de mi casa, y descendiendo por una oscura espiral de escarpadas escaleras; acometiendo clandestinamente a Montmartre, impaciente por ver los rubíes ardientes del cruce del Moulin Rouge. Vagué por ahí, luego compre una entrada para observar el delirio frenesí de plumas, vulgares labios pintados y pestañas negras y azules. Pies desnudos, muslos, brazos y pechos se arrojaban sobre mí a través de espuma roja sangre de ropas translúcidas. Los tuxedos y las narices torcidas vestidas por el chaleco blanco y pañoletas que llenarías el pasillo, con sus manos plantadas en los bastones. Entonces me hallé a mi mismo en un pub, donde los licores eran servidos en un féretro (no en una mesa) por el mismísimo diablo: << ¡Bébala, desgraciado!>> Habiendo bebido, volví bajo el cielo negro dividido por las franjas llameantes, con las cuales las agujas radiantes de mis pestañas marcaron. Delante de mi nariz una corriente de bombines y velos negros seguían su pulsación, espumeando verde azulado y naranja cálido de las plumas que llevaban las bellezas de la noche: para mi ellos eran todos uno mismo, tuve que cerrar mis ojos por la insoportable radiación de las lámparas eléctricas, cuyas agitadas llamas estarían bailando debajo de mis párpados nerviosos por muchas noches por venir…
Andrey Bely.
1890, Paris.La música invade el local. En el centro del escenario una mujer ataviada con un vestido de lentejuelas doradas y tiara del mismo color con un larga pluma cayendo hasta un costado, canta una canción muy conocida con los quiebres de voz exactos que hacen al público enloquecer. Sueltan los billetes arrugados a las bailarinas, quienes han bajado de su estrado para hacer gala de su encanto, mientras rondan entre las mesas y el bar. Un drag queen deja caer la copa entre sus elegantes dedos, todos con anillos, sobre la bandeja del mesero que se apresura por la nueva ronda que el barman ya tiene lista sobre la mesa de fuego. La dama de la noche se levanta y despide con coquetería, una de las bailarinas ya se trepó sobre la barra para el gran final, dentro de poco será su turno en el show. 2015, Paris.La señorita detrás de la larga mesa roja en media luna puso la llamada en espera, tenía otra entre la mano y la oreja. Con un gesto cortés autorizó el pase del oficial a la oficina del director. El hombre caminó observó minuciosamente el local (ligeramente remodelado) de la revista Étiquette Noir (Etiqueta Negra), por su lado pasaron un grupo de personas entre las que pudo reconocer un par de modelos, fotógrafos y maquilladores. Entró al despacho del director, quien se giró y pidió disculpas por la espera. Era día de cierre y la revista saldría a la venta temprano por la mañana. Detrás alguien, probablemente uno de los reporteros, cerró la puerta. El Molino Rojo es un cabaret parisino, donde cada noche todas las almas bohemias de la capital francesa se dan cita para dejarse llevar por la locura y el alcohol. Drag Queens, bailarines y un par de cantantes dan la bienvenida a los visitantes del local. Siempre te sentirás deseado ahí, nunca te aburrirás ya que el cabaret cuenta con todo lo necesario para hacerte alucinar de placer por una y todas las noches que volverás, porque todos vuelven. Se ubica en el barrio rojo, al pie de Montmartre. Lo que más llama la atención en él es el pequeño molino a modo de chimenea, que le da nombre al local, alzándose sobre el bar y regalando luz de fuego en la oscuridad Además es financiado por una mafia muy poderosa, que al notar un descenso en los ingresos del local, busca deshacerse de él…y sus trabajadores. Más de un siglo tendría que pasar para que la policía busque en los archivos e indague en la historia del Molino Rojo, buscando nuevos datos que ayuden a ubicar lo que queda de aquella mafia que acabó de un plumazo el que se había convertido en el cabaret de moda y que ahora, con algunas remodelaciones, se erigía como una de las mejores revistas de actualidad. El rol se llevará a cabo en paralelo en el año 1890 y en el 2015. Los personajes tendrán un alter ego; es decir, el que se cree para el cabaret tendrá un doble en la revista Etiqueta Negra, con la misma apariencia, pero con el cambio de nombre y carácter (esto último si es que lo desean). Recuerden que los dos relatos están muy relacionados entre si, ya que lo que suceda en 1890 serán las pistas que se investigarán en el 2015 por los oficiales y al mismo tiempo, el tema de la nueva publicación de la revista. Indicaré los puestos que pueden elegir en ambos lugares, tomen en cuenta que pueden haber infiltrados de la mafia tanto en el Molino Rojo como en Etiqueta Negra. REGLAS* Narrado, tercera persona, tiempo pasado. * Comentarios fuera del rol en (( )) o [] * Personalidades variadas. * El texto puede ser tan largo como deseen PERO de un mínimo de 3 líneas. PARA RECORDAR: El Molino Rojo // Etiqueta Negra*Balthasar Chevalier (Annette) - dueño y drag queen // Benjamin Blanc - Director [Eve] *Pierre LeCounce ( La Roca) - Jefe de la mafia // Mathieu LeCounce - Policia encubierto [Bachi] *Laurent Durand (Charlie) - Miembro de la mafia // Logan Delastair- Fotógrafo [Bachi] *Alberti Rushmanok (Ruso) - Miembro de la mafia // Albert Casals - Fotógrafo y reportero [Nitta] *Médéric Favre- Barman // Moncef Périer - Reportero [Milly] *Angie Dubois (Cyrille) - Bailarina // Mia Bourg - Modelo [Eve] *Julie Odair (Lala Odaire) - Bailarina // Rachel Lavalley - Secretaria [Bachi] *Lise Poesý (Daglia) - Bailarina // Kurogawa Nana - Investigadora encubierta [Nitta] *Teva Attia- Mesera // Katia Alessandri Maquillista [Milly] *Matt Dubois- Mesero // Frank Delatore - Reportero infiltrado [Eve]
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Post by ev7e on Oct 19, 2012 0:11:45 GMT -3
1890 Terminó de acomodarse el cabello dentro de la malla color carne y encima se colocó la peluca negra, el largo y sintético cabello le llegó a los hombros. Dió una última pasada de color a sus tupidas pestañas y se levantó del banquito donde estaba sentada. Annette se sacudió graciosamente haciendo bailar las plumas azules de su vestido, sonrió satisfecho. Salió de su pequeño espacio, todo lleno de espejos y grandes lentejuelas colgando del techo. Subió las escaleras y abrió una puertita de gruesa madera oscura, no duró mucho tiempo ya que los estridentes gritos de las bailarinas la hicieron salir casi corriendo de ahí. -¡BALTHASAR!- se oyó a Cyrille hecha una furia cuando corrió semidesnuda a azotar la puerta en las narices del drag queen. -¡Pónganse algo de ropa! ¡Descaradas!-exclamó la “señora” con voz aguda, como alguna vez habría oído a una verdadera dama de buena posición en la puerta del cabaret. Los camerinos y el depósito se hallaban en el piso subterráneo y la única entrada se ubicaba debajo del escenario, tras gruesas cortinas rojas que hacían un camino escondido entre las mesas pegadas a la pared y que finalizaban en el bar. Avanzó pues por entre esas telas color sangre, a oscuras ya que conocía el camino y si no, tampoco le quedaba de otra, hasta aparecerse tras la mesa de fuego de Médéric. Le dio un par de golpecitos, apurando al barman a ordenar su lugar de trabajo y de pasada servirle uno de sus tragos sorpresa. -Quiero todo reluciente- les indicó desde la silla giratoria en la barra a los meseros repartidos por aquí y por allá, preparando el local- Hoy espero a un par de invitados especiales- comentó, refiriéndose a sus queridos benefactores- Recuerden que sin ellos, estaríamos en un show callejero- torció casi con asco la boca vulgarmente pintada- Y Matt… deja de distraer a Teva-ordenó con una sonrisa cálida. Afuera, en el barrio rojo, las primeras almas nocturnas empezaban a aparecerse, a rondar las sucias veredas y alucinar con las luces del Molino Rojo. Unos pocos asomaban la cabeza por la amplia puerta de arco, solo dando vistazos por si el show había empezado.
2015 El teléfono sonó una vez más cuando Benjamin Blanc atravesó el umbral, saludó con estima a la señorita Lavalley tras la gran mesa roja en media luna, observó con curiosidad a un par de personas al pasar y escuchó de volada la conversación que tenían un par de modelos que seguían a los fotógrafos para una se las sesiones sobre el reforzado escenario. -¡Y me quemó el cabello!-se quejó una totalmente indignada. -Yo no tengo esos problemas- comentó Mia sacudiendo su melena roja acompañada de una sonrisa dirigida al jefe de la revista- Al menos con Alessandri no los tengo de ese tipo…aunque ganas no le deben faltar. Creo que me odia- comentó sin interés. Benjamin se rio por lo bajo y siguió su camino a su oficina, repartiendo saludos y estrechones de mano hasta llegar a la puertita blanca que llevaba al subterráneo. Desde hace algunas noches tenia un plan entre manos, uno que no se había atrevido a comentar con otra persona que no fuera el oficial LeCounce y la investigadora. Aquel día los recibiría a los dos juntos para coordinar todo acerca de lo que él consideraba una obra maestra, algo que ninguna otra revista de actualidad podría copiar. La biografía de su propio centro de trabajo, nada se escondería. Aquello debía ser grande. Abrió la puerta de su oficina con una ancha sonrisa y casi lanza un grito al descubrir a uno de sus reporteros dentro. -Tu café- dijo Frank señalando el expreso junto al periódico del día. -Gracias- dijo el director de la importantísima revista Etiqueta Negra mientras se acomodaba las gafas- Que Rachel me saque de donde sea si es que llaman buscándome, puede ser importante. Delatore asintió y cerró la puerta de la oficina al salir, subió las escaleras casi a la carrera, rogando que no descubriese los papeles revueltos en el último cajón del escritorio. No sabía si tendría una copia de la llave robada, la misma que por el momento estaba segura en su bolsillo.
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Post by bachi on Oct 19, 2012 2:27:13 GMT -3
1890 —Así que repasemos, Alberti —Pierre sonrió al pronunciar el nombre, pero no quitó la vista del camino—. Conoces Molino Rojo, me imagino. Y si no, deberías, ejem… La cuestión es que hoy tenemos que “cerrar” un trato importante, no seré el único presente en el show. Nuestra mesa estará apartada. En ese preciso momento el caballo de un carruaje se les cruzó y el hombre se echó hacia atrás y tocó bocina… lo que aquellos tiempos parecía más bien el timbre simpático de una bicicleta de niño. El hombre empezó a reírse a carcajadas del susto, y todavía con el volante en mano se puso de pie y saludó al conductor furioso. —¡Mis disculpas, sir, mis disculpas! —exclamó antes de volver a sentar su cuerpo rollizo en el único asiento de esa máquina del diablo: Uno de los primeros vehículos Peugeot para el público, descapotable, incomodísimo y, en resumidas cuentas, un juguete de ricos. Le Counce se había metido en la cabeza que quería uno y ahí estaba, manejando en medio de la noche con no más guardaespaldas que un solo hombre. A los demás los había mandado a la merde a que vigilaran a sus madres, que lo esperaran en la puerta del cabaret… Dos horas después les había dicho, cuestión que pudiera sentarse tranquilo y cómodo disfrutar del show por un rato. Por supuesto que sus hombres no sabían que llegarían tarde. —Ayy… —suspiró soñador mientras se acomodaba las gafas de aviador— Todavía no me acostumbro a las dimensiones de esta cosa, pero me encanta. Como sea… seguía diciendo, ¿en qué estaba Rushmanok? Ahá, sí. El Molino —Su rostro hizo una mueca de lástima—. Verás, hay cosas, números que me gustaría dejar en limpio… Fuga, fuga que tapar, Alberti. Pero dejémoslo ahí. No le diría su papel hasta que no estuvieran en medio del ajetreo delicioso del local, así que dejó las palabras medio muertas flotar en el aire fresco de la noche, hasta que exclamó de nuevo con energía y le dio dos palmadas al Ruso en el hombro. —¡Ah! Has lugar, Alberti, un poco de lugar que tenemos compañía —rió entre dientes el viejo vivaracho mientras tocaba bocina como un condenado. Laurent Durand los esperaba a mitad de cuadra, obviamente desconcertado por el cacharro en el que iba el jefe y el guardaespaldas de éste, pero evitó hacer comentarios y mordió la colilla del cigarrillo casi a terminar. Uno nunca cuestionaba cuando era invitado de la nada a un evento que se olfateaba importante. Se sacó el sombrero cuando los tuvo a los dos a cierta distancia y saludó con un debido respeto que nunca le llegó a los ojos. —Sir. Ruso —Sonrió. ((Nitta, espero que no sea un problema que mi Pierre haya torturado todo el camino de ida a tu Ruso con puros blabla~ x3 Decime, de última, y lo cambio :3)) Julie Odair había tenido muy poco tiempo para taparse a manotazos los pechos con lo primero que encontró a mano en cuanto la puerta se abrió de golpe. Solo luego del grito imponente de Cyrille se relajaría entre carcajadas por la expresión indignada de Anette, para encontrar que su nuevo “corpiño” improvisado había sido una peluca. En seguida lo arrojó a un costado y se puso a medias un corsé rojo carmesí. —No cambiará nunca —suspiró mientras se deslizaba hacia el tocador haciendo gala de la altura que adquirían sus piernas con un par de buenos tacos, y arrebató un poco de maquillaje libre de la mano más distraída—. Y mejor que nunca cambie —sonrió Lala Odaire, dándose los últimos toques rápidos en las pestañas, antes de vestirse, aquello en lo que más le gustaba perder el tiempo porque la ayudaba a despejar la cabeza antes del show.
2015 Rachel se apresuró a señalar un libro de bolsillo en cuanto el director de Etiqueta Negra apareció en el vestíbulo y lo guardó rápido debajo del escritorio. Le concedió una de sus mejores sonrisas mañaneras y esperó a que desapareciera detrás en su despacho hasta poder recuperar la compostura. No era que el jefe impusiera mucho orden, pero nunca estaba de más. En opinión de la mujer, aquel sujeto de carácter sencillo y temple amigable se merecía sus respetos y fuerza de voluntad. La muchacha giró con agilidad en la silla de rueditas y atendió distraídamente un par de llamadas con una voz cálida y formal. —Si, disculpe pero el Señor Blanc en este momento no puede atenderlo… ¿Quiere dejar un mensaje? Sí, puedo pasárselo en cuanto esté disponible —Sonrió, sacó bolígrafo y garabateó sin ver, mecánicamente—. Perfecto. Le diré que contacte con ustedes inmediatamente termine sus asuntos. Que tenga buenos días. No hacía falta ser un detective privado para darse cuenta que el Director andaba detrás de algo grande, Rachel por puro instinto lo sabía, como también sabía que en momentos así siempre era mejor prevenir (dejar recados) a lamentar (irrumpir en el despacho). Justo en ese preciso momento Logan Delastair irrumpió en la oficina. Iba con unos lentes de lectura sin cristal, cuadrados y ojeras (típicas) de malas noches y café. Una gigantografía enrollada debajo del brazo le dificultaba tener en la mano libre un café latte para llevar, pero se manejaba bien. Nunca pediría ayuda y pobre de aquel que la ofreciera. Rachel intentó con todas sus fuerzas suprimir la sonrisita, pero predecir el siguiente estallido se lo complicó. Logan se detuvo a medio camino como si no hubiera reparado en las modelos parlanchinas. Hasta que se volvió a ellas, incrédulo. —¿Qué hacen todavía aquí? ¡¿No cambiadas?! ¡Quieren darme un infarto! ¿Y Casals? ¿Todavía no llegó? ¡Déjenme adivinar! —Forzó una sonrisa—. Alessandri tampoco está aquí —Pusó los ojos en blanco con exageración y se abalanzó al escritorio de Rachel, a quien ni siquiera miró. Dejó las cosas que ocupaban sus manos y se puso a aplaudir, encorvado como huraño de 300 años, como un psicópata, ya que estaba— En marcha a los vestuarios, monstruos, ahora. Ya. Mientras tanto, un par de cuadras mucho más lejos de allí, en medio del bullicio parisino, Mathieu Le Counce esperaba en el banco más apartado de una de las calles a su cita, pasando distraídamente las hojas del periódico y añorando un poco de frío y bufandas para variar.
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Post by Milly on Oct 19, 2012 21:29:35 GMT -3
1980
Un par de vasos de vidrio que debía acomodar en el lugar correspondiente era todo cuanto le hacía falta para otorgar orden a su espacio y disponerse de buena gana a recibir a los visitantes de otra noche en el Molino Rojo. Los pulía con un pañuelo limpio para quitarles de encima cualquier rastro de polvo cuando sintió en su hombro los delicados golpes. Médéric reconoció la orden implícita en aquel gesto incluso antes de volverse para saludar a la dama con una sonrisa que demostraba su entendimiento. Se apresuró a depositar los últimos vasos sobre la barra en lugar de guardarlos y comenzó a rebuscar los ingredientes que utilizaría para su primera preparación de la jornada mientras Annette dirigía instrucciones a los meseros. Desde la estantería de licores, la voz de Teva llegó distante a sus oídos. —Si quieres algo más reluciente que esto —un par de mesas más allá, la muchacha extendía los brazos para abarcar la gran extensión del salón, donde las mesas y las sillas ya se encontraban perfectamente alineadas y sacudidas—, antes tendrías que darnos poderes divinos —sacudió su paño de limpieza en el aire con un toque de divertido misticismo en respuesta a la demanda del dueño tras haber justificado la breve conversación que entonces mantenía con Matt, luego volvió a guardarlo en su bolsillo para ordenar una última silla... para no dar la impresión de haber desobedecido una orden directa de su jefe. Observó a Matt de reojo y le dedicó una sonrisa maliciosa antes de susurrar a su oído—. A ver cuánto de información podemos sacarle. —Pierde cuidado, Annette —el barman intentó captar su atención cuando volvió a la barra con todos sus elementos, listo para experimentar. Era un lujo que casi podía darse solo con Balthasar. El resto de los clientes solían conformarse con cualquier trago fuerte para priorizar el deleite de lo que podía entrarle por los ojos antes que al paladar—. No es más que un problema de perspectiva. Hoy estás tan reluciente que cualquier otra cosa se ve más opaca a tu lado —la sonrisa permaneció intacta mientras comenzaba a mezclar un poco de whisky con otras pócimas que solo él sabía qué contenían—. Pero todo se ve magnífico, no te quepa duda. Luego de un par de segundos de extrema concentración para dar con las porciones adecuadas, tendió el vaso al Drag Queen. Estuvo a punto de iniciar una larguísima historia sobre su trabajo para dar con la elaboración de esa mezcla de licores, pero Teva había aparecido de un momento a otro en compañía de Matt y se situaba junto al dueño, adelantándose con las palabras. —¿Tendremos que otorgar alguna atención especial para tus especiales invitados? —sonrió todo lo encantadora que podía llegar a ser con sus tristes atributos. Inspiraba una ternura inofensiva y algo que llamaba a la misericordia, pero nada más allá de eso—. Puedo portarme muy bien si me lo dejas dicho —<<siempre que tus bailarinas no se muevan de su escenario>>, agregó para sus adentros.
2015
Las modelos no habían movido un pie en dirección a los vestuarios antes que Katia atravesara la entrada al espacio común en medio de un torbellino aturdidor de colores. Un vestido naranja de corte retro caía hasta la mitad de sus muslos con elegante holgura, borde del que surgían unas delgadas piernas envueltas vistosas medias azules para terminar en unos zapatos de plataforma que en gamuza hacían juego con un naranja algo más opaco. El cobre cabello rizado que por aquella temporada llegaba un poco más abajo de los hombros contrastaba magníficamente con los marcos cuadrados de sus lentes, tan morados como el bolso de cuero que con largas correas sostenía en un hombro. Era una visión demoledora, escandalosa... pero de cierta manera resultaba fascinante, y ella bien lo sabía. —Vaya, en efecto —sus labios pintados se curvaron en una sonrisa, que si bien parecía simpática, dejaba a la vista una clara decepción dirigida por completo al fotógrafo luego de confirmar su presencia—. Me parecía haber escuchado tu dulce voz de trovador desde la calle —rió burlesca, sin dedicar una sola mirada a las modelos que arriaba el hombre. En cambio buscó a la secretaria por encima de las pertenencias de Logan, alzando hacia ella una mano delicada a modo de dulce saludo—. ¿Cómo te encuentras, Rachel? —fue una pregunta sin respuesta, porque enseguida volvió a prestar su atención en Delastair. Quiso decir algo, pero la moderación la traicionó con una carcajada sonora al contemplar la imagen malhumorada que el hombre demostraba. De cualquier forma la secretaria no habría contado con mucho tiempo para responder, porque en ese mismo momento el próximo que ingresaba a Etiqueta Negra era Moncef, que fiel a su costumbre ya se había acercado a la mesa roja para abordar a la mujer apenas considerada por los demás presentes, a los que de momento él se dispuso ignorar. —Tú no te cansas de hacer posible lo impensable, ¿verdad? —la saludó con irresistible sonrisa, cargando su peso contra la larga mesa sin perder el porte distinguido que el traje y su maletín le proporcionaban—. Estaba seguro que el azul del cielo esta mañana era magnífico... hasta que tropecé con tus ojos.
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Post by ev7e on Oct 20, 2012 0:22:05 GMT -3
1890
Angie se habia quedado pegada contra la puerta de madera, como si pensara que intentarían abrirla de nuevo. Ella se rió con ganas de la prisa que tuvo Julie para cubrirse con la peluca, Cyrille apenas se preocupo de sus apariencia, era una exhibicionista y estaba orgullosa de ello. Primero se puso el labial "rojo perra pasión", siguió con los polvos tostados sobre en su piel marmolea y terminó robándole un poco de sombras a Daglia para aplicarselas en los párpados. -¡Qué hipócrita! Pero tienes razón, Balthasar no debería cambiar nunca -se burló mientras acomodaba el corsé rojo con algunas aplicaciones de encaje negro. Se acercó a Lala y le dio la espalda, alcanzándole las cintas negras para que las atara- Ajusta lo más que puedas ¿Si?- le pidió mirándola desde el reflejo en el espejo y evaluaba la vestimenta de las demás. Todas del mismo color pero con algunos lazos por aqui, brillos de lentejuelas por allá y una que otra pluma fuera de lugar- Le escuché ayer cuando hablaba con esos tipos... Me parece que hoy vere a Charlie- sonrió coqueta, echándo hacia adelante la larga y roja melena rizada.
Annette soltó una risa aguda ante los halagos de Médéric, jugó con sus finos dedos anillados hasta tener la copa de licor entre las manos. -Siempre tú, tan atento- comentó llevándose el cristal a los labios, apenas bebió un sorbo y se estremeció curvando los labios como muestra de aprobación- Muy bueno, muy bueno- apuntó- Lo repetirás cuando te lo pida esta noche. Ante todo.. ¿Qué es?- preguntó, pero antes de que el barman pudiese responder ella lo interumpió- ¡Ah! mejor no me lo digas, que sea tu secreto hasta la tumba. Estaba a punto de poner su mejor cara para la historia que tuviese él que contarle, ya estaba acostumbrado a reir con las anécdotas de aquel hombre y consideraba seriamente en plantarlo sobre el escenario para su propia puesta en escena. Pero aparecieron Teva y compañia, la jovencita le caia muy bien. Recordaba haberle dicho con sumo cuidado que no podia ser bailarina, no estaba seguro si le inventó que ya habian demasiadas pero lo cierto era que la niña se negó a irse del local sin un empleo. -A ti te necesito en mi mesa- le indicó, señalado una de las que estaban al fondo, de las más grandes y elevadas por unas gradas. Era la mesa especial, solo cuando visitantes como los de aquella noche llegaban a poner algo de..tensión en el Molino Rojo- Quiero que seas discreta, ni una palabra de lo que sea que escuches ahi. A ti tambien Médéric, ni una palabra a los borrachos que se echan a morir en la barra. Y tú-señaló a Matt, quien hasta el momento estaba escondido tras su amiga, murmurándole cosas en el oido- Mantendrás a raya a los metiches- el Drag Queen suspiró y se apoyó en la mesa roja, dándole sorbos a su bebida- No se en qué clase de problema nos meteran ahora.
2015
Las modelos hicieron un gesto de disgusto ante el trato que Logan les daba, aun asi ninguna se atrevió a quejarse en voz alta hasta que una, la de rizos de fuego descubrió la risita que se le escapaba a la secretaria. A pesar de que se encontrara del otro lado de la media luna, Mia le dedicó la peor de sus miradas de desprecio acompañado de un "¿De qué te ries, estúpida?" que probablemente ella no alcanzó a escuchar debido a la llegada de agunos trabajadores. La mujer apenas contuvo la cara de sorpresa ante el llamativo atuendo que traia Katia, un impacto de colores que sin lugar a dudas dio brillo al espacio donde se encontraban todos, la miro esta vez forzándose a ocultar la risita propia y decidió que lo mejor seria obedecer al fotógrafo y correr a ponerse bellas. -Vamos- le dijo a la otra modelo dirigiéndose al espacio dispuesto a un lado del escenario, donde solian arreglarse antes de cada sesión- pequeño monstruo- dedicó una última mirada de reojo hacia la mesa de la secretaria donde uno de los reporteros se abalanzaba, cuando giró tuvo que hacerse a un costado. Frank Delatore iba a toda velocidad en dirección contraria. -¡Raaaaaachel!- llamó el reportero subiendo los dos escalones que lo separaban de la entrada- Muy buenos días - saludó rápido a los presentes, haciendo una graciosa reverencia hacia las damas- El jefecito dice que le avises de cualquier llamada, esta esperando a no se quien y que todo lo que suceda entre ese teléfono y tú puede ser de suma importancia- bajó la mirada y descubrió una de las notitas que traia entre las manos- ¿Y eso?- preguntó estirando la mano para quitárselo y leerlo, aprovechando la distracción que Moncef habia causado en la secretaria.
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Post by bachi on Oct 20, 2012 1:39:13 GMT -3
1890 —Ay, Cyrille. El último comentario le hizo suspirar pero no se entretuvo. Lala dio media vuelta en cuanto terminó de dar el toquesito en las pestañas y tomó las cintas negras que la bailarina le tendía con insistencia. —Mete panza, echa los hombros hacia atrás y procura sonreír —recitó divertida lo que se le había hecho costumbre decir y tironeó hacia atrás con fuerza sin esperar a que Cyrille estuviese lista—. Pero volvamos al tema que realmente importa —Insistió mientras trenzaba un caminito por detrás de la espalda de su compañera—: ¿Qué tanto Charlie ni qué cuartos? Ya. Fíjate, creo que ahí está —Le dio media vueltita para verla de frente y arrugó el ceño—. Eres una enferma del encaje, ¿sabes? —Se rió pero la expresión le duró lo mismo que hoja al viento. Lala puso los brazos sobre la cintura— Angie, hablo en serio cuando me pongo pesada con Charlie, ese sujeto no tiene nada que andes buscando... Dependiendo de lo que busques, claro. Entre risitas y tarareando felizmente una canción, dio media vuelta. —¡Daglia sabe de qué hablo! —Soltó distraída mientras jugaba con su cabello frente al espejo. Se sentía cómoda entre sus compañeras, cosa que fácilmente podía cambiar afuera una vez que dieran el show y algún cliente pesado se pasara con ella. Sucedía a menudo, pensó inflando las mejillas, pero para algo estaban Médéric y Matt.
2015 Y de a poco comenzaban a caer los desaparecidos. Logan bufó e hizo un ademán exagerado con la mano para restarle valor al comentario de Katia y su brillantez andante. Procuraba no quitarle la vista aterradora de encima a las modelos hasta que no se pusieran en marcha. Por otro lado, a Rachel la sorprendió el desborde de atención. Había estado a punto de saludar a la flamante maquillista hasta que fue interrumpida por nada más y nada menos que Moncef Périer, y la secretaria se apresuró a jugar sus cartas. El halago no la inmutó. —En realidad, Moncef, considero más divertido hacer imposible lo pensable —Esbozó una sonrisa divertida y se volvió, ahí sí, para saludar a Katia como era debido... en el preciso momento en que cruzó miradas con Mia. Una sonrisa gélida le embadurnó el rostro antes de que las dos jirafas engreídas huyeran a su hábitat de exterminio de cerebros: El vestuario. —Ya era hora, carajo, ya era hora —rezongó el fotógrafo recuperando el respeto perdido y se abalanzó hacia el escritorio, intentando llevarse todo al mismo tiempo—. En cuanto a ti —Con una montaña de cosas entre las manos, miró a la maquillista de arriba a abajo—, espero que no tardes en llevarte a tí y tu sutil colección a la sala de tortura de monstruos antes que se me enfríe el café. Lindos lentes —agregó con una sonrisa seca—. Y sin una pizca de sarcasmo, Katia, sin una pizca. Que sino lo aclaro la gente luego se me enoja. ¡Qué mierda le pasa al mundo! ¿Es que tengo que ir sonriendo como una Barbie puta por todos lados para que mis comentarios sean amables? —Se fue quejando—. Las sonrisas están sobrevaloradas. ¡Le pondré precio a la cabeza de Casals si no aparece en 3... 2...! —A medida se alejaba, su voz hacía eco. —Mierda... —murmuró por lo bajo Rachel, esperanzada en que el griterio terminara de una vez por todas. Claro que no contaba con Frankie y sus "manos mágicas"— ¡Hey! —Se puso de pie de un salto cuando vio que cierta nota se fugaba ante sus ojos— Es una llamada, Frank, una llamada. No sé si las conoces, siglo XXI, ¿te suena? Y no creo que sea esa la llamada que Benjamin espera... Aunque era de la revista de New York. Quieren contactarse con él cuanto antes para hablar de la semana de la moda en París... para la que faltan meses, por cierto.
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Post by Milly on Oct 20, 2012 19:58:26 GMT -3
1890
Médéric cargaba su peso sobre los codos apoyados contra la barra, evaluando muy enserio la posibilidad de llevarse el secreto de sus preparaciones hasta la muerte. De todas formas, a muy pocas personas le interesaban y la mayoría desconfiaba de los colores vistosos con que decoraba cada copa. ¿Para qué entonces legar al mundo algo que no sabían apreciar? Frente suyo, Annette y los meseros continuaban la conversación iniciada por Teva, pero el barman estaba demasiado concentrado como para seguirlos y distinguir el ánimo redoblado de la joven al recibir su misión. Tomaba los pliegues de su uniforme para dedicarle una educada reverencia que hacía buen pronóstico del gran servicio que ofrecería, todo con tal de conocer algo más de los amiguitos con que su jefe trataba. Le constaba que Matt podría enterarse por su cuenta de los asuntos que los visitantes venían a discutir, pues contaba con un don para pasar desapercibido que aún con todos sus esfuerzos ella no conseguía imitar, pero de buena gana esa noche intentaría ser menos que una sombra para obtener al menos un solo dato de ventaja sobre su colega y amigo. Lo observó de reojo cuando le correspondió recibir las instrucciones en último lugar y Médéric respondía con retraso a sus propias encomiendas. —Las únicas historias que me interesa contar son las mías —aseguró para tranquilizar al dueño. Estaba devolviendo las botellas a sus respectivos lugares cuando se encogió de hombros, resignado—. Y de todas maneras, no suelo atender a borrachos lo suficientemente corteses como para que me den espacio a decir otra cosa que no sea darles la razón. —Annette les agradece que lo tengan aquí —Teva hablaba sin dirigirse a nadie en especial mientras el barman les daba la espalda, como si pensara en voz alta—. Pero le preocupa los problemas que puedan traer debajo del sombrero —rió con un sonidito tan breve que no era fácil decidir si había sido real. Se volvió al hombre alto a su lado—. ¿No te parece una relación demasiado complicada, Matt?
2015
Moncef, por supuesto, no esperaba una respuesta menos cortante. No pudo evitar reír por lo bajo. —A mí me divertirá verte intentarlo, Lavalley —su sonrisa fue más pronunciada y con ella exterminó de sí cualquier gesto que pudiera dar cuanta de un reconocimiento a su nueva derrota. Haría caer a Rachel así tuviera que insistir hasta convencerla por cansancio, que era mejor a someterse a los imposibles. De pronto cayó en la cuenta del alboroto que se estaba armando cerca de la mesa. —No hacen falta las amenazas ni los arranques de frustración, Logan —repuso la maquillista cuando recuperó la compostura y supervisaba con indolencia la retirada ordenada de las modelos—. Mi sutil colección y mis lindos lentes van justo detrás de ti. Igual —con andar orgulloso hizo sonar sus tacones detrás del fotógrafo—, tus monstruos no están listos. Después te acuerdas de la cabeza de Casals —Katia se comportaba todo lo amable y tranquilizadora que podía llegar a ser. Pero los síntomas de estrés siempre la tentaban a hacer los menos apropiado. No se pudo resistir al acoplarse con la velocidad de Delastair y observar el desorden de material que cargaba entre los brazos—. ¿Te ayudo con algo? El sonido cada vez menos audible de las voces se mezcló con el ruidoso saludo de Frank, devolviendo a Moncef de la distracción ocasionada por el equipo desaparecido. —No le hagas caso, Frank —recibió al reportero con otra carcajada, señalando a Rachel con la cabeza—. Hoy está especialmente difícil. A saber en qué culebrón la tiene metida Blanc. Por cierto... —cuando volvió a dirigirse a la secretaria lo hizo con la deferencia estándar que procuraba a todo el mundo. La primera jugada del día había terminado— ¿existe algún espacio en que pueda hablarle? Me bastan tres minutos, hay unas cuantas propuestas para el siguiente número que quiero comentarle antes que se nos adelante la competencia. Tengo medio trabajo finiquitado.
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Post by ev7e on Oct 20, 2012 23:45:00 GMT -3
1890
La bailarina contuvo la risa por respeto hacia Daglia, pero no se molestó en disimular la curva de sus labios despues del comentario deslenguado de Julie. Se sacudió un poco, acomodando el corpiño para resaltar aun más el busto. -Déjame a mí con mi encaje- contestó Angie mirándo a las dos mujeres frente al espejo y decidiéndose a darle color a sus pestañas- y también con mi Charlie- agregó casi en un murmuro- ¿Qué busco? Pues sobrevivir- se defendió- Mientras pueda pagarme yo seguiré insistiendo con él y eso a ti ni a nadie debería incomodarle. El punto era que cada vez que aquel hombre cruzaba la puerta de cabaret, Angie se desvivía por complacerlo asi él no se molestara en mirarla o tal vez recordar su nombre. -Ademas Annette esta de acuerdo- concluyó mientras enrollaba el collar de perlas falsas alrededor del cuello.
-Cliente es cliente- le respondió Annette al barman, terminando la copa que tenia entre las manos y entregándosela- Por más borrachos que esten no nos conviene que se lleven un mal recuerdo del local. Más ahora que estamos de bajada...- la "señora" miró hacia a calle oscura unos segundos, por si divisaba a alguien. Pero todavia era temprano para que llegasen sus invitados- Según ellos, claro. Yo no veo que cosa este mal aqui ¿Ustedes si? Hace poco mandamos a cambiar esas cortinas- señaló el camino por donde habia aparecido minutos antes- y el escenario con los espejos traseros, es un bonito efecto cuando las bailarinas se suben ahi. ¡Y los tragos! Médéric, no te puedes quejar. Ahora tienes un barra bien surtida para que prepares tus inventos- Annette jugó con su cabello y cruzó las piernas- Yo no se que de malo le ven. -No hay nada malo- comentó Matt intentando consolar unos de los berrinches del dueño del Molino Rojo- Tal vez solo vienen a mirar como anda todo...Tu eres una extremista. El joven retorció el trapo húmedo entre sus manos y sin poder evitar el impulso, limpió unas gotitas que habian caido en la mesa cuando la copa estuvo en manos del barman. -Complicada, si- le respondió a Teva- Y tú tendrás que enterarte por mí de lo que hablen allá arriba- señaló el lugar y luego le apretó un poco la nariz- Yo vigilaré que ninguna de las "brujas" se acerque- prometió. Ya sabía los disgustos que su compañera se llevaba cada vez que alguna de las bailarina aparecia cerca y teniendo en cuenta que aquella noche seria.. "especial" detendría a cualquiera que osara acercarse a la mesa, asi fuera su hermanita.
2015
- Llamada- repitió Frank, casi como si tuviera serios problemas de retardo- No dijo nada sobre la semana de la moda, pero imagino que puede esperar- el reportero tamborileó los dedos sobre la mesa roja, entreteniéndose con algunas portadas de la revista detrás de Rachel hasta escuchar la pregunta de Katia- Yo no vi que estuviese ocupado ahora- soltó en voz alta, sin importarle si el director tendría una especie de pacto secreto con la secretaria sobre no dejar pasar a nadie a su despacho a esas horas de la mañana- Le dejé su periódico y café hace un momentito en su oficina...- no debió decir eso- en la puerta de la oficina- se corrigió rapido- Lo estaba esperando para comentarle algunas cosas.
Mia y las otras tres modelos bajaron a su pequeño patio de juegos. La idea de Benjamin Blanc le habia parecido muy ingeniosa. Lo que antes era un espacio lleno de mesas sucias de cabaret, ahora lo habian transformado en dos ambientes independientes. En el piso alto se habian colocado vidrios, para las visitas importantes que quisieran incluir a Etiqueta Negra en futuros proyectos y el piso bajo se constituia por el escenario, donde los fotógrafos capturaban su imagen para portadas no solo de la revista, sino tambien para grandes eventos como la semana de la moda y alguno que otro catálogo. Justo a un lado del escenario, rodeado de espejos y una que otra pantalla blanca que Casals dejaba regadas por aqui y por allá, estaban dispuestas las pestañas postizas, el vestuario, maquillaje y todo lo necesario para que Alessandri trabajara cómoda y a su antojo. Benjamin asi lo habia aceptado, si queria trabajar con la mejor debía darle lo mejor. -Que hermosos- se emocionó Mia corriendo hacia uno de los vestidos de alta costura, era largo y con amplio escote en la espalda- Es todo de encaje- notó casi histérica de la dicha, sacándolo del perchero y devorándolo con sus grandes ojos verdes- Yo lo pido. ¿Son para el book de la revista?- le preguntó al Logan acercándose un poco. Estaba de mal humor, lo notó y por poco se arrepintió de ir hacia él. Pero ya estaba ahi y ademas no le molestaria estresarlo un poco más. Le habia dicho monstruo.
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Post by bachi on Oct 21, 2012 2:27:42 GMT -3
1890 —Pero, corazón —Julie no se daría por vencida tan rápido—. Es OBVIO por qué Annette está de acuerdo contigo. Si con cualquier excusa puede tener contentos a los verdaderos dueños del negocio, ¿pues qué te crees? ¿Que no va a aprovecharla? Había decidido nada de pelucas esa noche, quería disfrutar de su cabello corto con libertad y no tener ningún tipo de preocupación sin sentido por acomodarse pelos falsos. Sentada en uno de los bancos del vestuario, la chica se ató con mañosa habilidad las cintas de la espalda y arregló las plumas negras del traje. Si Angie era una loca del encaje, ella le haría compañía con su locura por las plumas... Y aretes de plumas, de plumas de tooodos colores. Con una sonrisita satisfecha se puso de pie y se miró en el espejo. —Además, amiga, con semejante cuerpazos, ¿quién necesita sobrevivir con migajas? —Bromeó mirando a sus compañeras—. Vamos, Angie, en serio. Reflexiona... ¡Igual no sé ni para qué insisto! Tu Charlie —Afinó la voz haciéndole burla— seguramente te llama y corres a sus pies. Hazte rogarrr, Cyrille —Ronroneó seductora y a los segundos estalló en risas. Si fuera por ella, mantendría a todas sus bailarinas lejos de las manos sucias, pero claro, Annette tenía que cuidar cierto equilibrio, equilibrio difícil dado que debía corresponder a tipos de queja fácil por un lado, y cuidar de los suyos por el otro. No quería ni imaginarse lo estresante que aquello pudiera ser, aunque nunca se lo preguntaría abiertamente al drag queen, o por lo menos no sin una copa encima. A Julie, Balthasar le caía excelente pero debía admitir que algunas actitudes arrolladoras suyas la inhibían... El sujeto era tan despreocupado, tan él, que uno no podía evitar sentirse algo eclipsado al respecto. La idea le hizo sonreír mientras se ponía sus aretes, un regalo de un seguidor de la Señorita Odaire.
2015 ((Oh god... FRANKIE Y SUS RETRASOS<3)) —Uf, sí. Por favor. Ahí caía la primera víctima. En cuanto Katia se ofreció para llevarle "algo", Logan le echó encima un bolso, una caja de zapatos, una carpeta de fotografías y el abrigo. Con lo único que se quedó fue la gigantografía, la cámara colgada al cuello y el café, por supuesto, que abrió y empezó a tomar desinteresadamente mientras se pasaba la mano por el cabello varias veces y se mordía el labio. —Creo que es por la cafeína, Katia —le confesó de la nada el fotógrafo, en una especie de ensimismo. Le dio un nuevo sorbo al humeante vaso como para reafirmar lo dicho—. Deja mis cosas donde mejor te parezca y mil gracias. ¡Y si pequeña monstruo! En un despliegue de presisión, Logan saltó al escenario, cruzó a paso rápido y le dio un golpecito seco y débil a Mia en la cabeza con la gigantografía. —Son para la revista, preciosa. Nada de manchas, frenesí o sexo violento con ese vestido porque yo personalmente te asesinaré... A no ser que hagas alguna de aquellas cosas conmigo, claro —Se encogió de hombros y le dio otro sorbito al café—. Eso sí, espero que te quede porque veo que esta temporada aumentaste un par de tallas chiquitas nada más.
Ignorando de momento la petición de Moncef, Rachel apoyó una mano sobre el escritorio rojo y puso otra mano sobre su cadera, con una expresión inquisidora. —¿Y se puede saber qué hacías tú en la oficina de Benjamin, Frankie? —preguntó, enarcando de a poco las cejas y recuperando con un movimiento rápido el papel. Precisa y silenciosa, dejó que los otros dos ocuparan el espacio con algún comentario irrelevante y tomó asiento girando en la silla con agilidad. Sus dedos teclearon el teléfono rojo del escritorio junto a la computadora y marcó para dejar un mensaje en la contestadora de Blanc. —Recibió una llamada de Nueva York, señor. Quieren hablar con usted sobre la Semana de la Moda por adelantado... como siempre. Les dije que llamaría en cuanto pudiese. Ah, otro asunto —Miró a Moncef y no le quitó la mirada de encima—. El reportero Périer solicita una cita para hablar sobre el siguiente número de la revista —Una sonrisita empezó a asomar en sus labios— . Sorprendentemente ha cumplido con sus responsabilidades y tiene en orden todas sus ideas, lo que solo ocuparía tres minutos de reunión. Está esperando su respuesta en la recepción, avíseme si quiere dejarlo pasar. Cambio y fuera. Cortó y entrelazó las manos sobre el escritorio. —¿Alguna otra cosa en que pueda ayudarlos, señores? —No sonreía, pero sus ojos tenían un tinte avispado y divertido.
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nitta
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Post by nitta on Oct 21, 2012 7:27:16 GMT -3
1890
Daglia observaba consternada -con una mano en la esponja y otra en el pote de crema para empezar a aplicarse la base del maquillaje- como unas manos recelosas, nerviosas y rápidas íban despojándola de todo aquello que se iba a aplicar en el rostro. Las observaba sin saber como reaccionar ni que decir ni como afrontar el problema así que lentamente, después de la interrupción del drag queen empezó a aplicarse delicada y lentamente la crema sobre su rostro.-Si salgo horrorosa a bailar y los clientes se largan -cosa que no ocurriría- será vuestra culpa -revoloteó sus pestañas hacía las dos arpías que le robaban el maquillaje y regresó a la "ardua" tarea de aplicarse la base de maquillaje sobre su piel. Primero la frente, segundo la nariz, el pómulo derecho...
Traqueteado, vapuleado y con un dolor de cabeza increible, Albertí asistía a la conducción de ese trasto sacado del mismo infierno de forma muda, con los nudillos blancos y el espanto pintado en el rostro. Y aun así, escuchaba, escuchaba lo que le decía el don totalmente sereno (o todo lo sereno que podía estar en ese momento). Ganas no le faltaban no, deseaba con toda su alma agarrar a La Roca y patearlo a la calzada solo por el placer de detener esa cafetera del demonio. Si es que ya no sabía lo que tenía en el estómago pero, cuando le pidió que hiciera espacio miró el reducido espacio y luego al hombre que conducía totalmente blanco, blanco. ¿Estaba loco? Ese hombre y su nuevo juguete iban a terminar por matarle. ¡¡Y aun era joven!!
2015
-Sí, sí. Gracias, muchas gracias....-terminaba de hablar mientras intentaba cerrar su coche. Bolso cruzado, mano sujetando una enorme carpeta y la mano libre sujetando un movil en precario equilibrio mientras sujetaba las llaves del coche. Cuando finalmente colgó respiró largo y tendido y pudo al fin dejar la carpeta encima del capó de su escarabajo descapotable antiguo; una vieja reliquia de la que se negaba a separarse, para luego cerrar la puerta y mirar la hora al movil. Hacía tarde. Maldita revista de las narices y malditos diseñadores, fotógrafos y demases complementos adicionales a los diseños que tanto gustaban. Gruñó por lo bajo, se guardó las llaves al bolso, agarró la carpeta y corrió enseguida hacía ese lugar donde había quedado con su cita. Al llegar hizo una reverencia y luego se sentó a su lado, dejando escapar todo el aire. Sonrió relajándose y, tras moverse a su lado, invadió su espacio personal plantándole un beso en los labios. -Mathieu-san; trabajas demasiado.-Quejó con el ceño fruncido.
-Estoy... aquí -quejó la voz de Albert Casals sudando a mares. A su espalda llevaba la mochila con todos los utensilios para las fotos y, apenas saludó a Rachel, siguió camino hasta llegar a la zona donde haría las fotos. Si se cruzó con alguien conocido en el camino, no lo demostró. Aquello era como ganar un sobresueldo ganga por hacer nada y además, veía a las modelos desde primera fila, ¿qué más quería? Cómo le decía su padre, era todo un privilegiado. Iba vestido de forma casual, unos pantalones verde caqui con una camiseta del mismo tono un poco más oscuro y una chaqueta de cuero por encima -esa era sagrada- por lo que cuando llegó se deshizo de la chaqueta de cuero que dejó en el respaldo de una silla tras apoyar en la misma su mochila. La abrió y empezó a sacar el trípode y todo lo necesario para hacer las fotos. Una vez todo montado, se secó el sudor de la frente y se volteó para encontrarse cara a cara con Logan. No. No estaba contento.
[postiuchos de Nit ^^ si alguien tiene alguna queja llamen al 555555 xD]
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Post by Milly on Oct 21, 2012 14:13:13 GMT -3
1890
—Nada de malo —Médéric repitió las palabras del mesero para darle la razón, acompañando su respuesta con un enérgico asentimiento. No tenía mucha idea de cómo funcionaban los negocios, pero no veía por qué esta nueva visita pudiera ser distinta a tantas otras hechas en el pasado. Pero bueno, ¿qué tanta cosa podía tener clara él? Con los pocos meses que llevaba cumpliendo en su puesto de trabajo no podía presumir de manejar a la perfección los mecanismos con que el cabaret se mantenía en pie. Su trabajo eran los tragos y las copas, era lo único de lo que debía preocuparse. Limpió la que Annette la tendía y le hizo un espacio con las demás. Teva sacudió ligeramente la cabeza con la intención de apartar los dedos de Matt de su nariz, pero sonrió con evidente entusiasmo tras oír su promesa—. Si lo consigues vas a ganarte el cielo —lo rodeó por un instante con sus escuálidos brazos y depositó un beso de agradecimiento en la mejilla del hombre. Nada mejoraría tanto su humor como el saberse bien lejos de las estrellas del local. Pero bien sabía que no demostrarían ningún pudor para intentar establecer vínculos fugaces con los amiguitos de Balthasar. Así y todo intentaría ser optimista—. Iré a preparar unos detalles extra a tu mesa especial, Annette —animó antes de retirarse a toda velocidad. Pero el barman no estuvo muy seguro de que eso contentase mucho más a Balthasar. Lo observó con detenimiento. —Olvídate de lo que digan las malas lenguas —dijo al final de un segundo eterno, sonriendo con la intención de contagiarlo—. Nadie se acuerda de las bajadas inventadas cuando tus joyas salen al escenario —se acercó un poco más al Drag Queen en gesto confidente—. Hasta yo me olvido que alguna vez existió una bruja capaz de romperme el corazón.
2015
Detrás de los gruesos marcos coloridos, las cejas bien limitadas de Katia se alzaron con irónica sorpresa. —Una cosa buena puedo sacar de esto —su voz se oyó amortiguada bajo la montonera de 'algos' que Logan le confió—. Ya no tendré que pensar en tu regalo de cumpleaños. Nada más llegar al espacio de trabajo depositó las cosas en el suelo, sin cuidado y donde cualquiera podía tropezar con ellas. Era su forma de aclarar que una buena intención no la convertía en burro de cargas. Sacudió sus manos, satisfecha con terrible desorden que dejó a sus pies, y avanzó hacia las enloquecidas jovencitas y el ansioso fotógrafo. —Que se lo pruebe ahora, antes de maquillarla —interrumpió la conversación con las manos en la cintura. Esa pequeña proximidad con las fotogénicas jovencitas había bastado para hacer florecer su hostilidad de acero. Apenas si percibió la discreción con que Casals llegaba y ordenaba sus herramientas—. No voy a perder mi tiempo ni mis materiales para que luego deban cambiar de maniquí.
Moncef mantuvo una actitud diplomática, con una mirada que sostenía la de Rachel y la sombra imprecisa de una sonrisa. Incluso rió del mordaz comentario que subestimaba su desempeño laboral... y esperó, imperturbable. —Hay otras cosas —admitió—. Pero no en este momento. Esperaré la respuesta. Gracias por hacer tu trabajo, preciosa.
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Post by ev7e on Oct 21, 2012 17:50:01 GMT -3
1890
-¿Hacerme de rogar?-repitió Cyrille mirando casi con espanto a su plumífera amiga- ¿Y si se cansa? Yo no puedo esperar a que él me mire... tengo que ir yo a por él- afirmó- Tú mejor que nadie deberías saber que lo que yo quiero es salir de este mundo, no pienso ser una vulgar cabaretera toda la vida. Quiero ser conocida como una "señora", no lo que soy ahora- bajó la voz casi avergonzada, y casi porque en verdad muy pocas personas lograban sacar su lado débil. Las dos mujeres dentro de ese vestuario lleno de arpías eran unas de aquel reducido grupo- Tampoco pienso esperar a que mi inocente hermanito haga fortuna limpiando mesas- bufó- Charlie será mio, ya lo veran. Levantó la cabeza ante el repentino comentario de Daglia y se quedó observándola hasta romper una una alegre carcajada. -Eso no pasará- extendió sus brazos y abrazó a las dos- Te verás fantástica y todas las miradas iran hacia nosotras, pero a Lala no porque parece un pájaro- se burló con cariño guiñándole un ojo- Es mentira, señorita Odaire.
Annette asintió cuando Teva anunció su retirada, no sin antes sugerirle colocar aunque sea unas velas rojas a ese rincón. Se giró hacia el barman y le cambió la cara cuando él comentó su triste historia de amor. Entrelazó los dedos y apoyó su barbilla sobre ellos, mirando siempre con ojos brillantes de Médéric. -Eres un demonio- espetó con fingudo resentimiento- Primero viniste a acabar con mi pobre barman, lo echaste a patadas sin que ninguno de mis meseros te detuviera y te autoproclamaste el nuevo, mis pobres bailarinas corrian de ti porque las estabas volviendo locas. Matt intentó hablarte y tambien lo mandaste a limpiar la vereda del Montmartre y, como si fuera poco, ofreciste tragos gratis a todos los clientes ¡Y no tenías ni una moneda!- carcajeó- Al menos eres un borracho con conciencia y te quedaste aqui.
Matt se fue al mismo tiempo que Teva. Habia alcanzado a oir el principio de la conversación entre Médéric y Balthasar, pero no pensaba abrir el baúl de los recuerdos a esas horas. Casi corrió hasta alcanzar a su amiga y la cargó, según él, para llevarla más rápido hasta la mesa. -¿En qué te ayudó?- revoloteó por su costado pasando el trapo sobre la superficie de las sillas y luego acomodándolas en dirección del escenario- Estoy a sus órdenes, jefa. Pero que Annette no se entere o me pone un cohete, en un lugar que no te puedo decir, y me manda a limpiar el baño. Y creeme...no quiero- hizo un puchero de cachorro.
2015
-Eres un cerdo, Delastair- se quejó Mia con una mueca de disgusto ante el comentario insolente del fotógrafo, estaba a punto de agregar algo más hasta que aquel insinuó, NO, aseguró que habia engordado. La mujer abrió y cerró la boca un par de veces, intentando articular alguna palabra en defensa propia, pero se vio interrumpida por el ruido seco de las cosas que tan gentilmente Katia tiró al piso. Las otras modelos se hicieron las desentendidas y escogieron cada una algun vestido disponible, no querian que las vuelvan a llamar monstruos (aunque conociendo a Logan aquello se repetiría todo el día), saludaron a Albert con cierto alivio. De los presentes ahi, era quien más les agradaba. -Me lo probaré- comenzó Mia con una sonrisita condescenciente hacia la maquillista- Pero tú deberías recordar que te pagan por hacernos lucir como diosas, por algo unas estamos frente al lente y otras...bueno, ya sabes quienes van detrás-soltó venenosa, aprovechando la buena cantidad de centímetros que le sacaba a pesar de que Alessandri llevara tacones.
-Afuera- dijo Frank- dije que estaba afuera, ¿No me escuchaste?- preguntó él, intentando enmendar su error. -¿Rachel? ¿Rach?- llamó Benjamin desde su despacho. Su tranquilidad se habia visto interrumpida ante la llamada de la secretaria y ahora unas gotitas de café habian caido sobre su periódico- No estoy seguro si esto esta conectado- el director de la revista mantenía oprimido el botón del intercomunicador, el problema era que lo habian cambiado hace menos de dos días y ya no tenía idea de como hacerlo funcionar. -Escuché tu mensaje, ¿No ha llegado el oficial LeCounce?- preguntó- Envié a Frank con el recado. Sobre la semana de la moda, me han enviado un mail desde Nueva York. Les dije que estaba muy enfermo, asi que si puedes inventarte alguna historia sobre qué me pasó te estaría muy agradecido. Solo me encuentro para el oficial y la inves...tú solo avisame cuando llegue- Blanc se pasó una de las manos por el cabello, miró el reloj- ¿tres minutos? Si asi de rápido fuera siempre...-masculló- Dile a Périer que pase, pero adviertele que si llega LeCounce antes, lo echaré a patadas de mi oficina. Eso es todo y gracias, Lavalley....y como no estoy cien por ciento seguro de haber hecho esto bien, si no tengo respuesta en cinco minutos, yo mismo iré a ver como andan las cosas- el hombre se encogió de hombros y soltó el botoncito. -Soy un desastre- se rió él solo antes de darle un sorbo al líquido negro.
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Post by bachi on Oct 22, 2012 0:38:21 GMT -3
((Lamento si el siguiente post es endemoniadamente largo )< Inspiración repentina, pero puedo cortarlo si jode x3))
1890 Julie escuchó todas y cada una de las razones expuestas por Angie boquiabierta y con las manos en la cintura. Al final, antes de que Daglia o la misma Cyrille se volviera para abrazarlas, estalló en carcajadas. Una vez que la bruja las rodeó, la chica arqueó una ceja en expresión burlona. —Mira, no sé qué es mejor, si ser un pájaro libre o una señorona vieja y quejosa —Se cubrió la boca para reírse y se escabulló por debajo del brazo—. Lo que pasa Cyrille es que te mueres de envidia de mis plumas, eso es todo. Daglia también querrá robármelas y dentro de poco tendré que guardarlas bajo llave —bromeó. Ya estaba lista, casi. Algo de brillo en el cabello tal vez, pero con sus zapatos listos y el resto del vestuario en orden, la chica se estiró sentada en el banco y esperó aburrida a las demás. —¿Creen que si salgo a pedir un trago Annette me desplume? —Preguntó mientras se miraba las uñas—. Y por cierto Cyrille —Miró a su amiga con un brillo de maldad perezosa—, no creo que haga mucha falta tanto esfuerzo para tener a ese inepto de Charlie donde quieres. Un empujoncito no más —Le guiñó el ojo y suspiró, concentrándose en cómo Daglia se embadurnaba una y otra vez el rostro— ¿Y tú que me dices, “jovencita”? ¿También tendré que cuidarte las espaldas?
La expresión de Ruso no pasó por alto para Charlie, pero si para el hombre que conducía, que estaba lo suficientemente compenetrado dando largas explicaciones de motores, válvulas y caballos. —Unos 20 caballos de fuerza tiene este bebé aproximadamente —charlaba complacido Pierre mientras le daba unas palmaditas al asiento. El recién llegado suspiró y se ajustó el cuello del gabán para que el frío no le pegara de lleno. En un intento por mantener el calor, se frotó las manos con fuerza. —¿Caballos, señor? ¿Y me quiere decir cómo meten caballos ahí adentro? Pierre lanzó una carcajada. —Caballos, dice. Chico, esta belleza está hecha a base de algo llamado “motor” y funciona casi tan bien como unos patines —Guiñó un ojo y Charlie forzó una sonrisa, sabiendo que esa noche tendría pesadillas—. Ahora bien, muchachos, hablemos de lo que realmente importan: Negocios. El viejo Pierre se relamió los labios y frunció el ceño, siempre con las vista al frente. El sonido del cacharro traqueteaba bajo los adoquines de la calle, pero por el resto todo era silencio, hasta que se adentraran en la zona de bullicio, esa cuadra espléndida donde el Molino Rojo era uno de los anfitriones. —Hoy tendremos una importante reunión con Balthasar Chevalier, el “jefe” digámosle del Molino. —Escuché algunas cosas sobre ese sujeto —soltó desinteresado Charlie mientras intentaba prender otro cigarrillo. —Ah, sí. Si es por sus gustos de ropa podría decirte que es lo de menos —Se rió entre dientes y le echó una ojeada—. No estarás intentando hacernos volar a todos en mil pedazos, ¿cierto? —El desconcierto del joven le robó otra gran sonrisa que terminó en un par de palmaditas en los hombros de ambos acompañantes y un cigarrillo y un encendedor menos—. Balthasar Chevalier, también conocido como “Annette” no es un tipo difícil. Pero es uno de mente muy escurridisa. Yo soy otro, por eso sé reconocerlos cuando los veo. Podrán comprobarlo con sus propios ojos cuando entren a Molino Rojo muchachos: fuego ardiente es ese local. —Sí lo sabré yo —sonrió, burlón. —Pero a pesar de que las mesas se llenan —continuó Pierre— las funciones no rinden frutos. Los traje aquí para que tanteen el sitio. Laurent algo de conocimientos tienes al respecto. —Sí, señor. —Y Alberti es un profesional. Los traigo aquí con la misión de vigilar y controlar el negocio, no quiero nada de fugas, nada de baches. Rushmanok, si nunca antes has estado en Molino Rojo, será una buena noche para ti, amigo mío. Laurent, contrólate chico. Por el resto, solo puedo decirles “bienvenidos”. De lo demás los mantendré al tanto durante la velada. Desde donde estaban ya se veía el cabaret, vaya que se veía.
2015 Logan no vio dónde dejaba sus cosas Katia porque estaba demasiado ocupado lanzándole miradas asesinas a Casals. Lo que sí “vio” con las orejas fue el comentario de la modelo y no pudo resistirse. —Mia, uno de los que van detrás soy yo. Y te aseguro que si ese vestido no te entra por tu gran trasero gordo, te mataré con photoshop y le pondré verrugas a la foto de tu portada —El hombre dejó caer la gigantografía al piso, perdiendo interés repentinamente del recién llegado fotógrafo, y miró al techo como si le hubiera caído en gracia la inspiración del cielo, extendiendo los brazos—. El título rezará: “Como llevar una buena vida, con un trasero gordo y una cara de bruja” ¿Te gusta? Acabo de improvisarlo. Debería haber sido escritor y drogadicto —Dio media vuelta y se chocó con su montoncito de cosas en medio del piso—. Ah, ya veo que pedir favores aquí es un arma de doble filo —suspiró y se restregó los ojos mientras iba por un par de lentes intercambiables, sus almohadones de rodillas y el estuche de anteojos inservibles— ¿Una noche agitada, Albert? —soltó de repente, rebuscando pero sin hacer siquiera un intento de ordenar las cosas en algún escritorio— ¿O tan solo te levantaste con el pie izquierdo?
Estuvo a punto, casi a punto de responderle tanto a Frankie como a Moncef, pero la voz del jefe los interrumpió. Los cortos minutos que Benjamin Blanc se quedó hablando al otro lado, consiguieron que una sonrisa se fuera formando en la boca de la secretaria, la que tuvo que controlar mordiéndose el labio inferior. Su respuesta fue rápida. —Descuide señor. Se lo escuchó fuerte y claro. Mandaré a Périer en seguida a su oficina —Miró al aludido, le guiñó el ojo y le hizo señas de azafata para que se dirigiera inmediatamente al despacho al fondo del corredor—. Todavía no llegó ningún oficial Le Counce, señor. Pero le avisaré en cuanto llegue. Y por Nueva York no se preocupe. Con un par de toquesitos su excusa será más creíble —Sonrió y cortó, para volverse a Frank y escrutarlo con la mirada—. Así que… ¿estabas afuera de la oficina, eh?
La vio llegar desde lejos. Imposible no reconocerla acercarse con aquella reliquia estacionada en frente y, por supuesto, por sus rasgos y su forma de caminar. Mathieu se deshizo de los anteojos justo a tiempo, antes de que un beso sorpresivo le quitara la somnolencia y sonrió con calidez ante todo aquel despliegue de “nanacidad” como le decía él. —¿Que trabajo demasiado? —Mientras hablaba, dobló distraído el periódico—. Me lo dice la mujer que baja del auto con el celular en una mano y un montón de cosas en la otra —Se puso de pie, sacó el reloj de bolsillo y miró la hora—. Nos estarán esperando ya en Etiqueta Negra, Nana. ¿En marcha?
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nitta
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Post by nitta on Oct 22, 2012 18:30:20 GMT -3
1890
Dejó que la abrazaran y aprovechó que andaban ocupadas charlando y terminándose de arreglar para robarse todo el maquillaje y, tras aplicarse la base para el mismo, empezar a mirarse coqueta mientras daba toques aquí y allá. Su vestido era ajustado al cuerpo, dejando sobresalir los pechos hinchados por arriba llegando justo al borde del pezón. Estaba repleto de lentejuelas y por la espalda llevaba un enorme lazo que caía hasta casi el suelo aunque luego añadiría algunas plumas. Se remató las pestañas y pestañeó para comprobar que no había aplicado demasiado maquillaje y finalmente se separó del espejo para revolotear por el vestuario hasta un pequeño riconcito del que extrajo una pequeña Dahlia para regresar al espejo y, tras mirar que no tuviera imperfecciones, se lo puso en el escote, entre pecho y pecho aspirando su olor. Se miró y miró luego a Julie y a Cyrille suplicante con la mirada tras las revoloteadoras pestañas negras. -¿Me ayudáis a hacerme el recogido? -les preguntó.
Alberti escuchó atentamente a las palabras del Don tras escuchar la conversación que habían mantenido el uno con el otro. Pensando en aquella frase "una buena noche para ti" pero en ese mismo momento solo quería bajarse de ese cacharro del demonio y alejarse a quilómetros de él. Y ahí lo vio acercarse de la nada. Allí estaba. Y su primer impulso fue saltar aunque se contuvo y dejó que el Don terminara de acercarse y aparcara la cafetera y así poder apearse con seguridad. Díos, como odiaba ese trasto.
2015
-Tuve que pasar antes por la redacción del periódico -empezó- necesitaban unas fotos que todavía no había rebelado y tuve que rebelarlas para luego acercarme a ellos, eso me retrasó totalmente. Pido disculpas, Logan.-Le contestó.-¿Y tú? -le preguntó aburrido mientras las modelos se organizaban de una vez y finalmente podía hacer la sesión de fotos. -Vamos, bellezas que no tenemos todo el día-comentó casi, casi con hastió y hartazgo. Odiaba esas largas e interminables esperas porque luego su trabajo concluía en tres segundos y por eso, la espera se le hacía tan eterna.
Nana le sonrió y le miró, divertida.-Antes tengo que pasar por el estudio a dejar la carpeta llena de bocetos o bueno...-se quedó pensativa- podemos ir luego si me acompañas.-Se incorporó mirándole.-No hagamos esperar más a ese hombre y vayamos a ver que quería de nosotros.-Le animó mientras en su rostro ya se notaba la curiosidad que le daba esa cita con el director de aquella revista. Abrió su bolso y miró su movil para pasar a ponerlo en silencio.
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Post by Milly on Oct 22, 2012 21:56:09 GMT -3
1890
Hacer memoria del episodio más negro de su vida no lo hacía sentir muy orgulloso, pero intentaba tomarlo con humor. —Pedí perdón a todos los que pude haber molestado apenas recuperé algo de cordura —recordó sonriente. Su defensa la respaldaba alzando las palmas a la altura de la cabeza para mostrarlas a Balthasar; estaban ya limpias de cualquier culpa—. Y seguiré aquí hasta que te canses de mi, Annette —Médéric se inclinó ligeramente sobre la barra, la suspicacia emanando de sus ojos como una fuerza irrefrenable—. Pero, mi señora, no puedes fingir inocencia. Aceptarme aquí solo validó mi comportamiento. ¿No hubiera sido más fácil encerrarme detrás de unos bonitos barrotes? No se te pase por la cabeza que me estoy quejando —retrocedió repentinamente, ahogándose con otra carcajada relajada, del tipo que le gustaba compartir con los borrachos que pronto llegarían a solicitar sus atenciones—. Discrepo en lo de ser un borracho... pero todo esto es más de lo que merezco —el barman no necesitaba una gota de alcohol en su cuerpo para despertar su lado más emotivo.
—Cuidado con las palabras —su voz todavía sonaba algo afectada por el sorpresivo medio de transporte que Matt le había proporcionado para alcanzar las mesas, pero todavía era alegre y animada—. La palabra jefa me gusta tanto como para tentarme a cometer la locura de hacerle competencia a Balthasar —sacudió las telas y adornos que se encontraban cerca sin perder de vista a su compañero—. Yo no te metería nada en ninguna parte, y tal vez hasta limpiaría los baños por ti... —hizo una mueca— es conversable. Se detuvo a pensar en cómo hacer que la mesa especial se notara de las demás con diferencia, y la contempló por largo rato sosteniéndose el mentón con exceso de concentración. Chasqueó los dedos cuando supo lo que deseaba—. A ver, Matt. Voy a necesitar las velas rojas, el mantel rojo nuevo de tafetán... el que llega hasta el suelo y... —sacudió la cabeza al no saber qué más pedir—. Yo iré a por los vasos.
2015
El rostro de la maquillista se contorsionó hasta demostrar una mueca diabólica, pero mucho antes de conseguir realizar su contraataque para condenar semejante falta de respeto, Logan se adelantó. Sus facciones no se movieron un ápice, pero de pronto Delastair volvía a caerle de maravilla. Hasta sintió pena de haber dejado sus cosas en medio de la gran sala. —No está demás decir —se acercó a la lenguasuelta de la modelo cuando Logan se retiró a buscar sus cosas. Caminaba con una cadencia peligrosa, observando hacia arriba a la modelo sin señales de sentirse intimidada— que de los que estamos del otro lado del lente depende que puedas lucir con una diosa —una sonrisa sardónica rompió la máscara de su anterior expresión—. Si tuvieras la décima parte de cerebro que le corresponde a una persona normal, te habrías detenido a pensar con quién te conviene meterte para no perjudicar tu carrera, muñequita —Inspiró hondo y bajó la mirada al vestido que Mia sostenía—. Te lo pruebas y te lo quitas. Ahora. Las pinturas te están esperando... y no me esfuerzo demasiado cuando me hacen esperar. Se largó a su rinconcito de trabajo y su espacio de relajo para empezar con las modelos más sumisas que ya estaban instaladas frente a los espejos y todo su arsenal de colores. De camino a su objetivo alzó la mano para saludar a Casals—. ¿Qué tal, Albert? —como hubiera hecho con la secretaria, no esperó la respuesta. Pasó de largo a tomar cosas por aquí y por allá.
Esta vez tuvo que forzar la sonrisa cuando la secretaria respaldó el veredicto realizado por el intercomunicador, pero se retiró con toda la dignidad de la que podía hacer gala un publicista de su altura. No le hacía ninguna gracia que todo el mundo presentara reparos a su intachable método de trabajo, pero se forzaba a soportarlo tanto como podía. Un tiempo más de cumplir para Etiqueta Negra y su curriculum le abriría las puertas a cualquier oferta que se propusiera. El recordatorio lo animó, de modo que cuando bajó al subterráneo y tocó la puerta de Benjamin volvía a embestirse de un entusiasmo capaz de persuadir a cualquier decisión.
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Post by ev7e on Oct 22, 2012 23:58:07 GMT -3
[[ *cof* *cof* ¿largo decias? <3 ]]
1890
-Si, jefa- saludó Matt llevándose una mano recta sobre la frente y marchó tras Teva, pero en lugar de tomar el mismo camino que Balthasar, el mesero decidió hacer su pequeño truco de desaparición en la "pared" de cortinas. "Deberían poner una de esas lamparitas aqui"-pensó tanteando el camino apoyándo una mano en el muro y la otra hacia adelante para no tropezar con nada ni nadie. El camino era recto y habia suficiente espacio para que dos personas pasaran juntas sin que del otro lado notaran el movimiento en las cortinas. Balthasar lo habia colocado especialmente ahi para que sirviera como pasaje secreto, en caso de visitas indeseadas. Pero ahora quienes más le sacaban provecho eran las escurridizas bailarinas que aparecían de todos lados, sorprendiendo a los clientes y a sus bolsillos.
-A ver...-Angie se adelantó y empezó a maniobrar con los finos cabellos de Lise, levantándolos, echándolos hacia un costado y volviéndolos a como estaban en un principio- ¿Tú que opinas?- le preguntó a Julie- ¿Le hacemos un bonito moño? podriamos resaltarlo con....-rebuscó en la mesita hasta dar con un vistoso broche con lentejuelas, al igual que su vestido-...con esto. Y no, no creo que termine desplumada. Eso si, recuerda que no le gusta que nos vean antes del primer baile...dice que los clientes se aprovechan- suspiró- Podriamos escondernos tras el pasaje y coquetearle a Médéric para que nos alcance algunas copas de cortesía- sonrió coqueta hasta escuchar los golpecitos en la puerta- Esta abierto. -Ya estan llegando algunas personas- dijo Matt asomando la cabeza despeinada y regalándoles un silbido- Se ven muy bonitas- sonrió aunque con cierta tristeza al encontrar los ojos de su hermana- No se demoren mucho ¿si? -Relajate- se rió Cyrille empujándolo fuera- Nosotras iremos apenas peinemos a la pequeña Daglia.
Annette volvió a reir, tanto por las cosas que Médéric le contaba asi como por la llegada de un buen número de personas. -Te quedaste aqui porque sorprendiste a todos con uno de esos inventos tuyos- señaló ella alzando ligeramente la voz. La banda habia empezado a tocar una viva melodía para entretener a los recien llegados hasta que aparecieran las damas en escena- Si no fuera por eso, ahora estaria contándole a uno de aquellos- movió ligeramente la cabeza a uno de los hombres que tomaba asiento y llamaba a uno de los meseros más cercanos- que aquel revoltoso esta tras las rejas...Saldré a tomar un poco de aire- agregó parándose con elegancia y tras saludar a otro cliente caminó hacia la entrada. Desde ahi logró oir un "Lo de siempre" dicho por un mesero al barman, respiró profundo...el Molino Rojo no podía ir tan mal, todas las noches atraian una buena cantidad de personas que, al menos a él, le parecian satisfechas con su servicio.
Matt salió del cuartucho, y se metió entre el desorden que entre todos habian creado dentro del depósito. -Tela.. tela... ¿Qué me dijo?- revolvió uno de los estantes hasta hallar el famoso mantel rojo- Aqui estas- se alegró y lo tomó a la volada- Y las velas estan allá...Listo. El hombre tomó todo como pudo entre los brazos y subio a velocidad luz las escaleras, se metio entre las cortinas y completó el mismo recorrido del drag queen. Asomó la cabeza en la entrada del bar y miró por si ya habian ocupado la mesa, para su suerte no habia sido asi. Como la gente prestaba más atención a los tragos que se ofrecían, paso sin problema entre ellos y se dispuso a preparar la mesa circular. Extendió el bonito mantel y lo dejó rozar el piso, tal como suponia que Teva tenía en mente. No estaba seguro de que hacer con las velas, eso ya era cosa de chicas. -Ayuda- murmuró como un gatito suplicando mentalmente que su compañera regresara para darle los toques finales.
2015
Mia se mordió los labios con tal fuerza que logró enrojecerlos y arrancar un poquitín de piel. Sujetó el vestido con fuerza entre las manos, llena de impotencia y se forzó a no arrancarle el cabello a aquella diminuta mujer. Giró sobre si misma y caminó con pasos firmes tras el vestidor improvisado, entre las gruesas cortinas. Se plantó frente al espejo, comenzando a desvestirse y se miro de pies a cabeza...lo que menos le gustaba, no, lo que más odiaba de ella, eran esas caderas anchas que por más que dejara de comer e hiciera pilates cuatro veces por semana, no lograba desaparecer. La mujercita sostuvo el vestido frente a ella y por un segundo dudó que en verdad le fuese a quedar. Encima el maldito estómago le empezaba a rugir. Colgó nuevamente el vestido en el perchero y buscó en el bolsillo de su polera un bonito relicario, lo abrió y con mucho cuidado se llevó el fino polvo blanco a la nariz... Lo demás fue trabajo sencillo, se pasó el traje sobre la cabeza y se aseguró de verse perfecta. No, el lujoso vestido de encaje no podría verse mejor en ninguna otra modelo presente. -Lista- canturreó con sonrisa radiante y mirada ligeramente perdida, sentándose en un banquito a esperar su turno de ser maquillada.
-Tan afuera que podría haber estado aqui y no me hubieses notado- sonrió Frank apoyándose en la mesa de la secretaria, sabiendo que podría salir herido en cualquier momento- Tal vez estuve delante tuyo todo el tiempo y por corresponder los piropos de Périer no te diste cuenta de mi humilde presencia. El reportero le regaló su mejor cara de niño bueno y se lanzó sobre el sofá de cuero, tomó una edición pasada de la revista y empezó a pasar las hojas, distraido- En realidad somos buenos- comentó al cabo de unos minutos, levantándose y enseñándole la página central a Rachel- ¿Ves esta entrevista? Fuimos los únicos que pudimos conseguirla... No sé que mágia hizo tu galante Moncef para meterse al despacho del pobre Ministro- se rió- Oye y....Ahora que estamos en confianza- Frank se arriesgó a mirarla a los ojos- ¿Qué tanto quiere hablar Blanc con la polícia?- intentó.
Benjamin Blanc tenía extendido el periódico en todo su escritorio. En lugar de leerlo como una persona normal lo haria, el escogía los titulares más llamativos y los seleccionaba, dándoles su propio orden. Por eso empezaba de la página central, seguía con la tres, se saltaba a la ocho, en el centro tenía el infaltable crucigrama. El cafe, frio, estaba a una mesita con apuntes apurados que Rachel le dejaba para que no se olvidara de respirar. -Esta abierto- dijo levantando la voz para que escucharan afuera- ¿Eres tú, Moncef?. Pasa, pasa...Cuéntame que te trae a mi cueva.
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Post by bachi on Oct 23, 2012 15:06:37 GMT -3
((Así me gusta, bruja Eve >3)) 1890 En cuanto Daglia lo propuso, Julie se acercó casi de a saltitos para situarse detrás de Cyrille y ver qué era lo que la bailarina intentaba hacer con el cabello. —Sí, sí, ese moño me gusta pero —frunció el ceño y aprovechó para ocupar su lugar mientras Matt aparecía abruptamente en la puerta. Lo saludó con una sonrisita fugaz, un movimiento de manos, y volvió a su “trabajo” —. Ahh, ahora sí me gusta más. Un poquito más arriba en la cabeza, no tan abajo, ¿qué dices Daglia? —Apoyó la mano en los dos hombros de la chica y se asomó para mirarle la expresión desde el reflejo del espejo—. Por cierto, aún no respondes mi pregunta. No creas que escaparás tan fácilmente —Se rió—. Insisto: ¿Esta noche tendré que cuidar solo a Cyrille, o también la escurridiza Daglia tiene a alguien escondido entre las mangas? En cuanto terminaran, aprovecharía esa propuesta de Cyrille y las arrastraría (si no se le adelantaba la otra) a suplicarle tragos a escondidas al querido Médéric.
Estacionó el bonito coche de juguete a un costado y sonrió al local que tenían a un costado como si fuera un viejo amigo: Molino Rojo se abría ante ellos ya bullicioso, con gente deslizándose entre sus puertas entre risitas y charlas animadas. Pierre se quitó las gafas y las guardó en un bolsillo interior del sobretodo grande y negro que llevaba puesto, se quitó los guantes de cuero y con una risotada animó a Ruso a bajar. —Ahí tienes tu querida “tierra”, marino de agua dulce —bromeó mientras bajaba a sus anchas como si hubiera nacido para conducir. Charlie fue menos medido. Dio un salto sobre un charco al borde de la acera y mientras miraba su zapatos sucios sacó otro encendedor y un cigarrillo mas del paquete. En cuanto la Roca se acercó a la entrada del local, sin esperar a que los demás lo siguieran, un grupo de hombres con aspecto de tener la misma clase social que él se reunieron a saludarse mutuamente. En ese preciso momento Charlie lo supo. —Al parece tendremos el honor de cenar con los perros gordos de París —sonrió con el cigarrillo entre dientes, y se volvió a Ruso para mirarlo. Le dio un par de palmaditas en el hombro con total confianza al verle la expresión y se rió—. Pierre nos dará para volvernos en carruaje, te lo aseguro: no más automóviles. Ahora andando, Robinson.
2015 Logan se distrajo y no llegó ni a responderle a Albert ni a caer en la cuenta que Mia ya estaba sino hasta un par de minutos después. Había estado mirando el número de teléfono y ahí veía de nuevo ese maldito número desconocido. Oh, bien sabía él quiénes llamaban y qué querían de vuelta. No sabía cómo seguían consiguiendo su número después de haberlo cambiado tantas veces, pero revoleó disimuladamente el aparato dentro del bolso intentando no perder los estribos. En un giro rápido de talones se despegó de sus cosas del suelo y se volvió al resto. —Si algún día aparezco en un callejón muerto —comentó con un suspiro y le dio unas palmaditas en la cabeza a Albert mientras preparaba el trípode—, sepan que a pesar de todo no me caen tan mal —Miró a Mía y se lo pensó dos veces—. Tú todavía no lo decido, pero veo que el vestido te quedó impecable, así que bienvenida a mi lista de admisión. Ahora —Le sacó el protector a la cámara que tenía colgada al cuello y se frotó las manos en dirección a Katia—, a ver si hacemos magiiia…
Rachel se rió por los comentarios de Frank y negó con la cabeza. La chica ya se había vuelto a su trabajo, tipeando casi frenéticamente el teclado que tenía en frente y anotando una lista con horarios dentro de una agenda, que tenía su copia justo en la agenda de al lado. —¿Estás diciéndome que eres una especie de ser mágico invisible, Frank? Porque la carne de burro no es transparente, hm —Cuando le mostró la revista, no tuvo más que volverse a él para entender de qué estaba hablando. Una sonrisita se formó en sus labios—. Sé que son buenos, igual no importa lo que yo piense, al fin y al cabo es Blanc quien contrata aquí y no yo —Podría haber seguido, distraída, pero la última pregunta le picó en la curiosidad y se inclinó para verlo mejor—. No lo sé, ahora que lo preguntas. Es uno de esos proyectos raros que tiene en mente, tal vez me entere al terminar la tarde pero… Frank, no creas que te andaría chismoseando cosas del jefe —Enarcó una ceja, astuta— Y tú, ¿qué tanto vigilas a Benjamin hoy, eh?
Mathieu se quedó un ratito contemplándola, todavía sentado cuando ella se puso de pie, tomando la iniciativa. Con una sonrisa y un bostezo fugaz, el hombre la siguió y se estiró, dejando sin cuidado el periódico en el banco de la plaza. Le tendió el brazo para que se lo tomara al andar. —Por supuesto que te acompaño. Luego tengo que volver al cuartel, pero... —Como si fuera un tic, volvió la vista al reloj— Tengo un tiempo todavía, pueden esperarnos. No les llevaría más de unos minutos llegar a Etiqueta Negra, pero no les convenía ir en auto porque seguramente a esa hora, en París, la conductora no conseguiría un lugar para estacionar tan bueno como el que había conseguido. Era mejor ir a pie. En el periódico que habían dejado detrás, en unas de las ultimas páginas que el hombre había dejado marcadas un titular rezaba: "Se abren antiguos casos de París. La policia busca limpiar expedientes y dar el cierre a toda la población" Claro que no podían referirse a lo que hablarían más tarde con Blanc... Claro...
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Post by Milly on Oct 25, 2012 22:40:52 GMT -3
((Lamento tanto tanto tanto la demoraa T.T))
1890
El hombre retrocedió unos centímetros de la barra para hinchar el pecho con orgullo. Luego rió ligeramente. —Todos tenemos algún truco que nos ayuda a salir de apuros —sonó tan solemne que por un momento la sonrisa se esfumó de su rostro. Cuando lo pensó mejor, no pudo contener la siguiente carcajada—. Pero estoy seguro de que lo mío solo fue suerte —Médéric se llevó una mano al cabello cuidadosamente peinado en señal de reflexión, y la alzó en gesto de despedida hacia Balthasar cuando éste anunciara su retirada. Antes de mencionar algún último comentario divertido ya había recibido el primer pedido de la noche. Sonrió con simpatía a su elegante cliente, alzando su mano en señal de una repentina iluminación. —Se me ocurre una mejor idea. Usted puede ser el primer comensal en probar la más novedosa de mis preparaciones... —se detuvo a medio camino de la explicación y soltó el aire restante en un suspiro decepcionado. El rostro del hombre no aceptaba las nuevas apuestas. Tomó un par de vasos con una mano y luego fue por las botellas—. ¿Whisky mezclado o puro, mi distinguido caballero?
Teva había desaparecido casi al mismo tiempo que Matt, encantada de jugar a la jefa. Cuando volvió, haciendo equilibrio con los vasos que llevaba entre los brazos y que nada tenían que ver con los insumos personales de Médéric, todavía se deshacía en sonrisas que dedicaba a los clientes que comenzaban a llegar. —No puedo dejarte solo, ¿eh? —Había llegado junto a su compañero y depositaba con increíble delicadeza las copas sobre el lujoso mantel. Tomó las velas y comenzó a repartirla por la mesa y los alrededores. De sus bolsillos extrajo una pequeña cajetilla de fósforos. En un minuto, los meseros se encontraban frente a un puesto tan exclusivo que el resto de las mesas inspiraba lástima—. Dime, Matt. ¿A ti te agrada? —tironeó de la manga del hombre, insegura—. Podría agregar un par de cosas más... pero creo estar en lo cierto al pensar que a los hombres no le gustan los excesos.
2015
Se olvidó de la insufrible modelo apenas la vio desaparecer tras las cortinas... y deseó ser mago para hacerla desaparecer para siempre. <<Pero la vida no es tan linda>> concluyó sin perder de vista las sombras que dibujaba en el rostro de la modelo que tenía delante, un maquillaje mucho más simple del que sabía debía realizar en Mia cuando finalmente estuviera lista para encomendarse a sus manos cuidadosas. Pero no importaba la complejidad de su labor, siempre se perdía en la pasión de su perfeccionismo. Cualquiera que la interrumpiera corría un peligro inminente. Oyó claramente la entonación de la modelo tanto como las palabras impacientes del fotógrafo, pero no prestó atención a ninguno sino hasta acabar con su actual trabajo. Entonces se volvió hacia su siguiente víctima, cargando con la brocha en su mano derecha y el pincel en la izquierda. Observó a su siguiente víctima de pies a cabeza, luego se volvió a Logan—. Le dije que se quitara el vestido. No me hago responsable si le cae algo encima —avanzó hasta el banquito donde ella se ubicaba y comenzó a trabajar—. Cierra los ojos... y no te muevas.
—Soy yo, jefe —le confirmó a la voz que llegó amortiguada a través de la puerta antes de abrirla e ingresar al despacho. Tenía la mala costumbre de estudiar todo el espacio antes de dirigirse a Blanc, como para asegurarse de que nada se había movido de su sitio. Esta vez reemplazó su inspección habitual por una profunda inspiración de aire—. Hay que ver... aquí apesta a confabulación —En ese momento y no antes, dirigió a su jefe una mirada suspicaz. Se trataba de un gesto que carecía por completo de curiosidad; igual le daba lo que ese hombre se trajera entre manos mientras su trabajo no se viera perjudicado, pero su mirada dejaba muy claro que si Benjamin pretendía ser discreto, no lo estaba consiguiendo. Tomó asiento frente a él, ojeando con distracción los titulares que se desplegaban bajo sus ojos—. El mundo periodístico es despiadado, ¿no le parece? —dijo sin rodeos. Quería ir directo al grano y cumplir con los tres minutos prometidos. Moncef podía ser muchas cosas, menos negligente—. Tan frívolo, tan distante, sucio y traicionero...
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Post by ev7e on Oct 27, 2012 19:13:53 GMT -3
1890
Angie les sonrió desde la puerta y tamborileó los dedos contra ella mientras esperaba a que Julie terminara de arreglarle el cabello a Lise. Se hizo a un lado, pues algunas bailarinas ya estaban listas y pedían con impaciencia ir a sus lugares escondidos tras las cortinas. El escenario era lugar reservado para ellas tres, las demás aparecian de las "paredes" para un gusto (tal vez susto) de los clientes. -Apostaría a que la pequeña Daglia tiene a algun fan muy bien escondido, al menos para que nosotras no lo viésemos antes-guiñó un ojo.
Matt se alejó un poco de la mesa y la evaluó con la mirada, para luego asentir con una curva en los labios. -Me gusta- dijo y le dió unas palmaditas en la cabeza a Teva- Bien hecho, jefa. El bullicio en el local iba aumentando de a pocos, la banda estaba tocando melodías alegres y todos contaban ya con sus tragos entre las manos. Pero no vió a los invitados especiales de Balthasar, cosa rara en gente que solía ser puntual.
Asomó su cabeza por la puerta del Molino Rojo, sintió el aire fresco chocarle contra la cara y alborotar ligeramente su cabello falso. Annette se pasó una mano por la cabeza, rogando que no se desacomodara la peluca, cuando los vio. Eran tres, dos ya conocidos y uno nuevo que supuso vería su cara más a menudo. Las piernas le temblaron por un momento, por lo que se apoyó en la pared blanca, respiró hondo y le hizo una seña a Médéric ( a tan solo dos metros de él) para que supiera que el verdadero show estaba por iniciar. Dio un paso al frente, para colocarse casualmente en la vereda y se giró en dirección a ellos con una amplia sonrisa en el rostro maquillado. -Bienvenidos al Molino Rojo-saludó ella con una graciosa reverencia.
2015
-No seas amargada- suspiró Mia ignorando el comentario de Logan, no porque quisiera sino porque su cabeza estaba ya en otro lado y sentia la mandíbula entumecida. Sin embargo, la irritante voz de la maquillista lograba sacarla de su "lugar feliz". Cerró los ojos tal como le ordenaron- Te pagan para esto.
Frank apoyó los codos sobre la larga mesa roja y le guiñó un ojo a la secretaria -Me dijiste burro- comentó con un falso gesto ofendido- Querida Rachel, soy un periodista- dijo como si no fuese obvio- Es mi instinto el que me obliga a buscar tanta información "secreta", puede que lo que sea que tenga Blanc entre las manos resulte un boom en la sociedad-sonrió- Podría cambiar las cosas, las reglas del juego entre la competencia de revistas de actualidad. Si no me interesara por esto, no seria un periodista. Tal vez nisiquiera dentro de Etiqueta Negra.
Benjamin levantó la mirada y saludó con la mano de Moncéf. Asi de informal podía ser, nunca le gustó el trato de "usted". Siempre (y muchos medios sugerian poco control de su parte) llevó un trato de igual a igual entre los miembros de la revista, sin importar el rango que cada uno tuviese. -Hola de nuevo- dijo empujando con un brazo todos los papeles sobre su escritorio y señalando el sillón giratorio frente a él para que el reportero se pusiera cómodo mientras hablaba- Si, muy frívolo y traicionero. Lo que sucede hoy puede ser portada de muchos diarios por una o dos semanas, pero terminado ese momento solo forma parte de la aburrida historia de Francia-bufó- Es un poco plástico...¿A qué se debe tu visita?- preguntó alzando la mrada, curioso- ¿O solo pasabas a saludarme en mi pequeño antro?
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Post by bachi on Oct 28, 2012 1:26:34 GMT -3
((No te preocupes Milly De momento mantenemos a raya a la Eve tiránica con toneladas de choco diarias~)) 1810Lala soltó una carcajada que rápidamente suprimió con una mano, en un intento por parecer más delicada. —No sé por qué, Cyrille, pero estoy de acuerdo contigo —Se acercó estratégicamente a Angie y desde ahí miró con suspicacia a Daglia—. Algo en mi interior me dice que la pilla tiene algo escondido entre las manos… O bueno, claro, en el corsé, si se entiende a qué me refiero —Con un guiño juguetón, se rió y abrió la puerta, para volverse a las otras haciendo puchero—. Bueno, ¿qué esperamos? Vayamos antes que Médéric se llene de tantos clientes que no pueda ocuparse de nosotras… Y antes de que Annette se entere de que nos fuimos, claro. ¡Daglia! NOS cuentas todos los chismeríos en el camino, SIN peros. Un pequeño silencio se hizo en ese corto espacio de tiempo en el que Pierre se volvió, desde el grupo de aristócratas que estaba saludando, a aquella voz tan reconocible a la distancia. Tuvo delicadeza en apartar a Ruso y a Charlie con un toquecito de hombro para situarse justo enfrente de la dama con una sonrisa proclamada a los cuatro vientos. —Annette, resplandeciente como siempre —Le tomó la mano sin una pizca de indecisión y le besó algunos de los tantos anillos que decoraban dicha mano. Inmediatamente el hombre soltó una risa y el corte glacial de aire que se había establecido en el ambiente se disipó. El drag queen se vio rodeado rápidamente de todo aquel grupo de hombres de sociedad que uno a uno lo saludaron mostrándole sus debidos respetos antes de ingresar al local. Cuando quedaron los cuatro libres de interferencias, Pierre dio un paso atrás y señaló a sus dos compañeros. —Mademoiselle, le presento al señor Durand, a quien seguro recordará de alguna que otra noche más bien por Charlie —El aludido se quitó el sombrero con una mano y el cigarrillo con la otra para saludar—. Y aquí, a mi derecha casualmente, tengo el honor de presentarle a mi querido guardaespaldas Rushmanok —Le pasó un brazo por los hombros y le dio unos golpecitos graciosos—. Ahh, el pobre me temo que ha sufrido una odisea, una travesía al probar el diseño exquisito de los nuevos automóviles. Pero ya se lo dije: Dentro de Molino Rojo se olvidará de la malas experiencias, ¿no es cierto, Annette? La pregunta era inocente, estaba labrada con una sonrisa cómplice, cómica y sinvergüenza. Pero era una pregunta indirecta, y bien sabía la Roca que el Balthasar que se escondía debajo del vestido lo sabría. 2015—Y a mí me pagan para no asesinarlas brutalmente a ambas —soltó Logan desde el otro lado del salón, mientras se mordía la lengua e intentaba jugar con las malditas luces que no querían acomodarse como él quería—. Arrrgh… Merde. Casals, necesito más magia por aquí. Hoy evidentemente estoy estúpido para estas cosas —Se resignó el fotógrafo dejándose caer entre los almohadones de rodillas que había desperdigado por todo el suelo para una posterior toma frenética de fotos. Mientras esperaba que el otro, mucho más capacitado en paciencia que él a esa hora del día, resolviera el problema; se volvió a las dos mujeres y las observó desde donde estaba. Un flash repentino salió de la cámara tras que Logan, con una sonrisa detrás del lente, decidió fotografiarlas. —A ver, divinas… Hagan como si nunca las hubiera distraído. Actúen natural… Es decir, no. No se maten. Hagan todo lo contrario. Amor en cada pinceladita, Katia corazón. Amor en cada rollito de grasa que asoma desde ese abdomen, Mia preciosa —sonrió, malvado y tomó otra foto. Rachel lo miró un par de segundos, y al final volvió a dejarse caer en la silla. Pero no por eso le quitó los ojos de encima. —No me digas, no estaba enterada que eras periodista, Frankie —Se rió—. A ver, es obvio que ese es tu trabajo y lo entiendo. Pero me resulta un tanto contradictorio que pretendas hacer una nota sobre cualquier cosa que tu jefe se traiga entre manos. ¿Nunca se te ocurrió pensar que tal vez es una nota que quiere redactar él mismo? —Se encogió de hombros y descuidadamente sacó de abajo del escritorio el libro que había estado ocultándole al mundo. Lo ojéo, aburrida—. Tus booooom sociales pueden esperar —Sonrió sin fijarse en él—. Mis labios están sellados, por algo soy yo la secretaria. ¡Oh! —Exclamó de repente. Con Frank tenía esa especie de confianza pasajera— ¿te imaginas? Yo el reportero, y tu la secretaria. Pagaría por ver eso —Se rió.
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