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Post by ev7e on Aug 1, 2012 22:55:39 GMT -3
-La única pregunta que tengo es ¿Cuando me devolveras esto?-inquirió jaloneando la falda con un poco más de fuerza, la cara se le habia descompuesto en un gesto de profunda molestia. Tenia que irse de ahi YA. Tonta, tonta, estupida e imbécil Nuria, por intentar pasarse de lista ahora su cabeza estaba en peligro y lo peor era que no podía dar explicación alguna sin que Thomas intentara sacar más ventaja de la que ya tenía.-Es en serio. Debo irme-Agregó.
-¿Y tienen perros entrenados?-preguntó un niño- A mi me gusta el gran danés. -Perros no, pero si grandes y feroces leones-dijo Rufus haciendo un gesto con las manos que logró hacer sonreir al niño- Yo prefiero los dogos. "El alemán viene en camino" había dicho la niña a su costado, pero entre tantas risas apenas escucho "aléman" -Si el pastor alemán tambien es una buena raza-agregó el anciano mientras miraba hacia Rita, pero a poca distancia pudo ver la cara de culpabilidad de Matilda. "Aléman" había dicho. "Viene en camino" pensó que lo había dicho otra persona, pero no. Todo era una misma frase. Apenas terminó de entender el gran significado de esas palabras, Rufus se alzó lo más que pudo. Sus mejillas enrojecieron como sangre y la mirada tomó un brillo....peligroso. El bastón cayó al piso al tiempo que el anciano dejaba salir un potente grito para su avanzada edad. -¡MATILDA IVÁNES!
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Post by bachi on Aug 1, 2012 23:42:51 GMT -3
Thomas hizo un ademán como si espantara moscas e ignoró a Nuria. —Espera un momento —dijo señalando a Alejandro— ¿quieres decir que Hauffmann no sabe que van a venir nuevos integrantes a la familia? El hombre echó la cabeza hacia atrás y se pasó una mano por la cara. Inmediatamente intercambió una mirada con Lumiere. Algo tenía que ver aquel, y "ver" en el sentido de predecir cosas, predecir cosas que les salvaran el pellejo a todos. —Mierda... —Nervioso se acarició la punta del bigote y miró a Derian— Del interior ya me encargaré yo y los señores payasitos cuando terminen sus rondas por la ciudad. Si tenemos suerte, Fin nos dará una mano. Pero tenía pensado ensayar un poco con los chicos —Miró a sus leones mordisqueando los pocos huesos que quedaban—. Sinceramente, no quiero que llegue Señor Bisnieto de Hitler y me vea tomando café cerca de las jaulas —Sonrió apenado. No sería la primera vez que le había pasado—... Creo que ahora entiendo por qué Matilda andaba más rayada de lo normal. Imagínense qué sucedería si algo saliera mal... Justo enfrente del Dictador. Mal momento para hacer escándalos. El muy zorro obviamente se estaba refiriendo a la falda que tenía muy bien vigilada.
Lobelha se detuvo bruscamente y lo miró. —¿Cómo que "eso crees"? —Sonrió y enarcó una ceja. Algo le decía que se le acaba de ocurrir, pero no intimidaría al extraño ya más de lo que tal vez habría hecho. Sin embargo, su último comentario le hizo tomar valor— Planeo entrar. Obviamente refiriéndose a Circus Maxium, lo dijo de una manera especial, como si estuviera poniéndolo a prueba. ¿Habría descubierto lo de las palabras? ¿Estaría enterado de la invitación? En caso contrario, no saldría ni una palabra de su boca. Pero la intensidad con la que esperaba la reacción de Uzeil, hacía que casi lo llevara escrito.
—Creo que tardamos un poquitito más que quince minutos. Santiago pasaba entretenido entre la gente, buscando con la mirada "personas de baja estatura", como les decía él a los niños, para hacerles algún guiño, alguna morisqueta. No siempre le salía bien, muchas veces asustaba a los más intimidados, pero cuando lo veían reír, las lágrimas se les borraban rápido. —Creo que Rufus está cerca de la motocicleta, o la cuidaba hasta que llegáramos nosotros. Esquivó un par de turistas sacándose fotos en un puesto de algodón de azúcar mientras respondía, distraído, a todas las preguntas de su inquieta compañera. Era normal para él. —Creo que es porque con la rotación y traslación de la Tierra cambian las estaciones. ¡Miren! ¡Ahí están! Oh... ¿Creen que, hmm, deberíamos buscar la moto y... estem... volar? El payaso evidentemente se refería al rostro colorado y casi en ebullición del mago.
Y en cuanto exclamó a todo pulmón su nombre, Matilda salió detrás del rincón de la entrada en el que se había escondido. Su sonrisa era increíble, su andar elegante y estilizado, y en menos de dos segundos, estaba haciéndole una reverencia al público, que se había quedado mudo ante el grito del mago, sacándose un sombrero imaginario. —¡Rufus Gray! —La mujer señaló al mago como si todo fuera parte de una presentación— ¡Rita Chassier! Lo que han visto hasta ahora, señoritas y señores, ¡es apenas el comienzo de algo mucho más grande! —Disimuladamente se había puesto frente al mago. Un paso atrás y lo obligaba a retroceder hacia dentro de la carpa— No han visto nada —Subió y bajó las cejas, adoptando un tono místico—. Sus trucos son únicos, ¡antiquísimos! ¡Robados de las manos del mismo Zeus! ¡El conocedor de la inmortalidad...! Aunque la encontró un poco tarde, en mi opinión —Guiñó un ojo al público y éste respondió con algunas risas— ¡Y su increíble asistente! ¡Su inesperada aprendiz! Dicen que antes era un hada, la envidia de la Reina de las Hadas, ¡hasta que bajo el ala protectora de nuestro héroe, nuestro mago inmortal, llegó hasta la humanidad para sorprendernos! Ya a esta altura del disparatado discurso, Matilda había logrado empujar dentro de la carpa al anciano mago. Confiaba en que Rita los seguiría adentro en cuanto comprendiera la situación, y una vez que todo fue seguro, dio por terminado el show con un "¡No se lo pierdan! No se lo perdonarían sus nietos, ¡no se los perdonaría yo! Por la noche, ¡Circus Maxium abre el telón!" Los aplausos los siguieron y Matilda cerró las puertas de lona. —Antes de que digas cualquier cosa —amenazó al mago con el dedo índice— en mi defensa apelaré que estoy tan o más indignada que tú.
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Post by ev7e on Aug 2, 2012 0:07:39 GMT -3
El anciano dió un resoplido que hizo que el bigote bicolor flotara unos segundos en el aire. La mirada era seria y aunque en el fondo le habian causado gracia esos comentarios. Sin embargo, el solo saber que Hauffmann venia al circo le causaba un agrio sabor en la boca. -Lo dudo-gruñó el anciano mientras empujaba una banca con el pie y se sentaba-¿A que viene ese pobre diablo?-interrogó molesto, con las arrugas que le surcaban la frente- ¿Es por los muchachos nuevos? ¿Nos quiere quitar el circo?- Se quitó el sombrero- Si es eso, déjalo que venga más tarde y lo haré desaparecer de la faz de la Tierra- a medida que hablaba iba aumentando el volumen de la voz y dejaba notar su amargura hacia el inversionista- nadie sabrá donde esta. ¡NADIE! ¡Y nadie lo extrañará!- resopló otra vez mientras frotaba una de sus rodillas- Solo busca dinero, rata inmunda.
No lo soportaría, Nuria dió un fuerte jalón de la cintura de Thomas y logró tumbarlo de las gradas pero el desgraciado había hecho un nudo casi imposible de soltar. -Precisamente por eso, no debe salir nada mal-dijo la chica con una mirada feroz. Ya había escuchado el grito de Rufus a lo lejos, Matilda debía estar hablando con él sobre el dictador. No tardaría en ir hacia las jaulas, tal vez si Lumiere se quedase más tiempo con ellos podría evitarla. O podría darse la vuelta y correr hacia el vestuario...No. Imposible, tendría que cruzar entre los visitantes matutinos y por cierto, ya habian varios. Seria imposible pasar desapercibida.
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Post by bachi on Aug 2, 2012 0:21:06 GMT -3
Matilda sacó otro habano del bolsillo y lo prendió. —No sabe lo de los chicos nuevos... que por cierto nunca aparecieron —dijo esto último entre gruñidos, casi inentendible—. Creemos que viene para ver qué tal va lo del dinero. Es lo más seguro, según Alejandro. Eso, o el muy... —Miró a Rita— O tiene nariz de sabueso para los cambios que hacemos en el circo. Se quedó una rato mirando al viejo pucheroso y al final sonrió, cariñosa. ¿Quién hubiese dicho que, durante la noche, ese anciano tenía un poder casi ilimitado? Se sentó a su lado y sopló humo a un costado. —Sabes muy bien que por más que desapareciera durante la noche, por el día volvería —Su mirada era misteriosa—. No funcionan así las cosas, lamentablemente. Además, si desaparece, ¿quién nos ayudará con las grandes remodelaciones? ¿Quién pondrá el dinero cuando la casa esté mal? No siempre nuestros progresos fueron en crecimiento, Rufus. Tú lo sabes mejor que yo. Suspiró y apoyó los codos sobre las rodillas, tirando la ceniza a un costado del suelo. Tenía la mirada perdida al frente. —Circus Maxium tiene un bonito misterio para guardar y llevarse a la tumba, algo por lo que tal vez pagarían millones por tener. ¿Sabías que incluso se habló una vez que dentro de estas paredes —Las miró mientras hablaba, con una sonrisa y el habano entre los dientes— se quedaba encerrada gente del pasado? Yo llegué a verlo... Mujeres con vestidos de lunares y más spray en el cabello que cerebro. Un gánster enfurecido, y muy guapo por cierto —Se rió entre dientes— Pasan y han pasado muchas cosas dentro de esta carpa, sí. Y en parte, queramos o no, es gracias a esa fría estatua de cera de nombre Hauffmann.
Al hombre lo habían tomado desprevenido y cuando parpadeó, se encontró con que le dolían las nalgas y estaba sentado en el piso, no más en los escalones de su jaula. Algo despatarrado, subió la mirada hacia Nuria, que lo observaba desde arriba, y le sonrió. —No entiendo a lo que te refieres —Se señaló la cabeza—. Hoy ando un poco dormido, sabes? Creo que es por las caídas, a veces pasan tan desprevenidas... Lo toman a uno por sorpresa. Se comportan descorteses —Sus ojos relampaguearon. Se refería al trato para ver a sus leones.
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Harry
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Post by Harry on Aug 2, 2012 0:25:46 GMT -3
Alejandro iba a responder, pero la situación con la falda lo interrumpió. Bajo circunstancias normales, los dejaría solos y que se arreglen entre ellos. Pero estas no eran "circunstancias normales", justamente. Había que poner algo de orden. Una tarea en la cual el pobre pelirrojo casi no tenía expericencia. Normalmente, dejaba que Matilda se encargara de los reproches y él solo le seguía la corriente. "Siempre hay una primera vez para todo." Pensó. Dio un suspiro cansado y se acercó lentamente hasta Nuria y Thomas. Los miró a ambos. -Oigan...Entiendo que les guste molestarse mutuamente y eso, pero...Thomas, devuélvele la falda a Nuria. No te conviene a ti, ni a ella ni a nadie que ella esté así- Acompañó la frase con un gesto de la mano- cuando el inversor caiga por aquí. Ya van a tener tiempo para zanjar esto después. ¿Si?
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Post by Milly on Aug 2, 2012 0:37:24 GMT -3
—Justamente lo que dije. Eso creo —Uzeil frunció el ceño. No tenía por qué darle explicaciones a una desconocida, por muy bonita que fuera. Le gustaba ser el curioso, pero nunca que lo fueran con él. Estuvo a punto de dejar eso claro con un par de comentarios desagradables, pero las palabras de la chica lo tomaron por sorpresa. Su mirada revoloteó desde el periódico hacia los ojos grises que lo desafiaban con algo que, para variar, no alcanzaba a descifrar. —¿Es en serio? Yo también podría intentarlo... —las últimas palabras sonaron como un balbuceo. Soñar despierto con pertenecer a un circo, al menos en medio de su círculo de amistades, no resultaba una idea que se acomodara en el rótulo de lo 'normal'—. Después de todo... "solo tengo que dar un paso al frente". Rió por lo bajo, ligeramente triste, devolviendo la mirada al periódico. Deseaba tanto que se tratara de una verdadera invitación y no un simple gancho publicitario...
El grito colérico del mago dejó a Hilaria petrificada sobre sus pies durante un interminable segundo. Era como oír a su padre alegando por algo muy, muy malo. Y como la niña que pretendía ser, no deseaba estar presente mientras el culebrón se armaba. Oyó a Santiago a sus espaldas, y un poco más allá, el anuncio con que Matilda intentaba disimular el episodio. Levantó su mano derecha hasta el cielo. —¡La payasa vota a favor! —entonces sacó provecho de sus escuetas proporciones para escurrirse entre la gente y dejar el paso libre a sus compañeros. Sintió un alivio fenomenal al divisar la moto. No quería oír de peleas—. ¡Eureka! Subió a la moto a toda velocidad, haciendo aspavientos de todo tipo para apresurar a los otros a tomar sus respectivas posiciones.
Ahora sí, la rencilla entre el domador de leones y la bailarina comenzaba a ponerlo tenso. Inspiró hondo y luego expulsó el aire rápidamente, para vaciarse de pensamientos y poner las cosas en orden en su cabeza. —Thom... Alejandro tiene razón. También es mal momento para esto —se acercó a él con su calma característica y con una de sus grandes manos señaló uno de los bordes de la falda que el aludido llevaba por cinto. Estaba seguro de que él bien lo sabía, pues la joven comenzaba a evidenciar verdadera molestia frente a la insistente negativa que estaba recibiendo. Pero tal vez hacía falta que se lo mencionara en voz alta para hacerlo entrar en razón. Alejandro estaba en lo cierto: acrecentar ahora las preocupaciones y molestias de Matilda sería perjudicial para todos.
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Post by ev7e on Aug 2, 2012 0:40:30 GMT -3
-Deseraría que todo fuese para siempre-se quejó el viejo- Tanto cigarro te hara daño, pequeña-oh si, el podía darse el lujo de llamar a todos como si fuesen unos niños.- Las remodelaciones son importantes ahora, pero Circus Maxium tiene ganado un nombre dentro de este negocio y uno muy grande por cierto- le comentó mientras ponia una mirada soñadora, recordando- Mi hermano, el que falleció, una vez me contó que el circo donde él trabajaba intentaba averiguar ciertas cosas..acerca de nosotros. Me pidió que le contase...-confesó y dejó la franse incompleta a sabiendas de que la mujer sabria a que se refería-Por supuesto que no lo hice-agregó rápidamente y moviendo el bigote como un conejo- Y al poco tiempo mi hermano perdió el empleo y el circo se fue a la quiebra..Lo que trato de decirte es que otros nos admiran, nos tienen casi en un pedestal porque nos lo hemos ganado. En un par de años podriamos no depender de Hauffmann-dijo con agriedad- Y las personas aun nos seguirian por lo que somos...o podriamos enviar a alguien para que lo chantajee y nos deje todo su dinero-rió amargamente.
-¡Al fin un par de caballeros de brillante armadura y espada!agradeció Nuria en dirección a Alejandro y Derian con una sonrisa coqueta que se desvaneció apenas se encontró con la mirada de Thomas-Ya lo oiste-gruñó ya sin importarle su promesa anterior-No es momento de tus sucias jugarretas, debemos poner todo en su lugar. Todo perfecto y necesito mi maldita falda para eso-rugió tirando del faldón con toda la fuerza posible- A menos que tu desprecio sea tanto que me quieras ver fuera del circo. Caerias muy bajo.-agregó
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Post by bachi on Aug 2, 2012 1:18:24 GMT -3
—Estos caballero de brillante armadura evidentemente confunden brujas con princesas —suspiró teatralizando y se puso de pie. Con toda la calma del mundo se sacudió el polvo de los pantalones y mientras silbaba, desató el nudo de la falda. Por un par de segundos pareció, estuvo a punto de dejársela a Nuria entre las manos, pero en el último instante se la colgó al hombro y acercó su cara a la de la mujer—. Te salvaste esta vez, pero no va a quedar así —Le sonrió y le pellizcó la nariz y ahí sí, la pobre faldita regresó sana y salva con su dueña. Thomas dio una media vuelta rápida y ligera con los pies y enfiló de nuevo a los escalones. Dentro de la jaula Mafuma dormitaba pero Jerry y Monstesquieu subieron las cabezas al verlo tan cerca. Los leones tenían los mofletes manchados por el rico almuerzo. —Pero perdiste la apuesta —agregó con una indiferencia juguetona mientras abría y se paraba frente a los felinos—. Ahora, si nos disculpan caballeros de brillante armadura, este domador de dragones salvajes se va a entrenar. Abrió la puerta de par en par y los llamó con aplausos y un par de palabras susurradas por lo bajo. Fue como si en los animales se encendiera una luz verde dentro de sus cabezas: Se pusieron de pie y trotaron con agilidad fuera, en fila. Una vez en el suelo, no se distrajeron y corrieron directo a la puerta trasera del circo, con Thomas pisándoles los talones. Cualquiera que los hubiese visto habría estado indignado por el peligro de la situación, habría sugerido un par de cadenas seguras y un poco de rigurosidad laboral... Y se habría ligado un buen puñetazo de Thomas directo al tabique.
Le dio un vuelco al corazón cuando escuchó las palabras recitadas por el chico y arrugó el periódico cuando lo sujetó por lo hombros. —¡Entonces tú también entendiste el acertijo! —Inmediatamente lo soltó y volvió la vista al frente, soñando despierta— Creí que había sido la única, carajo, ¡pero no! —Sin esperar a que le dijera más nada, tomó asiento y le dio un par de palmaditas al lugar vacío del costado invitándolo a sentarse. Cuando fue a devolverle el diario...—Oh. Espera, ya lo aliso yo. Listo —Ensanchó una sonrisa— ¿Vas a intentarlo? —preguntó al final.
—Es-¡Espera! Santiago aferró de un manotazo la mano de Fin y la guió entre la multitud siguiéndole los pasos a Hilaria con dificultad. Cuando dieron con ella, ya estaba subida a una moto relativamente vieja, pero subida sobre el asiento del conductor. El payaso se rió. —Ya quisieras, Hil —negó con la cabeza y señaló la pequeña plataforma que había detrás de la moto, en la que cabían dos personas paradas perfectamente. Seguramente eso pretendía Matilda, que vayan paraditos y felices haciendo payasadas mientras arrojaban papeles al aire.
—¡Baaah! —Matilda desvalorizó el comentario respecto al cigarro con un ademán de la mano y dejó a que el anciano terminara su relato. Lo escuchó con atención y terminó con una sonrisa, algo melancólica, algo divertida en la cara. Al final apoyó una mano sobre su hombro y lo empujó cariñosamente. —Pero por ahora seguimos dependiendo de Hauffmann, y por lo menos hasta que no nos deshagamos de él, tendremos que seguir acotando sus órdenes —Se puso de pie y estiró la espalda—. ¡Muy bien! Ustedes dos, tómense un descanso. Vayan a las cocinas y pregunten por algo de comer, dense una ducha... ¡Y luego manos a la obra! Tenemos que dejar todo el escenario montado para hoy a la noche. Y cruzarnos de dedos, por los dioses, con que aparezca POR LO MENOS una maldita rata más interesada en pertenecer a este ratonero —Se rió—. Si me necesitan, voy a estar haciendo una ronda. Necesito que Alejandro tome lista de cosas listas y cosas que faltan. Ese tipo es un maldito inventario andante.
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Post by ev7e on Aug 2, 2012 1:38:11 GMT -3
-¡Como si me importara!-le gritó casi con odio mientras se metia de prisa dentro de la falda gigante. Luego, con lo poco de dignidad que le quedaba se despidió de los tres hombres y salió disparada a buscar a su séquito de bailarinas.
Rufus se levantó del banco y salió junto con Rita de la carpa, apenas vio la luz del sol su cara volvió a irradiar alegría, saludó a unas cuantas personas mientras iba de camino a las cocinas. -Un café caliente estaria muy bien-murmuró mientras se apoyaba en el bastón y avanzaba firmemente por el terreno.
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Post by Pankeh on Aug 2, 2012 1:50:20 GMT -3
Rita siguió con la vista a los dos adultos mientras se alejaban y entraban a la carpa, y finalmente volvió en sí para encontrarse con la multitud de niños que la miraban ansiosos, esperando algo de ella al haberse quedado parada en medio de ellos.
- ...¡Ah! Miren, miren. -poniéndose de cuclillas hasta quedar a la altura de los más pequeños, comenzó a repartir folletos a cada uno de los chiquillos. No estaba segura de que a ellos fueran a servirles de algo, pero seguramente podrían llegar a manos de otras personas de ese modo-. ¡Para todos! Muéstrenlos a sus hermanos, padres, madres, ¡A quien sea! -se irguió lo más rápido que pudo una vez segura de que cada uno tenía al menos un folleto. Cargando los restantes en una mano, hizo una reverencia antes de acercarse a la carpa donde Matilda y Rufus discutían.
Sin saber si convenía entrar o no, se quedó a un costado escuchando lo que ocurría allí adentro. Sin embargo, en cuanto notó que Matilda se había percatado de su presencia, ya no hubo razón para permanecer oculta. Entró discretamente acomodándose el vestido y dejando los folletos a un costado, quedándose solo con el collar de Rufus en sus manos. Se colocó en silencio junto a la directora y allí esperó hasta que el viejo mago se puso de pie y le indicó salir a su lado.
Una vez afuera, una sonrisa se dibujó igualmente en el rostro de Rita, contagiada de la de su compañero, mas los gritos de Rufus aún no se borraban de su mente- ¿Está todo en orden? -preguntó, ahora dirigiendo su vista hacia los zapatitos rosas que traía puestos, mientras daba grandes (y completamente innecesarias) zancadas para avanzar.
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Post by Milly on Aug 2, 2012 2:05:57 GMT -3
No le cabía la menor duda: la chica era extraña. Sin comprender una sola de las palabras que le dirigía durante su arranque de emoción, no haría más que observarla con evidente desconcierto. Era lo que se ganaba por ser un fenómeno, "dime con quien andas y te diré quien eres". Pero así y todo todo, la situación le causaba gracia y hasta le agradaba. Tomó asiento junto a ella sumándose a su entusiasmo, sonriéndose con total libertad al apreciar sus intentos por estirar el papel. —Lo intentaría... si de verdad dieran ese chance —de golpe creyó entender a qué se refería la chica con lo de los acertijos, y sintió lástima por ella. La observó apenado cuando su dedo apuntó al periódico arrugado—. ¿No ves que es solo una estrategia de marketing?
—Tenía que intentarlo —Hilaria suspiró con una risita pícara. Cedió el asiento a Fin con un gesto caballeroso para luego, ahora sí, trepar al sitio que le tocaba no sin antes tomar los volantes dispuestos en torre sobre la plataforma. Cuando logró buen equilibrio estiró la mano para ayudar al álter ego de Santiago a subir también. —Permítame, señorito —hizo una pequeña reverencia y se dispuso a subirlo, a sabiendas de que no contaba con las fuerzas para hacerlo—. ¡Arranca, Fin, es hora de que el espectáculo inicie!
Del pecho de Derian brotó una risa verdadera, grave y cortísima, pero existente. Era el estilo de respuesta que jamás se hubiera esperado recibir en pago a su intromisión, ni de Nuria ni de Thomas. Era algo que no dudaba tenían en común: ambos podían llegar a ser sutilmente impredecibles. Observó a los leones desfilar delante de su domador, celebrando para sus adentros que un nuevo potencial inconveniente había quedado atrás. Quedaban muchos días y muchas faldas para desatar nuevas disputas, en una situación menos peligrosa. En tanto, el iría a buscar algo que hacer, no podía pensar en practicar hasta estar seguro de que no había nada por limpiar.
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Post by ev7e on Aug 2, 2012 2:10:02 GMT -3
Rufus sonrió mientras entraba a la cocina, servia café para él y le extendía todo lo necesario a Rita para que lo acompañase en su merienda. -No-dijo sentándose y tomando un sorbo de la taza humiante que traia entre las manos- Nos visitará el diablo en persona-le explicó- Tendremos que tener todo a raya. Y no me refiero solo al orden..los payasos deberan hacer reir a las personas más de lo normal y pobre si hay una que se aburra, las bailarinas tendran que complicar sus rutinas y volverlas perfectas, el domador tendra que obligar a sus leones a realizar proezas inimaginables para un animal, el lazallamas debera incendiarse el mismo, la pobre de Fin tendra que meterse dentro de una caja de cerillas, de Lumiere estaria bueno que vaticinara el fin del mundo..y nosotros..lamento decir que pondre en riesgo tu vida, mi niña-le sonrió el anciano. Él jamas le haria daño a Rita, le habia tomado aprecio ya que era su gran apoyo a la hora de los shows. Era como el conejo que no cupo dentro del sombrero-Matilda estallará si nada es asi.
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nitta
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Post by nitta on Aug 2, 2012 5:10:12 GMT -3
Lumiere asistió exasperado a todo aquel tira y afloja entre Thomas y Nuria sin saber muy bien como actuar, que decir o simplemente como cortar aquella vorágine que parecía arrastrar su amigo con Nuria evitando devolverle la falda y poniéndolos a todos nerviosos. No. Luego hablaría largo y tendido con Thomas, iría a comer con él y hablaría seriamente. Eso tenía que terminar y más sabiendo que el inversor acudía aquel día -ve tu a saber que hora- por el circo. Miró a Alejandro y suspiró mientras también miraba como se marchaban los leones. -Dudo mucho que ahora pueda prededir el futuro, necesito las estrellas y el interior de la carpa para hacerlo. Ahora me inventaría la mitad de las cosas.-Suspiró.-Por cierto, ¿te dijo Matilda que vinieras a buscarme? -ya alistaba el carro vacio para regresarlo junto a las neveras. Desaparecería. Sí, sería lo mejor.-Ven, Alejandro, vayamos a guardar esto y hablamos por el camino. Fin, quien había asistido a todo aquello estaba con los nervios a flor de piel. Adolf Hauffmann. No sabía que sentía hacía él. Si rabia, frustración, ira o simplemente odio absoluto. Él había sido quien había convencido a Matilda de que sería una buena contorsionista; y evidentemente Matilda había sido la que había convencido a los señores Lamiere de que su hija debía ser contorsionista y doblar todos los huesos de su cuerpo cual plastelina. Había nacido con derecho propio de pertenecer al circo, no como muchos que habían ido entrando al mismo mediante selección... Pero eso, al parecer, no había servido al aleman como excusa como para no hacerle una prueba contando tan solo 7 años. A esa edad, lo único que sabía hacer era darle al balón y hacer toques de futbol además de estar treméndamente asustada y con ganas de llorar por estar sola frente a Matilda y Adolf, sin sus padres. Sonrió cuando fue arrastrada tanto de sus pensamientos como del sitio donde el Abuelo -como le llamaba cariñosamente desde siempre- había gritado hasta la moto y subió para arrancarla una vez supo que estaban todos montados. Cuando pasó por entre el público que se agolpaba en la feria, gritó a pleno pulmón.-¡¡¡¡CIRCUS MAXIUM, DIVERSIÓN ASEGURADA!!!!- y, riendo, se alejó de allí con sus dos compañeros, dispuestos a llegar a Plaza Nabona, donde se daría su espectáculo. El coche aparcó junto aun banco ocupado por dos jóvenes y el chofer se bajó para abrir la puerta lateral de la que bajaron primero un hombre vestido a la europea pero elegante y luego un... no se sabría decir que era pues lo único que se vio de ella fueron un largo velo negro que la cubría totalmente a excepción de una línea a la altura de sus ojos los cuales quedaban a la vista. Había sido el precio a pagar por querer ir a ver el espectáculo, por chillar entusiasmada en el hotel y por mirar con superioridad a Hassan. Este habló unos par de minutos con el chofer y este cerró la puerta y se marchó tras subirse en el asiento del conductor, iría a aparcar. -Ya estamos aquí. -¿Nos tomamos fotos, Hassan? -susurró ella, molesta por ir como iba. De seguro miles de ojos estaban clavados en ella. Observó a los dos jóvenes y abrió enormemente los ojos cuando divisó aquel pelo azul. Azul. ¿Cómo... se lo permitían? Las palabras de Hassan interrumpieron sus pensamientos. -Ven.-Y la llevó a una de las fuentes para sacarle foto con una buena cámara que llevaba colgada del hombro.
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Post by bachi on Aug 2, 2012 8:38:07 GMT -3
((Esa era exactamente la plaza que tenía en mente )) Lo cierto y lamentable, era que odiaba verlos encerrados. Los tres leones se lo quedaron mirando dentro de la jaula desmontable, esperando al domador que no se decidía a entrar todavía. Estaban ubicados a un costado de la gran pista donde por la noche se desarrollaría el gran espectáculo, las prácticas siempre comenzaban de aquella manera. Al final, gruñendo por lo bajo, Thomas entró y se sentó en la silla de madera que había dentro. Para su sorpresa, ninguno de los felinos se levantó para saludarlo, incluso parecían incriminarlo con sus ojos amarillos. —¿Qué? —les soltó entre enojado y divertido, por sentirse culpable— No es como si no me importara dónde iríamos a parar si todo esto se va a la mie... Bah. Recordaba perfectamente cómo se había salvado por los pelos, primero de los leones, después de los cazadores furtivos. El único problema era que los leones no lo perseguirían de por vida por haberlos delatado y metido en la cárcel. La manada de leones masacrada, primero que nada, ya no existía, y segundo, Thomas dudaba que les importase cuánto valían sus pieles y cabezas en el mercado. Circus Maxium había sido una brillante, casual e inesperada vía de escape para desaparecer, nunca lo olvidaría... ...Como tampoco olvidaría nunca la cara de Hauffmann y su poca fé. —Vamos a cerrarle ese arrugado y seguramente peludo culo a Hauffmann —Thomas dio un brinco en la silla—. Y aunque no tenga ni la menor idea de cómo, voy a confiar en que se me prenda la lamparita. Le gustaba entrenarlos después de comer, porque resultaba casi innecesario premiarlos con algún bocadillo luego de algún truco acertado. De todas formas, siempre contaba con caramelos en el bolsillo. Mafuma lo sabía, y por eso se levantó para olfatearle la bata. —Pfff —Los miraba, pensativo mientras acariciaba la melena de su gatito gigante—. Solo una chispita... Una chispita de inspiración pido. "Una chispita" El domador abrió bien grande los ojos. ¡Qué idiota había sido!Salió volando de la jaula, dejando a los leones desentendidos, gritando a todo pulmón el nombre del hombre más obsesivo con la limpieza que hubiese podido conocer. Le arrancaría los artículos de limpieza de las manos si era necesario, le regalaría miles de faldas de Nuria, no importaba. Tenía que encontrar a Derian. Lobelha tuvo ganas de golpearlo. De hecho, si hubiera sido un amigo, lo habría hecho. Con el puño firmemente cerrado y ¡PAF! un buen golpe en el hombro, que recordaría toda la semana. En cambió, sonrió desafiante. —Así que eres un escéptico, eh? ¡Hm! —Se acomodó mejor en el asiento y casi, casi alzó la barbilla— No tengo nada para convencerte de lo contrario, pero ya vas a ver. En cuanto aparezcan esos payasos, iremos a preguntarles. Oh sí. Había hablado en plural. En ese momento un coche, más parecido a una pequeña limusina privada, estacionó unos breves segundos en frente a ellos, dejó a dos par de extraños y siguió su recorrido. Lo primero en lo que se quedó mirando Lobelha, sin un ápice de tacto, fue la mujer (porque evidentemente tenía que serlo) absolutamente tapada de negro. Santiago no tuvo tiempo de decir nada más. La moto arrancó en cuanto Fin los presentó con una alegre entrada y lo último que supo fue que el viento le pegaba fuerte y fresco en la cara. El chico no perdió el tiempo y, con un equilibrio que casi no creía tener, se agachó, agarró los folletos debajo de sus pies y le entregó la mitad a Hilaria. La sonrisa que tenía casi no le entraba en el rostro. Sabía que dentro de unos breves segunditos, pues Circus Maxium estaba algo alejado de la ciudad, llegarían al centro. Y ahí sería el verdadero espectáculo. Santiago ensayaba algunas veces. Era un buen malabarista y podía hacer algunas piruetas graciosas, en conjunto o solo, pero en lo que de verdad consistía su tarea, era en poder seguirles el paso a la payasa y la contorsionista que tenía en frente. Hilaria era un saco de ideas espontáneas mientras que Fin, acostumbrada al riguroso entrenamiento físico, sabía exactamente qué y cuándo hacer. Suspiró, concentrado y puso la mente en blanco. A los pocos segundos estaba repartiendo folletos al aire cuando pasaban cerca de un gran grupo de gente, dejándolos en la mano cuando se detenían por el tráfico, y en menos de un segundo, se encontró aferrando el brazo de Hilaria y dando vueltas en la plataforma en un baile de estilo campirano.
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Post by ev7e on Aug 2, 2012 13:23:31 GMT -3
Entró a un pequeño espacio lleno de espejos de toda clase y tamaño acomodados de forma improvisada. A Nuria le hubiese gustado un verdadero salón de baile, con espejos gigantes, bien iluminado y elegante. Pero por las condiciones en que tenian que viajar su deseo era más que imposible, ademas del dineral que eso les costaría. Tras de ella ingresaron otras tres mujeres. Dos eran gemelas, rubias y aparentaban ser las mayores, probablemente bordeando los 40 años pero aun asi conservando un cuerpo envidiable. La otra era más alta que Nuria y de piel morena, de unos 35 años. Cuando llegó al circo, no sabía nada más que lo que el hermano de Rufus le habia enseñado y ni siquiera estaba segura de poder hacerlo bien. Recordaba que "el abuelo" había obligado a esas tres mujeres a enseñarle clandestinamente todos los bailes que se hacian en aquel circo y una vez que estuvo preparada la llevó con Matilda para que la incluyera dentro de la gran familia. Por supuesto que no habia sido asi de fácil, Ivánes armó un escándalo por lo que Rufus intentaba hacer, que no era solo escoger a una niña cualquiera y listo. Tenía que evaluarla Hauffmann. Por eso el día que el dictador llegó con Matilda a hacer la selección de los nuevos intengrantes, Nuria había sido ya advertida por el mago de la exigencia que requerian y sus pasos y gestos tenian días de ensayo. Con el tiempo, se convirtió en una hermosa gitana mientras la belleza de las otras bailarinas de iba marchitando y no dudó en tomar el lugar principal apenas tuvo la oportunidad. Era la mejor, lo sabía, tenía un plus extra ademas. Algo que las otras no podían imitar y tal vez por eso le complicaban tanto los ensayos. -¿Qué pasó, Nuria?-preguntó una de las gemelas mientras se amarraba el cabello en una coleta-¿El domadorcito de nuevo? -Él es muy atractivo-señaló la otra tomando su lugar y mirándose en un espejo. La morena avanzó en silencio y tomó su lugar junto a la gitana, se estiró un poco y esperó por ella. Nuria no se molestó en responder. "Pobres ilusas" pensó "Si algo sale mal con ellas, es su problema". Subió un poco el volumen del reproductor de música y lo puso en marcha. Pronto unos golpes suaves y tintineos acompañaron a la melodía suave y sensual que invadió el pequeñó espacio.
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Post by Milly on Aug 2, 2012 18:25:14 GMT -3
Por suerte, Uzeil adoraba las apuestas. —Hecho. Pero si resulta que yo tenía razón... tendrás que pagarme el ejemplar del periódico de mañana —señaló el que la muchacha aún tenía entre sus manos, riendo de buena gana—. Porque ese ya no tiene arreglo. De no haber estado tan seguro de que se había llevado la victoria al bolsillo, probablemente no habría demostrado ese radiante y repentino buen humor. Se acomodó mejor en su asiento a la espera de la llegada de los resultados, cuando vio esa figura oscura y casi por completo oculta bajo telas. Un estremecimiento se adueño de su cuerpo. Simplemente le parecía tétrico. —¿Pero qué...? —guardó silencio de pronto. No quería llamar la atención de esa persona.
Derian limpiaba los vidrios de los vagones con el empeño que solamente a un sujeto obsesivo como él se le podía adjudicar. Afortunadamente había iniciado la jornada muy temprano, y contaba con tiempo para esos detalles. En medio de un en torno limpio, cualquier problema venido de Hauffmann sería soportable. El vidrio emitía un sonido agudo ser frotado por la tela que el hombre llevaba en la mano. Y llegado cierto momento... creyó confundir aquel ruido con un llamado a su persona. Luego volvió a oírlo, creyendo reconocer la voz para entonces. Buscó a Thomas con la mirada, mas no logró divisarlo. Primero supuso que se trataría de alguna represalia tardía por su entrometimiento con el asunto de la falda, pero al instante desechó la idea. El domador de leones no reaccionaría de ese modo por un simple comentario...
Ese era el tipo de fiesta con el que, estaba segura, podía vivir para siempre. Hilaria seguía el baile de su compañero sobre la plataforma al ritmo de una canción entonada por ella misma, sumamente alegre y desafinada adrede, que en resumidas cuentas narraba la historia de cómo había confundido su peluca rosa con un algodón de azúcar. Lanzaba folletos por doquier y a cada minuto aterraba y divertía a los transeúntes realizando algún salto temerario con el que fingía estar a punto de caer de la moto en movimiento... de no ser por que se aseguraba de que Santiago la sostuviera en el momento decisivo. La plaza estaba cada vez más cerca... pero no podía esperar a llegar para hacer el ridículo. Al final, era lo único que sabía hacer. —¡El espectáculo viene en moto! ¡No se pierdan mi número musical protagónico! —y otra vez, a todo volumen, entonaba todo lo desafinada que conseguía ser. Para que no quedara dudas de que sabía llamar la atención.
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Harry
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Post by Harry on Aug 2, 2012 23:07:45 GMT -3
Alejandro liberó aliviado el aire que había estado conteniendo. Sonrió aliviado de que todo hubiese salido "bien"...Al menos la cosa no iba a estallar en ese momento. Le agradeció con un gesto de la cabeza a Derian y se dispuso a alejarse del lugar. Iba a comenzar su marcha hacia otra parte del circo, pero algo lo molestaba. Estaba olvidando algo. Algo importante. Entonces fue que Lumiere le habló. -Acertaste.- Respondió con una sonrisa. Y con un ademán, invitó a Lumiere a comenzar la marcha. -La cosa es-Comenzó a explicar, una vez que ya estaban caminando.-que, como dije antes, el dictador no tiene la menor idea del asunto de los nuevos. No sabe nada. Y queremos tener la mayor posibilidad de que lo tome bien. Ya vamos a ser especialmente exigentes con la audición, para que el tipo no crea que está perdiendo dinero con esta gente nueva, pero... Hizo una pausa y tomó aire. Miró a Lumiere a los ojos. -Para estar más seguros, te necesitamos. Necesitamos que nos des una mano, diciéndonos cuales candidatos tienen mayor posibilidad de éxito en esto.
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Post by bachi on Aug 3, 2012 0:52:43 GMT -3
El reto de Uzeil fue lo único que hizo que Lobelha separara sus ojos de los dos extraños recién llegados a la plaza. La mirada con la que la chica miró a su acompañante, fue divertida. Peligrosamente divertida. —Como quieras —Ensanchó una sonrisa—. Pero si yo tenía razón, te apuntas conmigo, ¿trato? —Extendió una mano para cerrar la apuesta. Estaba tan segura, que probablemente hubiera apostado también un par de los chicles que tenía en el bolsillo.
Thomas salió de la nada, casi jadeando, y para descansar de la carrerita que se había echado, apoyó las manos sobre sus rodillas. —Deja... eso de los vidrios —Le pidió, más bien dijo—. Tengo un nuevo trabajo, de tiempo parcial, no te preocupes —Se rió por lo bajo todavía agotado. Correr gritando a todo pulmón como un loco no siempre era buena idea—. Prometo dejarte tiempo para tu pasatiempo preferido con escobas y trapos. Pero ahora, ahora necesito a Derian el lanzallamas. Le brillaron los ojos, esperando haber captado la atención del pacífico sujeto con aquellas palabras.
Las risas se mezclaron con las propias estrofas de otra canción que entonaba a acapela, cuando Hilaria terminaba una verso de su propia canción, y Santiago confundía al público con otra suya. El payaso no perdía el tiempo en tocarse la nariz y guiñar el ojo. —¡No no! —exclamaba cada vez que la payasa los invitaba a escucharla cantar— ¡Si quieren conservar sus oídos intactos, vengan con algodón de azúcar en las orejas! —Y tras decir eso, se encargaba de hacer con mímica lo que expresaba, con pequeñas pelotitas rebotinas que, tras un par de trucos detrás de la espalda, empezaron a volar por los aires. A esa velocidad el calor ni se sentía, pero Santiago echó una mirada hacia atrás, hacia la conductora. —¡Velocidad crucero, capitán, antes de llegar a la plaza! —bromeó.
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nitta
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Post by nitta on Aug 3, 2012 4:19:58 GMT -3
Lumiere miró interesado a quien le acompañaba y sonrió de oreja a oreja, casi, casi divertido. Sus ojos azules profundos que resaltaban sobre su moreno rostro bailaron en sus cuencas advirtiendo lo que vendría después.-¿Ves estrellas en el cielo? -preguntó- ¿ves que esté dentro de la carpa? -suspiró- Matilda -sí, él la llamaba por el nombre con todo el descaro del que era capaz- debería saber que ahora mismo lo único que puedo predecir es que como no mires hacía delante, te tropezarás.-Se rió risueño por su broma. Pero luego, poniéndose serio, tomó aire.-Bien. Alejandro. ¿Hay postulantes? Creo que puedo hacer una excepción y mirarles a los ojos fijamente... y decidir si son buenos o no... pero no creo que Matilda... -desvió la mirada mientras ya llegaban- me soporte a su lado sin echar humo por la cabeza.
Se divertía y tanto que se divertía. Adoraba hacer de todo y sabía que sus compañeros hacían piruetas y gritos por doquier y a ella le hubiera gustado o sí... no sabéis cuanto pero la seguridad era lo primordíal y no quería que nadie saliera herido de aquello o Matilda Ivanés iba a cortar cabezas, la suya primero por andar conduciendo. -¡¡¡CIRCUS MAXIUM, DIVERSIÓN ASEGURADA!!!-volvió a increpar voz en grito de nuevo. Sabía que le quedaría la voz ronca pero aun así tanto le daba, en su espectáculo no debía hablar, solo volar. Volar... -¡¡¡¡LLEGAMOS!!!!-chilló después de acelerar como había exigido Santiago. Aparcó la moto junto a una farola y se bajó mirando alrededor, preparándose. Era cierto que las ropas que llevaba no era las mejores para hacer contorsionismo pero algo haría y, en menos de lo que canta un gallo, ya estaba en el suelo con las piernas por delante y empezando a llamar la atención de esa forma. ¿Un payaso contorsionista? Ya verían ellos, debían esperar a que empezara el show de verdad.
Hassan había observado como los dos chicos del banco les miraban y se había interpuesto entre ellos y su prometida. No le había molestado que mirase la chica de cabello azul -lo que había considerado muy poco respetable- pero sí que le había molestado el interés del chico en ellos. Hassan era un hombre chapado a la antigua, como su padre, como el padre de su prometida y otros tantos musulmanes que vivían en Arabia Saudita. Habría permitido a su prometida mostrar el rostro si hubiera mostrado un poco más de educación en la habitación pero al parecer -según él- todavía le tenía que enseñar muchas cosas a esa joven y por eso la había obligado a salir a la calle de esa forma. Cuando escuchó la moto llegar y observar a esa chica payasa doblarse como lo hacía, agarró la mano de Raissa y la condujo hacía ahí, junto al resto de público que se amontonaba ya cerca pero, para su bendición todavía eran pocos los curiosos. Puso a Raissa enfrente de él y la agarró cual águila a su presa por los hombros.
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Post by Milly on Aug 3, 2012 13:09:32 GMT -3
—En realidad... no es mi pasatiempo favorito —le parecía muy fuera de lugar aclararlo en ese momento... pero la agitación con que Thomas reaparecía, bastaba para causar un desconcierto que aturdiera su raciocinio. Así mismo, las últimas palabras lo devolvieron a la realidad de golpe. Nada, siquiera un circo limpio, tenía comparación con el goce que le significaba dedicarse a su trabajo con el más peligroso de los cuatro elementos per se. Desapareció en el interior de un vagón para retornar con las manos libres de cualquier artículo de limpieza. Las frotaba con ansiedad y las paseaba por su cabeza rapada, demostrando en el rostro una sonrisa genuina. —Tú dime para qué te soy útil.
Hilaria chillaba cada vez más fuerte para asegurarse de que nadie pudiera oír las malas recomendaciones que Santiago hacía de ella. Las pequeñas guerrillas entre ambos era una de las escenas que más hacían reír a los más pequeños... y era oyendo esas carcajadas que la joven recibía aún más incentivos para continuar con cada rutina e inventar otras sobre la marcha. Al fin entre pequeños pleitos, el anuncio de su compañera contorsionista le llevaría a bajar de un salto de la plataforma antes de que la moto aparcara... y esta vez la caída no sería fingida, mas disimularía el desequilibrio con una vuelta de carnero que la dejara de pie. Sin dejar de saltar fue al encuentro de sus compañeros, extasiada al comprobar que las personas comenzaban a aproximarse. Entonces vio a Fin tomar las riendas del asunto, y retrocedió aterrorizada. —¡Ay, no! —lloriqueó a todo pulmón, empujando a Santiago desesperada—. ¡Tú, ayúdala! ¡A la pobre se le atoró el cuerpo! ¿Alguien tiene aceite? ¿Un martillo que sea? Hacer el papel de payasa torpe que debía ser corregida le resultaba mil veces mejor que el de payasa astuta.
No tuvo que pensarlo dos veces. Estiró su mano para estrechar con fuerza la de la chica, olvidándose también de la extraña pareja que parecía venir con motivo del espectáculo, sin intimidarse un ápice por la mirada que ella le dedicaba. En su mente ya se imaginaba en qué clase de golosina se compraría con el dinero que no gastaría en el periódico de mañana. Un alboroto tremendo le hizo volver la cabeza hacia otro sector de la plaza. En medio del gentío que se congregó rápidamente, alcanzó a ver unas coloridas pelucas que lo pusieron aún de mejor humor. —Llegó el momento de la verdad —Sin perder tiempo se apresuró a formar parte de la multitud. Y como no se atreviera a arrastrar consigo a la muchacha, se limitó a señalarle con un gesto que la siguiera antes de quedar demasiado atrás.
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