Campamento Mestizo

Guido se unió a los gritos de aliento por un momento. Era cierto que las casas de Hermes y Dionisio no eran las que más hacían. Después de todo, los hijos del dios del vino solían estar más inclinados a disfrutar los placeres de la vida que a trabajar para sobresalir. Y a los hijos de Hermes, muchos con un caso severo de cleptomanía, no les interesaba resaltar tampoco.
Y el chico estaba en este último grupo: no le interesaba resaltar. Sin embargo, adhirió con aplausos y chiflidos a la proclamación de Mariano por la sola diversión de hacerlo.
Aguardó a que el barullo aminorase y se acercó a Mariano, para hablar sin que lo oyesen los demás hijos de Dionisio, en esa costumbre suya de hablar como si las cosas mundanas fuesen secretos de Estado.

-Y si no salimos elegidos...¡También tenemos que ir!- Dijo, con los ojos brillando de la emoción.

((Hay Nachín, eso de modificar mensaje anteriores me mató xDD No había visto tu contestación con Nat!
La lista te recomiendo ponerla en el primer post de la primer página, sí sí así no queda tan colgada en el medio :33 Por cierto, buena idea XD no viene nada mal~))

Vanina lo miró intrigada y dejó la cuchara a un costadito casi con tanto respeto como si estuviera en algún templo. Se estiró hacia delante y, con los ojos bien abiertos y sin parpadear, escrutó a su hermano.
—¿Vos también tenés un presentimiento? Ay, dioses —Inmediatamente se mordió el labio, emocionada y con los ojitos brillosos—. Pero pará, ¿bizarro por qué? En mí caso no sé... No ando esperando nada malo —Miró arriba e hizo una mueca. A decir verdad, ¿cuándo esperaba ella algo malo? En ese preciso el Señor D estaba dando por terminado el desayuno, cosa que fue la excusa perfecta para ponerse de pie de un salto. Varios griteríos sobre un juego de ajedrez en la mesa de Atenea habían llamado su atención, eso, sin mencionar el bullicio en la mesa de Hermes y Dioniso, aparentemente todo ocasionado por las dos pulgas (no tan pulgas) de Guido y Mariano. Pero eso no evitó que Vanina continuara esperando la contestación de Nathan.

No mencionaron más el tema y Bastian de verdad lo agradeció. Aparentemente todos allí en el campamento estaban acostumbrados al lío y los gritos triunfales, porque nadie parecía haber perdido la paciencia, ni siquiera su hermana Erika, que seguía pasando de hoja en hoja del libro como si nada.
Todo cambió en cuanto Dioniso confirmó que podían marcharse.
Ana se puso de pie a regañadientes y Erika la siguió.
—Aprovechemos y te acompañamos a nuestra cabaña así podés ubicarte —le explicó— a no ser que quieras andar por todos lados con el bolso en mano...
—No, no. Dale, me parece bien. De paso conozco un poco el lugar —El muchacho se puso de pie y echó una rápida mirada en el pabellón, primero para ubicar la salida y segundo para ver si en la mesa de Mara estaba todo en orden, algo que más tarde consideró estúpido, ¿qué podría salir mal?

Guido correspondió enérgicamente el choque de puños.

-El año pasado, el año pasado...-Repitió Guido intentando hacer memoria. De repente, dio un saltito en el lugar que le hizo darse la cabeza con la parte de arriba de la mesa.
-No me recuerdes lo del año pasado.- Dijo una vez hubo chillado por el golpe, mientras se pasaba la mano por la parte golpeada y contenía un par de lágrimas del dolor.-No quisiera terminar así...Aunque ¡Bah! Ni que eso pudiese pasarnos.-Completó despreocupadamente.

Miró hacia atrás y vio el revuelo que se había armado en la mesa de Dionisio. Devolvió la mirada a su amigo.

-Mejor aprovechamos esto y nos vamos antes de que nos agarre Quirón. Y armamos un plan, claro.- Sentenció sonriente.

((Yo ando igual, pero mi vagancia me desvía a rumbos más atractivos y a veces termino en el foro~<3))

Se quedó pensativa y con el ceño fruncido.
—No lo había pensado así, pero supongo que tenés razón —dijo al final, cambiando radicalmente su rostro concentrado a uno de calmada sonrisa—. Hablando de los nuevos, ¿qué tal los viste? ¿Viste a la chiquita y al lobo? ¡Ahh! ¿y qué onda David? Parecía... mojado —Se rió, sin un ápice de maldad y justo en ese momento, al barrer el pabellón con una miradita, reparó en el hijo de Hefesto. Vanina suspiró y negó con la cabeza, divertida, antes de codear a Nathan—. Oww, mirá lo que hay por allá... Un Nico llorón.
Vanina pasó una pierna por encima del banco y luego otra, pero se detuvo antes de avanzar hacia el que los esperaba para comprobar que Nat la seguía. Sino lo hacía, tendría que arrastrarlo, siempre por las buenas claro. Ya tendrían tiempo para mejorar poemas y componer baladas.

Mariano casi sacude a Guido de la desesperación cuando el otro intentaba rememorar tiempos pasados, pero solo llegó a sonarse los nudillos y al final bufó, aliviado.
—Ay Guido, ay... A veces me dan ganas de matarte —le dijo bromista, aparentando un padre que habla con un hijo y le pasó un brazo por los hombros. El último comentario le hizo recuperar la antigua fuga de energía y salió gateando del escondite para erguirse de un saltito— ¡Corré, corré! —Lo apuró— ¡Quirón viene para acá!
Era mentira, luego se reiría de eso y tal vez se ganara un puño en el hombro, pero todo era válido para despertar la velocidad de su amigo.

Por el camino hacia la cabaña Bastian descubrió algunas cosas curiosas que nunca antes de había preguntado, o que tal vez no había tenido la curiosidad suficiente como para querer corroborar. Dentro de ellas un poco de la historia de su padre, cortesía de Erika, y un par de mímicas detalladas de Ana, como cruces con Démeter (lo que a veces incluía a hijos de dicha cabaña) y resentimiento natural con sus otros dos hermanos, Poseidón y Zeus.
—Así que no sería extraño que toleres poco algunas cosas de ellos —Su hermana se puso los anteojos sobre la cabeza mientras se encogía de hombros—, es natural, por más que sean tipos agradables —Señaló con el pulgar por sobre su hombro— ¿No te sentiste raro hablando con la nueva de la cabaña de Zeus?
Bastian hizo memoria mientras luchaba con las correas de su bolso.
—Mara —corrigió— y... No sé, puede ser. Pero esos son problemas de ellos, ¿no? No tendrían por qué influenciarnos a nosotros, digo...
—Bast, una de las cosas que vas a tener que aprender acá, es que sus problemas, muy seguido suelen ser problemas nuestros también. Bueno... Acá llegamos. Hogar dulce hogar —bromeó sin sonreír, mientras se detenía frente a un cabaña de decoración peculiar y bastante intimidante.

(perdon por desaparecida D: Ill be back soon, promise!)