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Post by Milly on Sept 10, 2012 19:12:51 GMT -3
((Cómo adoro a Thomas, Dios xDD))
El llamado hizo a Derian detenerse de forma casi automática para voltearse hacia Thomas y Nuria, esforzándose por recordar si habrían acordado el inicio de los ensayos en conjunto a partir de ese mismo día. Cuando finalizó sus esfuerzos por traer a la memoria algún trato inexistente, decidió prestar atención a lo que el domador de leones comenzaba a explicar, manteniéndose serio y absorto al terminarse la idea, pasando por alto incluso la rápida llegada de uno de los trabajadores de los puestos de comida. Al parecer, evaluaba la posibilidad de que los leones se mostraran dispuestos a tolerar su presencia, pero antes de llegar a una conclusión se vería atrapado en el abrazo que la bailarina le dedicaba a ambos circenses. Su casi inexistente hábito de cercanía con las muestras de afecto lo llevarían a sentirse fuera de lugar, sin embargo, otro sobresalto lo interrumpiría antes de que aquella situación pudiera manifestarse mediante sus torpes retribuciones. La exclamación de Matilda los había convertido en estatuas. —Eso suena como... —por tercera vez en los últimos tres minutos, sería interrumpido. Esta vez por la estrepitosa huida que los payasos realizaban desde el motorhome. Hilaria, que parecía haber despertado de su embriagado estado gracias a la reacción arrebatada de la directora, empujó al trío lo suficiente como para que no pudiera vérselos desde el interior de la cocina. —Si quieren tener un día bonito... —comenzó la payasa, evidentemente falta de aire producto de la conmoción. Su rostro mostraba una divertida expresión de peligro inminente y con la mano derecha sentía los latidos violentos de su pequeño corazón—... no se les ocurra entrar ahí —y volvió su mirada a Santiago en busca de apoyo. Sabía que la seriedad de su compañero era mucho más convincente que cualquier palabra que ella pudiera emitir.
—El verdadero problema es que tú eres demasiado optimista —terció con una carcajada, sobando el hombro donde Lobelha había atacado con su dedo. Apenas habían llegado al lugar de ensayo para apreciar el calentamiento cuando en medio de miradas decepcionadas, el dúo de socios ya se veía obligado a retirarse nuevamente. Con su silencio hacía eco de las réplicas realizadas en voz alta por la chica, y cuando esta se dirigió a él se encogió de hombros con una mirada extraña, según parecía, intentando descartar una idea terrorífica—. Espero que no sea a dar las pruebas... ¿te sientes preparada? —lo único que tenía por cierto, era que él no lo estaba... mucho menos cuando, como si hubiera espiado su secreta conversación, el hombre que los guiaba mencionó hacia dónde se dirigían realmente. El rostro de Uzeil comenzaba a palidecer.
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Post by bachi on Sept 10, 2012 21:14:41 GMT -3
((Thomas:~<3<3<3 gurgurgur Ohhh, alabada sea la página 12 *3*))
Todavía entre los brazos de la bailarina, Thomas se volvió a Derian y luego Hilaria, respectivamente, para escucharlos. Su expresión tranquila había cambiado a una de sufrimiento, y una de no tener ganas de sufrir. —No me digas, déjame apostar —Les indicó a los dos payasos—. Hauffmann, ¿no? Sintiéndose repentinamente observado por todos, Santiago se movió incómodo. —Sí... pues, eh... Sí —En ese momento miró a Hilaria y le suplicó con la mirada—. No me importaría si esta vez sí quieres volar más rápido que la luz y esconderte. De hecho, yo voy a hacer lo mismo, una buena ducha y luego buscar a los nuevos. Pero no voy a estar de buen humor hasta que no me saque todo esto —Se estiró el cuello de la camiseta con una mueca. Así que entonces era cierto... Thomas juntó las palmas de las manos y dio una palmada decidida. —Listo, entonces —Se volvió a sus dos nuevos compañeros de show— si a mis amigos no les parece mal (Creo que la Señorita ya dejó en claro que no) —le guiñó un ojo a Nuria—, nos conviene huir a la gran carpa a ensayar con los demás. Estoy seguro que Fin, Señorita Puntialidad, ya está ahí. Oigan —Se detuvo con las manos arriba—, no pretendo que empecemos a ensayar ya, no tengo ni idea de qué hacer todavía —Se rió—, pero si juntamos nuestras horas de ensayo, mis chicos se acostumbrarán de a poco, ¿qué les parece? El payaso en ese momento se volvió a Hilaria. —Oh... tal vez... deberíamos hacer lo mismo —Se rascó la cabeza pensativo—. Hauffmann ya está acá. No deberíamos... ser su objetivo de regaños. Thomas hizo una mueca y a Santiago le dio escalofríos.
De haber sido por Matilda, estaría fumando tres habanos al mismo tiempo, pero sabía que así solo conseguiría poner nerviosos a los demás, y ya se había dejado llevar varias veces en el día. Una tercera vez (había perdido la cuenta, pero qué mas daba) en el día era imperdonable. —Sanna, cariño, Treste —Miró a la pareja, recuperando la compostura—. Si serían tan amables de escoltar a Jeremy y mantenerlo lo más oculto posible de Hauffmann, les estaré eternamente agradecida. Alejandro, Giordetti —Suspiró y se pasó una mano por el rostro—, no los obligo a acompañarme... De hecho, Suarez, tú no tienes opción, pero —Miró a Lumiere y mordisqueó la punta del cigarro, nerviosa— en serio. No estás obligado. Lo que sí exijo —Lo amenazó con el dedo, sin un atisbo de seriedad— es que estés presente en cuanto los nuevos se presenten. Dio media vuelta hacia la puerta y se arregló la camisa y los botones, solo le faltaba remangarse y acomodarse un sombrero sobre la cabeza para que cualquiera que la viera dijera que iba a cerrar tratos con un capo de la mafia. —Ahora sí —susurró entre dientes—, vamos antes de que decida entrar por su cuenta —Y sin esperar a Alejandro o la decisión de Lumiere, avanzó, sabiendo que por lo menos uno de los dos la seguiría.
Así que el trapecista se llamaba Duke... Bueno, procurando recordarlo, asintió y lo siguió. Lobelha nunca se había considerado optimista, pero ahora que Uzeil lo había mencionado, tal vez fuera cierto... Se encogió de hombros, pensativa todavía, cuando su compañero le preguntó aquello. La chica escondió el cuello e hizo una mueca. —¿Preparada? Me siento un asco de preparada, me siento... Me siento tan preparada como un simio con monopatín de preparada —Se rió, nerviosa, jugando con un mechón de cabello. Hasta que recordó...— Un momento —Entrecerró peligrosamente los ojos y miró al chico—. A tí te queda decirme qué es eso que tanto tienes pensado mostrar —Sonrió—. Vamos, sé buen chico y escúpelo. Aunque sea algo chiquitito.
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Post by ev7e on Sept 10, 2012 22:13:49 GMT -3
La gitana les sonrió a los dos payasos al notar su indecisión. -Si se apuran en ducharse, puede que lleguen a la carpa antes de que el dictador los vea- opinó- Además creo que Ivanés lo tendrá que entretener un rato... ¿cierto? Por lo menos hasta que alguno de los dos este al borde de un traumatismo encefalocraneano. Dejó libres a sus dos compañeros y dio mini saltitos en su lugar, tintineando como cascabel de gato. - Volvere locos a tus mininos con mi música- le advirtió enseñándole su cara más aniñada- y espero que tampoco quieran jugar a perseguir la luz. De lo contrario pobre de ti, Derian- rio. Se alisó la larga falda llena de encajes y dio un par de pasitos adelante. -¿Qué esperamos?- preguntó- vamos, quiero ver a los leones. Por favor ¿si?- agregó tironeando de los brazos del escupe-fuego y el domador, impaciente y caprichosa. Esperaba con locura que fuese de noche, amaba encontrarse bajo el reflector y sobre todo...ver el traje que Fin habia preparado para cada uno,impactante como siempre.
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Post by Milly on Sept 10, 2012 23:58:36 GMT -3
Con una mirada nuevamente risueña, la payasa había tomado a Santiago de la mano para llevarlo directo a las duchas... y se detuvo de improviso cuando este pareció reconsiderar su anterior punto de vista. —Bueeno, como sea. No será la primera ni la última vez que huela a trapo sudado —bufó la chica al tiempo que Derian manifestaba con un asentimiento su acuerdo con la nueva propuesta de Thomas. Ella se cruzaba de brazos en una clara señal de no mostrarse conforme con la última medida del payaso, pero si lo suficientemente dispuesta a dejarse llevar por los sabios criterios de su compañero. O al menos lo estaría hasta recibir la fantástica recomendación de Nuria—. ¡Brillante! ¿Ves Santiago? No habrá problema. De cualquier forma a nosotros no nos corresponde ir a ensayar —entonces, oyó un estremecedor murmullo de pasos al interior del motorhome—. ¡Ahí viene Matilda! —susurró apremiante al tiempo que volvía a empujarlos a todos para animarlos a echar a correr—. ¡Vayan, vayan a ensayar antes que los vea! —solamente cuando se aseguro de que todos hubieron captado su clarísima advertencia, echó a correr con Santiago hacia las duchas—. Dos minutos —sonrió con energía—. Serán suficientes para sentirnos limpios y para que nadie alcance a echarnos de menos. —Espero que tengan suerte... —a medida que trotaban hacia la carpa, Derian pensaba en voz alta. En determinado momento se volvería hacia su compañero—. Tus leones no le temen al fuego, ¿verdad Thomas? —su tono de vez se había tornado más serio de lo habitual, como solía suceder con asuntos relacionados estrechamente a su oficio. Sin duda, el comentario de la bailarina había dado pie a más de un par de especulaciones.
—Ya lo veo —concluyó el chico con una carcajada igual de nerviosa que las risas de la chica que ya comenzaba a considerar su amiga—. Muy preparada —asintió para aclarar que había comprendido la idea, y escondió las manos en sus bolsillos, trabajando en sus propios esfuerzos por sentirse preparado.. o al menos para aparentarlo. La pregunta de Lobelha, sin embargo, interrumpiría su pequeño y complejo ritual de "acondicionamiento"—. No vas a dejar de insistir, ¿verdad? —repuso con una ceja enarcada, confrontando en el momento menos adecuado la mirada peligrosa de la chica. Suspiró rendido—. Vale, tú ganas. Pero no es la gran cosa. Más bien... es una rareza.
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Post by bachi on Sept 13, 2012 23:29:57 GMT -3
Al principio Thomas había considerado oportuno remarcarle a Nuria la cara de niña que ponía, solo para demostrarle que al final él no era el único. Pero los siguientes sucesos lo interrumpieron y decidió ser arrastrado por las masas (solo compuestas por Derian y Nuria) hacia la pista para ensayar, manteniendo en el rostro la sonrisa incluso cuando Hilaria los apremió para que salieran huyendo. —La tendrán, Derian. Te olvidas que hablamos de Hilaria —En ese momento se volvió a Nuria, como si acabara de recordar algo—. Mis leones te amarán si le quitas un par de cascabeles a la faldita —Ensanchó la sonrisa— ¿o tenemos que quitarnos de nuevo las faldas y armar otro escándalo? Sino les recordarás a cencerros de vaca —Siempre con tanto tacto él... La última pregunta de Derian, sin embargo, lo sacó de su letargo— ¿Hm? ¿Miedo al fuego? Pues a decir verdad no lo sé. Todos los animales instintivamente huyen del fuego, pero mis chicos nunca se enfrentaron a gran cosa... Creo que empezarán soberbios, subestimándolo —Se rió— hasta que alguno se achure los bigotes. El domador de leones se adelantó un par de pasos y procuró abrir la entrada para que pasaran primero sus dos compañeros. Dentro estaba Fin, con su equipo, pero no había rastros de Duke.
"Dos minutos" dijo, pero a Santiago le pesaba saber que sería algo más de dos minutos si Hilaria iba a los baños con toodos aquellos productos que anteriormente le había tenido que sacar de las manos. Por suerte para él, duchas femeninas y masculinas no compartían el mismo circuito de agua corriente (cosa de sentido común). —Humm... ¿Hil? —preguntó mientras rebuscaba entre el bollo de toallas limpias dentro del casillero que nunca nadie ordenaba—. No pretenderás que te tiña el cabello hoy, ¿cierto?
Hacía calor. Mucho calor al medio día, y esa era una de las razones principales por las que algunos tenderos, dueños de los puestitos de la feria, habían decidido cerrar ventanas y tapar mostradores para combatir el calor e irse a casa por una bien merecida siesta. Solo algunos pocos se quedaban para atender al bullicio de gente a la que todavía el calor no había ahuyentado. Pero tanto los que se quedaban como los que se iban, conocían a aquel hombre de aspecto importante, irritable e irascible que esperaba cerca de la entrada de Circus Maxium. Una ínfima parte se acercó fugazmente a saludarlo, los demás inclinaron las cabezas respetuosos al pasar. Pero todos se preguntaban lo mismo, ¿dónde estaba Matilda? ¿Qué hacían Ivanés y Suarez que no aparecían para calmar a la fiera?
—Muy bien, ya empiezas a conocerme —sonrió Lobelha mientras negaba con la cabeza—. ¡Noup! No voy a dejar de insistir. Lo último que Uzeil dijo solo hizo que la curiosidad de la chica aumentara. No se detuvo y lo frenó, tan solo porque eran guiados por Duke, pero lo habría hecho y lo hubiera interrogado con el índice y la mirada de rayos láser. Oh, sí que lo habría hecho. —Una rareza —repitió—, ¿incluso dentro de un circo? —Señaló la gran carpa violeta—. Porque si es una rareza incluso con todas las cosas que deben pasar allí, te llevas un premio. Igual, vamos —Lo empujó apenitas por el hombro, con una sonrisita—, ¡escúpelo antes de que me agarren convulsiones!
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Post by ev7e on Sept 14, 2012 22:44:27 GMT -3
-Gracioso- le dijo entre dientes la gitana mientras le pellizcaba la panza a Thomas cuando les dejó pasar- Ivanés me deja andar asi SOLO para ensayar. Lo de la mañana fue mi regalo para ustedes, mis admiradores- bromeó coqueta. De todas formas fue quitándose los collares y pulseras que traia encima, hasta quedar solo con una liga morada en la muñeca izquierda que utilizaria para amarrarse el cabello. -Son inteligentes- le dijo a Derian luego de su preocupada interrogante- y valientes. Creo que me gustaria verlos con el fuego. Tal vez Jerry sea el primero en salir con sus bigotitos quemados- sonrió enternecida antes de echarle un vistazo a los trapecistas y su práctica. Nuria le tenía terror a las alturas. El solo ver e imaginar a lo que se enfrentaba Fin en cada acto, se le retorcia el estomago y le daban arcadas. Apartó la mirada. -Necesitare cuatro sillas para esta noche- comentó mientras veia la pista, imáginandose alli junto a las otras bailarinas.
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Post by Milly on Sept 15, 2012 16:14:33 GMT -3
—Prefiero que aprendan a respetarlo sin la necesidad de que resulten quemados... porque podrían llegar a temerle —Y el temor era un sentimiento peligroso; un arma de doble filo. Derian esbozó una sonrisa luego de los comentaros realizados por sus dos compañeros y él mismo. Se había adentrado a la carpa, pasando de largo hasta una salida dispuesta del extremo opuesto. Y rápidamente estuvo de vuelta con los instrumentos básicos de su número entre los brazos: los palos para sus antorchas y una botella de líquido fuerte y trasparente. El encendedor iba siempre a salvo en el bolsillo del hombre. Se quedó de pie, a la espera de que el resto hiciera uso de los espacios que requerían para sus ensayos. Era una costumbre que hace tiempo llevaba adquirida. Prefería dejar al resto elegir e instalarse lejos de sus lugares, para evitar la posibilidad de cualquier accidente.
La payasa, sin embargo, contaba con algo de tino en situaciones desesperadas como esas. Estaba muy concentrada escogiendo el elemento que se llevaría consigo a las duchas de todos los que antes había recolectado, cuando debió atender al llamado de Santiago—. ¿Hoy? Claro que no, payaso loco —rió con una carcajada cantarina—. Pero no habrías tenido opción, si tuviéramos tiempo —tomó finalmente un artículo cualquiera, se acercó a tomar un par de toallas del mismo sitio en que el joven rebuscaba, le sacudió una en la cara con afecto, y caminó, casi corrió en dirección a sus duchas—. Te veo en un momento...
—Canto —la palabra había escapado de sus labios incluso antes de haberse propuesto la posibilidad de pronunciarla, de modo que se llevó una sorpresa amarga al descubrirse enunciándola. Se sentía una botella de champan, una que Lobelha no había dejado de agitar hasta hacer escapar por la fuerza el tapón y todo el contenido que éste protegía. Observó a Duke de reojo, para estar seguro de que él no estaba escuchándolos. Por ahora, ya era demasiado malo que la chica se diera por enterada—. El detalle está en que mi cuerpo es mi instrumento —lo había dicho, pero sentía que terminaba resultando más sencillo de confesar de lo que había supuesto. Podía ser que a la chica no le pareciera nada de otro mundo, pero Uzeil no podía aseguralo. Había perdido el hábito en la escuela, justamente porque muchos lo consideraban algo desagradable.
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nitta
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Post by nitta on Sept 17, 2012 13:37:37 GMT -3
Treste miró a Sanna para luego mirar a Jeremy y regresar su mirada a Sanna. -Nuestra casa. -Me niego. -Sanna. Me quedaré con él. -No. -No creo que ahora sea momento de discutir, Sanna -protestó Jeremy poniéndose en pie lo que obligó a Treste a sujetarle enfurruñado. -Ya lo has oído -le dijo a su tozuda esposa y ella no tuvo más remedio que capitular. Lentamente empezaron a llevarle a su casa y allí Treste se quedó después que pusiera los ojos en blanco Sanna. Jeremy se divertía con ambos dado al contínuo choque de personalidades, de dualidades y de energías positivas y negativas que se atraían. -Y si el Diablo decide poner aquí las narices le diré que estoy tomándole la temperatura al muchacho. No se enterará que anda cojo el niño. -Como se entere, la culpa sera tuya por esconderlo aquí, Treste. Te lo advierto.-Le amenazó con un dedo y, sin más que hacer, se largó ve tu a saber donde a hacer ve tu a saber el que. Lo último que se vio de ella fue su cabellera recogida en un moño despeinado desaparecer tras la puerta de una roulotte. Ah! Claro, se iba a cotillear.
Había saludado a algunos, a los otros les había dedicado fugaces miradas pero a la gran inmensa mayoría -mientras se quitaba el inquisitivo sudor de su frente- le había ignorado. Había estado 6 veces de recapitular y regresar más tarde pero en ese momento, ya se había dado a conocer y solo tenía ganas de una cosa, estrangular a Matilda por su tardanza y por tenerle tanto rato ahí quieto esperando. Cuando empezó a pensar seriamente el quitarse la americana asfixiante que llevaba encima, vio revuelo a lo lejos pero no pudo distinguir movimiento. Gruñó para sus adentros y miró la hora en su carísimo reloj. Sí, se lo haría pagar. Oh, que bien se lo pasaría.
Lumiere miró a Matilda y sin más por hacer, decidió seguirla raudo como una flecha. Sabía que ahora era imposible adivinar nada del futuro pero su intuición le serviría para ayudar a Matilda a tantear el terreno. Esperaba que la "bruja negra" -como había decidido llamar a su premonición de desastre- no hiciera aparición hasta bien tarde mientras él trataba de calmar los ánimos. Sí, podría hacerlo. Podría hacerlo y no saldría humillado del encuentro. Salvaría la noche y quizás ganara un cuarto de batalla. Algo es algo, se autoconsoló.
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Post by bachi on Sept 17, 2012 17:03:54 GMT -3
((Esa Sanna~<3))
Thomas hizo una mueca cuando Nuria le pellizcó la barriga, pero dejó pasar a sus dos compañeros sin problema alguno y ninguna otra interrupción. Cerró la puerta detrás de él y se los quedó mirando mientras se preparaban. Le pinchó una especie de orgullo y de grandeza al verlos a todos allí entrenando. Y al final se derritió por dentro con una sonrisa. Omaia nunca se había sentido fuera de lugar en Circus Maxium, nunca se había sentido “el nuevo” ni siquiera cuando había llegado con tres cachorros de león bajo al brazo, pero en ese momento se sintió tan viejo como Rufus al ver a su familia ahí, dedicada a cada segundo que requería el entrenamiento. Se sintió como Rufus en el sentido del amor fraternal que toda la escena le inspiró, y supo que si hubiera sido su tía (aquella vieeeja tía que de niño le intentaba arreglar el cabello a pesar de las quejas de su padre), habría derramado un lagrimón de cocodrilo. Dentro de la jaula, en cuanto los vieron entrar, los tres leones de Thomas se levantaron pesados, pero con la mirada bien despierta, recriminándole la espera y la soledad al señor del bigotito. Maquiavelo bostezaba sentado y se relamía, mientras Mafuma no le quitaba la vista de encima a su humano y gruñía molesto de vez en cuando a Jerry, que no paraba de refregarse contra los barrotes de la jaula.
Santiago frunció el ceño cuando Hilaria le puso aquel adjetivo “divertido”, pero se marchó con una sonrisa gruñona hacia las duchas. Él no tardó absolutamente nada. Lo que más le costó fue quitarse la pintura de la cara, cosa que de todas formas, le llevó menos de cinco arduos minutos de lucha. Para cuando había terminado de cambiarse, de secarse el cabello y calzarse, llevaba esperando a Hilaria un buen rato, sentado sobre un banco de madera a medio pintar. Pasó los dedos por las curvas de las patas y enarcó las cejas pensando que tal vez él podría encargarse de darle un poco de color… Eso sí, en el próximo viaje en tren que hicieran, porque por el momento estaban muy ocupados. Sabía que luego de encontrar a los nuevos, deberían ir a ensayar con Treste. —Hiiiil… —gruñó y se cruzó de brazos.
“Canto” Lobelha se quedó mirándolo boquiabierta todo el transcurso del viaje que les llevó llegar hasta donde sea que Duke los estaba llevando. No pudo prestar atención al motorhome que tenían delante y que Duke encontraría vacío en cuanto entrara… Lobelha en ese momento seguía mirando a Uzeil incrédula. Hasta que se dio cuenta que probablemente el chico lo consideraría una falta de respeto y cerró la boca tan rápido como lanzó una carcajada. —¡Cantas! ¡Dios! —Lo tomó por los hombros y lo sacudió— ¡Eres una cajita feliz de Mc Donalds, Uzeil! ¡Yo no me lo hubiera imaginado! —Ahí se separó, y lo miró de lejos, como evaluándolo con nuevos ojos. Al cabo de unos segundos entrecerró la mirada y se mordió el labio con una sonrisa divertida—. Seguro que te lo tenías guardado apropósito —Se burló—. Seguro, seguro. ¿¡Por qué pones esa cara!? ¡Cantar es excelente, brillante! ¡Ni siquiera yo canto! ¡Soy un asco! ¿Y qué cantas? Ohhh, ¡ahora quiero escucharte cantar algo! Voy a EXIGIR estar presente en tu audición, tendrán que sacarme con la policía.
Matilda caminaba con el paso rápido y la mano subiendo hacia el habano y bajando mil veces más hacia el bolsillo. Estaba seria, estaba nerviosa pero si ni ella misma se creía que NO lo estaba, nadie más le haría cambiar de parecer. Lo único que la consolaba era saber que no iba sola. Al parecer Lumiere había decidido acompañarlos… Bien. Dejando de lado cualquier cosa que podría haber sucedido con él, agradecía e corazón el gesto. Claro. Ella nunca lo admitiría, pero esperaba que el adivino se diera cuenta por sí solo de aquello. —Ahí está —soltó de repente, con la voz débil. Dejó un pie en el aire en el momento preciso en el que giraba con el talón para emprender la retirada. De frente se chocó con Alejandro y Lumiere. Pero detrás tenía la cara amargada y malhumorada de Hauffmann, y sabía qué era peor. —Vámonos. Díganle que estoy descompuesta por el calor, no importa —Sabía que sus excusas serían en vano, pero valía la pena intentarlo.
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Post by ev7e on Sept 17, 2012 20:15:46 GMT -3
La gitana arrastró una a una las sillas metálicas que necesitaba hasta ubicarlas casi al centro de la pista. Tres atras y una al frente. Al poco tiempo se unieron las otras bailarinas y se ubicaron en sus lugares. Las gemelas a los extremos, Savannah al centro unos pasos más adelante que ellas pero por lo menos dos metros detras de Nuria, ligeramente a su izquierda. Una de las gemelas miró con ojos soñadores a Thomas mientras la otra le sonreia coqueta a Derian. Nuria dio unas palmadas para captar la atención de las dos mujeres. -Espero que sepan lo que deben hacer- les advirtió la gitana mientras se estiraba como una gata para relajarse- Todavia no pongas la música- le dijo a la morena- practiquemos un rato asi.
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Harry
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Post by Harry on Sept 17, 2012 23:21:03 GMT -3
((Perdón, me colgué feo con el rol DDDDX Gracias Bachi por mover a Alejandro )) -Ni lo sueñes.- Replicó Alejandro mirando seriamente a la directora a los ojos. Cuando el pelirrojo recibió la noticia de la llgada de Hauffmann le dio un vuelco en el corazón. Está bien, se lo esperaba. Era sabido que iba a llegar. Pero nunca se está lo suficientemente preparado para el alemán. Prefirió mantenerse callado y aguardar órdenes de la directora. Asintió a lo que Matilda dijo, intentando parecer lo más sereno posible y, si bien Matilda no lo había esperado, tampoco era necesario. Salió inmediatamente después detrás de ella. Caminó con las manos en los bolsillos todo el trecho. Era fortuna que tuviesen algo más o menos preparado. Pero era el momento de ver si todo eso funcionaba. Miró el despejado cielo veraniego y por un momento deseó poder volverse una nube para olvidarse de todo eso. Muy a su pesar, no era posible. Volvió a mirar al frente y siguió caminando. Y ahora tenía enfrente a Matilda queriendo volver. Parte del trabajo del pecoso consistía en servir de apoyo en ese tipo de situaciones, en evitar huídas de último momento. -A mi tampoco me gusta, pero bien...Pensalo así: Cuanto antes hagamos esto, antes vamos a estar festejando que se fue.- Concluyó cambiando su expresión por una sonrisa.
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Post by Milly on Sept 18, 2012 0:56:21 GMT -3
Fiel a su diplomático caballerismo, Derian se limitaría a saludar con una inclinación de cabeza cortés a la bailarina que le sonreía. Y luego se volvió a observar a los leones encerrados en su jaula. Decidió que cuanto antes se dedicara a poner a prueba la compatibilidad que mantenían los amigos de Thomas con su propio abrasador compañero de presentaciones, sería mejor para tantear el terreno al que decidían adentrarse con el proyecto. Del extremo opuesto a las jaulas y a buena distancia del centro en que Nuria y su acompañamiento ensayaba, el lanzallamas preparó su reducido espacio de prácticas; no necesitaba más para sentirse sumergido en su propio mundo, en su solitario país de llamas. Encendió una de las antorchas, la más pequeña... sus prácticas las realizaba siempre ascendiendo en niveles de dificultad. Llenó su boca del fuerte líquido contenido en la botella, preparado para escupir. Y por un segundo, un rugido de fuego sobrepasó a cualquier otro sonido en la estancia.
Limpia, fresca como una lechuga y tan perfumada como si se hubiera bañado con fragancias en lugar de agua, la payasa reaparecía, cantando con tal entusiasmo que no resultaba probable que hubiera oído los gruñones llamados de Santiago. Se interrumpió cuando lo encontró en medio de su camino, los brazos cruzados sobre el pecho—. ¡Oh, aquí estás! —exclamó, como si descubrir al joven justo en ese lugar, armándose de paciencia por sus tardanzas luego de haber cumplido con el tiempo estipulado para la ducha, fuera una completa sorpresa. De un salto llegó junto a Santiago y estiró su mano en el aire con la delicadeza de una damisela, aguardando a que su compañero la sostuviera. El compacto cabello corto y rizado se sacudía sobre su cabeza como una verdadera peluca de payaso. Cuando habló, lo hizo con una divertida y pomposa voz de dama en apuros—. Bueno, Sir... puede guiarme a nuestro próximo destino. Los nuevos aguardan... —y ella no tenía la más mínima idea del lugar exacto al que deberían acudir ahora. Solamente sabía que tendría que procurar no tropezar con Matilda y su querido amigo alemán.
Uzeil tuvo la sensación de que Lobelha no había captado la idea completa... y le agradó. Así al menos contaría con una pequeña sorpresa bajo la manga al momento de las audiciones. No dejaba de sentirse algo incómodo con la euforia con que la chica recibía la noticia. Intentó conservar la calma cuando ella lo sacudió e intentó esbozar una sonrisa nerviosa a medida que él debía retener las siguientes exclamaciones y preguntas que se sucedían una tras de otra como si de un bombardeo se tratara—. Como sea... yo no pensaba perderme tu audición. Podrás escucharme entonces —la idea todavía no le agradaba del todo. ¿Qué tal si lo hacía mal? Ya sería bastante malo que el circo lo rechazara como para que además dejarse en vergüenza frente a su socia, a la que seguramente sí recibirían con los brazos abiertos. Intentó sin mucho éxito apartar la idea de su cabeza cuando fijó su vista al motorhome que tenían en frente—. ¿Ya llegamos? —un retortijón casi lo deja en el suelo.
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Post by bachi on Sept 18, 2012 3:55:21 GMT -3
((No hay de qué, Jarrocidad x33))
En cuanto un rugido de Mafuma lo despertó de su ensoñación, Thomas pegó un brinco y se dispuso a correr la distancia que restaba entre el círculo de ensayo y la jaula de sus queridos. Pero los ruidos dentro de la carpa de Circus Maxium quedaron aplacados en cuanto se coordinaban las llamaradas lanzadas por Derian, con el rugido de uno de sus leones, con los saltos sobre sus cabezas producidos por los trapecistas y acróbatas, con algún movimiento de caderas violento y atrevido de cuatro bailarinas casi en el centro de la pista... La escena le dio un vuelco al corazón. —¡Si Hauffmann hubiera visto lo que yo acabo de ver —gritó sin contenerse, mientras entraba a la jaula—, hubiera salido menos amarrete que dos días atrás! —se rió. Un salto repentino de Jerry le hizo terminar la breve interrupción y caer al suelo mientras era devorado por un manto de melenas, lenguas de lija y amor bruto pero incondicional. Thomas supo al instante que hoy le costaría mantener a esos tres a raya.
El tono de voz sobreactuado de la payasa lo tuvo sin cuidado, pero Santiago tuvo que admitir que la apariencia de Hilaria cambiaba mucho por fuera cuando no llevaba el traje. Por dentro seguía siendo de manera peculiar siempre la misma, cosa que divertía. —Como digas, dama —respondió el muchacho sin un ápice de modales, tomándole la mano para ayudarse a ponerse de pie y una media sonrisa de agradecimiento por el gesto—. Los nuevos nos aguardan, sí... ¿Pero dónde? Algo me dice que tendremos que dar todo un rodeo por el circo... Un rodeo enorme, agotador y caluroso rodeo.
Maldijo a Uzeil por lo bajo por hacer la pregunta que ella no pensaba hacer... y por quedarse con otras muchas preguntas en la boca. Pero irremediablemente se sintió demasiado nerviosa como para poder hablar de nuevo y jugueteó con sus pulgares mientras se volvía a Duke con un par de ojos de gatito mojado. —¿Es aquí? —inquirió con cara de ángel azul abandonado. Su cerebro trabajaba a las mil revoluciones mientras por fuera intentaba mantener la calma.
La directora de Circus Maxium estuvo a punto, a punto e hacer pucheros y patalear como una niñita. En ese momento se le vino a la mente un recuerdo lejano de ella, con sus abuelos, exigiéndole un perro. "¡Yo quiero, yo quiero yo quiero uno abueeelo!" y aparecía rápidamente su padre para intervenir con un rotundo No que solo hacía que la chiquilla Matilda gruñera más. No quiso imaginarse ni a abuelo ni a padre con cara de Hauffmann porque sino le entrarían ganas de desmayarse, pero sí tuvo que reunir fuerzas y valor para hacerle caso, como su sano juicio exigía, a su asistente y el par de miradas reprochadoras que lo acompañaban. —Dime, Alejandro, ¿eres siempre tan optimista o soy yo... o fue el champagne? —bromeó como para darse ánimos. Sin quitar la vista del frente, mordisqueó la punta del habano, le dio una última calada y lo arrojó al suelo con determinación—. Mentía la canción al final. La carretera al infierno no es tan larga, es un pasito cortito a una entrevista con el jefe —soltó en una vaga reflexión antes de ponerse de nuevo en marcha y salir al encuentro del Hijo/Nieto/Abuelo de Hitler.
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nitta
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Post by nitta on Sept 18, 2012 5:19:47 GMT -3
Duke dejaba que charlaran pero se detuvo en cuento vio a Matilda tomar una dirección y luego como, siguiendo esa misma trayectoria con la vista, se acercaba a la única persona en ese momento que no deseaba encontrarse de cara, no aun. Duke les miró más o menos nervioso y tragó saliva.-En fin, iremos a ver las instalaciones del circo en un tour...-les aferró las manos- empezando por donde hemos venido-y tiró de ellos de nuevo hacía la carpa donde todos entrenaban. Sí, Hauffmann y no debía ver a los dos postulantes todavía. Primero quería que Matilda solita calmara a la fiera.
Con delicadeza y tras una serie de giros, Fin se dejó caer en la red donde rebotó en medio de risas y luego puso los pies sobre el suelo y reencontrarse con sus chancletas. Se acercó a Thomas y aferró los barrotes observando la escena. -Thomas, ¿viste a Duke? -le preguntó- dejé que se fuera con los aspirantes pero ya tarda.-Quejó.-Y tenemos que preparar la función.-Miró a las bailarinas y a Derian pero no quiso molestarles. Allí pasaba algo. ¿Los tres juntos? ¿Qué hacían los tres juntos?
Hauffmann aferró con una mano gélida cual garra de vuitre el hombro de Ivanés y, con toda la calma que podía tener en ese momento en que su temperamento rozaba la ira, la miró a los ojos.-¿Ibas a alguna parte, Ivanés? -le preguntó mientras Lumiere miraba a Alejandro. Pillados en la retaguardia, donde más dolía, como más dolía. -Buenos días tengas, Hauffmann. Un gusto tenerte por aquí-intervino cortés mirando al rubio a los ojos con esos ojos azules tan peculiares en alguien de su procedencia. Hauffmann miró a Lumiere y luego a Matilda para regresar la mirada al asistente. -¿Hay algún lugar donde podamos hablar... SIN que nos dé un golpe de calor? -de nuevo, la ira en él era palpable. Ahora lo que más deseaba era marcharse a su suite, encender el aire acondicionado a 12ºC, despojarse de toda la ropa y zambullirse en agua repleta de cubitos y ni así, logró quitarse con la imaginación la sensación angustiosa de estar abrasándose vivo. ¿A qué esperaba esa mujer? Cuanto más mal humor tuviera, peor para ellos y mejor para él, quizás la situación sí que le fuera favorable.
[Y este post de Hauffmann va dedicado directamente a Matilda Ivanés porque, además de pelear con la cartera cerrada del alemán, tendrá que aplacar su iracundo humor. ¿Lo conseguirá? Hagan sus apuestas *O*]
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Post by ev7e on Sept 18, 2012 7:30:36 GMT -3
[[Nuria: yo digo que Mati le haga un baile sensual. A ver si se relaja un poco c: PD: Pueeede que me ausente 3 o 4 días porque esta semana tengo mil trabajos en la universidad y ya me estoy quedando sin cabello :c ]]
-¿Cómo traeremos las sillas hasta aqui?-preguntó Savannah mientras se sostenia con algo de fuerza la cintura. Un mal giro casi la hizo gritar de dolor, pero pudo contenerse a cambio de las punzadas cada vez mas leves. -Creo que le pedire ayuda a Rufus y a quien maneje las luces- le guiñó un ojo mientras recorria el espacio calculando y señalando el lugar real donde cada una estaria. Al terminar, Nuria se trepó en la silla y miró desde su nueva altura el resto de las practicas, le agradaba aquello y estuvo de acuerdo con la afirmación del domador. -Bien, desde el comienzo- les dijo a su acompañamiento y a los pocos segundos las cuatro figuras felinas comenzaron con sus coqueteos. Primero sentadas, invitando al público imaginario a observar y luego de pie, contoneandose con atrevimiento.
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Post by Milly on Sept 18, 2012 20:18:00 GMT -3
La payasa esbozó una mueca de desaprobación, dramática y casi grotesca—. Antes prefiero ir a contarle un chiste a Hauffmann y arriesgarme a que me encierre en una jaula —luego señaló el sol abrasador que levitaba sobre el mundo repartiendo su calor criminal. No hacían falta más explicaciones para justificar su rotunda negativa. Un minuto eterno se perdió en sus pensamientos, y luego tomó la mano de Santiago para iniciar la caminata, que más se parecía a una carrera—. De todas formas necesitamos a Rita para recibir a los nuevos... y no va a estar con Rufus, que ya debe ir por el séptimo sueño. Teeeeeenemos que partir en la cocina. ¡Quizás a Sanna le sobró algo del almuerzo! —la sola idea de considerar aquella posibilidad la hizo apretar el paso.
Fue un movimiento repentino, casi instintivo. Apenas sintió al tal Duke tomarlos a ambos de las manos para guiarlos como niños de seis años y obligarlos a deshacer el camino trazado, se liberó del agarre con un movimiento brusco y atrevido. Luego tomó a Lobleha del brazo y obligó al hombre a soltarla también. Estaba demasiado nervioso, impaciente y aterrado como para recibir el nuevo veredicto con una sonrisa idiota en el rostro. Se lo quedó mirando con los ojos entrecerrados—. ¿Nos estás tomando el pelo? Porque esto no me divierte, Duke —pronunció el nombre con todo el resentimiento del que fue capaz, sin embargo, no se oía un ápice de amenazador. Se volvió a la chica—. Tendríamos que haber preguntado en la boletería. Ellos están jugando con nosotros —masculló, sin importarle mucho que el aludido lo escuchara. Y se cruzó de brazos, dando por avisado que se encontraba ya en el punto más alto y complicado de la montaña rusa de sentimientos por la que su ánimo atravesaba desde que montó la moto de su socia.
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Harry
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Post by Harry on Sept 18, 2012 21:49:40 GMT -3
Alejandro iba a contestar a la pregunta de Matilda, pero sintió que no era momento. Ya había aportado la parte necesaria de optimismo para la situación, ahora era cuestión de ir y ver que tal iba la cosa. Pero aún con todo el optimismo del mundo, no pudo evitar pegar un saltito en el lugar cuando oyó la voz del alemán. En ese momento, se le pasó por la cabeza un documental que había mirado de chico con su padre, sobre combates aéreos. Resulta que un 70% de ganar un combate aéreo radica en poder ponerse detrás del enemigo, a la cola. El resto es saber manejar la situación y cuando disparar. Y Alejandro se sintió, en ese momento, el piloto de un caza tomado por detrás rápidamente; alguien con una buena parte de las posibilidades en contra recién empezado el combate. Pero esa fue solo la primer sensación. Después de todo, el "ataque sorpresa alemán" (como decidió que llamaría más adelante a la situación) no le daba ninguna ventaja real a Hauffmann, más allá del susto inicial. El plan seguía igual, la situación era la misma. Intercambió miradas con Lumiere y lo dejó hablar mientras hacía una ligera reverencia con la cabeza. Ante la pregunta, miró al inversor.
-Quizá podamos ir a tu carpa, Matilda.- Sugirió mirando a la directora.
Ningún lugar en el circo tenía aire acondicionado, justamente. Pero la carpa-despacho de Matilda estaba a la sombra a esa hora. Y se le ocurrió a Alejandro que seguramente soplase allí una brisa agradable. Además, allí iban a poder hablar tranquilos, sin miedo a una aparición sorpresa, que Hauffmann vea a Jeremy ni nada similar.
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Post by bachi on Sept 18, 2012 22:44:11 GMT -3
((xDDDDDDDDD Matilda probablemente terminaría ese baile sensual drogando con cloroformo a Hauffmann para rebanarle el pelo y robarle la billetera~<3))
El cambio repentino de rumbo de Duke la tomó desprevenida, pero aún más le sorprendió la reacción de Uzeil. De un momento a otro Lobelha se quedó en medio de los dos, mirando a uno y a otro con una mueca de desentendimiento en el rostro. —Esperen esperen —Sacudió las manos e intentó calmar las aguas—. Hasta hace unos minutitos era yo quien casi se cruza con la contorsionista —Rió incrédula—, pero ahora no entiendo. ¿Qué diantres sucede? ¿No teníamos que entrar en las casas rodantes esas? ¿A dónde vamos ahora? —Y a medida que la chica preguntaba, iba adquiriendo el mismo matiz de cuestionario que hasta hace un momento había soltado su amigo Uzeil. Terminó cruzada de brazos y con una ceja arqueada, escrutando al pobre de Duke sin saber del lío del que quería salvarlos.
En el preciso momento en el que Fin se asomó a la jaula, el cabello desalineado de Thomas y su nariz asomaron entre la marea de leones que tenía encima. Los otros tres miraron a la recién llegada como si nada. —¡Ah! Hola Fin —Sonrió. Le costaba un poco hablar por el peso de los tres leones sobre su abdomen—. Tan radiante como siempre —La halagó—... ¿Duke? No, ¿po...? ¿Cómo que está con los aspirantes? —Dio un brinco y los leones se movieron, molestos— ¡Hauffmann no tiene que verlos! O Matilda nos matará a todos —Exageró la desesperación y se tironeó la punta del bigote— ¿Qué hacemos qué hacemos? En realidad no estaba para nada sorprendido y para nada preocupado, pero le gustaba la idea de tomarse las cosas en broma y con calma mientras pensaba algo que hacer.
De nuevo, como siempre, Alejandro y Lumiere (cosa de este último que se NEGABA a admitir) le salvaban el pellejo con su cortesía. Matilda inmediatamente cambió la expresión, cambió la postura e incluso el tono de voz. Exhaló un suspiro desgarrador y asintió mientras juntaba las manos. Su voz fue dulce como una muchachita. —Lo sé, lo sé. Mis mayores disculpas, Sr. Hauffmann. Calor de Roma —Se encogió de hombros como si fuera inevitable—, cosas de la vida. Pero no se preocupe, sígame tal y como dijo mi asistente —Señaló el camino para que pasara primero, con una sonrisa encantadora, antes de dedicarle con un par de muecas rápidas a los otros dos que se ubicaran detrás—. Hay muchas cosas de las cuales seguro querrá hablar, ya me imagino. Una visita tan inesperada... debe tener sus buenas razones.
—P-pero Hilaria... Así era con ella. Nunca terminaba de decir ni expresar nada. El payaso en papel de amargado se encontraba de nuevo, por enésima vez en el día, volando bajo el agarre tenaz de la chica directo a rumbos desconocidos, pues estaba seguro de que por más que ella hubiese dicho que iban a las cocinas, algo o alguien los terminaría arrastrando en sentido contrario. —No podemos comer nada de almuerzo —Frunció el ceño mientras "caminaban" y se ponía a su altura—. Sanna ya no está en las cocinas y... Ay, Hil —La miró apenado—. No me digas que quieres robarlo de la heladera y calentar el plato en el microondas.
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Post by Milly on Sept 19, 2012 22:33:52 GMT -3
La idea siquiera se le había cruzado por la cabeza. Pero bastó que Santiago la pronunciara para que en el rostro de la risueña payasa floreciera un fulgor que bien expresaba lo grandiosa que le parecía aquella posibilidad. O lo pensó, hasta que la mirada triste de su compañero frenó el nuevo curso que sus planes comenzaban a tomar—. Ya, ya. No lo voy a hacer, ¡pero por favor quita esa cara de perro abandonado! —le cubrió el rostro con las manos, sintiendo que la mirada fija del joven le rompía el corazón. Solo bajó los brazos cuando creyó que él habría cambiado ya su expresión, y siguió caminando con las mejillas infladas de coraje—. Siempre tienes que ser tan bueno, ¿no? Aguafiestas —acusó, cruzando los brazos como una niña amurrada. Pero su enfurruñada escena no tendría por mucho más tiempo a Santiago como objetivo de ataque. A la distancia, una cabellera azul llamaría su atención con tanto apremio que otra vez se llevaría a su compañero a rastras para alcanzar a la chica y sus acompañantes. —¡Ajá, Duke! —apuntó al aludido con un dedo pequeño y acusador. A espaldas de Uzeil, apenas notó cómo este se sobresaltaba repentinamente con su alborotadora aparición, llevándolo a girar lentamente, completamente mudo luego de sentir que el corazón le palpitaba en la boca—. Te he pillado con las manos en la masa, bandido. ¿No tienes ya bastantes cosas para ensayar con Fin? ¡Y encima quieres quedarte con nuestros nuevos! —Aunque sus arranques de ira jamás podían tomarse por cosa seria, Hilaria se escuchaba realmente dolida ante el descubrimiento de aquella inesperada escena. Si situó justo al lado de la chica con cabello azul, cruzando nuevamente sus brazos, las dos cejas levantadas en un gesto amenazador. El pobre hombre acumulaba explicaciones pendientes, y la sombra de Hauffmann los acechaba sin que la payasa sopesara el peligro al que exponía a todos. Uzeil, todavía con el cuerpo agarrotado por el susto que hubiera provocado el grito de la payasa, a quien reconoció rápidamente por el tono agudo de su voz, no hacía más que preguntarse si dejarían de jugar con ellos antes que le viniera un infarto con el ritmo extraño que parecía hacer funcionar las cosas en el circo. Buscó la mirada de Lobelha, con la esperanza de que contemplar un rostro "conocido" le devolviera el aliento, la cordura... y todo lo que ese recorrido vicioso le estaba arrebatando.
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Post by ev7e on Sept 20, 2012 21:53:38 GMT -3
-Eso quedo bien- dijo Nuria dando unas palmaditas alegres al terminar la coreografía perfectamente armada- solo falta el vestuario- agregó con emoción. Siempre esperaba al último momento para ir a verlo, le gustaba sorprenderse hasta las lagrimas con las maravillas que Fin les escogía. -Yo solo espero poder moverme- rio una de las gemelas mientras se sujetaba el cabello rubio en un apretado moño- Vimos al dictador en la entrada-comentó y se le borroneó la sonrisa. -Si, lo se. Ivanés salió disparada del motorhome y nosotros huimos de la zona de guerra. Las cuatro estaban sentadas juntas, con las largas piernas al desnudo cruzadas, casi como artistas de cabaret. -¡Ah, cierto! A tu domadorcito- le dijo a la gemela tonta, quien sonrio soñadora- se le ocurrió que podriamos mezclar actos con él y Derian para un proximo show. -¿Por eso no ensayamos donde siempre?- preguntó Savannah- Pense que era por el calor. -Como sea- sacudio una mano- habra leones, fuego y baile. Espero que ninguna salga chamuscada...o mordida.
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