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Post by invisible7 on Apr 27, 2014 4:00:44 GMT -3
Un ser alado revoloteó raudo junto al grupo, sonriente. Le vieron, ya no le vieron. Estaba desnudo pero vestido al mismo tiempo. Era grande pero pequeño al mismo tiempo. Era delgado pero sano al mismo tiempo. Era de piel marrón pero roja en ciertas partes. Su pelo era melena de león retorcida y larga al mismo tiempo.
Finalmente se posó cuando llegaron. Eso era un inmenso comedor. Un inmenso y gigantesco comedor. -Probad, aquí hay todo tipo de comida.-El ser alado revoloteó una vez más y obtuvo el mejor néctar de la mejor flor que ahí crecía: el jugo de los dioses mientras el Maestro comía sabiduría envasada al frío.
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Post by invisible4 on Apr 30, 2014 19:48:25 GMT -3
-Ser una idea no es nada raro. No.- Respondió inmediatamente la joven, en un tono monótono que a la vez denotaba cierto interés. -Tú deberías saberlo mejor que nadie, Macbeth. Todo lo existente es o fue una idea. En nuestro caso en específico, lo interesante es que aún somos ideas. Seguimos existiendo como tales. Si. Por eso podemos entrar en la Biblioteca. Y por eso podemos hablar con el Maestro.- Concluyó, señalando al fauno. Los pasos del grupo resonaban fuertemente en los vacíos (y, a la vez, llenos) pasillos de Biblioteca. Se suele decir que "el saber no ocupa lugar", pero Scully opinaba que eso no era cierto. Aquel lugar era gigantezco, y el audible eco de sus pasos contra el piso hacía que pareciese aún más grande. Finalmente llegaron, y el ser alado revoloteó frente a ellos. Un enorme comedor se abrió frente a todos, y el catálogo de conocimientos que se les presentaba ahora era culinario. Scully rebuscó hasta encontrar una manzana. Se preguntó si esta alguna vez había sido una idea. Y concluyó que si.
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Post by invisible1 on May 1, 2014 21:30:47 GMT -3
Su levitar constante y los pasos del otro acabaron por situarlos en la entrada del comedor y sus manjares en poco tiempo, o en mucho tiempo, o en mediano tiempo... todo dependía de la perspectiva de a quién se preguntaba. Pero en mi opinión no habían tardado demasiado, tal vez lo mismo que tardaría un sujeto en llegar a su trabajo. -Trata de no probar la conciencia -Antes, ese algo sin forma clara, realiza su consejo al iniciar la separación de su camino compartido, señalando la hermosa fuente líquida repleta de luces sin color. -Sabe a tristeza. Luego establece sus coordenadas para un avance raudo hasta el fauno, ignorando involuntariamente a todos esos que lo acompañan y hablan a través de esos cuerpos materiales que a este ente le hace falta. Y alcanza su objetivo antes de permitirle acabar su plato. Intenta ofrecer una mirada firme, pero la ausencia de ojos, de rasgos, de pistas humanas, convierten el intento por traducir su sentir en una empresa imposible. -Maestro.- El ruido que parece voz y viento torna tenso el ambiente. -Maestro.- Repite sin énfasis. -Antes se pregunta si ha pensado ya en la propuesta que le ha hecho. Realiza la consulta por mera formalidad, porque como tantas otras cosas que conoce sin intención, sabe también qué respuesta se avecina. Era parte de las virtudes de haber nacido en la biblioteca y existir dentro de sus dominios, pues al ser una parte del todo, de algún modo que quizá solo el fauno entendía, mantenía una conexión sincrónica con el resto de las partes. Y aunque hasta ahora todo eso le hubiera sentado bien y había aceptado ser la pieza construida de los recuerdos de lo que había sido, lo feliz y lo lamentable, lo valioso y lo descartable... ya no parecía suficiente. Ansiaba ese movimiento del que podían gozar los demás seres, quería ser Ahora, quería ser Mañana, liberarse de la estática melancólica del Antes, de lo que fue y pudo haber sido. Pero para conseguirlo, debía salir de la cuna y probar si su existencia tenía alguna valía fuera de los límites por siempre conocidos. Un peligro que estaba dispuesto a correr, pero cuya decisión no podía adjudicarse personalmente al constituir la pieza mínima de la maquinaria que los rodeaba a todos. Por eso el Maestro tenía la palabra.
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Post by invisible7 on May 2, 2014 6:57:35 GMT -3
Se mesó la barbilla barbilampiña y miró a quien le solicitaba todo aquello. Dejó el cubierto en el plato y se irguió para luego agacharse, semejándose a un acordeón, y cargar a ese "ser" cuidadosamente entre sus manos. No pesaba, era ingrávido. Le sonrío, le acarició la cabeza, el pelo ausente. -He sido injusto contigo -levantó la mirada y el ser alado revoloteó hasta donde ellos estaban, atenta para luego desaparecer. Perderse. El Maestro observaba a quien tenía entre manos y sonreía.-Ya no estarás incompleto. Enseguida el creador estará aquí, ¿de acuerdo? Él te terminará. -Y enseguida el ser alado parecido a un hada, libélula, llegó con un nuevo invitado a tamaña escena. Ambos se acercaron a quien sostenía entre su manos el Maestro y el nuevo ser se inclinó a ver a ese que tanto pedía. -Trabajo fácil y difícil...-fijó sus rosados ojos en el recuerdo- ¿cómo quieres ser? -cuestionó- ¿hmmmm? ¿Cómo el resto? ¿Un libro, una idea? Eres los recuerdos... Un libro no sería suficiente para tí, estarías reescribíendote constantemente, te desordenarías enseguida y sería muy difícil que estuvieras tranquilo...-reflexionaba mientras el ser alado a quien a partir de este momento llamaremos "Alo", observaba también meditabundo dejando caer en cascada su cabello sobre su torso y espalda. -Patas, patas, piernas, brazos, manos y dedos. Ojos, nariz, boca, dientes, cejas... lengua, olfato... -Alo... respira -pidió el nuevo sujeto a quien llamaremos "Creador" o "Artífice"- sé que le falta eso pero... quiero que decida. El Maestro observaba y escuchaba a sus dos ayudantes mientras esperaba a que, quien tenía entre las manos, tomara una determinación.
¿Cómo era Artífice o Creador?
A primera vista todo un humano aunque chocaban sus orejas élficas terminadas en pelo. Su cabello liso estaba enredado en un bollo arriba de su cabeza y sujeto por un alfiler de madera, de ahí no se movía. El flequillo le caía corto sobre el lado derecho de la frente. Tez proporcionada. Contextura atlética, músculos fibrosos y nunca parecía tener frío pues su indumentaria era escasa como la del librero. Llevaba ropajes envolviéndole el cuerpo de forma coqueta y misteriosa pues no sabías donde empezaba la marrón y donde la amarilla. Para cubrir sus vergüenzas una pequeña faldita faraónica marrón y blanca dejaban las piernas y los pies al descubierto. Ambas manos vendadas de marrón ornamentaban sus muñecas pulseras de cuentas y un collar de bolitas que sostenía un medallón colgaba de su cuello medio oculto, medio a la vista. De su espalda salía una cola, más bien parecía una larga pluma de fenix ornamentada con bolitas de oro aquí y allá. Las malas lenguas decían que había sido creado y moldeado por el mismo Maestro, Señor de la Biblioteca pero, aún así, era tanto o más viejo que el propio Librero y rara vez se mostraba.
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Post by invisible3 on May 3, 2014 20:53:39 GMT -3
Me acerco a lo que parece un bonsai hecho de sushi y me lo llevo a la boca. Cerca a mi ocurre algo fuera de lo común, para mí lo es. Verás, cuando te encierran en cuatro paredes no puedes ver nada más que esas cuatro paredes. Imagínate ver esas malditas cuatro paredes por algo de ¿10? ¿15? ¿20 años? No lo recordaba. Me pierdo la transformación por buscar algo líquido para saciar mi sed y cuando volteo, veo a aquel nuevo ser que nos acompaña. Por el rabillo del ojo encuentro a una niña, para ser más claros, al fantasma de una niña que nos observa con curiosidad. En cuanto nota que la vi, desaparece. Ahora mi atención va de nuevo al nuevo miembro de este extraño grupo.
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Post by invisible2 on May 6, 2014 15:04:57 GMT -3
-¿Y qué... -Cerró los ojos, inspiró y se armó de valor para proseguir- ¿Y qué hay de aquellos que no son ni ideas ni libros, como tú o yo? La respuesta llegaría rápido para él, tal vez demasiado rápido. No pude menos que esconderme detrás de la idea Scully y, timidamente, me apoyo en sus hombros para ver la transformación de aquello a... A lo otro aquello en lo que acaba de convertirse. Niego con la cabeza, me parece a mi que lo hago de forma solemne, pero no lo sé. -No, sigo sin entenderlo -Suspiro, miro la manzana que tiene entre las manos y con delicadeza le separo los dedos para acapararla entre mi palma. Le doy un mordisco y se la devuelvo. Eso puede ser que lo entienda más...
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Post by invisible2 on May 6, 2014 15:11:14 GMT -3
(Se abre una hermosa puerta de roble tallado, ocupa la mitad de la fachada frontal del enorme edificio. Desde afuera se filtran rayos anaranjados del Sol en los cuales flotan motas de polvo brillantes como hadas. La majestuosidad del hall transmite paz, aire limpio. Los ventanales horizontales cerca del techo completan la armonía, desde allí hasta el piso, todo lo demás son enormes bibliotecas con libros.) -¿Aló?
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Post by invisible2 on May 6, 2014 15:30:43 GMT -3
(Suena la campanilla dorada que reposa sobre el escritorio de mármol, y la mujer vuelve a retroceder, sacudiendose de la ropa los restos de la lluvia de cristal de afuera. Observa a sus costados. Más allá los ventanales desaparecen y la luz se convierte en sombras de vela. Se escuchan los aleteos de libros adormilados que cambian de hoja, o vuelan de estante en estante.) -El bibliotecario debe estar ausente, ¿no es cierto? No debemos ser los únicos con antojos. (Se frota la redonda barriga y sonríe. Tres pataditas y media.) Tienes razón. Mientras tanto podemos buscar nosotros algo para leer. ¡Nos adelantaremos! (Exclama el aviso y comienza a alejarse del recibidor.) Ciencia ficción, ¿cierto? (Patadita. Sonríe) Ya me parecía.
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Post by invisible7 on May 7, 2014 16:03:31 GMT -3
Y Alo se plantó frente a esa "persona" que accedía a la biblioteca. Hizo una reverencia. Observó y sonrío. -¿Qué desea? -preguntó con su voz resonante de tonalidades plásticas. Su voz era la voz de las estrellas. Decían que así lo había querido el Maestro. ¿Curioso, cierto? -¿Leer? -preguntó poniéndose de pie. Erguida era la mitad de alta que el Maestro. solo una chiquilla. -¿Qué desea leer? -la curiosidad bailaba frenética en sus ojos.-Dígame. -Y abrió sus brazos queriendo abarcar la biblioteca entera. -Yo le diré.-Aseguró con asentimientos de la cabeza. Lo que ciertamente Alo lamentaba era que no vería la transformación de ese ser... Pero aún así, sonreía.
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Post by invisible1 on May 9, 2014 23:40:34 GMT -3
Tomar decisiones nuevas es difícil, prácticamente imposible para algo formado de decisiones anteriores, siempre pasadas; la mayoría olvidadas. Pero para fortuna de Antes, lo había hecho antes, al momento de resolverse a realizar la petición recién elaborada. -Quiero ser alguien, en lugar de algo.- Es lo único de lo que puede saberse verdaderamente seguro en ese presente que no le corresponde del todo. -Es esa la decisión. Seré un alguien que podrá atravesar los límites de La Biblioteca. Su forma incompleta se revuelve misteriosa, inquieta sobre las manos del maestro, bailando la danza de la impaciencia, entonando la melodía de la incertidumbre jamás antes experimentada. Y observa sin ojos al Creador que los acompaña, como revitalizándose de energías ante la presencia que percibe por pura naturaleza, porque el Creador fue lo primero, es pasado y es recuerdo. Como el Maestro, como Alo y todas las ideas-libros-frases-chistes existentes en ese espacio, el Artífice es parte de lo que construye la existencia de Antes, y lo conoce aunque es la primera vez que "lo ve". -Quiero ser los recuerdos con juicio.- insiste el ruido etéreo de su voz-pensamiento. Ruega. Ríe. Llora. -Con ideas. Con criterio. Con razón. Con sentimientos. Con pensamientos. Quiero todo...- Aunque sabe que solo es un algo, una parte, un insignificante del todo que pide demasiado, más de lo que le toca y lo que merece, no se detiene. Han pasado siglos, mundos y galaxias desde que su deseo se gestó por vez primera. -Quiero estar completo. Quiero ser humano. Voy a ser humano.
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Post by invisible7 on May 12, 2014 3:22:34 GMT -3
El Artífice escuchaba decidido, interesado, pensativo, imaginativo todas las palabras que iban desgranando los deseos de aquel que, sin rostro, le pedía ser humano. Una vez finalizada la petición enseguida se puso manos a la obra allí mismo, llevando a cabo el milagro. Una burbuja de luz envolvió al Recuerdo y eso le durmió, sedado, dejándole sin la capacidad de sentir dolor alguno. Y, tras desaparecer la burbuja, empezó a obrar. Cabello rojizo, plomizo, corto de niño algo rizado, no muy liso, ondulado en su justa medida; ojos ambáricos, mirada cristalina, sabiduría eterna en la vista; nariz recta, en sus justas proporciones al rostro y a los sonrosados labios con dientes perfectos, lengua que siguió hacía abajo, camino a las cuerdas vocales. Los brazos fueron otra cosa pues no era fácil cambiar aquello por unos brazos y manos pero, tras aplicarse como solo él sabía, consiguió tener dos brazos con cinco dedos -con sus uñas- en cada mano. Creo a un niño a quien le puso piernas de humano, pies de humano, dedos de los pies de humano y todo lo que le faltaba y que el propio Creador, pensaba era pudoroso para siquiera nombrarlo. Enseguida fue a buscar una túnica, algo de ropa interior humana y regresó para vestirle y, tras eso, observó que el Recuerdo ya tenía el milagro obrado pero algo faltaba... y fue el Maestro quien insufló aquello en ese nuevo ser. Devolvió todos los recuerdos a Recuerdo para que, a partir de ese momento fuera un ser muy sabio pero, a la vez, debería recordar a través de los libros de la Biblioteca pues no existía humano tan sabio que recordase el Inicio del Universo mismo, ni él mismo después de tantos milenios de estudio, había logrado desentrañar la maraña que se escondía detrás. -Listo.- Y, ante la voz del Creador, Recuerdo despertó.
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Post by invisible3 on May 16, 2014 20:48:05 GMT -3
Observo sin mucho interés la escena frente a mis ojos. Me siento sobre la mesa de mármol y una vez que el nuevo ser ha tomado forma me dirijo al Artífice. -¿Puedes devolverme la razón?- pregunto ladeando ligeramente mi cabeza- Me encerraron hace varios años, dicen que sufro de locura. Yo no lo creía, pero los últimos sucesos me han hecho dudar de mi propia sanidad mental- silencio- Veo que puedes darle forma a los pensamientos, a los recuerdos...¿Podrás, entonces, arreglar los míos de forma coherente?
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Post by invisible7 on May 19, 2014 6:18:47 GMT -3
Artífice miró a ese ser y suspiró, separándose algunos pasos de él mientras, el Maestro, le observaba consternado. No. No era posible hacer lógica la Locura, ¿cómo se lo tomaría? ¿Tendría rencor? Solo de pensarlo todo el pelo del Maestro se erizó, esperando que no fuera así, le horrorizaban el Rencor, la Ira, el Odio, los Celos y la Envidia. Todos esos negativos sentimientos que destruían la Sabiduría en lugar de acrecentarla. Uix, no. Por favor, no. ¿Qué debían hacer?
-No es posible...-el Artífice se adelantó a sus palabras, pensamientos- porque la locura nunca puede ser... dominada.-Agachó la cabeza apenado. ¿Por qué el Maestro mantenía entre sus muros a ese ser? ¿Por qué si podía ser dañino para todos? Porque todos tenían locura en sus interiores, mientras hubiera algo por descubrir, algo por inventar, algo por razonar... allí estaría la locura para absorber todos los conocimientos y hacer ver a las demás gentes que eso no era posible. Se mordió el labio inferior. ¿Qué haría Alo en ese caso? En ese momento se percató que su alado, nervioso e imprescindible compañero había desaparecido. Miró al Maestro y este sonrío. ¿Por qué estaba tan tranquilo?
-Está con una nueva invitada o, ¿serán dos? -movió sus orejas- interesante... Ciencia Ficción -miró a Locura, ese ser que les hablaba, que tanto pedía y finalmente el Artífice hizo el movimiento esperado. Agarró una cuenta de un saquito que llevaba en la cintura atado y la acercó a la frente de Locura y la cuenta entró en la mente.-¿Mejor? Eso te ayudará a ser un poco más cuerdo pero recuerda... Si tu no existes puede que mucha sabiduría tampoco exista, así que eres imprescindible para que esto se mantenga tal y como ahora lo conoces, ¿lo entiendes? -la voz del Artífice era profunda, lejana, suave pero rasposa al mismo tiempo. Extraña.
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Post by invisible1 on May 19, 2014 12:42:15 GMT -3
El sonido acaricia por primera vez sus oídos, y por primera vez percibe el cosquilleo placentero de los sentidos recién adquiridos. Por primera vez abre los nuevos ojos, grandes de profundo ámbar, de oro líquido que contemplan por primera vez el mundo. Por primera vez, también, sus nuevos labios habrán de curvarse en una sonrisa de niño, gesto inequívoco de una dicha superior a su cuerpo superior a toda su complicada existencia. Ya no solo sabe de la existencia del mundo; ahora lo conoce, lo mira, lo siente, lo escucha, lo huele... y su inmensidad lo desconcierta. Ríe con voz real de humano, aguda e infantil, suave, y se vuelve inevitable reír del sonido emanado por sí mismo. -Estoy completo -susurra para sí mismo. Y mira. Mira en todas direcciones, cielo y suelo, este y oeste, todo cuanto lo rodea... y finalmente repara en la compañía de quienes han vuelto realidad su deseo. Quiere dar las gracias a Maestro y a Creador, saltar de dicha, gritar de gozo... pero su propia ambición ha despertado la de otros, lo entiende antes de hablar y deleitarse con el timbre alegre de su voz, cuando detecta al nuevo ser que decide aproximarse. Lo aflige la inevitable negativa concedida, no obstante la entiende como ha entendido tantas otras cosas desde el inicio de su existencia que coincide con el inicio del mundo. -Nada puede cambiar la esencia del ente- le dice a Locura, estrechando su pequeña mano con la suya. Eran las palabras de algún sabio de los primeros días del mundo, no suyas, pero el letargo de su transformación le impedía recordar a quién pertenecían. -Porque cuando la esencia se cambia, el ente ya no existe. Y nosotros tenemos que existir. Somos una parte del rompecabezas de la humanidad, una parte pequeña de millones, pero seguimos siendo imprescindibles. ¿Por qué ya no quieres ser?
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Post by invisible3 on May 23, 2014 20:49:28 GMT -3
En la celda hay una silla vacía, de madera desde el techo la luz blanca de neón no hay ventana, tampoco tragaluz en la pared, en la puerta tal vez un ojo contemple desde el rincón, desde arriba sentados los dos, nos sentimos a través de la pesada, áspera prenda. No sabemos del tiempo, hambre o sed, no sabemos del aire, nuestra piel casi transparente. Nuestra libertad es infinita podemos hacer el amor, gritarnos, con los dientes desgarrar nuestros cuerpos, o sólo tener los ojos clavados en el neón.
Yo elegí desgarrar y huir. Pero esta es una nueva forma de escape. No tuve que atacar a mis guardianes ni esconderme bajo la noche, solo bastó un toque. Una lucecita que alcancé a ver antes de que las enredaderas de mis pensamientos se ordenaran y viese todo de una manera nueva. Me siento como si volviera a nacer, entiendo lo que ocurre a mí alrededor y a la vez no entiendo nada. Pero estoy en paz, estoy en calma, la locura insana sigue ahí, pero ya no es una amenaza de destrucción. Yo no soy un peligro. Ya no soy un peligro. -Te entiendo- digo mientras una sonrisa aliviada llena mi rostro- Ahora lo entiendo.
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Post by invisible7 on May 26, 2014 8:01:50 GMT -3
Admirado el Maestro mira. Mira como Recuerdos es ahora un ente finalizado. La seriedad se centra en Locura. En sus palabras. En todo lo que transmite. -Entender. Ser tu y yo al mismo tiempo, ser tu todo el tiempo. Ser aquel que condiciona, que no relata, que memoriza. Que asusta. Ser aquel que encerraron, torturaron, maltrataron. Ser la inspiración divida -un dedo señaló el suelo- ser la guía del diablo -señaló el cielo- ser tú en muchos nombres, formas, escuelas, pero seguir siendo tu. Ese es el propósito. Ser tú. Solo tú. Eso es entender. Eso es tener lógica, pero la locura, la imaginación, la inspiración que otorgaban aquellas llamadas Musas -visualizó donde estaba el libro exacto donde se hablaba de ellas- todo ello eres tú -le señaló- La Locura.-Y sonrío ante Recuerdo.
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Post by invisible2 on May 26, 2014 10:34:36 GMT -3
La simpática bienvenida la tomó desprevenida y se llevó una mano a los labios, por si reírse era considerado descortés allí. -Estoy en una biblioteca, en LA biblioteca, ¿qué otra cosa puedo querer que no sea leer? Tres Pataditas respondió por ella y la joven asintió, sujetándose la barriga. -Cierto -asintió frunciendo el ceño sin borrar la expresión distendida y optimista. Se volvió a su nuevo guía y señaló las hileras e hileras de libros más allá-. Sección de Ciencia Ficción, oh valeroso caballero guía. Y deleitenos -Le guiñó el ojo y volvió a ocultar su risilla.
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Post by invisible7 on May 28, 2014 5:03:55 GMT -3
Revoloteó por los pasillos aunque siempre por el camino más corto hasta que finalmente llegó donde les esperaban las estanterías de Ciencia ficción. Se volteó y miró a la mujer embarazada para desaparecer rauda como un rayo para regresar arrastrando un butacón. -Para su comodidad. ¿Qué libro desea? -Alo era así de servicial, tanto con el Artífice como con el Maestro. Le gustaba que todos estuvieran felices aunque la apenaba no haber estado en la transformación pero alguien tenía que atender la biblioteca, ¿cierto? Mientras aguardaba, lentamente se hacía un huevo revoloteando por ahí.
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Post by invisible1 on Jun 4, 2014 22:45:42 GMT -3
Devuelve la sonrisa al Maestro no solo porque entiende: ha descubierto que la calidez de aquel gesto le agrada, embarga su pequeño cuerpo de una sensación tan nueva y fascinante como las que comienza a descubrir a cada nuevo segundo. El ser que era segundos atrás, ese algo inmaterial que ahora forma parte del pasado que él mismo representa, habría picado el anzuelo, hubiera repetido las afirmaciones del bibliotecario para luego enriquecerlas con las reflexiones grandilocuentes de hombres muertos en tiempos de ocaso. Pero el presente, alguna vez misterioso e inalcanzable, se abre ante sus nuevos ojos ahora para tornarlo algo real y tangible como tú o como yo. Y sus intereses escogen otro objetivo por primera vez. -Es hora -anuncia su voz de niño sabio, de sabiduría diferente, al tomar la mano de locura y tirar de ella. -Hora de hacer para seguir siendo.
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Post by invisible7 on Jun 7, 2014 6:10:08 GMT -3
Observó y escuchó las palabras atentas de Sabiduría y sonrío a lo que Artífice hizo una leve inclinación a esos dos pequeños seres, una algo más inclinada al Maestro y, tras agarrar una pieza de fruta, se marchó de ahí masticándola con naturalidad, como si el milagro que acababa de obrar, fuera cosa de todos los días. Maestro, sin embargo, siguió en silencio un rato más, quizás dilucidando, quizás pensando, quizás sospesando pensamientos tan profundos e insondables que nadie, a excepción de él, podía alcanzarlos. Finalmente, saliendo de su ensimismamiento, se decidió por seguir comiendo justo donde se había quedado. En ese trozo de manjar que reposaba enfriándose en la cuchara.
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