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Post by ev7e on Aug 7, 2012 8:34:46 GMT -3
Una de las gemelas corrió un poco la cortina oscura y observó fuera. Ahi estaban Derian y Thomas, su platónico amor. -¡Es Thomy!-susurró para que solo ella pudiesen oirle mientras Nuria iba bajando cada vez más frente al espejo, sin darse cuenta del cambio de ánimo de sus ayudantes. -Abrele-le dijo su hermana con una sonrisa cómplice. -¿Estan locas?-murmuró la morena interponiéndose entre ellas y la puerta-Nos matará si la interrumpimos y peor aun si es por él. -Pero es lindo-dijo la primera gemela haciendo un puchero. -Y tú demasiado anciana para él-contestó mientras les dedicaba una sonrisita a los dos al otro lado. Observó una última vez a Nuria y su poco interes en ellas y se decidió a quitar el seguro y dejar junta la entrada. Si iban a matar a alguien, prefería que fuese a alguno de ellos dos que al acompañamiento. -¡Rápido!-susurró la rubia apresurándose a volver a su lugar y seguirle los pasos a la gitana, mientras la otra se quedaba con una sonrisita idiota esperando que los dos hombres entrasen.
[[Hell Yeah, 6ta página.]]
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Post by Milly on Aug 7, 2012 17:02:20 GMT -3
Ceñuda como jamás se la podría ver fuera de esa cómica personificación colorida, Hilaria decidió demasiado tarde que el público jamás había estado de su parte, por lo que volvió al círculo de espectáculo con una actitud ofendida que continuaba arrancando carcajadas esporádicas aisladas. —¿Te rindes? ¿Así de fácil? —le reprochó indignada al payaso, con la voz más chillona que le fuera posible invocar, sujetando su peluca con la desesperación propia de una verdadera lunática—. No, no, no, no, ¡no! ¡No podemos dejarla atorada de por vida! ¿Te imaginas tú acaso una vida como esa, caminando con las manos? ¡Te quedarías sin amigos porque los harías desmayar a todos cada vez que acercaras tus pies para saludar! —fingió oler los zapatos de Santiago apenas acercándose a él, perdiendo violentamente el equilibrio luego del intento con el que aparentaba haber percibido un aroma absolutamente putrefacto. Y así, tambaleándose de un lado a otro y haciendo al público retroceder cada vez que los hacía creer que les caería desmayada encima, escuchó el sonido proveniente de los zapatos de Fin; la triste señal de que el show se terminaba. Comenzó a aplaudir junto a los espectadores sin dejar de ir de un lado a otro como borracha, encargándose de producir la expectación suficiente para el cierre definitivo. Sabía que un gran final dependía en gran parte del ánimo con que las personas eran encaminadas al mismo.
Nunca la palabra libertad habría de sonarle tan magnífica a la vez que melancólicamente inalcanzable. Observó los boletos con una mezcla de sentimientos igual de incomprensibles... y deseó como nunca lo hiciera que la chica estuviera en lo cierto. Pero su convencimiento era todavía imposible de corromper. Tragándose el mal sabor de esa seguridad, asintió a la chica con algo menos de entusiasmo, ayudándola a incorporarse y alejarse de la moto disimuladamente. —Espero que Sherlock no sea tu verdadero nombre... —le dijo cerca de su oído para hacerse oír en medio del mar de aplausos en que el público se había convertido y a los que Uzeil no tardó en unirse. Solamente cuando ella lo llamó Watson, había recordado que seguía tratando con una completa desconocida.
—Estos son motivos de fuerza mayor, te cubriré la espalda —Derian sabía que su compañero no lo necesitaba; siempre había demostrado arreglárselas muy bien con la protagonista del grupo de bailarinas, tal vez demasiado bien. Pero era necesario estar presente, por si el curso de la discusión se convertía otra vez más en una pequeña disputa que no sacaría nada en limpio para el proyecto del domador que lentamente tomaría forma. El lanzallamas observó asomarse a la ventana a una de las bailarinas de acompañamiento -no estaba seguro de cuál de las gemelas se trataba- que les dedicaba un saludo radiante más bien dirigido a Thomas. Antes de poder responder de cualquier forma, vio que la puerta cedía para quedar entreabierta y dejar a la vista la práctica del grupo a mitad de una pieza musical. Recordó que Hauffmann podría llegar en cualquier momento y que no había tiempo que perder, por lo que, sin detenerse a sopesar consecuencias, ingresó el primero con un respetuoso 'Lamentamos la interrupción', tras reconsiderar que sería mejor que Nuria tuviera un motivo menos para molestarse directamente con el domador de leones y predisponerla a una negación tajante.
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Harry
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Post by Harry on Aug 7, 2012 22:29:05 GMT -3
Saludó con un gesto de la cabeza a Lumiere y se alejó. "Lo duro viene ahora" pensó, sabiendo lo que debía tener Matilda en mente. Algo dificil, algo molesto, algo...Digno del enojo que debía tener por haber tenido que llegar a aquella conversación por culpa suya. Caminaba a pasos lentos, alargando la espera. Aferrándose a la esperanza de que la dueña del circo estuviese tan nerviosa, tan preocupada por lo que se venía hoy, que decidiera postponer (porque así era Matilda, no lo iba a olvidar) su retribución. Tomó el contenido de su bolsillo. -Aquí está la lista.-Dijo el pelirrojo, estando ya cerca de Matilda.
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Post by bachi on Aug 8, 2012 0:44:12 GMT -3
—¡Ay, pero si mis zapatos no pueden oler tan...! Santiago nunca llegó a terminar la frase. En cuando acercó la nariz de payaso a sus pies, se echó hacia atrás en el suelo, bien exagerado y bien despatarrado, y así estático se quedó hasta que escuchó los aplausos. Primero fue Fin, luego fue Hilaria, y al segundo la multitud que se había reunido en torno a ellos aplaudía. Se escuchaban también algunos chiflidos de aliento y el payaso se permitió sonreírle al cielo, mientras su pecho subía y bajaba, algo agitado por el espectáculo. Su brazos se alzaron de improviso, y simulando que todavía seguía inconsciente, las manos torpes comenzaron a "aplaudir" chocando entre sí como poseídas. Sabía que de un momento a otro, para el final, Hilaria chocaría contra él en el suelo y que, como tantas veces, el equilibrio perfecto de Fin cerraría su acto. Disimuladamente contó... Contó y esperó.
—Muy bien... Siguieron por el terreno pero no doblaron en la entrada de la carpa del circo, como parecía a simple vista. La mujer, en cambio, hizo un giro brusco y se dirigió hacia la feria: Un volcán de gente en erupción. La voz de Matilda era extrañamente calma cuando habló, sonaba peligrosamente bajo control. —Comienza —le dijo con una sonrisa, esperando que Alejandro tomara una lapicera y tildara por millonésima vez esa copia vieja y arrugada de lista. Era como una cábala, uno no iba por ahí tirando listas como aquella—. Primero la comida —señaló los puestos de golosinas, de algodón de azúcar, de comidas calientes y hasta había un único puestito que les vendía a la gente cosas extrañas clavadas en palitos—, el público siempre compra antes de entrar, los puestos de comidas nos pagan un 7% de su ganancia, y solo porque somos amables. Alejandro tendría que anotar el nombre de puestos, hacer un promedio de ventas, juntarlo con las entradas vendidas y más tarde presentar informes. En general lo hacían una vez al mes, sobre todo porque conocían a la mayor parte de la gente de ahí y hacían continuos intercambios de favores. Pero ese día vendría Hauffmann, ese día pedirían un poco más. Y ese día Alejandro había metido la pata, aparte.
Lobelha no respondió en el acto. Estuvo un par de minutos concentrada riendo entre dientes y mordiéndose el labio cada vez que esa payasa amenazaba con caerse encima de alguien del público. Hasta que al final, entre medio de los aplausos, captó las palabras del chico y lo miró. —¡Ah, cierto! —Rápidamente guardó los dos folletos debajo del brazo y le extendió una mano, mientras con la otra se acomodaba un mechón de pelo detrás de la oreja— Lobelha, estudiante desertora —bromeó. El corazón le empezó a ir más rápido a medida su inconsciente comprendía que el espectáculo estaba por terminar. Y cuando eso sucediera, tendrían que comprobar la invitación. "No quiero perder, no quiero perder. ¡Quiero verle la cara cuando sepa que es verdad, por favor! Si se ve a simple vista... Se ve... Quiere entrar a ese circo tanto como yo"
Thomas cerró los ojos con fuerza y cerró el puño con un ademán de triunfo en el preciso momento en el que Derian entró al saloncito. Su amigo (porque de ahora en más así le diría, quisiese el otro o no) la había jugado bien. Nuria nunca sería descortés con Derian, con su "caballero de armadura brillante" (y tuvo que morderse para contener la risa nerviosa al pensarlo), pero si en cambio hubiese sido él quien entraba primero... Ahh, ya podía dar todo por perdido. Luego de saludar con su mejor sonrisa a la gemela, antes de que desapareciera y la puerta se abriera "mágicamente", aguardó con la mano en la perilla. Si Nuria respondía a Derian, pasaría, en cuanto la bailarina principal diera muestras de calma. Si luego aparecía él, no podría, no debería ponerse descortés como una pantera con rabia. No habría razón alguna. "Pero con Nuria, nunca se sabe" Así que, esperando como un niñito en Halloween, Thomas se mordió la lengua.
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Post by ev7e on Aug 8, 2012 2:03:28 GMT -3
La mujer por poco y pierde el equilibrio al ver a Derian parado ahi, tras ellas. Se apresuró a apagar el equipo de sonido y avanzó un poco por el saloncito, con las manos puestas en la cintura, amenazante. -Esa puerta tenia llave-soltó Nuria incorporándose y mirando en dirección a las otras tres bailarinas quienes apartaron la vista al instante. -Lo siento-agregó en dirección del lanza llamas mientras buscaba una botella con agua, su respiración era algo agitada en ese momento y sus mejillas estaban encendidas tanto por el esfuerzo físico como por la pequeña rabieta que intentaba disimular.- Ya sabes que no me gusta que entren en los ensayos, las distrae-dijo con una sonrisita, evidentemente refiriendose a las gemelas.-¿Algun problema?-preguntó sujetándose el largo cabello en un desordenado moño- Tú nunca vienes a visitarme- rió como si en verdad le afectara la poca atención que Derian le daba dentro del circo.
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Post by bachi on Aug 8, 2012 13:30:06 GMT -3
—Lo que pasa es que yo lo convencí. Thomas abrió un poco más la puerta y asomó la cabeza. Sonreía amable, porque otra cosa no podía hacer en un momento así. Había tenido suerte de que Nuria no captara el plural cuando Derian se disculpó, estaba seguro. Porque si hubiera sido al contrario, la mujer ya estaría echando chispas por los ojos. Sin perder más el tiempo, entró en la habitación y cerró la puerta detrás de él. —Iré al grano... Hola señoritas —Se volvió a las tres mujeres que seguían allí antes de continuar—. Tengo una idea sobre un acto. ¡Y! seguro que va a gustarte —La señaló mientras se tomaba la libertad de arrastrar con un pie una silla hasta él para sentarse— porque mis leones también entran en el juego. Y, por supuesto, también tu caballero de brillante armadura, así que no correrás peligro —Miró de reojo y les guiñó un ojo a las mujeres— Así que... ¿Qué dices?
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Post by Milly on Aug 8, 2012 20:41:09 GMT -3
Hilaria hubiera preferido olvidarse de la rutina habiendo llegado a ese punto, y dilatar infinitamente la pequeña función desarrollada. Sin embargo, poseía el sentido común suficiente como para comprender que lo adecuado en ese momento era proceder al grand finale, enganchar al público con astucia hasta dejarlos ávidos de más espectáculo e hilar expectación contundente para el verdadero número nocturno. Se tragó el mal sabor que producía el fin de cada presentación, y continuó tambaleándose, cada oscilación dejándola más próxima al piso... hasta que por fin un obstáculo perfectamente calculado se atravesaría en su camino: los pies del payaso caído. Con exageración, el ligero cuerpo de la payasa se dejaría caer, como un soldado herido en medio de la guerra, aterrizando sobre su compañero en medio de un bullicio de exclamaciones y aplausos. Su tarea de aquella primera jornada estaba terminada.
Asintió con una sonrisa, decidiendo que no haría ningún alago que aludiera a la originalidad del nombre. No estaba acostumbrado a realizar halagos. Estrechó por segunda vez la mano de la chica. —Uzeil —musitó, tal vez demasiado rápido. No deseaba perderse los últimos momentos de la presentación en explicaciones que de cualquier forma podían darse después. Lo poseía una impaciencia ilógica, al punto de no estar dispuesto a ignorarla.
Derian se alegró de no recibir un recibimiento áspero, que de alguna manera predestinaba el resultado de la visita al éxito. Intentó ignorar el modo en que Nuria se refería a sus compañeras, como si se trataran de perros en entrenamiento, y se preparó a explicar quién lo acompañaba en esa ocasión tanto como el motivo de la inesperada visita. Pero al separar los labios, la voz quedó detenida en sus cuerdas vocales tras oír a su compañero hablar detrás de sí. Ir al grano era sin duda la mejor táctica, y consideró que nada podía salir mal. Intentó mantener la sonrisa, a la espera de la respuesta de la bailarina.
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nitta
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Post by nitta on Aug 8, 2012 20:56:21 GMT -3
Nada más Hilaria tocó suelo, Fin apoyó la otra mano en el suelo y empezó a bajar para apoyar primero los antebrazos y luego el pecho para finalmente bajar su cuerpo al suelo para levantarse y andar con las manos hasta que, con una pirueta mil veces ensayada, fue cayendo lentamente -y a cámara lenta- sobre los cuerpos de los demás payasos, arrancó aplausos y vítores mientras reposaba maldiciendo internamente el maldito calor de verano en Roma pues le caía a plomo sobre la cabeza.
Raissa se volteó a mirar a Hassan y este, con gesto imperturbable asintió aferrándola y llevándosela, debían regresar al hotel para comer.
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Post by ev7e on Aug 8, 2012 20:59:57 GMT -3
La gitana se quedó de una pieza al notar tambien la presencia de Thomas. "Es broma" se repitió una y otra vez mientras la sonrisa que tenía para Derian se borroneaba y sus labios se crispaban. Sintió una especie de electricidad correr por su espalda, se sentía traicionada por el "caballero de armadura y espada". La gemela tonta rio nerviosa y Nuria explotó por dentro. -Largo- dijo en un peligroso ronroneo hacia sus bailarinas- Savannah-se refirió a la morena- Cierra esa puerta con llave al salir. Oh si. Aquel era su territorio. Se movió lento por el espacio libre, los espejos la reflejaban completamente, como una pantera acechando a su presa. -Antes deben decirme qué planean-soltó ella caminando detras del domador y pasándole los dedos entre el cabello, acomodándoselos un poco-Para qué me necesitan-agregó en dirección a Derian, sujetandose del respaldar de la silla-Y por supuesto...¿En serio piensas que te ayudaría a ti?-le espetó inclinando el asiento y dejando a Thomas caer al piso. Nuria levantó la silla, como si nada hubiese ocurrido, y la llevó al otro extremo del salón acomodándola sobre un par más.
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Post by bachi on Aug 8, 2012 21:59:29 GMT -3
Pero con calor o no, los tres ya habían cumplido con el espectáculo y podían darse por satisfechos. Santiago se escabulló rápidamente debajo de sus compañeras y se puso de pie de un salto, para ayudar a las otras damas con un tirón de manos a levantarse también. Los aplausos continuaron un rato entre reverencia y reverencia, hasta que poco a poco la gente se fue dispersando. Los rezagados que preguntaban por los horarios de las funciones recibían un folletito de regalo como invitación especial, hasta que el último desapareció de entre las manos de los tres payasos. Santiago se hizo sombra con una mano y miró al cielo. Sonreía radiante. —Bueno, creo que después de lo que acabamos de lograr, deberíamos recibir un premio —Miró a sus dos compañeras—. Un enorme premio con hielo y ventiladores, por favor.
En cuanto el chico se presentó, en cuanto terminó el espectáculo, Lobelha, rápida como un rayo se escurrió entre la gente que se alejaba. —¡Vamos! —insistió a Uzeil, con un ademán de la cabeza y la urgencia clavada en los ojos. Si no iba, ya debía saber que la chica iría a buscarlo—. Como dice mi mamá, Uzeil: Si ya estamos en el baile, bailemos —insistió tomándoselo muy en serio.
Thomas había abierto la boca para soltar una laarga y aburrida explicación, detalle por detalle de qué se le ocurrió, cómo y cuándo pensaba llevarlo a cabo... Pero de pronto, por segunda vez en el día, se encontró sentado de culo en el suelo. —Admítelo —le dijo a Nuria mientras se ponía de pie entre suspiros—, tienes alguna especie de fetiche conmigo. En el suelo. Sentado —Apoyó las manos en su cintura y se estiró hacia atrás, para sonarse la espalda—. Pero volviendo al tema, ¿para qué haces tantas preguntas si no dejas responder ninguna? Vine en son de paz —Señaló a Derian—, por eso me acompaña, si yo lo jurase, no me creerías. Esto va más allá de cualquier disputa personal, nena, esto es por el circo —Sonrió galante.
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Post by ev7e on Aug 8, 2012 22:35:18 GMT -3
Un brillo jugueton cruzo sus grandes ojos- Me gusta tener el control- dijo con una sonrisita. Escuchó atenta las últimas palabras de Thomas, pero miró a Derian desconfiada, dándose una idea de lo que tramaban esos dos pero sin lograr entender que demonios hacia ella metida ahi. -Si piensas poner en riesgo a tus leones...-Nuria observó al domador seriamente-No cuentes conmigo. Y tú-ahora posando la vista en el otro hombre- Deberias sentirte avergonzado por dejarte convencer de algo asi. La gitana se soltó el largo cabello bicolor y se arregló frente a uno de los tantos espejos. -Es una locura-seguió- Sea lo que sea. Años anteriores te negaste a estas cosas porque decias que era un cliché. Ni siquiera te molestaste en intentarlo y de pronto ahora se te ocurre incluirle a ÉL en tu show. ¿Y para qué?-preguntó girándose hacia ellos, como una hermana mayor furiosa por alguna travesura- Algo con fuego, obviamente. Algo que podría dañar a tus mininos. Que verguenza, Omaia. Y de ti tambien, Derian.
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Post by Milly on Aug 8, 2012 23:08:43 GMT -3
La inquieta payasa recibió la ayuda de Santiago para incorporarse con un ágil salto que dejaba atrás todos los actos de torpeza antes realizados. Y como una verdadera estrella de cine, hacía reverencias sin escatimar en coquetería, lanzando besos al aire con una encantadora actitud de diva. Sacudió sus manos con energía cuando todos los folletos estuvieron agotados, observando risueña a Fin y Santiago. —Antes de eso, yo les tengo otro premio —No le importaba el calor, ni el hervidero en que su cabeza cubierta por la peluca habría de convertirse durante ese breve tiempo bajo el sol. Estiró sus largos brazos para rodear al payaso y la contorsionista en un abraso caluroso y entusiasta, depositando un colorido beso en la mejilla de cada uno. Así era al fin de cada espectáculo: de alguna forma la jovencita tenía que liberar los restos de dinamismo que no alcanzaron a expulsarse durante la actuación. —Lo único que a mí me hace falta es un poco de agua —retrocedió un par de pasos, repentinamente abstraída por el reflejo que los rayos del sol producían al impactar con la pileta situada al centro de la plaza. Al segundo siguiente se la veía tomando vuelo para un clavado que prometía ser tremendo.
Un efímero cosquilleo de nerviosismo se adueñó de sus manos. Al fin llegaba el término de esa incertidumbre insoportable. La idea pareció aturdirlo, pues no fue sino hasta el llamado de Lobelha que reaccionó. Apuró la marcha para seguirla de cerca; tardarse demasiado podría significar la retirada del grupo artístico sin obtenerse la respuesta esperada, hecho que Uzeil no podría soportar. Tomándoselo tanto o más en serio que la muchacha, la sobrepasó al trote para detener al trío, que a juzgar por los movimientos de la payasa, se preparaba a dispersarse. —¡Oigan! —los llamó alzando el brazo para llamar su atención, casi llegando frente a ellos. Pasó el dorso de su mano para deshacerse del sudor cuando se detuvo, e inspiró hondo para no apresurarse. Debía hacerse entender al primer intento—. Buenas... tardes —acabó tras consultar la altura del sol, ofreciendo una sonrisa cordial—. Mi amiga y yo —entonces apuró a su acompañante a alcanzarlo— tenemos una pregunta para ustedes. Una muy importante. Luego del preámbulo, guardó silencio. Sabía que Lobelha estaba tan ansiosa como él por dirigirse a los artistas.
De haber sido Derian un sujeto menos comedido, hubiera llegado a considerar las acusaciones de Nuria como un ataque personal. La sonrisa se disolvió en su rostro para ser reemplazada por una expresión seria y concentrada. Procuró no avanzar un solo paso hacia la mujer, aclarando que no pretendía invadir sus dominios. Tal como había aclarado su compañero, acudían a ella en una actitud completamente pacífica... como la víspera lo reclamaba. —Debo recordarte que no estás tratando con aficionados, Nuria. No hay posibilidad de correr un peligro real —inició con su voz amable y profunda, ladeando la cabeza en actitud pasiva y estirando una mano para ayudar a Thomas a levantarse—. Ninguna de nuestras presentaciones individuales tiene nada por lo que ser criticada... por ahora. Sin embargo, el tiempo pasa... y el público es exigente. No puedes esperar que tu puesto, como el de cualquiera de nosotros, se mantenga siempre a salvo si no ofrecemos nuevas propuestas. La monotonía no convence a nadie. Todos eran vulnerables, sobre todo con la amenaza de Hauffmann revoloteando sobre ellos. Si la bailarina lo entendía, existía alguna esperanza.
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Post by bachi on Aug 8, 2012 23:25:03 GMT -3
La sonrisa se le borró como si lo hubieran abofeteado. Y de hecho, así parecía. Thomas escuchaba la voz calmada de Derian, sus explicaciones razonables y su intento por apaciguar el tenso ambiente, pero en ese momento él estaba lejos de ser racional. Todo lo expuesto por el domador de fuego era sencillo y entendible... Pero Thomas, de hecho, era un sujeto menos comedido. —¿Crees que sería lo suficientemente idiota como para poner en riesgo a los leones, sin saber con quién trato? —Soltó de repente— Oh... cierto. Eso es exactamente lo que piensas —Thomas se pasó una mano por la cara, evidentemente ofendido—. Derian es un experto y yo también sé lo que hago, nunca lo puse en duda. Yo no ando por ahí criticando tus dotes de baile —El hombre se volvió a la puerta, dispuesto a marcharse del lugar, pero en el último minuto se detuvo como si recordara algo—. Además... ¡Además ni siquiera sabes qué veníamos a proponerte! Ya estás dando por hecho suposiciones tuyas ¿Ahora adivinas el futuro también? —Enarcó las cejas—. Si me negué antes, solo fue porque no encontraba suficiente confianza, porque no estábamos en la misma situación que ahora. ¿Sabes qué? Olvídalo, Nuria. Fue estúpido de mí parte esperar buena predisposición. Discúlpame Derian. Un último resoplido de frustración e intentó abrir la puerta. Genial, estaba cerrada. —Abre la maldita puerta —gruñó. Solía tomarse las cosas como broma en su mayoría, había que toparse con él en días verdaderamente malos para que Thomas respondiera mal. Pero que lo acusaran de no pensar en los leones, luego de todo lo pasado, era algo intolerable. Una yaga muy fácil de escarbar.
Santiago cerró los ojos con fuerza y esbozó una sonrisa de cachetes arrugados cuando Hilaria los estrujó a los dos para plantarles un beso en la mejilla. Así era ella. Pero en cuanto se alejó y pronunció las últimas palabras, ya era demasiado tarde. —¡Es... ESPERA! Como siempre, el muchacho había captado en el último momento las espontáneas ideas que se le cruzaban a la chica por la cabeza. —Me hace acordar a un abejorro. Sí, a un abejorro —le dijo a Fin mientras observaba a Hilaria en la fuente—. Porque se le deben cruzar de un oído a otro ideas que zumban... ¿Me estoy explicando muy mal? Si la contorsionista pensaba responderle o no, nunca lo supo, porque en ese momento Uzeil y Lobelha los habían interceptado en el camino.
La chica le lanzó una mirada mortífera cuando dejó de hablar. ¡Le dejaba la parte más difícil a ella! No titubeó, pero sí se tomó su tiempo, cerró los ojos y suspiró. —Sabemos lo de la invitación —Miró a los dos payasos como si hablara de algún secreto de Estado—. Y queremos entrar a Circus Maxium. Se hizo un pequeño silencio incómodo y Lobelha se aclaró la garganta. Ya se había deshecho del chicle hacía rato. —... pero no sabemos muy bien cómo. Y si ustedes podían decirnos qué hacer... o explicarnos aaalgo... Vio como los dos payasos intercambiaban una mirada, una de esas miradas cómplices que le hacen a uno poner los pelos de punta.
((Ahora sí xP))
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Post by ev7e on Aug 8, 2012 23:40:10 GMT -3
-Nunca dije que no fuesen expertos en lo que hacen-le dijo Nuria a Derian- pero esto es..-no pudo terminar debido a la repentina explosión de Thomas. La bailarina abrió mucho los ojos conforme el domador se iba exasperando, lo habia visto rabiar antes. Pero pocas veces de aquella forma tan...real. -Es una locura- levantó la voz ella sobre la de él, hablando casi a la par- Una cosa es el acto individual, pero es diferente con los animales. Tardarían demasiado tiempo en hacerlo con la seguridad de no correr riesgos y Hauffman no nos esperará. Ambos alzaban la voz y Nuria captaba solo pequeños fragmentos de lo que el domador decia, pero como la hacian enfadar. -Seria más fácil si explicaras lo que quieres de mi-soltó con la cara enrojecida de la rabia ante los sarcásmos.-¡Que infantil eres!-le gritó por último acercándose a la puerta y abriendola de golpe- Y si, ni siquiera sé a que vino todo esto-rugió.
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Post by Milly on Aug 9, 2012 0:15:12 GMT -3
Derian comenzaba a ver todo negro a su alrededor, y no por vez primera acabó sintiéndose un completo inútil. Ningún esfuerzo valía la pena para detener las personalidades polémicas de Thomas y Nuria. Como hacía cada vez que estaba nervioso, posó su mano derecha sobre su nuca, viajando su mirada de uno otro de los enrojecidos rostros, buscando sin resultados alguna táctica milagrosa que apaciguara la ira del domador de leones tanto como el recelo de la bailarina. Pero los gritos de ambos lo hicieron entender que ya era demasiado tarde. Reprimiendo un suspiro de profunda decepción vio a la pareja acercarse a la puerta. Ningún raciocinio tenía lugar en esa discusión llegados a ese punto, así que se acercó también a la salida. Tampoco permitiría que su templanza se viera sometida a los arrebatos de la pareja. Había cumplido con su papel, y no podía correr con las partes que correspondía a los otros. —Perfecto —la palabra sonó con un matiz muy distinto al que Derian acostumbraba a utilizar, como un golpe de resignación dolorosa ante la imposibilidad de luchar contra el destino—. Estaré practicando. Si algo cambia... saben dónde encontrarme.
El sonido de su cuerpo al impactar violentamente contra el agua cristalina atrajo un par de miradas curiosas, pero Hilaria no alcanzó a percibirlo. Pataleaba de un lado a otro sin siquiera preguntarse qué tan lícita podía llegar a ser la acción realizada. Ya se volvía a la pareja para animarlos a refrescarse como ella, cuando divisó a dos muchachos que se dirigían a sus amigos. La curiosidad era mucho más fuerte que el calor más sofocante. Con el agua escurriendo del traje y la peluca, salió de su improvisada piscina y se acercó lentamente hacia el grupo, manteniéndose a una sigilosa distancia en un momento que juzgó tenso. Asechando como una verdadera espía.
Apenas escuchó la afirmación de Lobelha decidió que jamás debió haberle otorgado la palabra. Ahora quedarían en ridículo, todo por no haber planteado correctamente las sospechas de cada uno. Pero al final, se encogió de hombros y asintió en apoyo de sus palabras. De cualquier modo, si ella estaba equivocada -que ciertamente lo estaba-, los payasos no perderían tiempo en aclarárselo. Así que esperó con una sonrisa de superioridad a que estos dieran su veredicto, los brazos cruzados sobre el pecho. Estaba seguro de entender la mirada que ellos habían intercambiado.
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Post by bachi on Aug 9, 2012 0:29:47 GMT -3
((JAJAJA Pobre, pobre Derian xDDDDD))
—Sabrías a qué venimos —Aprovechó que se le había acercado para abrir la puerta, para empujarla hacia atrás apoyando el dedo índice en la nariz de la mujer—, si hubieses escuchado —dijo entre dientes, forzando una sonrisa. Era imposible hablar con ella, intentar ser razonables. ¡Suerte... Suerte que antes de entrar a ese Averno le hubiera aclarado a Derian en qué condiciones venía! Evidentemente la bandera de paz la podía tirar a la mierda, con Nuria no servía. —¡Por lo menos Derian está de testigo! Vine más manso que un cachorro, el cielo también lo sabe —le gruñó, acercándole el rostro, antes de darse cuenta de que sus refuerzos enfilaban escapando hacia la salida con la excusa de ensayar— ¡Perfecto! ¡Mira lo que conseguiste!
—Bueeeeno... Santiago se pasó una mano por el cabello. Disimulaba bastante bien su exaltación. Esos dos, esos dos nuevos participantes tendrían que cambiarle el humor a Matilda... TENÍAN QUE. Miró a Fin, antes de continuar, dudando un poco, y de refilón captó la imagen "sigilosa" de Hilaria acercándose por detrás. El chico no pudo evitar una sonrisa. —No tienen que hablarlo con nosotros —Al final se encogió de hombros—. Tendrán que ir al circo. Y cuanto antes, mejor. Es más, nosotros vamos para allá en este preciso momento... No podemos llevarlos pero sí anunciarlos. Y, oigan... —se agachó para susurrarles cerca y entrecerró los ojos para parecer más serio. Se olvidaba que tenía una nariz roja que hacia ruido y la cara pintada como un sol, claro— De esto, nada a nadie, ¿entendido? —El Santiago payaso irguió la espalda y le dio una palmadita amistosa en el hombro a Uzeil, sonriente— Espero que tengan planeado algo interesante para mostrarnos. Es todo un privilegio... No querrán terminar como Hilaria —bromeó, señalándola, sin referirse a nada en especial.
Lobelha se quedó boquiabierta. Parecía hipnotizada por cosas que flotaban invisibles frente a la cara del payaso. Y cuando terminó de hablar, cuando les hizo la bromita, no solo ensanchó una sonrisa que más tarde le dolería en los cachetes, sino que hasta se permitió lanzar una exclamación de triunfo. Entre risas, empujó a Uzeil y le pasó un brazo por los hombros, como si fuera otro amigo más del barrio. —¿¡Y, mi querido Watson!? —Soltó una carcajada— ¿Qué me dices ahora? ¿Quién me paga la apuesta?
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Post by ev7e on Aug 9, 2012 0:44:37 GMT -3
Se sacudió como una niña pequeña que no consiguió su juguete, hizo un pequeño puchero, tomó a Derian por los hombros y lo arrastró de nuevo hacia dentro. -Tú tambien-le dijo a Thomas volviendo a cerrar la puerta e indicándole que retrocediera. Se cruzó de brazos frente a esta- Muy bien-suspiró mirando a los dos hombres- Lo lamento-masculló volteando los ojos y respirando hondo - Ahora diganme que quieren y prometo esperar hasta el final antes de una respuesta-prometió intentando mantener la vista clavada en Derian solo que Thomas no viera que en verdad estaba arrepentida por la rabieta anterior.
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nitta
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Post by nitta on Aug 9, 2012 5:46:40 GMT -3
Había sido levantada del suelo por Santi. Había sido espachurrada y besada por Hilaria. Había intentado en vano que Hilaria no se fuera a bañar a la fuente. Había intentado hablar con los dos chicos pero ya lo tenían todo claro. -Han de saber que somos muy exigentes y no admitimos -se quitó la peluca, se deshizo el moño y dejó que todo su cabello cayera en cascada a su espalda, desparramado- a cualquiera en nuestra familia. Si entran, deberan trabajar duro, muy duro dejándose la piel en cada ensayo -había querido avisar, echarles la jarra de agua fría encima de la cabeza para bajarles la alegría, quería enseñarles que el Circo, no era todo un camino de rosas. Posó la peluca en el asiento de la moto y se dispuso a rascar con sus propios dedos su cabello perlado de sudor mientras observaba a los dos chicos.
La limusina aparcó puntual frente a la plaza y el mismo chofer de antes se bajó y les abrió la puerta para que pudieran pasar al interior y luego cerrar la puerta para arrancar. Raissa corrió el cristal tintado que separaba el chofer de su compartimento y, encarando hacía ella todos los aires acondicionados que encontró, se levantó el oscuro velo para secarse el sudor y respirar con normalidad. A su lado Hassan parecía estar ausente. -Lo siento, Hassan.-Agachó la cabeza, una vez estuvo más cómoda.-No volveré a mirarte con superioridad. Él la miró y suspiró para regresar la mirada a la ventana. -Iremos al circo antes de la función, tengo que hablar con el responsable -que sorpresa se llevaría al enterarse que era una responsable- porque me parece que contrataré un més el circo a Medina... según las condiciones que me impongan. Mientras tanto quiero que estes a mi lado, nada de irte por ahí. ¿Entendido? -le preguntó -Ah! y calladita. -La miró con tal mirada que Raissa asintió apenada.
Terminó de redactar el informe y cerró el portatil agotado. Se masajeó los ojos cerrados y cansados y se puso las gafas para descansar la vista y ahí se personó un camarero que le preguntó si deseaba algo para comer. Él asintió y pidió el mejor vino de la casa. Estaba agotado. Tantos viajes entre tantos inversionistas repartidos por todo el mundo hacían que añorara unas vacaciones como díos manda. Lentamente guardó el portatil en el bolso para acarrearlo y despejó la mesa de notas, apuntes y documentos además de plegar la prensa. Había visto el anuncio. Luego hablaría con Matilda al respecto.
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Post by Milly on Aug 9, 2012 17:33:23 GMT -3
Por ese tipo de cosas era que Derian jamás hubiera logrado dedicarse al delicado arte de la adivinación: el presentimiento -más bien la esperanza- que lo mantenía convencido de que el proyecto aún no se declaraba fracasado, llegaría a cumplirse mucho antes de lo que hubiera supuesto. Observó tranquilamente el rostro enfurruñado de Nuria, que permanecía atrincherada frente a la puerta. Y respirando con una cadencia que no era concebible por ahora para sus colegas, recibió sin ningún resentimiento la disculpa, asintiendo con lentitud e intercambiando una mirada rápida con Thomas a la espera de que, con un poco de esfuerzo y algo de suerte, consiguiera retornar a la calma. —La idea de Thomas es, a grandes rasgos, ir mezclando nuestros actos a medida que se pase de uno a otro —explicó titubeante, probando si con esa pequeña intervención Nuria se animaba a prestar atención y su compañero a proporcionar los detalles quedarían cuerpo a su idea. Ya comenzaba a pensar en acotaciones al plan, pero debía asegurarse de no exponer intenciones de su propia cosecha. Y para ello, necesitaba la ayuda del autor original de la propuesta. Se volvió a él, como si nada referido a su repentino arranque hubiera sido real. Tenía esa facilidad para seguir adelante—. ¿No es así Thom?
((Hoy pasé por un restaurante que se llamaba Nuria *-*))
Habían muchas cosas que Uzeil aborrecía, y una de ellas era no tener la razón. Sin embargo, esta vez había deseado hasta el último instante estar equivocado. Fue como si algún efecto gravitatorio de magnitudes indescriptibles lo hubiera inmovilizado tras las aclaraciones de los jóvenes y la celebración de Lobelha. Los boletos a la libertad eran reales, existía para él una oportunidad de cambiar el rumbo de su vida. Cuando al fin la idea se condensó en su mente, sonrió dichoso, volviendo la mirada a la peliazul ganadora. —Tranquila —intentó detener su euforia con una risa avergonzada—. Yo sé cumplir mis promesas —Volvió la mirada a sus "mentores", dirigiéndose a ellos con el mismo respeto del que hubiera hecho uso al inicio—. Nos lo tomaremos muy en serio —aseguró, guiñando un ojo tan jovial como no se lo viera desde... no recordaba desde cuando. Y observó a la payasa que el joven señalaba, sonriéndose más de lo que era posible imaginar—. Pueden anunciarnos. Estaremos ahí tan pronto como nos sea posible llegar.
Hilaria dedicó a Santiago una mirada asesina. Al revelar su posición había frustrado su intento de darles un buen susto a la pareja de jóvenes, como adelanto a todas las novatadas que tendrían que recibir de parte de la payasa si conseguían ingresar al circo. Pero se recompuso rápidamente del fracaso de su fechoría. —¡Buon giorno pequeños! —Se situó junto a ellos de un salto cuando el muchacho le dirigió una mirada sonriente. En realidad, aún bajo el maquillaje, ella no se veía mucho mayor que ninguno de los dos—. Así que... ¿será gracias a ustedes que podremos seguir con vida al final del día? Creo que les debemos una grande —rió, aludiendo al humor de perros con que se hubieran despedido de Matilda en el circo. Su mirada se clavó en el vacío que se expandía frente a ella, preguntándose demasiado tarde qué habría querido decir Santiago cuando hubo de aludirla. Al final volvió en sí—. Bueno, supongo que nos veremos luego... Estrechó su húmeda mano con cada uno de ellos y luego se volvió a sus compañeros, ahogando un grito de espanto cuando sus ojos verdes quedaran fijos en la contorsionista. —¡FIN! ¿¡Qué crees que haces!? ¡Acabas de arruinar la magia de todo el espectáculo! —señaló su cabello largo y luego la peluca situada en la plataforma de la moto como si se tratara de un objeto diabólico. Era obvio que no se había dado cuenta que la maravillosa obra de arte dibujada en su rostro por Santiago comenzaba a perder las formas luego del chapuzón.
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Harry
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Post by Harry on Aug 9, 2012 23:09:31 GMT -3
Casi objeta. Casi. Había hecho ya el inventario unas dos semanas atrás. Y la verdad era algo que no le apetecía en lo más mínimo hacer en ese momento. Pero, recordó, venía Hauffmann. Y posiblemente esa era, además, la forma de vengarse de Matilda. Suspiró pesadamente y dio un paso hacia la feria, pero inmediatamente recordó que quería preguntar algo. Había algo que le venía dando curiosidad desde aquel momento incómodo con Lumiere. Y Alejandro no era el tipo de persona que pudiese contener su curiosidad. Se dio media vuelta y miró a Matilde. -Antes de irme-comenzó-te quería preguntar algo.- Hizo una pausa, como esperando una respuesta de la jefa del circo, y prosiguió.-¿Una reunión?
((Perdón que tardé en responder u_u))
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