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Post by ev7e on May 2, 2013 21:22:58 GMT -3
La gitana le regaló encantadoras sonrisas a Derian mientras era guiada en la pequeña danza iniciada, pero antes de completar la vuelta vio por el rabillo del ojo la figura del domador. No fue lo suficientemente rápida como para liberarse de su agarre y se obligo a no huir despavorida cuando pronunció el nombre de la obra maldita. -Tienes mucha imaginación, querido- ronroneó al tiempo que estiraba una mano y acariciaba la melena de uno de los leones. Y de nuevo las serpientes se agitaron en algun lugar cercano- Aunque me gusta mi nuevo nombre artístico: Circe- les guiñó un ojo- Tu idea de los... ¿gladiadores? resulta tentadora. Pero bien sabes que no se trata solo de mi- señaló con la cabeza a sus compañeras- no creo que tus pequeños se comporten tan bien con ellas como lo hacen conmigo- se arrodilló a la altura de los felinos, intercambiando miradas cómplices con ellos- Son unos niños traviesos y asi los amo...por otro lado...-ahora levantó la mirada- Yo no te soporto, Thomy.
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Harry
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Post by Harry on May 6, 2013 23:22:30 GMT -3
Ya le parecía al pelirrojo que todo andaba demasiado normal. Bueno, "normal" dentro de lo que se puede decir de una función del Circus Maxium. Sin sobresaltos mayores, sin crueles inversores alemanes, sin malvados planes para acabar con el circo... Pero el coro de voces canturreando su nombre lo sacó de aquella especie de calma pasajera. Las oyó acercarse, cada vez un poco más. Y, de repente, tenía dos payasos colgados de la espalda. No era lo que hubiesen asustado. Después de todo, ir gritando el nombre de la persona que se quiere asustar antes de tirársele por sorpresa a la espalda no era la mejor estrategia para espantar a nadie. Pero se le escapó una maldición al sentir repentinamente el peso sobre su cuerpo. Agitó los brazos en un gesto casi caricaturezco mientras intentaba ponerse derecho, sin demasiado éxito.
-Celeste...Brillante...¿Me busca el remolque ese que se les dio por pintar de turquesa con estrellas el verano pasa...?-Interrumpió la frase con otro quejido mientras intentaba enderezarse.
No notó el cambio de música. En ese momento, sacarse dos cuerpos de encima era lo que se llevaba el primer lugar en la lista de cosas que merecían su atención.
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Post by Milly on May 10, 2013 23:23:30 GMT -3
((*Se manda a hacer poleras de 'Yo ❤ Omaia'*))
Antes de lo que había calculado Thomas estuvo junto a ellos, hecho que hubo de originar la nueva y última sonrisa que Derian esbozaría aquella noche repleta de magia. Luego entonces, albergándose bajo el respetuoso silencio que le permitía a su compañero poner sobre la palestra todos sus reparos y acusaciones, escuchó con la distancia que sabía era menesteroso mantener cuando una vez se reanudaban los contraataques entre Nuria y el domador. Deshaciéndose lenta y disimuladamente del brazo que pasaba por encima de su hombro, comenzó a retroceder, dispuesto a perder su protagonismo en la discusión. Observó a los leones y sus maravillosas apariencias con concentración, preguntándose qué opinarían ellos de la novedosa propuesta de espectáculo que los incluía también, y si no tendrían como él mismo la curiosa idea de que la función ejercida por la mente creativa resultaba demasiado sencilla y aventajada.
—¡No seas torpe, Alejandro! —protestó una indignada Hilaria que no tenía planes de soltarse de su pelirroja y mansa presa—. ¡Los remolques no buscan personas! ¡Te busca Matilda! ¡Por todos los cielooooos! —se sacudió sobre el asistente, obligándolo a mecerse de un lado hacia otro—. ¡Hiciste que te lo dijera cuando debías adivinarlo! Espero que sepas que las trampas se pagan con castigos. Déjame pensar, ¿cuál será el más adecuado para ti? Rascaba la cabeza de Alejandro, acaso esperando así arrancar alguna idea de la suya propia. Pero antes de que el foco consiguiera encender su pensamiento, la carpa se oscureció, la música finalizó... y la marea de aplausos que sucedió el repentini evento le dio buena pista a la payasa para entender que, finalmente, el momento que había esperado desde la última función realizada en algún sitio geográfico diferente al fin había llegado. No hizo falta que Alejandro continuase intentando zafarse del poderoso agarre. Hilaria aterrizó a suelo firme en un santiamén, corriendo como una posesa hacia Santiago para sacudirlo por los hombros. —Es nuestro turno. ¡Es nuestro turno! ¡Nuestro! —la impaciencia había retornado con la intensidad de torbellino que todos le conocían. Había comenzado a arrastrar a su compañero directo al medio de la pista, antes que las luces revelaran su ubicación, pero se detuvo a mitad del primer paso, al acordarse del joven que habían ido a buscar. No le hizo ninguna gracia verlo de pie en el mismo sitio en que lo habían encontrado. —¿Por qué sigues aquí? Ya arruinaste el acertijo, ya, vete, que Matilda y sus brillos celestes te esperan —comenzó a empujarlo. A ver si así se contagiaba de algo del apremio que ella desbordaba.
Había perdido la cuenta de las veces en que ese día Lobelha había hecho alusión a su expresión de malas pulgas... así tuvo que preguntarse si no sería en realidad más amargado de lo que él mismo creía serlo. Meneó ligeramente la cabeza para aclarar que él no deseaba comprar nada, obedeciendo el dictamen de la peliazul con la naturalidad de divertida sonrisa que dominó sus rasgos algo regordetes. —Para ser sinceros —inició luego de desunirse a los aplausos fervorosos del público que aclamaba el número recién concluido—, mañana sí tengo examen. Y sí estudié, pero para lo que entendí, lo mismo hubiera dado no estudiar. Como sea —se cruzó de brazos entornando los ojos directamente hacia su socia, que en ese preciso momento le guiñaba el ojo—, ¿por qué siempre soy yo el que termina siendo interrogado? Haces que me sienta como un criminal. Hasta ahora, estaba seguro de que no lo era. ¿Tú me ves como uno? —la broma se tornó ligeramente seria cuando enarcó las cejas, expectante.
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Post by bachi on May 11, 2013 0:04:51 GMT -3
((Thomas: YO QUIERO UNA DE ESAS CAMISETAS Llegamos a la página 20, shit... xDDDDD Al inicio del foro me había prometido a mí misma que si llegaba a sobrevivir Circus hasta la página 20 iba a hacer algo, lo que sea, "ezpezial"... Ciertamente ustedes acabaron con mis planes malévolos de darme a la vagancia TuT pero por otro lado, celebro esta página nueva: LOS ODIO 8C <3 <3 <3 En cualquier post de los siguientes lo suelto~)) "Uhhhh..." "¿QUÉ, DE QUÉ ME PERDÍ?" "De nada en realidad. Cascabelitos le está poniendo los puntos a Bigote Berrinchoso"Mafuma sacudió la cabeza con somnoliencia cuando Nuria se fijó en el domador y cualquier que hubiera estado prestando atención a los leones y a Derian en ese momento, habría notado esa especie de mirada cómplice que nació entre los cuatro (tal vez para sorpresa del señor de las llamas, o tal vez no) cuando, sobre sus cabezas y al mismo tiempo, la sonrisa de Thomas se ensanchaba y entrecerraba los ojos al ladear la cabeza. Obviamente a eso, y solo a eso el lanzador de fuego debía agradecer su sigilosa huída. Noo, claro que no era porque tenía esa especie de habilidad debajo de la manga, ¡pfff! —Yo nunca dije nada de otras "ellas", Nutria faldosa. Pero en fin —Se encogió de hombros, desilucionado—... sabiendo de antemano tu insistente lucha interna por no querer sucumbir a lo evidente, prefiero retirarme con lo que todavía me queda de honor. Derian, amigo mío —Solo ahí reparó, sorprendido, que ninguno de los dos estaba donde antes los había dejado: debajo de sus brazos, y se volvió para buscarlo y darle unas palmaditas teatrales—, más tarde hablamos con Matilda, ahora continúa, no te retengo. ¡Acepto mi humilde derrota! Nuria —Con un giro de talones robótico y con las manos en los bolsillos, Thomas se volvió a la bailarina venenosa antes de una reverencia—, sigue repitiéndote eso hasta que te lo creas. Los abandonó con un último guiño antes de aparecer a un par de pasos más lejos en medio de las plumas y las bailarinas. Detrás de él y dando pasitos patosos, los tres leones lo siguieron como fieles sabuesos, situándose justo entre las mujeres con la docilidad de tiernos canarios, cachorros faltos de amor que exigían con ojitos tristones un poco de contención femenina. Pero Lobelha estaba riéndose muy despreocupada y estaba pagando un par de baldes de palomitas dulces como para tomarse muy en serio lo que Uzeil le decía. Solo cuando le acercó su ración de comida, se fijó en él y enarcó también las cejas, sorprendida y comiendo pochoclos como una ardilla: Rellenando un cachete y luego el otro hasta lo imposible. —¡Qué quieres que te diga! —Se defendió con las manos en alto— Yo no fui la que anda tramando cosas con gente importante —Se rió con maldad y movió los dedos libres en el aire como si se tratara de alguna hechicería—. Además, a mí siempre me enseñaron a no juzgar a la gente por sus apariencias, queridísimo Uzeil. Por lo que sé, podrías ser un payaso loco y excéntrico que juega al aspirante todos los años para tomar por sorpresa al resto de los concursantes —Los ojitos se entrecerraron, brillantes y sospechando, antes de clavarle un dedo en el hombro para empujarlo— ¿No serás uno, nooo? En fin, está bien está bien. Ya que te molesta taaaaanto responder, aunque te de comida gratis, haber: Pregunta lo que quieras. Hasta te dejo preguntar por el tema prohibido hoy: Estudiar. La chica le terminó sonriendo divertida y desafiante. El chiste lo tomó por sorpresa y le hizo lanzar una sincera pero exagerada carcajada, seguida de todos los ademanes que eso podía conllevar en un payaso, tales como llevarse una mano a la frente, cerrar los ojos con fuerza o agarrarse la barriga en caso de que la risa pudiera ser mortal. —¡Celeste! —exclamó antes de reír de nuevo, mientras su amiga se encargaba de los regaños bien merecidos que el tramposo asistente se merecía— ¡Brillante! —Santiago se secó las lágrimas y acusó con el dedo a Alejandro— Ahhh, tengo que admitir que esa fue buena, Sir Pecas, ¡fue buena! Pero nop. Lamentablemente para usted y para Lady Hil aquí presente, como bien deberías saber, el remolque sufrió algunos contratiempos durante el bello collage de arte y quedó tan gris y monótono como siempre, ¿o no Hil? ¡Ah! Y todo justamente debido a la misma persona que te mandó a buscar, sí sí, tiene razón la sabia payasa, es Matilda El payaso estaba cómodamente sentado en la barandilla que separaba las gradas de la pista y con los brazos cruzados, manteniendo un equilibrio casi imposible en el aire y los contemplaba a los dos. Él tampoco había notado ni lo de la música ni lo de las luces, al parecer, al darle la espalda al escenario, también su cerebro le daba la espalda al resto de sus sentidos... hasta que Hilaria tuvo la gentileza de recordárselo con la urgencia que aquello demandaba y terminó cayéndose al suelo, poniéndose de pie a los tirones y corriendo en círculos por todos lados. —Oh cielos oh cielos oh cielos, ¿hacia dónde vamos, Hil? ¿POR DÓNDE, EH? ¿A DÓNDE? Es-espera... ¡MIRA! —exclamó radiante, sacudiéndole el brazo atrapado entre sus garras y señalando al centro de la pista. La música estaba cambiando, las luces gradualmente se transformaban, las cámaras de video y las fotografías comenzaban a verse borrosas... Y ni rastro de Hilaria o Santiago y Matilda ya estaba comiéndose las uñas propias y, si la hubieran dejado, también las de Treste. La mujer miraba en vano hacia la oscuridad latente de la pista, sabiendo que por más directora que fuera, la magia del circo no estaría nunca por completo a su merced y seguiría funcionando tal y como él dispusiera. ¡Vaya ironía! ¡Vaya mala pata y la condenada...! Deteniendo repentinamente la seguidilla de malas palabras que podría haber continuado en la mente, la directora de Circus Maxium le dio dos palmadas enérgicas al payaso jefe y chasqueó la lengua. —Lástima, Treste, lástima —susurró compasiva... hasta que en un arrebato de energía sin precedentes, Matilda empujó al barrigón directo hacia el túnel por el cual uno a uno aparecían los trapecistas— ¡Tendrás que salir sin payasos quieras o no! TIRALES DE LAS OREJAS CUANDO LOS ENCUENTRES Y... El pobre de Treste ya no escucharía más. El túnel habría desaparecido y así también la fugaz figura de Fin en caso de haberla cruzado escasos segundos. De la nada el payaso habría sido transportado al centro de la pista donde una luz, como si se tratase de un interrogatorio de espías, apuntaba blanca desde arriba directo a su nuca. Los espectadores quedaron en silencio de repente. Todo se calló. —¡Rufus! —rugiendo entre dientes y encorbada como un digno Igor, Matilda buscó al mago entre la escasa luz de los vestuarios— ¡Que esos dos aparezcan, como sea! ¡O le pediré a Lumiere que estén en el próximo menú!
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Post by ev7e on May 17, 2013 22:36:00 GMT -3
Con un poco de concentración, Rufus pudo visualizar la vista de la carpa y con un poco más de atención...vio las figuras inconfundibles de los payasos "escondidos entre el público". -Siguen con Alejandro- le comentó a Matilda mientras la sombra de una canario salía disparado hacia la pista, imperceptible para el público pero no para los chiquillos pintados- y Santiago parece darse cuenta que ya es tarde. Tranquila...ya seran lanzados a la pista. La plumífera sombra recorrió las telas moradas de la carpa, el suelo y el traje de los payasos. Dándoles picotazos en el cuello y la cabeza, apurándolos en silencio para iniciar el show. No se detendría hasta que ambos corrieran a la pista, esa era la orden recibida.
La gitana se dejó caer al suelo, entrecruzándose de piernas y dando golpecitos al ritmo de una música inventada en su cabeza, haciendo sonar los cascabeles de sus brazos y despertando de nuevo el siseo de serpientes invisibles proveniente de cabello amarrado. Una especie de ronroneo llamó su atención y entonces ella desvió su mirada a los leones, calculó el espacio que los separaba. No era muy buena con los números, pero supo que con arrastrarse unos pocos metros podria estar en medio de ellos y, probablemente, estos se dejarian peinar las melenas. No era que ella hiciera eso a escondidas del domador. -Mafumaaaaaaa- susurró sin apartar la mirada de él. Algo curioso era que nunca había intentado entrar en la mente de los animales, solo de las personas. Por lo cual, no estaba del todo segura de que funcionaría- Gatito bonito, ¿No quieres jugar con unos estambres? -¿Le habla a los leones de nuevo?- preguntó Savanna mirando divertida a la gitana. -Creo...que esta aburrida- rió por lo bajo una de las gemelas- O quiere llamar la atención de bigotitos.
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Post by Milly on May 19, 2013 1:01:46 GMT -3
Se atragantó con el puñado de palomitas que tímidamente se había llevado a la boca cuando la conspirativa sospecha de Lobelha se hizo oír. Solo al conseguir tragar todo el contenido acumulado en su boca pudo soltar un par de carcajadas entrecortadas por el reciente ahogo. —Claro... claro... soy... un payaso loco —rió entre risa y risa, forzándose a controlarse lo suficiente como para sacar provecho de la oportunidad que la joven le otorgaba—. ¿Qué persona en su sano juicio querría hablar de los estudios? —protestó con otra risa divertida—. No. No. Por ahí no va lo que quiero preguntar —aunque, en realidad, no tenía idea de lo que deseaba preguntar. Así que, mientras se le ocurría algo, tomó otro manojo de palomitas—. ¡Ya fé! —balbuceó antes de tragar todo, transcurridos unos minutos—. Lo que en verdad me gustaría saber... es por qué a ti nada te preocupa nunca —la concentración con que entonces observó a su amiga resultó más pronunciada—. No puedo decir que conozco a mucha gente... pero sí bastante como para afirmar que jamás había tratado con alguien que tiene tanta energía... y luego resulta que en un mismo día conozco dos personas increíblemente entusiastas. Dime, ¿cuál es el truco?
El pasmo duró para Derian no más de un segundo, antes que su pensamiento lo llevara a la firme conclusión de que la sorpresa no hacía más que subestimar las capacidades de tres criaturas que creía conocer lo suficiente como para no ser capaz de reparar en su valía. Así que sostuvo la mirada que los conectaba en un único pensamiento, a él y los leones, hasta que Thomas decidiera volver a incluirlo en su pequeña riña. Pero prefirió prestar atención Matilda y su proclive condición de llegar al borde de la histeria. Quiso decir algo, pero lo detuvo la certeza de que nada tranquilizaría a la directora más que el hecho de encontrar a sus dos jóvenes prófugos. La pequeña sombra escapó tan rápido que el lanzallamas no tuvo ocasión de identificarla.
Hil detectaba el objetivo que Santiago le señalaba demasiado tarde, al mismo tiempo que la rápida sombra alada alcanzaba la posición de los payasos. De modo que mucho, muchísimo antes que la payasa consiguiera recobrar el sentido suficiente como para arrastrar a su compañero hasta Treste para iniciar su bien planeada y ensayada rutina, sintió el pequeño picotazo que se enterraba en su cuello... ...y dio un brinco tan repentino que logró sobresaltarse a sí misma. —¡AAAY! —la exclamación aguda de la joven fue tan potente, que habría resultado imposible mantener por un segundo más la ubicación de ambos payasos en el anonimato. Ignorante del verdadero origen del pinchazo sufrido, propinó un resentido empujón a Santiago—. ¿Por que me pellizcas? —rezongó con la voz de una niña irritada—. ¡Se suponía que estábamos juntos en esto! ¡AAAAAAY! ¡Ya, déjame! —exclamó la siguiente vez que sintió un picotazo en su cabeza. Propinó otro empujón, y así, lentamente, comenzaban a aproximarse al terreno que les correspondía ocupar sobre el escenario, junto a Treste... encabezando una entrada tan improvisada y distinta de la idea original, que solo Lumiere sería capaz de predecir si conseguirían retomar la línea auténtica o si, en cambio, tendrían que inclinarse a otra nueva noche de ocurrencia espontánea tras ocurrencia espontánea.
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Harry
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Post by Harry on May 20, 2013 22:18:20 GMT -3
Lo cierto es que ya estaba más o menos acostumbrado a situaciones parecidas. Y la palabra clave es esa: parecidas. En lineas generales, era un solo payaso hiperactivo el que andaba por el circo. Pero había un algo que hacía que Santiago, durante las funciones, se convirtiese en Hilaria 2. Y si bien eso tampoco era nuevo, si lo era el hecho de tener a una colgada de la espalda sin que el otro se encargue de imponer calma. Tendría que ir a la enfermería en cuanto la función terminara. Eso era seguro. Si bien Hilaria no era la persona más pesada del mundo, al pelirrojo no le parecía que fuese saludable tenerla colgada de su espalda, meciéndose y rascándole la cabeza. Intentó responder algo, pero si la velocidad de la Hilaria fuera de función era algo que le costaba seguir, en su versión fast foward y con Santiago potenciándola la cosa se complicaba considerablemente. -¡Ya voy! ¡Ya voy!-Alcanzó a responderle a la payasa mientras esta le daba empujones, segundos antes de que el otro comenzara a guiarla hacia la pista. Se quedó unos segundos con una mano en la espalda adolorida, mirando a los dos alejarse, antes de caer en que el propósito de todo eso fue decirle que Matilda lo llamaba. Comenzó a nadar entre la multitud, bajando y dirigiéndose hacia donde Matilda se encontraba. En su camino, divisó la cabellera azul de Lobelha (lo cual no era muy dificil, en realidad). Pensó en llamarlos, pero no era necesario. Al menos ya sabía donde estaban. Unos minutos después, entro al backstage. -Mandar dos payasos hiperactivos a buscar a alguien puede ser muy perjudicial para la salud física de la persona buscada.- Dijo con una media sonrisa mientras entraba.
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Post by bachi on May 21, 2013 20:52:17 GMT -3
El hecho de casi conseguir que Uzeil se atragantara con sus propia ración de comida, casi logró que uno de los tantos pochoclos que Lobelha estaba comiendo, se le fuera por la nariz. Tuvo que hacer un esfuerzo inhumano para aguantar las carcajadas y seguir pareciendo una "señorita". Cuando pudo volver a respirar, ya se estaba riendo a todo pulmón. —¡Tendrías... tendrías que haber visto tu cara! —lo señaló con lágrimas en los ojos y completamente tentada. Se tomó un tiempo para suspirar y recuperar la compostura antes de responder—. Déjame que te diga mi truco, déjame que te diga —La chica se le acercó como si tuviera que contarle la ubicación de la Atlántida, y a último momento soltó otra carcajada aún más grande— ¡Pues en realidad no lo sé, Uzeil! Ayyy —Se secó las lágrimas—. En realidad... en realidad es este circo de pacotilla lo que me tiene con los nervios de punta. No pienses que estoy despreocupada ni nada de eso, eh, simplemente es que... —Se encogió de hombros— Ya saber que por lo menos estoy acá, dentro de la carpa, es un gran peso que me quité de encima. Intento no pensar en mañana o en después de la función y —Volvió a ensanchar una sonrisa y tuvo que morderse el labio para no continuar riendo— ¿parecida a Hil, dices? ¡Pero qué mierda! ¡Si no le llego ni a los talones! ¡Ella es una Ferrari y yo un Escarabajo!—Y comenzó a reírse a carcajada limpia de nuevo. Los pochoclos debían tener algo, porque detrás de ella en el escenario la gente había comenzado a reírse también.
—Q... Santiago no pudo preguntarle a Hilaria qué era lo que le había pasado. El gritito de la chica lo había sobresaltado casi tanto como después lo sobresaltó el malvado pajarito que tenía zumbándole en la cabeza. A duras penas llegó a cubrirse, que el segundo empujón de la payasa lo hizo trastabillar una, dos, tres veces y caer al suelo... Donde comenzó a rebotar como una pelota. —¡Yo... Yo... No... No... FUI! —soltó el payaso cada una de las palabras con cada rebotón. A esa altura, ya todos los espectadores estaban enfrascados en aquellos gritos salidos de la nada, y para "mejorar" la situación, una luz tan blanca como la que apuntaba a Treste en ese preciso momento, también se enfocó sobre sus cabezas— ¡ES... ESPÉ...ESPÉRAME! —exclamó Santiago consternado, intentando alcanzar a la escurridiza y al pájaro de mal agüero que la seguía bien de cerca, todavía rebotando en el suelo como un balón. Un violín chillón y una harmónica hicieron sonido de fondo juntos, dándole un aire cómico y especial a la retirada improvisada que los dos rápidamente emprendieron. Un par de estrafalarias carcajadas solitarias allá en el fondo abrieron el terreno para las próximas risas, al principio sorprendidas y desconcertadas, que en seguida colmaron la carpa y una ronda de aplausos le dio la bienvenida a los extraños recién llegados.
En cuanto Rufus le respondió, Matilda se inclinó junto al viejito tanto para escucharlo como para ver qué y hacia dónde miraba. En seguida una sonrisita se le formó en los labios y estiró una mano para darle un par de palmaditas en la calva de la nuca. —Todo un considerado mi abueli preferido —se rió entre dientes mientras observaba como los pobres dos payasos eran arrastrados a la fuerza a donde el show estaba por comenzar. Y justo en ese momento llegó Alejandro. Como si los dos, mago y directora, hubieran sido agarrados con las manos en la masa tramando alguna especie de maquiavélico plan, inmediatamente Matilde enderezó la espalda y extendió los brazos. —¡Alejaaaaandrooo! —saludó como si estuviera sorprendida de verlo. Ella no lo había mandado a llamar, oh no, claro que no, y frunció las cejas extrañada para confirmarlo— ¿Mandar dos payasos, dices? ¡Pero qué cosas...! Si yo les dije... Si Derian les dijo que mandaran pajaritos mensajeros para avisarte! —Se tapó la boca con la punta de los dedos para reírse y lanzó un guiño al mago detrás—. Pero bueno, pero bueno, ya que estás aquí y sano y salvo además, me gustaría hacerte un par de preguntas —Se le acercó para sacarle el polvo de los hombros que no tenía y enderezarle el cuello—. El conteo de entradas y demás lo pediré más tarde, si tienes suerte mañana a la mañana así dejamos el trabajo feo y pesado para otra ocasión. Pero volviendo a los otros temas que sí nos conciernen... ¿Qué tal los nuevos, por dónde andan? ¿Y les echaste una miradita a nuestros queridos invitados de la primera fila? Estaba pensando en comunicarme ya, ahora, directamente con Hauffmann... pero el viejo pervertido ese debe estar muy ocupado a estas horas en otras cosas —Volvió a reírse. Estaba de sorprendente buen humor.
"La Medusa me está hablando..." "De nuevo, querrás decir." "¿QUÉ ES MESUSA?" "Me-du-sa, Jerry..." Antes de perder la complicidad con el domador de fuego, Mafuma se encargó personalmente de clavar sus dulces ojitos en la bailarina que lo llamaba y bostezar. Sentía una extraña red como telarañas cerniéndose sobre su cabeza y agitó la melena para alejarla, pero era algo más... intangible. Supo de una extraña forma que aquella mujer quería entrar en su cabeza. ¿Estambres? pensó y a su extraña forma felina, se rió para sus adentros enviándole como respuesta una única imagen: CARNE, con esa sutil mezcla a caldo de pollo que Lumiere le agragaba y la hacía tan especialll... Pero súbitamente a su alrededor el par de risillas que antes habían rellenado el fondo de la escena, cesaron. Afuera del vestuario volvía a escucharse la música del show y los artistas se habían apelotonado de nuevo en la entrada del túnel para ver. —¿Buscabas algo? La sonrisa que destilaba la boca del domador solo era apenas tapada por la sombra de un bigote juguetón que subía y bajaba. Mirándo desde arriba a Nuria, Thomas acariciaba distraídamente la oreja de Jerry, que lo había seguido en silencio. Al otro lado, Maquiavelo se había arrastrado hasta al lado de Derian que no se mantenía muy lejos de allí, y cualquiera que los hubiera visto, habría dicho que ambos tenían la misma expresión en el rostro: Una mezcla de concentración, expectación y nada inigualables.
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Post by ev7e on May 22, 2013 21:01:26 GMT -3
Fue tomada de sorpresa. Primero, porque supo que el león le había entendido y le había dado una respuesta. Segundo, porque ella era incapaz de darle una forma definida a aquello, como si fuese un idioma aprendido de niña y luego olvidado en su totalidad...y eso NUNCA habia pasado. Y tercero, porque bigotes había aparecido antes de lo esperado. -¿Es que aquí no hay privacidad? Si las càmaras funcionaran dentro del circo y hubiese una alli que tomara una escena panorámica, lo dicho por Nuria resultaria un chiste bastante malo. Más aun con la llegada de los trapecistas. -Solo queria intentar algo- respondió la gitana levantándose del piso y cortando todo intento de robarse los cerebros felinos- Algo que podria ser de utilidad más adelante para convencerme de tomar ciertas decisiones- le guiñó un ojo y le pellizcó el bigote- Derian puede imaginar de qué hablo, lo sintió hace un ratito. ¿O no?
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nitta
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Post by nitta on May 23, 2013 12:34:29 GMT -3
[Post totalmente desencajado de la trama, tirado y medio espoleado.]
Los saltos piruetas y balanceos de los trapecistas no eran nada comparado con lo que sucedió de repente en el escenario a muchos metros de altura. La música se detuvo y todo quedó en silencio sepulcral -al menos- en el interior de la carpa del circo mientras un foco iluminaba a Fin que estaba sola en medio del escenario. Hizo unas cuantas respiraciones profundas y luego se fue colocando asegurandose previamente que el aro estaba completamente quieto. Su postura era cabeza abajo y solo se sostenía por los empeines que tocaban el aro. El resto de su cuerpo quedaba completamente extendido cabeza abajo, sin ninguna protección. Lentamente, como venida de ninguna parte, una lenta música empezó a sonar y sus brazos a moverse, haciendo una coreografía a la par que empezaba a balancearse con el aro. Sabía que todo el mundo estaba atento a su actuación pero sobretodo los trapecistas, Duke y Treste, su padre. En un momento dado, empezaron a pasar trapecistas a su lado mientras ella seguía danzando al son de la música sin mover un ápice sus pies. Se contorsionaba de cintura hacía la cabeza pero las piernas no las movía ni lo más mínimo. Finalmente llegó el momento de Duke, un momento en el que Jeremy estaba al borde de la puerta de acceso al escenario mirando hacía arriba mientras en su mente pensaba "momento crítico". Duke se lanzó y fue balanceándose tratando de agarrar sin poder el cuerpo "innerte" de Fin hasta que finalmente, tras una acción arriesgada en la que empezó a balancearse de forma peligrosa para ella y su seguridad, soltó primero una pierna y luego se agarró impulso en una acción casi imposible para dar tres vueltas y agarrar el aro con las manos, momento en el que Duke logró abrazarla. Raissa fue la primera en levantarse y prorromper en aplausos frente a tan arriesgada escena.
[Y NIÑOS Y NIÑAS ESO solo FUE UN MALDITO SIMULACRO. EL POST REAL ESTÁ AQUÍ ABAJO ù_ú]
Y solo. Alumbrado por una pequeña luz blanca, en medio de la pista, en silencio. Treste no pudo pensar. ¿Dónde narices se habrían puesto esos dos? En fin. Era el rey de la improvisación, no? Pues adelante. Movió un pie que levantó y luego volvió a dejar en su sitio. Bien. Su cuerpo reaccionaba como debía. Levantó el otro y repitió la acción. También funcionaba. Levantó un brazo. Levantó el otro. Fue a andar y se tropezó pero por suerte no cayó al suelo ¿o estaba ensayado? como no aparecieran, los rebanaría a trocitos y se los daría a los leones. Sí. Eso. Siguió avanzando hasta que salió de la luz pero la luz le siguió a él. Miró hacía arriba y levantó un puño, como amenazando a la luz y avanzó varios pasos más, haciendo que se sentaba pero la luz le persiguió. Miró al público de nuevo alumbrado y habló mediante un pito a la luz, como diciéndole que se apagara. Pero la luz insistió encima de él. Del público se escuchaban risas perdidas. Así no conseguiría nada. Se puso de puntillas, hizo como que miraba a la lejanía con una mano de visera y finalmente empezó a "huir" de la luz como si fuera un delincuente y luego empezó a correr lejos de ella, siendo perseguido por la luz.
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Post by Milly on May 26, 2013 1:15:44 GMT -3
Inevitablemente su atención retornaría a la zona de peligro que era el sector donde se ubicaban Nuria, Thomas y su nueva conversación. Un impulso incomprensible lo obligaba a mantenerse siempre atento a sus discusiones, para interceder a tiempo cada vez que, como había ocurrido aquella misma mañana, las gracias dedicadas mutuamente se transformaban en una situación de tensión palpable. Sus ojos se posaron en la escena con el tiempo justo para captar la conexión nacida entre Mafuma y la bailarina, acontecimiento que hubiera sido incapaz de reconocer de no haberlo experimentado por sí mismo un minuto atrás, cuando nadie -o eso creía él- reparaba en su breve episodio de complicidad con los leones de su compañero. Fue esa errónea presunción la que produjo su sorpresa al oír la aclaración solicitada por Nuria, a la que observó luego de intercambiar otra mirada con Maquiavelo cuya proximidad no había pasado por alto. —Creo... creo que lo imagino —accedió, aunque no demasiado convencido de que la bailarina hiciera mención a lo que él suponía. Su seria y concentrada expresión no lo abandonó cuando la contempló—. ¿Qué clase de decisiones...? —se detuvo antes de acabar la oración, dando a entender que no era necesaria una respuesta si se trataba de algún tema personal.
La sombra y su terrible insistencia continuaban atormentando a Hilaria, lo que traía como consecuencia inmediata la mantenida hiperactividad incitada por su descontrol. Corría como una poseída, con Santiago pisándole los talones y sacudiéndose de encima algún elemento que ni ella ni el público parecían identificar a medida iban alcanzando el centro de la pista. Tan desesperada se encontraba que siquiera había reparado en la música, los aplausos, las risas o la luz que bañaba su cuerpo de fosforecentes colores. Y cualquiera hubiera dicho que siquiera había captado que aquella locura protagonizada formaba parte de su entrada al espectáculo por el que tanto había estado aguardando. Corrió con las manos en alto, jalándose el cabello y rascándose cada centímetro de su cuerpo... hasta que el reflector que los iluminaba se encontró con la luz de la que Treste intentaba escapar a toda costa. Lo siguiente fue un choque frente a frente entre el payaso mayor y la payasa, sonando como un bocinazo tan potente que a muchos los haría saltar en sus asientos. De los dos Treste era el más robusto, por lo que a Hilaria le correspondería caer tras el repentino impacto y aterrizar nada menos que sobre el pobre payaso rebotador que se hallaba justo detrás de ella. Las risas se repitieron a medida que la payasa recobraba el sentido suficiente como para reconocer a Treste, ahora dando botes sobre su compañero. Y nada más identificarlo pegó otro chillido despavorido y cómico que la llevó a intentar ocultarse detrás de Santiago. Acababa de recordar que habían abandonado al payaso mayor a nada del inicio de su rutina. ¡Seguro estaría furioso!
((Reitero las disculpas... estoy en crisis, pero es que no quería que el rol se estancara por mi culpa T.T Si puse algo completamente fuera de contexto, me dicen y lo cambio de inmediato.))
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Harry
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Post by Harry on May 30, 2013 22:26:40 GMT -3
Si bien seguía adolorido, ver a la directora del circo de buen humor hizo que el pelirrojo se relajara un poco. El humor de la mujer solía ser un termómetro de como iba la función o los problemas del circo en general. Y parecía que hoy venía todo bien, a pesar de la enredada tarde que habían tenido. -Bien... Recordame entonces regalarle a Derian un diccionario un día de estos. Digo, para aclarar el significado de "pajaritos"- Respondió. -Y en cuanto a los nuevos...- Continuó, echando una mirada a Rufus detrás de Matilda.-La verdad es que se ven muy bien. Prometedores, diría.- Metió una mano en el bolsillo y miró hacia afuera, donde el show transcurría.-Si tienen algún talento que podamos aprovechar, creería que están adentro. Lo que si, tienen que actuar juntos. Como dúo, esos dos se comerían el escenario.
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Post by bachi on Jun 2, 2013 23:25:47 GMT -3
((Oh cielos xDDDDDDDDD Simulacros! Ya les dije que no se me preocupen, además recién hoy me pude sentar decentemente a postear al fin! 8DD <3 Gurrgures~))
Thomas seguía cruzado de brazos cuando Nuria llamó a la complicidad de Derian para que intercediera por ella... pero las intenciones de salvataje quedaron a medio camino cuando el lanza-llamas respondió no muy seguro al respecto, y una dulce carcajada triunfal afloró por entre el bigote del domador. —Déjenme adivinar —comenzó teatralmente, disimulando que fumaba una pipa imaginaria. De un momento a otro y con un pequeño saltito, quedó acuclillado en el suelo, donde los tres leones se arrimaron como su estuvieran jugando a las bolitas—, mis pequeñitas bellezas andan diciéndoles cosas y jugando con ustedes —Todo sonrisas, Tom le dio unas palmaditas a las dos melenas que tenía a ambos costados y miró a los dos artistas desde abajo— ¿Les entendieron? ¿Pudieron responderles? —Rápidamente pareció de verdad interesado, ensanchando una sonrisa de científico loco al ponerse de pie de nuevo—... Verán, es algo que ando experimentando hace algún tiempo, pero creía que solo yo en estas noches especiales podía hacerlo. Aunque veo que el privilegio es de aquel que ellos quieran privilegiar, madame. No se ilusione. Sus poderes de culebra no pueden con estas bellosidades. El otro sí les llama la atención porque es un Frankenstein de la limpieza con cara de póker, pero usted? Oh, no. Usted es simplicidad—Le sacó la lengua burlón a Nuria, entrecerrando los ojos felinos y se volvió a Derian, rascándose la oreja con desinterés—. Y yo tampoco sé de qué decisiones habla la loca, no te preocupes. A los locos hay que asentir y tratarlos con cariño. Por más serio que pretendiera parecer, intentando imitar a Krige a su lado y copiándole la pose, Thomas tenía que esconder los labios como una anciana cada cinco segundos para contener la malvada risa.
Sin embargo la primerisas risas perdidas que Treste había conseguido rápidamente se expandieron como pólvora en todo el escenario: La magia allí era la risa contagiosa de los niños que se sentaban en primera fila, con ojos ansiosos devorando el espectáculo. Oh, vaya... Y todo definitivamente explotó como pólvora cuando Hilaria y Santiago comenzaron a aparecer repetitivamente bajo la luz. El payaso iba haciendo notas mentales mientras corría/rebotaba detrás de Hilaria ya sin recordar muy bien por qué: "Ahora sí, ahora no. Ahora sí, ahora no" se repetía cuando una segunda luz blanca salió a perseguirlos antes de que su compañera se estrellara mágicamente contra Treste y terminara encima de él... como era costumbre. Con el choque, salieron despedidas a su alrededor centenares de estrellas y chispas amarillas como en las caricaturas, mientras un par de pajarillos revoloteaban sobre las cabezas de los aturdidos payasos. —El doctor me había recomendado respirar aire libre y oír el canto de las aves, ¡pero seguramente no se refería a esto! —farfulló lastimeramente Santiago acariciándose la cabeza mientras las golondrinas cantaban—. Pip, tendremos que releer la receta —Estrafalariamente se puso de pie e intentó ayudar a Hilaria a continuación— Por cierto Pip, ¿sabes por qué te dicen Pip? ¡Por esto! —lanzó una carcajada y apretó la nariz roja de Hilaria que hizo como la bocina de una bicicleta. Un coro de risitas les siguió— Y Pap... ¿sabes por qué a mí me dicen Pap? ¡Porque seré papilla cuando el Jefe nos agarre! —exclamó y se puso a correr en círculos y agitar los brazos. Repentinamente se cortó con tambores. A su alrededor, la luz de los proyectores afloró de a colores de nuevo e iluminó diversos escenarios ya armados en la pista, donde esperaban a los tres protagonistas el resto de los payasos del circo. Ante la disimulada señal de Treste, la lluvia de pelotas con que los amenazaban les diluviaría sobre las cabezas.
—Te lo recordaría, Suarez, te lo recordaría —Le dio unas palmaditas amigables en ambos hombros y negó con la cabeza— Pero por algo llamado "memoria" tu eres mi asistente. Yo solita puedo perder en una semana todas las agendas que pudiese tener a mano. Ante un nuevo estallido de carcajadas prodecente del público, Matilda se asomó a ver con una sonrisita de niñita esperanzada. Malditos payasos. Malditos sean por salir siempre ilesos e incluso mejorar el show en plena función. Riéndose ella también retornó a la conversación. —¿Prometedores? —Las indagaciones del pelirrojo la hicieron enarcar las cejas y hacer una mueca de interés— ¿Y en dúo además? ¡Pero vaya! —Matilda aplaudió— Hoy podría decir que, unos años más Alejandro Suarez, y me quitarás mi trabajo... Sin embargo, dime, ¿por qué tanta conclusión esperanzadora y apresurada? Yo, como vieja necia, todavía sigo esperanzada de que aparezca alguna nariz nueva más queriendo participar —gruñó entre dientes lo último, como si no pudiese creer el pequeño número de aspirantes—. En fin, de todas formas creo que ya es bastante —Un molesto silbido procedente de algún rincón escondido la desconcentró y Matilda frunció el ceño—... con Hauffmann de relativo buen humor —¿Era un celular?— con los dos árabes que quieren contratarnos... ¿Alguien me puede decir de dónde viene ese maldito zumbido? Alejandro, ¿no es tu celular? ((Oh sí. Si no tenía antes, ahora tiene MUAHAHA (XD)) Al otro lado de la línea, miraron el reloj de muñeca para comprobar la hora, y como si fuera una especie de tic nervioso, bostezó en cuanto comprobó que ya eran casi las 10.
((Por cierto, si van al primer mensaje del rol, tal vez encuentren modificaciones interesantes que quieran investigar))
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Post by ev7e on Jun 6, 2013 21:47:38 GMT -3
((Exijo explicaciones )) La gitana reprimió las ganas de darle un infantil empujón a Thomas e irse a enfurruñar a un rincón como si todavía fuese la niña que llegó a Circus Maxium con cadenas y pulseras multicolores que le doblaban en peso. En lugar de aquello, le sonrió altiva al domador. -Si, Thomas Wilfric Omaia. Sigue riéndote, pero luego no vengas con tu cara de mono arrepentido ¡SI, dije mono! para pedirme un favor- entrecerró los ojos con malicia, portadora de un delicioso secreto- porque tarde o temprano, y espero que sea tarde para disfrutarlo mejor, me pedirás algo. Lo que sea. Nuria ensanchó la sonrisa y luego rodeó a Derian por la cintura en un muy afectuoso abrazo, empinándose un poco para alcanzar su mejilla (sospechosamente caliente) y dándole un sonoro beso que le dejaría marcado el labial en la piel. -Tú en cambio, dulzura, puedes pedirme lo que quieras- le guiñó un ojo, como una estocada final para desaparecer entre el resto de sus compañeros y telas de colores que colgaban por aqui y por allá. Rufus levantó la mirada del escenario cuando escuchó el timbre, buscando al igual que Matilda su procedencia. -Pensé que esos aparatos no funcionaban dentro de la carpa- dijo frunciendo el entrecejo como lo hacía con todas aquellas cosas que los "niños" del circo traian entre sus graciosas manitos y que no pertencian a la época en que el viejo mago habia habitado y tal vez, en cierto modo, seguia habitándolo- Aunque esto no es precisamente la carpa
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Harry
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Post by Harry on Jun 6, 2013 22:05:23 GMT -3
((Alejandro: Yo también.))
El pelirrojo soltó una carcajada espontánea ante el comentario de la directora. -¿Yo, director del circo? A como viene la cosa, dudo que alguna vez dejes el puesto.-Dijo desviando su mirada un momento hacia la pista, para ver que tal iban los payasos.-Van a pasar cien años y el Circus Maxium de Matilda Ivanés va a seguir recorriendo ciudad tras ciudad. Y respecto de por que los veo tan prometedores...-Se pausó un momento. Le pareció sentir algo en el bolsillo, pero no le dio mayor importancia.-Se complementan muy bien, son opuestos. Son un dúo genial. Obviamente, todo esto es preliminar, pero... Volvió a sentir la especie de vibración en el bolsillo. Ante el comentario de Matilda, se llevó la mano allí y sacó su celular. Efectivamente, era eso lo que estaba molestando. "Raro, no recordaba llevarlo encima." pensó. Atendió con apuro, pues el aparato evidentemente llevaba un rato sonando. No se molestó en ver la pantalla. -¿Hola?
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Post by bachi on Jun 6, 2013 23:22:38 GMT -3
((HA HA HA HA!))
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Post by Milly on Jun 7, 2013 20:02:34 GMT -3
((¡Yo exijo una bolsa de gominolas! No, no, ya... también quiero saber qué está ocurriendo aquí ò.ó Hilaria: *busca entre sus cosas* ¿¡Dónde dejé mi disfraz de detective!?))
Derian tuvo la sincera intención de aclarar que él jamás había escuchado nada, y mucho menos había tenido la intención de responder de alguna forma a las criaturas al cuidado de Thomas. Sin saber cómo hacerlo, hubiera querido dar a entender que su breve conexión con los leones respondía a una especie de comunicación más bien... instintiva, algo distinto al intercambio que llevaba por costumbre en su condición de ser humano. Pero comprendió a tiempo que si buscaba un momento apropiado para intercambiar relatos sobre experiencias extrañas donde las tres bestias involucradas cumplían un papel protagónico... no era ese. Porque muy a su pesar, la batalla entre la bailarina y el domador de leones continuaba sobre ruedas y él permanecía en medio de ambas trincheras, sin contar siquiera con un casco para protegerse de los proyectiles que iban y venían. El estoicismo propio de su naturaleza era todo cuanto le restaba para soportar la devastación que comenzaba a desatarse. Y fue gracias a ese atributo que recibió los inusitados agasajos de Nuria sin que su expresión manifestase un solo movimiento de alteración. Respondió al guiño de la mujer con un muy gentil asentimiento, permitiéndose cerrar los ojos con reflexiva actitud solo cuando la perdió de vista. Entonces expulsó el aire contenido, luego de sostener el puente de su nariz entre los dedos índice y pulgar. Más que intentar contener una irritación que en realidad no sentía -no podía molestarse con ninguno de los dos-, estaba corroborando que la paciencia que dominaba sus actos seguía ahí en algún rincón desconocido de su ánimo para ayudarlo a asumir, una vez más, que por una disputa ajena él pagaba las consecuencias. —Cuando acepté ser parte de un espectáculo conjunto —aún con los ojos cerrados, quedaba muy claro que la voz mansa de aquel hombre se dirigía a Omaia—, no esperaba esto.
Junto con un chillido escandaloso que recorrió todo el escenario, la payasa se cubrió el rostro demostrando una furiosa e indignadísima careta luego de que su compañero oprimiera su nariz hasta estrujar de ella todo el alboroto que era capaz de originar. Durante un segundo peligroso los espectadores habrían logrado convencerse de que esta tomaría algún tipo de represalia cuando hizo un ademán de ataque hacia el joven payaso que la había bautizado con un nuevo nombre, pero bastó que la palabra 'Jefe' fuera mencionada para hacer recapacitar a la colorida y chillona criatura. Sus ojos se abrieron de un modo desmesurado que iba más allá de lo humano, más cercano al efecto caricaturesco de todo cuanto los rodeaba... y echó a correr detrás del prófugo. —¡Ey, Pap! ¡La que te hará papilla seré yo si me dejas aquí sola con el jefe! —exclamó a todo pulmón, enseñándole el puño en tanto intentaba acoplarse a su ritmo—. ¡ESPEEEEEEEERAME! ¡Soy demasiado joven y hermosa para morir! Cuando al fin consiguió alcanzarlo, dio un salto que aún carente de toda gracia atlética le permitió trepar por la espalda del payaso, fatigosamente, hasta conseguir sentarse sobre sus hombros. Como si se encontrara en la cima del mundo juntó las manos para alzarlas por encima de su cabeza en un divertido símbolo de victoria que el público celebró con aplausos y carcajadas en igual medida. La velocidad de su transportista estuvo a punto de llevarla a una repentina caída al realizar un giro violento, por lo que, como medida cautelar, enredó sus dedos largos como fideos en el cabello de Santiago—. ¡Arrrrrrre, caballito! ¡Corre como el viento, corre como el sonido, corre como lo que quieras.... PERO DEJA ATRÁS AL JEFE! En medio de los gritos se olvidó de las pseudo-riendas con las que manejaba a su colorido corcel, pues acababa de detectar la emboscada donde sus congéneres los esperaban un poco más adelante. En medio de un dramático apremio intentó hacer virar el rostro de su compañero para ayudarlo a cambiar de rumbo, pero en lugar de ello solo consiguió cegarlo cuando sus manos le cubrieron el rostro. Una señal... y quedarían enterrados bajo el diluvio de pelotitas.
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Post by bachi on Jun 7, 2013 21:39:31 GMT -3
((xDDDDDDDDDD *revolea gomitas de colores fluorescentes* 8DD YAY! Santiago: *se ataja por si las dudas* A mí no me mires. ¡Sigo sin tener nada que ver con tu ropa!))
Matilda hizo una extraña mueca de pánico mezclada con expectación antes de volverse al viejo mago que los amparaba como padre protector con su bigote y sus cejas pobladas. —A-a decir verdad —flaqueó la mujer y en seguida sumó, con todo el descaro del que fue posible, su cabeza a la de Alejandro para ver en la pantalla el número desconocido mucho antes de que antendiera. En seguida se volvió a Rufus—.... y en teoría... no debería funcionar ningún aparato electrónico durante la función. Aunque sí, sí —Asintió jugueteando con las manos nerviosa, frotándolas como mosca y sin quitarle la vista de encima al asistente—, esto "técnicamente" la carpa no es. Pero pero... ¡pero tú ya sabes esto Rufus! ¿¡Qué demonios haces preguntándome!? ¿¡Y por qué demonios no atienfff...!? —Se mordió la lengua en el momento justo y preciso en el que el pelirrojo aceptó la llamada. Como si hubiera retrocedido años luz, Matilda se llevó las uñas a la boca y se las mordió nerviosa a dos manos mientras corroboraba la expresión de Alejandro con los ojos grandes como... como una mosca. —No me digas que es Hauffmann... De nuevo. ¿¡Y cómo carajo se supone que consiguió tu número!? —exclamó en voz alta y se volvió a mirar al resto de los artistas, que disimuladamente se alejaron del grupito por si las dudas y sin comprender.
—Hola, sí, ¿con quién tengo el gusto de hablar? La voz fue de mujer, cordial y suave. Casi sonó a la contestadora automática de las empresas de telefonía, un tinte de abuela que está a punto de darle galletas a sus nietos, y (¿por qué no?) la voz de una locutora radial que ha ensayado previamente. —Llamo por un paciente —Insistió al ver el desconcierto y el silencio al otro lado. Se escuchó el sonido de unos papeles —. Bueno... dos en realidad. Uno se ha declarado como desaparecido. El otro no, claro —Se rió, como si no hubiera problema alguno en el otro paciente—. Fue dado de alta correctamente y enviado a su... Disculpe si parezco reiterativa —Se cortó al final—, pero no quiero divulgar información de más, ya sabe, mejor corroborar con quién hablo. ¿Es el Circo Maxium, cierto? ¿Hablo con Suarez? Me dieron este número y... Y ya sabe. Al otro lado de la línea, Cielo Vallejos frunció el ceño y miró el reloj de pared del hospital. "Oh Dios, oh Dios. Espero no haber estado parloteando de más como una idiota... otra vez"
—Alejandro... Inspiración. Exhalación. Matilda sonreía. Ya tenía, ¡ya tenía otra vez ese feo tic en el ojo! —Si no me dices quién es... aunque claro. No tienes por qué decírmelo, puede ser alguien de tu círculo privado de amigos, tu familia, una pareja escondida que dejaste olvidada con un pie en la Iglesia en Amsterdam... ¡QUÉ MIERDA! ¡Ambos sabemos que eso es mentira, así que escúpelo antes de que me entierren, PELIRROJO!
Ante la sonrisa viperina y venenosa, Thomas se tapó la cara con ambas manos y espió a Nuria por entre los ojos. Cuando la bruja mujer rodeó como felino predador a Derian, abrió la boca indignado, profundamente herido y, tan dramático, que seguramente Shakespeare estaría reviviendo en su tumba solo para soltarle un lagrimón y aplausos de condescendencia. ...O así lo veía Thomas, claro, quien con los pulgares dentro de la chaqueta, ya había recuperado la compostura. —Rogar no pega con "Thomas", preciosa —se burló y alzó la barbilla— Leí por ahí, en esos horóscopos baratos de la estación de buses, ¿los conoces? En fin, leí que pegaban mejor con las Nurias y las malvadas —Se acarició la punta del bigote— ¡y no te atreverías a decir que esos sabios y centrados horóscopos mienten, verdad!? —exclamó cuando la bailarina dio la espalda para una retirada triunfal. Al verla marchar, suspiró y apoyó un codo sobre el hombro de Derian con total soltura mientras admiraba aquella curvilínea y generosa creación del Señor. —Wilfric. Me dijo Wilfric —comentó sopesando la información con la barbilla apoyada en la mano libre mientras negaba con la cabeza— ¡Puedes creerlo! ¿Quién le dijo mi segundo nombre? ¿No andarás de chismoso por ahí, Derian, verdad? Además, ni que fuera un abuelo... ¡El suyo, por todos los santos! —Lo miró y solo ahí cayó en la cuenta de lo dicho por su paciente amigo. Thomas no pudo menos que sonreír piadoso y darle unas palmadas en el pecho— Ay, Krige, pobre e inocente... ¿¡Pretendes que nos traguemos eso!? Eres tan culpable como nosotros de esta tempestad, en el preciso momento en el que firmaste, no con nosotros, si no con Matilda, para formar parte de esta esquizofrénica familia de circo.
((Seguiré soltando información de a poco en los próximos días en la zona de fichas <3))
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nitta
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Post by nitta on Jun 9, 2013 18:41:21 GMT -3
Una.
Tomó aire.
Dos.
Los observó.
Tres.
Entrecerró sus ojos.
Cuatro.
Les siguió con la mirada.
Cinco.
Celebró interiormente los aplausos y las risas.
Seis.
Se cruzó de brazos.
Siete.
Dio un paso al frente.
Ocho.
Se detuvo.
Nueve.
Sonrió.
Diez.
Hizo la señal. Y todo se precipitó mientras él se apresuraba a salir de la "escena" corriendo cara el público agitando sus brazos como loco. Las pelotas empezaron a caer como lluvia de proyectiles sobre Hilaria y Santiago. Desde las bambalinas, entre sombras y con una toalla sobre los hombros, Fin se reía con lo que sucedía en el centro del circo y los payasos, ajena a todo cuando ocurriese en él. Adoraba ver actuar a su padre.
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Post by ev7e on Jun 10, 2013 20:40:49 GMT -3
(( Hay que seguir dándole mini ataques cardiacos a Mati. ~ Y espero que no hayan olvidado mi manía de aparecer animales de la nada Gatos en medio del bosque embrujado, monos sicarios… Kimi: ¡Deja a Presidente Banana fuera de esto! ¬¬)) El breve intercambio de veneno con el domador, le hizo recordar que de hecho ella sí tenía en su poder algo que lo sacaría de sus bigotes. O al menos así era hasta donde ella sabía y esperaba que ese algo se hubiese quedado quieto en lugar de escapar cuando ella desapareciera dentro de la carpa esa misma tarde. Nuria conocía de memoria la forma rápida de salir de los vestidores. Por suerte, nadie se atrevía a mover las cosas que las bailarinas dejaban colgadas por aquí y por allá. Así que solo las implicadas en el pequeño accidente sabían que había un largo tajo en la tela que separaba aquella área cerrada de la libertad de la noche. Otra historia sería si tuviera que salir por el laberinto de carpa, ella misma se perdía con tanto espejo y tanta utilería bloqueándole en paso. Una vez que estuvo cerca del motorhome, se estiró lo más que pudo para abrir la ventana (la puerta estaba cerrada) y dar el salto más alto posible hasta quedar con medio cuerpo dentro de la cabina. Con una mueca de dolor, la gitana se obligó a no pensar en sus intestinos magullados y terminó de entrar en la cocina. -Si yo fuera Saana. ¿Dónde pondría la leche?- susurró para sí misma tanteando el camino hacia el pequeño frigorífico- Pues a plena vista, así nadie puede mentir diciendo que solo había tóxico café expreso- sonrió mientras extraía una botella de vidrio llena del líquido blanco. Luego de tomar un par de hogazas de pan que habían sobrado del almuerzo, salió con el pequeño botín en brazos. Se aseguró de poner el seguro por dentro, tal como había estado, y de cerrar la ventana. Travesura realizada. ((MORÍA de ganas por decir eso alguna vez en toda mi vida )) Tenía tiempo. Según Savannah, los payasos no iban ni por la mitad de su rutina. Ella no demoraría tanto, solo era entrar y salir… claro, asegurándose primero de que no había nada destrozado en la zona de las chicas. Cuando vio al pequeño felino hecho un ovillo sobre su almohada, no pudo evitar hacer un ruidito enternecido. Parecía un león de 15 cm con su esponjoso pelo caramelo alrededor de la cabeza. Lo había encontrado en la madrugada, maullando con tanta fuerza que ella lo había confundido con un niño llorando. Estaba muy flaco y daba la apariencia de haber salido por poco de una pelea, pero no podía esperarse nada menos de un gato callejero.
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