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Post by Milly on Apr 6, 2013 0:51:19 GMT -3
((Mil perdones por las demoras. La vida no me da T.T))
1890
—Tú, pedazo de traidor. Apenas Matt concluyó su conversación con la bailarina, otra chica con la mitad de altura de la rubia le salió al paso para continuar la interrupción de su ruta. Con magnífico talento, Teva equilibraba en una de sus pequeñas manos la bandeja que ahora recolectaba una infinidad de vasos sin contenido que debían ser llevados a lavar. El índice de su mano libre lo utilizó para enterrarlo con furiosa presión en el pecho de su compañero de labores. —Me prometiste ayudarme con La Roca y sus amigos —avanzó un paso en su dirección, con tal fiereza inyectada en sus ojos pardos que su escuálida figura no la volvía menos amedrentadora—. Me prometiste mantener lejos de mí a tu hermana y sus amigas emplumadas —avanzó otro pasito, obligando al confrontado a retroceder—. Pero resulta que no te encuentro sino hasta que el invitado especial de Annette ya se ha marchado. Y te juro... te juro Matt, que si no me das ahora mismo una buena explicación que justifique tantas faltas de respeto a nuestra amistad, puedes darte por muerto. Como si hiciera falta alguna evidencia para comprender que la pequeña mesera estaba molesta, frunció el ceño.
2015
Como hubiera hecho una inocente y obediente escolar, Katia asintió tranquilamente las peticiones de la secretaria para dejarla concentrarse en la contención de la modelo. Retrocediendo de espaldas hacia Casals las vio marchar hacia la fila de espera, todavía sin perder el efecto eufórico que hubo de producirle la indignación de la única y verdadera criminal de alta costura que respiraba en aquella habitación. Ignoró con entereza y orgullo la amenaza que la misma hubo de arrojar a la pasada, procurando mantener su fingida expresión de víctima y los labios bien unidos hasta que la perdió de vista y el reportero se acercó a ella. —¿Provocarla? —repuso con creíble sorpresa ante la acusación de Delatore, mientras se inclinaba por encima del hombro de Casals para echar un vistazo a la pantalla de la cámara su trabajo fotográfico. Impecable—. Si intentar ser una buena samaritana ahora clasifica como crimen, entonces que me llamen culpable —se irguió para observar a Frank con un casi imperceptible brillo de malicia en los ojos, pero antes de decir algo más, la interrumpió la visión de otra modelo que tras él llevaba media pestaña postiza desprendida de su lugar—. ¿¡Pero qué estabas haciendo!? —explotó, corriendo a buscar sus materiales para reparar el desperfecto. Solo se acordó del reportero cuando acabó con su inconveniente. —Lo que a mí me gustaría entender —aclaró como si la conversación jamás se hubiera interrumpido—, es por qué motivo todos quieren hablar con Blanc el día de hoy. He perdido la cuenta de todas las personas que he visto desfilar hasta su oficina... y tú entre ellas, mi queridísimo Frank.
La retribución exigida por Logan, si bien le desagradaba, no podía dejar de considerarla justa. Y de cualquier forma, no hubiera esperado menos de ese fotógrafo en particular. Aunque a menudo deseaba subestimarlo, simplemente no podía. Aguantó la respiración para luego expulsar todo el aire de un solo soplo, dejando escapar con él la irritación que le producía saberse en jaque. Un hombre de comunicaciones de verdadero profesionalismo sabía siempre cómo disimular sus frustraciones y demostrarse imparcial. —Tu material me servirá para darle los últimos retoques al más ambicioso de mis proyectos hasta ahora creados —sonrió, evidentemente satisfecho consigo mismo. Pero antes de esperar cualquier respuesta de su interlocutor sabía que esa misteriosa afirmación no significaría nada... y por tanto, no sería de su agrado. Y Moncef necesitaba las fotografías—. Mi propuesta para Blanc es agregar a la revista una sección que hable de todos los que trabajamos para sacarla adelante. Que el público conozca nuestras historias, nuestros secretos y nuestra labor. Que se fascine con cada nuevo personaje en cada edición y que en el trabajo de ellos encuentre un motivo más para seguir Etiqueta Negra —intentó resumir la historia de modo que pudiera comprenderse su esencia. Antes de continuar sorbió otro trago de su café y contuvo una mueca de desagrado. Se había enfriado—. Casualmente, la crónica que planeaba mostrarle al jefe como maqueta de proyecto trata sobre tu maquillista. Tarde o temprano iba a tener que tratar contigo, o con Casals, para conseguir esas tomas. Pero dado que te has adelantado... —se encogió de hombros—. Pero antes que me aclares si el uso que daré a tu trabajo te agrada o no, voy a pedirte absoluta confidencialidad en esto, Delastair. Al menos hasta conocer la opinión de Blanc luego que reciba el borrador.
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Post by bachi on Apr 8, 2013 23:57:24 GMT -3
((No te preocupes. Yo mantengo a Eve la fiera salvaje a raya ( ?) *revolea choco a las Eves hambrientas de posts* 8DD)) 1890Julie Odair había tolerado tranquila y hasta con elegancia el pequeño viajecito en automóvil principalmente porque no podía negarlo: Esa velocidad y extraña sensación de libertad era única. Pero cuando Pierre LeCounce se detuvo justo en frente al club, recuperó un poco de la compostura seria y señorial que ella bien sabía adoptar a pesar de ciertas dificultades literarias de por medio, y evadió los charcos al costado del cordón de la acera con la elegancia de cualquiera de las señoritas de etiqueta que apenas se veían afuera. O estaban en grupo fumando como harpías camaradas, o iban de la mano de señores más gordos y más ricos que Pierre. —Srita Odair, si me permite... —¡Oh, por supuesto! Claro —Distraída, había ignorado el brazo ofrecido por su anfitrión, pero se apresuró a corresponder. Evadió con un guiño o dos un par de miraditas soberbias y entró al salón procurando que la nariz roja por el vino de su compañero pasara desaparecida al lado de su figura—. A decir verdad, señor, si me permite... No sé cómo se le ocurre pasar por aquí en compañía de otra mujer que no sea su agradable esposa. El comentario fuera de lugar hizo reír sobremanera a Pierre mientras dejaban los abrigos a resguardo de un par de botones. —Y a mí no se me ocurre cómo puede usted conocer qué tan agradable o no es una esposa a la que no conoce. Julie meneó la cabeza y enarcó las cejas. Su sonrisa era peligrosa. —¿Y qué te dice, Pierre —Una vez zanjadas las formalidades de etiqueta de la entrada, Lala Odaire tuteó a la Roca abiertamente y sin una pizca de remordimiento—, que no la he visto ya un par de veces? El comentario puso en guardia y algo incómodo al hombre. Eso que decía solo podía significar que Julie la había visto en Molino, obviamente haciéndose pasar por otra mujer... y haciéndose pasar por mujer de otro hombre. —Me parece que ese será el tema de conversación entre nosotros después de que salude a un par de amigos, señorita. Esta vez fue Julie la que rió. Cuando terminara allí su cena ceremonial y Pierre la dejara de nuevo en Molino, tendría más de un chisme nuevo que comentarle a sus brujitas. 2015Rachel no quiso esperar a ver qué sucedía a sus espaldas antes de que Mia la alcanzara, simplemente siguió andando con el paso rápido y la mente ya más tranquila y despejada de lo que segundos atrás la había tenido. Sosteniendo la carpeta amarilla entre las manos se acercó respetuosa hacia la puerta de la oficina de Blanc y golpeó tres veces para anunciar su llegada a lo que, según ella, sería una breve y corta visita. Sin embargo cerró la entrada una vez que pasó dentro, por si las dudas. Rondaba por su mente el hecho de la llamada telefónica aún y el debate moral que comenzó a batallarse dentro de Rachel tocó la campanilla del ring en cuanto depositó los horarios sobre el escritorio de su jefe. Había un café frío y sin tocar en una esquina, ella se apresuró a agarrarlo. —¿Delastair se puso difícil, señor? —bromeó la secretaria y dio un pasito hacia atrás, profesional—. Ahí le dejo la carpeta de horarios que me pidió. Verá que las primeras hojas son las entrevistas de mañana, creo que tenemos a la diseñadora del vestido que... ejem, terminó en malas "condiciones" como una de las últimas. Las últimas hojas son más que nada tomas de fotos y escenografía que me pasaron los chicos, como "base". Ya sabe que siempre cambian todo a último momento... En cuanto a esto —Se inclinó hacia delante, abrió y mostró el primer folio donde descansaba un pequeño cuadrito de doble entrada con días y horas—, son sus horarios personales. No hace falta que le diga que dentro de —Consultó el reloj de la habitación— media hora, quince minutos debe tomarse su pastilla. Y además creo que en su agenda personal tenía hoy una salida a la noche con su mujer, no lo olvide. Avíseme si prefiere que cancele algo —Comentó mientras se alejaba hacia la puerta donde se detuvo—. Y por cierto, señor Blanc, debería tratar con los muchachos de seguridad —Sonrió y enarcó las cejas, casi regañándolo—. Recuerde que no sería la primera vez que intentan irrumpir en Etiqueta Negra y sabotear nuestro trabajo. Un par de cámaras a la noche no harían nada... Mia lo espera afuera. La insinuación fue mínima. En la cabeza de Rachel la discreción de momento iba ganando uno a cero. Ni iría con chimentos al jefe, no por lo menos hasta después del medio día cuando aclarara sus propias ideas. Debía ser profesional. Oh la lá. La expresión incrédula de Logan no tenía precio. —Que tu quieres... las fotografías de Katia? —Se había cruzado de brazos y dejó colgando el vaso descartable de café vacío por debajo. Un ataque de risa repentino le hizo echar la cabeza hacia atrás y Logan negó sorprendido— ¡Esto no lo puedo creer! ¿Que la idea no era muy "bizarra" para el señor Moncef de hace un rato que nos cruzó en medio de la sesión con las manos en la masa? Mon Dieu... Qué más da. Cuenta conmigo, chico del karma. Tendrás tus fotos y yo tendré mi paz. Se encogió de hombros mientras pensaba que tal vez "paz" hubiera sido mejor reemplazada por la palabra "venganza" pero el periodista a esa altura ya debería saberlo. Se sonrió y se rió por lo bajo, pensativo, antes de volver a enfocarse en Moncef. —Desde ya no hace falta que te diga que cuentes conmigo para cualquier otro tipo de foto que necesites... claro, si Blanc está dispuesto a pagarlo —Su sonrisa se ensanchó— ¿Verdad que fue más fácil de lo que creías? —Le dio unas palmaditas en el hombro y arrojó su vaso vacío a la basura.
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Post by ev7e on Apr 10, 2013 21:02:30 GMT -3
(( Y aqui viene cuarta peor respuesta despues de: 1. -Te amo -Gracias.
2. -¿Pero por què me terminas? -Creo que necesitamos un break.
3. -¿Quieres chocolate? -Estoy a dieta... ))
1890
Nuevamente su recorrido se vio interrumpido, pero antes de que la impotencia llenara su cuerpo, el sentimiento de culpabilidad logró aturdirlo y dejarlo como un perrito manso. Escuchó con la cabeza gacha las reprimendas de Teva, retorciendo el borde de la camisa con sus manos nerviosas y solo cuando se detuvo, pudo levantar la mirada y soltar lo primero que le vino a su mente. -Es que a Daglia le duele el tobillo... Se dio cuenta que había ido demasiado lejos cuando algo parecido a un rayo pasò por los ojos de la mesera. Se arrodilló sin importarle mucho que alguien viera aquella extraña situación y tomó las manos de la muchachita. -Se que estoy en falta y que tienes todo el derecho de pedir mi cabeza. Pero cuando las bailarinas- se cuido bastante de no especificar quién- tuvieron ese accidente, tuve que ayudarlas y se me pasó el tiempo...tuve que buscar al médico, atender mesas y tú te desenvolvías tan bien con los invitados que..que...no pensé que necesitarías mi ayuda. No te veias en ningún problema- Problema, Annette, Cyrille- Y prometo que podrás asesinarme cruelmente...a la salida- despacio, como si de ello dependiera su vida, soltó las pequeñas manos de Teva y se levantó del suelo- Tengo que buscar a la bruja mayor- explico a la carrera antes de desaparecer en los vestuarios. Abrió la puerta y dentro encontró solo a dos mujeres. -¡Hermanito!- sonrió una. -Annette te busca.
2015
-No hay mucho que entender. Blanc es el jefe, el decide todo lo que sucede aqui y nosotros solo hacemos las consultas habituales- explicó Frank- lo único extraño es que todos coincidimos en el mismo horario y bueno...ocurrió el accidente del vestido, lo que se que desencadenó la furia del dragón- hizo un gesto con la cabeza hacia el recibidor- y posiblemente de su nueva aliada-agregó con una sonrisita burlona- Admite que en el fondo agradeciste tener una buena excusa para hacer lo que sea que enojo tanto a Mia. Sintiò el celular vibrar en el bolsillo de los jeans, pero esta vez la urgencia no era tanta. Ya tenìa lo que queria.
Asintiò a cada una de las recomendaciones de Rachel mientras revisaba su horario. De algún modo el papel se había convertido en inservible al lado de la prodigiosa memoria de su secretaria y sinceramente, confiaba más en ella que en cualquier apunte de hojas de colores pegadas por toda su oficina. -Hablaré con ellos después del almuerzo, gracias por tu sugerencia- sonrió él- y esto me lleva a pedirte un último favor antes de que entre Mia. Luego de que regresen, los quiero a todos en la sala de conferencias. Tengo que explicarles algunos cambios que habrá en el edificio. Y si- agregó incluso antes de que la secretaria pudiera armar la idea en su cabeza- tiene que ver con la visita de hoy. Eso es todo, gracias de nuevo.
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Post by Milly on Apr 12, 2013 21:32:48 GMT -3
((xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD!!))
1890
Huir de ahí era la mejor elección que podía haber tomado Matt en toda su vida. Así al menos existía la remota posibilidad de que al cierre, Teva alternara la alternativa de matarlo por la de hacerlo sufrir lenta y dolorosamente. Porque no se iba a olvidar de nada de ello, claro que no. Había estado a punto de intentarlo cuando luego de corroborar los rumores del barman se arrodilló ante ella. Pero cuando entendió el motivo que lo mantenía tan apurado... acabó de sulfurarse. —¡Ninguna estúpida bruja me importa más que yo! —le gritó indignada al mesero cuando este ya se encontraba demasiado lejos como para alcanzar a oír su voz chillona por encima de las risas y conversaciones. Una bailarina que caminaba cerca suyo se volteó a observarla, confundida—. Sí, eso también te incluye a ti —le reprochó antes de dar una media vuelta aireada, pero digna hasta el final. Un giro tan calculado que ninguno de los vasos que hacían equilibrio sobre su bandeja se movió de su lugar. Las odiaba, a todas y cada una de esas infelices criaturas que brillaban como estrellas cada noche. No les bastaba con haberle robado su sueño, no les bastaba con haberle robado su futuro... ahora también le robaban a sus amigos. Pero para suerte de la joven Attia, no se dejaba perder tan fácil.
2015
—Coincidieron, por supuesto —Katia le siguió el juego, pero quedaba claro a kilómetros de distancia que la explicación lógica del reportero no la convencía—. Pero da la casualidad de que jamás he sido partidaria de creer en las coincidencias. Casals lo sabe muy bien, ¿no es así Albert? —revolvió cariñosamente el cabello del aludido, ya sabiendo de antemano que este preferiría continuar con la sesión antes que prestarle un poco de atención. Así que volvió a concentrarse en Delatore—. Empiezo a sospechar que hacerse el misterioso es parte del perfil profesional de los reporteros. Primero Périer con sus negocios secretos, tú con tus coincidencias... ni hablar de Casals. Respecto a tu duda —sus ojos destellaron con una malicia en la que persistía el toque empalagoso—. Jamás desaprovecho una excusa.
De común Moncef prefería trabajar solo. Pero estaba obligado a reconocer que en esa ocasión particular, contar con el apoyo declarado del fotógrafo era un regalo que bien sabía agradecer. Recibió estoico las palmaditas sobre su hombro, descartando su propio vaso medio lleno con indiferencia. Él tenía las fotos, Logan su "paz" rencorosa. Pero Périer no estaría tranquilo hasta saber que la jugada era suya. Y para eso hacía falta el visto bueno de Blanc. —Lo fue —reconoció, sonriendo con una simpatía tremendamente convincente—. Estando así las cosas, no queda nada más que hablar. Te libero para que vuelvas a tu mundo de bellezas y flashes —devolviendo un solo golpecito en el brazo a Delastair sobre el brazo a modo de despedida, comenzó a caminar en dirección al recibidor. Se volvió un instante hacia atrás antes de abandonar la sala de descanso—. Entregaré el material al jefe mañana, a primera hora. Así que espero recibir las capturas antes, para acomodarlas con tiempo. Dicho esto, caminó hasta pasar por el lado de la mesa en forma de media luna y más allá, hasta acomodarse sobre en los sillones antes ocupados por Mia, a la espera del retorno de la secretaria. Había resuelto un asunto. Pero quedaban otro más extraño por aclarar. Mientras aguardaba tomó uno de los números viejos de Etiqueta Negra dispuestos entre las revistas para el público y comenzó a estudiarla.
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Post by bachi on Apr 15, 2013 17:56:27 GMT -3
((Sos una idiota, Ev xDDDDDDDDD))
2015 Sorprendida por la franqueza, Rachel asintió rápidamente y salió del despacho de Blanc a paso rápido, casi chocando con Mia. Vaya, si hasta se había olvidado. —Todo tuyo —La secretaria le dio unas palmaditas de compasión y siguió su camino. ¿Tendría que haberle avisado lo de la reunión? Lo dudaba, seguro el jefe se lo comentaría. Al llegar al final del corredor, atisbó su querida recepción vacía y se sintió en cierto sentido relajada hasta que vio salir de la sala de descanso a Moncef y Logan. —Le dejaré el paquetito a nuestra querida secretaria para que lo retires sin problema hoy a la noche —Sonrió fugaz, refiriéndose a las fotos— ¿No esperarás que te de el trabajo a medio terminar, cierto? —El fotógrafo puso los ojos en blanco y cruzó la recepción directo su salida: Si tenía suerte Katia y Albert estarían trabajando mucho más en “paz”. Tan rápido pasó que ni siquiera notó a Rachel contra la pared, esperando a que la tormenta amainara. La chica frunció el ceño y asomó la cabeza a su escritorio, a su recepción. ¿Y desde cuándo ella también era secretaria de todo el mundo, que también tenía que encargarse de sus “paquetitos”? Que ella supiera, en ningún lado del contrato figuraba eso como obligación, que ella supiera, solo era secretarias de Blanc y no tenía por qué… Solo cuando se sentó en su silla detrás del mostrador fue consciente de que el reportero seguía allí, justo sentado en los silloncitos de en frente como si nada. Intentando evitar a toda costa que su incomodidad saltara a la vista, hizo como que no lo vio, revolviendo papeles y reciminándose la estupidez. Al parece Delastair no era el único que no veía a la gente…
Pero Logan sí vio a Frank en medio de su camino charlando con Katia. Se acercó como si nada y con las manos en los bolsillos, silencioso y sonriéndole a la mujer para hacerla cómplice de la broma pero manteniendo el sigilo intacto. Aprovechó que las palabras de la maquillista tapaban sus pasos, y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para atrapar una mosca con la lengua en la nuca del reportero (si hubiera tenido lengua de sapo, claro), le sopló en la cabeza para asustarlo. —Bú —sentenció con la calma de un inocente y la sonrisa de un gato— ¿Qué pasa? ¿Hoy es el día de los reporteros chismosos? ¿O es el día de sabotear a Delastair? O tal vez —se inclinó a un costado— el día de los planes malvados y yo me estoy escapando de alguno del que tal vez Frank quiera hacernos cómplices… Puedo decir a mí favor que ya tengo a Moncef de mi lado —soltó, haciéndose el misterioso y mirando con maldad a Delatore. Evidentemente la zona de fotografía era territorio de otros demonios.
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Post by ev7e on Apr 15, 2013 20:38:12 GMT -3
((MUERAN :K))
1890
-Lala dijo algo acerca de un pez- mencionó apenas cruzó la puerta del drag queen y no reparó en la diminuta curva que cruzó por sus labios al oírla- entonces… ¿Para qué me necesitas? Cerró la puerta, solo por si el mesero era vencido por la curiosidad y decidía llevarse el mal rato que tenía preparado para Angie. -Oh no pequeña, yo no te necesito- Respondió el drag queen lentamente y examinando detenidamente a la pelirroja. Para esas horas de la madrugada, ambos habían perdido el encanto. El maquillaje corrido, el cabello enredado, fuera de lugar y apestando a cigarros y alcohol. En sus caras se notaba el cansancio de aquella noche, pero aun así en el gesto de Balthasar se adivinaba la intención de una última batalla- Él único motivo por el que te he llamado es para aclarar algunas cosas contigo. Verás, me cuesta creer lo fácil que convertiste mi local en un vulgar y sucio burdel- siguió- Descontrolaste todo en menos de un segundo, las bailarinas sobre las mesas, los meseros embriagándose junto a los clientes… -¡Pero LeCounce estaba…!- empezó a gritar Cyrille antes de que fuese interrumpida por el golpe del puño de Balthasar sobre la mesa. -¡No me interesa si LeCounce estaba feliz o no! Eso es lo que menos importa en mis planes porque de todas maneras nos hundirá si no hacemos las cosas bien. -¿De qué hablas? -Jamás me sentí tan avergonzado- continuó sin hacerle caso a la mujer diablo que tenia al frente y que cada vez parecía más furiosa- Primero Daglia cae y si no fuera por Julie todo se iba a la mierda ¿Creen que no me di cuenta de lo que hicieron? Buen truco aquel, pero no lo suficiente para convencerme. Tendrá un par de días libres para que se le cure el tobillo. Pero tú, querida…estas, ¿Cómo se dice? Ah sí, vedada. Cyrille la miró confusa, principalmente porque no entendió lo que acaba de decir Annette aunque se imaginaba que no era algo bueno para ella. -¿Perdona? -Lo que oíste, niña. Desde mañana tienes estrictamente prohibido participar de los actos del Molino Rojo. La pelirroja abrió los ojos como platos, pero la expresión asombrada pronto fue desplazada por una de deliberada ira. Se apoyó contra la mesa con ambas manos mientras se levantaba y amenazaba desde su nueva altura. -No puedes hacer eso, no conseguirás una cantante en tan poco tiempo. Te queda menos de un día. -No eres la única cantante del cabaret- le recordó con una fría sonrisa. -¡Pero soy la mejor! -Eso puede discutirse. -Entonces ¿Qué?- tomó aire- ¿Solo bailaré? -¿No lo entiendes? No bailaras ni cantarás, niña- la voz de Annette bajó a los tonos más graves, lo mismo que sus ojos inspeccionaron el rostro de Cyrille. -No puedes hacerme esto- empezó a desesperar- ¡Yo salve el show!-gritó -¡Me pusiste en ridículo!-bramó, ahora también levantándose él y caminando a la puerta dispuesto a abrirla antes de que las uñas de la mujer se le clavaran en el brazo, a través de la delicada tela del vestido. -Esto es injusto- le lloró con rabia o eso parecía, porque el drag queen ya no podía distinguir el rostro de ella entre todo ese cabello enrulado. Annette se sacudió a la bailarina del brazo y dominándola desde arriba la obligó a mirarle a la cara, tal como había pensado. Ni una sola lagrima de los ojos verdes, solo un buen teatro que echaría de menos en su nuevo proyecto. -Que bajo has caído, peor que cuando te recogí de las calles- siseó con cierto desprecio mezclado con cariño herido- Le tengo demasiado aprecio a tu hermano como para enviarte de nuevo ahí. Ayudarás en lo que se te diga, un día con Méderic ayudándolo en el bar y otro más como mesera. Aprenderás a recibir órdenes y tal vez, con un poco de suerte y buena disposición aprenderás también a respetar tu trabajo. Cyrille se mordió lo labios con fuerza, casi hasta hacerlos sangrar. -Aun queda un puesto de bailarina libre, si es que Daglia no se recupera para mañana. No podrás conseguir una cantante y una bailarina para mañana, solo yo se los tiempos y los pasos…Por lo menos déjame reemplazarla hasta que… -Ya tengo solucionado eso- sonrió malvada mientras le daba empujoncitos hacia la puerta y justo antes de tirársela en la cara soltó el nombre de la futura sensación del nuevo salón de baile- Teva.
2015
-¿Puedo pasar?- preguntó Mia en un hilo de voz mientras golpeaba despacio la puerta abierta de Benjamin Blanc- Me dijeron que querías hablar conmigo. -Pasa, Mia- llamó el director de la revista, dejando a un lado el café (frio y a medio tomar) y acomodándose las gafas hipsters-Espero que no haya nadie más detrás de ti- agregó. La pelirroja dudó antes de obedecer pero negó con la cabeza cuando estuvo sentada frente al escritorio. -Es casi hora del almuerzo, deben estar arreglando sus cosas para salir. -¿Tú no vas? Ah cierto… ustedes, las modelos, no comen- bromeó. Silencio. -Lo siento tanto- soltó Mia derrumbándose y cubriéndose el rostro donde Benjamin pudo adivinar las lágrimas sinceras enrojeciendo la vista- No sé cómo sucedió. No recuerdo nada, de pronto estaba en ropa interior y el vestido roto en el piso, de verdad lo siento mucho. No lo planeé, y-yo s-solo quería…q-quería salir de ahí- lloriqueó- te juro…te juro que n-no lo estaba p-pensando, todos c-creen que si, q-que soy una p-perra egoísta y t-tal vez es cierto… p-pero jamás haría a-algo en c-contra d-de la- r-re-revista ni d-de t-ti…t-tienes q-que… -Te creo- la silenció Benjamin dando un rápido rodeo a la mesa y acariciándole con ternura los cabellos rojos- pero deja de llorar. Dejaron pasar varios minutos en un silencio cada vez menos interrumpido por los sollozos de Mia hasta que finalmente esta se tranquilizó lo suficiente para sostener la taza de manzanilla que Blanc le ofrecía. -Preciosa, sabes que la única razón por la que estás aquí es…- empezó Benjamín pero se detuvo y corrigió- Te he tratado igual que a las demás modelos, pasaste por una selección previa antes de trabajar para Etiqueta Negra y creo que estas guardando bien el pequeño secreto para que no hayan malos entendidos ¿verdad? Ella asintió. -Pero no me lo estas dejando fácil haciendo cosas como estas y que un fotógrafo venga especialmente a pedir tu cabeza en una bandeja es algo grave. Los rumores empezarían muy fácilmente si no te impongo un castigo ¿Comprendes eso? -Quiere que me despidan ¿verdad?- se atrevió a preguntar con voz temblorosa. -Sorprendentemente no- reconoció él- pero ha dejado algunas sugerencias para tu castigo. Incluyen pagar el vestido, que vayas personalmente a entregarlo, dar la cara y hacerte responsable…-mientras Benjamin hablaba, Mia iba asintiendo con la cabeza- y también quiere restregarte su triunfo con un número especial en la revista, sin modelos y todos los trabajadores. -¿Logan piensa que eso puede molestarme? ¿Por qué? -Por la misma razón que rompiste el vestido, sólo que el sí piensa que eres una “perra egoísta”. Yo sé que no te molestó que dejaran de prestarte atención, siempre es lo mismo cuando tienen que cambiar de modelo- explicó- A ti te fastidió el hecho de que fuese Katia el nuevo centro de las miradas. ¿O me equivoco? Mia negó con la cabeza. -Es solo que es tan…perfecta. Benjamin arqueó una ceja interesado. -¿Y por qué piensas eso? -¿No la has visto? Es astuta, inteligente, ella no necesita de costosos trajes ni maquillaje para llamar la atención…y además siempre sabe qué decir. No tiene nada que envidiarle a nadie y eso…para mi es insoportable. -Tú podrías ser igual, si de verdad te concentraras en tu talento en lugar de seguir ocultándoselo al mundo. ¿Cómo va tú música? -Mal- respondió esquiva. -¿Puedo leer esa letra? -¡No! Benjamin soltó un bufido divertido antes de cruzarse de brazos y quedársele mirando. -Ese vestido…¿Costó mucho? -No tanto- admitió él- Costó tanto como una copia puede costar. -¿E-era una réplica?-preguntó sorprendida. De nuevo rió. -Mia, ningún diseñador de alta costura le confiaría su obra maestra a nadie-explicó- Es por eso que tenemos a una costurera muy hábil que nos ayuda a conseguir estas bellezas. Claro, con telas más baratas y sin los diminutos diamantes entre las costuras. La verdad me sorprende que no se hayan dado cuenta de eso, supongo que la señora está haciendo un buen trabajo y deberé pagarle más con el próximo traje- sonrió- No todos son así, solo los más “caros”. Es común que alguna de las modelos decida llevarse un recuerdo a casa y sería una tragedia si no nos perteneciera a nosotros. -Entonces… ¿El vestido le pertenecía a la revista? -Sí y no. Es alquilado igual que los demás. Luego de la sesión el vestido se devuelve a la costurera y ya depende de ella si lo vende o reutiliza la tela. Claro…en este caso tendremos que pagarlo, pero el costo en muchísimo menos que el original. - De todas formas, descuéntamelo de mi sueldo. Me haré cargo. -No pensaba hacerlo de otra manera. Ahora escúchame, no te obligaré a ir y devolver el vestido. Principalmente porque no queda nada qué devolver y sería muy raro si Delastair te viera saliendo con una sobre lleno de billetes. PERO, debes prometer parecer molesta cuando anuncie la idea que tiene Périer para la revista que casualmente contentará también a Logan. ¿Prometido? Mia esbozó una sonrisa alegre y asintió con la cabeza. -Si no puedo ser cantante, creo que podre actuar en el cine. -Pero primero conseguiremos algo para ponerte. Busca tus cosas que te compraré algo y luego vendrás a la reunión general.
-De hecho, le comentaba a Katia sobre su plan malvado- Respondió Frank alternando miradas con la maquillista y el fotógrafo-Ustedes dos estan formando una peculiar y terrible alianza... y no quisiera tener problemas con eso- rió- Pero aunque puedan volar todas nuestras cabezas, no estoy tan seguro si podrán combatir a su enemigo común. La pelirroja tiene una buena carta en sus manos. Movió la cabeza en dirección de la oficina principal. -Y no tengo idea del por qué Perier ha aceptado estar de tu lado esta vez, pero imagino que las razones serán muy buenas y por tu expresión...supongo que lo sabremos todo muy pronto. ¿Lo ves Katia?- se volvió a la mujer- No eres la única que siente curiosidad por todos estos...chismes de oficina.
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nitta
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Post by nitta on Apr 17, 2013 11:19:18 GMT -3
((Antes que nada, Eve... NO moriré!!! Y segundo... pusiste 1980 en vez de 1890 JAAAA!!!!))
1890
Daglia se volvió a quedar sola en aquel cuartucho sabiendo que ya Molino Rojo estaba cerrando sus puertas. Cerró sus ojos y volvió a tumbarse en aquella improvisada cama mientras trataba de mover su tobillo lastimado. Temía que la despidieran y si lo hacían, ¿qué sería de su futuro? Aquello era lo único que conocía, lo único... cubrió sus ojos con las manos aquejada por la incertidumbre de su futuro como bailarina del Molino Rojo. Y todo... Todo... Se le comprimió el corazón al recordar la caída y el como Mat la había llevado ahí, el como la había tratado... ¿Y si le despedían a él también por culpa de su negligencia? Sintió como sus ojos volvían a inundarse de nuevo y como rompía a llorar desconsolada.
2015
Apagó el último cigarro, expulsó el humo del interior de su cuerpo y moviendo sus brazos como quien nada se puso frente a la cámara una vez más solo para visualizar la mierda de fotos que había realizado aquella mañana. Con un poco de suerte alguna se podría salvar. Con un poco de suerte.... La apagó y lo guardó todo en su sitio para luego acercarse a sus compañeros con un nuevo cigarro en la boca que no se fumaría.
(y prometo no volver a perderme x.x)
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Post by Milly on Apr 20, 2013 12:36:42 GMT -3
((CONSTE QUE LO PROMETISTE NITT. Así que si no cumples... iré a jalarte los pies por la noche :K))
2015
Le devolvió la sonrisita a Delastair con un brillo coqueto cuando tomó desprevenido al reportero, pero su buen humor no le impedía comenzar a experimentar un tenso resentimiento al comprender que, en realidad, aquel era el día de los secretos, de las artimañas, de los juegos sucios. Y el hecho de poseer uno que afianzaba la alianza con el fotógrafo de su equipo, no la hacía sentir conforme. Tenía que descubrir qué se traían entre manos esos hombres. —Entonces es imprescindible que nuestra curiosidad sobre 'chismes de oficina' sea saciada, Frank —sus ojos pardos parpadearon inocentes tras los cristales de sus llamativos lentes. Supo que Casals al fin había decidido a unirse a la conversación, pero su atención iba completamente dedicada a Logan cuando se cruzó de brazos hacia él, peligrosa, astuta—. ¿Siguen siendo confidenciales los secretitos de Périer y mi fotógrafo favorito?
Sus ojos no se separaron del párrafo que para entonces leía hasta hasta que distinguió el sonido inconfundible de Rachel y su constante trajín entre copias, documentos y otroa papeles. Alzó la vista. La vio. Y sonrió. Cerró la revista lentamente, solo para regodearse en el nerviosismo que descubrió patente en el ánimo de la secretaria al contemplar el automatismo forzado de sus movimientos. La misma calma utilizó para incorporarse, avanzar dignamente hacia ella y reclinarse contra su mesa de trabajo, con la educación de todo un caballero. Consultó su reloj de pulsera. —En mi opinión, ya es el momento de reponer energías para el resto del día. ¿Qué dice mi hermosa dama al respecto? —ensanchó una sonrisa irresistible, bien sabiendo que en este nuevo intento, existían motivos de peso que impedían a la mujer de negarse por enésima vez a las invitaciones del reportero—. Tengo muchos buenos lugares en mente, tú escogerás en cuál de ellos comer.
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Post by bachi on Apr 21, 2013 21:17:32 GMT -3
((Y que conste que no amenacé yo, sino Milly, GUARDA :33))
1890 Como si nada hubiera pasado, como si nunca se hubiera ido, Julie cruzó el umbral de la puerta con elegancia que perdió en cuanto estuvo del otro lado. Aprovechando la lenta multitud que marchaba poco a poco hacia el exterior del local, se quedó disimuladamente a un costado y se quitó los dolorosos zapatos de los pies para andar descalza. La mugre del suelo no le importaba, los pies se lavaban con agua y jabón más tarde. Anduvo entre clientes y compañeros, sorteando mesas de borrachos que se negaban a dejar de a poco el local para ir a parar a la única isla que encontraba como naúfraga en medio de aquella tempestad. Sabía que la barra del queridísimo Méd estaría abierta hasta que la última de sus víctimas callera al otro lado de la calle, y si se la encontraba a Teva de por medio, esa noche no le habría importado. La bailarina estaba de un extraño bueno humor cuando llegó, apoyó los zapatos y la minúcula cartera sobre la barra y se sentó en un taburete como comensal aburrida mientras jugaba con un largo collar. —¿Es que aquí nadie trata con decencia a los recién llegados? —bromeó entre risitas. A quien buscaba con la mirada era a alguna de sus brujitas compañeras, pero no había rastro ni siquiera de Cyrille.
2015 Logan recibió las intrépidas palabras del reportero con una sonrisa macabra y miró a Katia. —Peculiar y terrible alianza... Me agrada —dijo con resolución y una mueca de compromiso. Dejó que los otros dos prosiguieran con su pequeño intercambio de dagas y rodeó el pequeño grupito para zumbar junto a Casals. No lo dejó ni hablar. Con un par de dedos rápidos le arrebató el cigarrillo de la boca, se puso en posición y lo lanzó al otro lado de la sala sin siquiera esperar atinarle a algún cesto de basura. Cuando su tarea estuvo lista, le dio unas palmaditas. —Lo siento, Albert querido —bromeó—. Pero tenía que ASEGURARME que por nada en el mundo se te iba a ocurrir encender eso delante de mi nariz. En cuanto a lo de fotógrafo favorito, belle dame sans merci —Se volteó para enfrentarla—, espero que por el bien de tu salud te refieras a Albertillo. No ganarás nada bueno halagándome tanto. ¿Pero qué les parece si charlamos de esto todos juntitos y tranquilitos mientras almorzamos? Aunque no lo crean, no vivo solo de la cafeína y... —En ese preciso momento recordó a Frank y se rascó el piercing de la nariz— Mira, no es por incomodarte ni nada —Pfff, vaya mentira—, pero si pretendes almorzar con nosotros, danos una buena excusa. Sonrió mientras veía al pasar una hilera de modelos reír entre dientes por bromas privadas, desfilando poco a poco del escenario al vestuario.
Ya se la había visto venir. Rachel dejó en el instante los papeles que había estado firmando y bufó, haciendo que el flequillo ondeara peligrosamente. Y le sonrió con evidente advertencia al ladear la cabeza. —Soy horrible para elegir esas cosas —mintió con descaro—. Me conformo con comida al paso, no te preocupes Moncef. A no ser que prefieras gastar un sueldo en un almuerzo, en ese caso házmelo saber, conozco lugares excelentes —ironizó—. Espérame que junto mis cosas y... En el momento en que se volvió para juntar su abrigo y morral recordó que Mia tenía todavía el suyo puesto e hizo una mueca. Le restó importancia, se ajustó el pañuelo cobre al cuello y descolgó el bolso del respaldo de su silla antes de rodear el escritorio. Solo en ese momento se percató de lo que estaba a punto de hacer y se volvió al reportero para mirarlo, ceñuda. Debía estar loca, verdaderamente loca para ir y confiar algo así a alguien como... como Moncef. ¿No eran en las películas donde siempre aparecían periodistas exitosos con dientes afilados dispuestos a todo por una nota, una fuente de información? No creía que Moncef tuviera colmillos largos ni mucho menos, pero sabía que era impecable, profesional y... bueno, tenía sus herramientas para desenvolverse, claro. Inconscientemente se cruzó de brazos y pensó en la carpeta que había sacado del sótano. La única a la que todavía le había puesto las manos encima y que se había llevado para estudiar en casa, ¿debía mencionarlo también? Ya lo vería. Rachel también sabía jugar. —Cuando quieras, hermosa dama —lo imitó, divertida.
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Post by ev7e on Apr 24, 2013 20:37:22 GMT -3
1890 -Deja de llorar- ordenó con voz maternal/paternal el drag queen apenas cruzó el umbral de los vestuarios, seguido del doctor. Ambos se acercaron a Daglia y mientras uno la ayudaba a sentarse y se disponía a preguntar el “¿te duele si hago esto?”, el otro le acomodaba el cabello y limpiaba el maquillaje corrido con telas humedecidas. -Deja de preocuparte, no voy a despedirte ni dejarte sin una moneda- le aclaró Annette. -No es tan grave- declaró el médico- Solo esta adolorida por la torcedura, pero no necesitara yeso. Solo le pondremos una venda para que la proteja y claro, no podrá hacer las piruetas de siempre por un par de semanas. -Estoy segura que podremos encontrarte otra ocupación- le guiñó ojo Annette- Lamento haberte hecho esperar tanto, pequeña, tenía otros asuntos que resolver.
Corrió escaleras arriba apenas escuchó la sentencia y se perdió en los corredores de cortinas justo cuando Annette cerraba la puerta de su vestuario personal. El Dubois mayor corrió lo más rápido que pudo y evito a toda costa a las personas…oh cielos las personas. Tendrían que echarlos a patadas de ser necesario, cualquier cosa era más educado a que se quedaran ahí y saliera el mismo demonio buscando las almas no tan inocentes que visitaban las calles prohibidas del Montmartre. NO. Tenía un objetivo fijo y no pararía hasta sacarlo del camino. -Correo, huye, ¡no! Mejor detenla- le urgió a la bailarina sentada en la barra con un desesperado sacudón de hombros, pero aun asi no hizo contacto visual. Su cabeza giraba de un lado otro buscando la diminuta figura de Teva, la maldijo por no tener una señal de luces en la cabeza. Cuando al fin dio con ella, la tomó del brazo libre (haciéndola tirar todas las copas que tenía en el otro) y la arrastró hasta perderse en las falsas paredes rojas. -¿Qué hiciste?- le preguntó entre susurros- ¿Por qué Annette te debe un favor? ¿Para qué vinieron La Roca y sus hombres hoy? Teva…- se oyó una nueva tanda de vidrios rotos antes de que el mesero le cubriera la boca para escuchar.
-¡¿DÓNDE ESTA ESA RATA INFECTA?!- La mujer salió de entre las cortinas rojas y chocó contra un mesero, haciéndolo tirar al suelo la bandeja con copas llenas de licor. Lo empujó a un lado y pateó con los tacones una botella que se interpuso en su camino-¡AL MENOS TEN LA DECENCIA DE DAR LA CARA, PUTA ZORRA ARRIBISTA!-gritó como histérica. -Angie, baja la voz- se acercó Marie corriendo tras de ella, como si no notara que ya medio cabaret había volteado a ver de dónde provenía aquel escándalo- Los clientes se pueden ir… -¡NO ME IMPORTA! ¡ DE TODAS FORMAS SE IRAN CUANDO VEAN A ESA BURLA DE MUJER ALLI ARRIBA!- señaló el escenario, esta vez al borde de las lágrimas. Empujó a otro tanto de personas hasta que llegó a la barra, sin notar a Lala sentada a un par de bancas (pues la hacia fuera de Molino Rojo) y dirigiendo toda su atención al barman- ¡Tú eres su amigo! ¡Tú debes saber en dónde está! ¡¡¡¡¡DIME EN DÓNDE ESTA!!!!!
2015
((Frank: *les pone a todas sus tiernos ojitos de cachorro cocker de mes y medio* Bullying :C ))
En la boca del reportero se curvó una sonrisa divertida y aunque la manera directa, sin procesar y hasta un poco macabra en que Delastair soltaba las cosas lo tomó por sorpresa, no pareció molestarle. -Siempre tan…cordial, Logan- dijo Frank- Solo tengo un par de pobres excusas de las cuales tal vez te interese solo la última. Pero le dejare la decisión final a mi queridísima Katia- le guiñó un ojo- Prometo contarles lo que sé acerca de los planes de Blanc ( de hecho, ya me los confirmó), me pondré del lado que quieran cuando empiecen a destripar a cada trabajador de esta revista y claro… la cuenta la pago yo.
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Post by Milly on Apr 28, 2013 17:16:36 GMT -3
1890
Su concentración en la mezcla que para entonces preparaba se perdió un segundo luego de oír la primera palabra pronunciada por la joven cuya ausencia en el local el barman llevaba cuidadosamente calculada. Se volvió hacia ella dejando su preparación alcohólica a medio terminar, incapaz de reunir los esfuerzos suficientes para disimular su profunda consternación. Logró en cambio reducir el efecto de transparente ensimismamiento con una sonrisa mordaz. Del lado opuesto de la barra, apoyó los brazos justo en frente de Lala. —¿Qué tal un trato? —planteó la propuesta sin apartar la mirada de la bailarina, poco dispuesto a saciar su curiosidad con rodeos innecesarios—. La recién llegada le explica al barman qué clase de malos caminos está recorriendo... y el barman accederá encantado a ofrecer el más impecable de sus servicios. Apenas se irguió para tender una mano hacia la joven Odaire, a la espera de su decisión para cerrar o no el convenio. Pero entonces llegó Matt. Su desconcierto alcanzó un nivel insospechado cuando lo viera sacudir a Julie, poseído bajo una actitud que no podía sino considerarse paranoica. Y antes de que consiguiera rodear la barra para separar al mesero de la joven, este ya se había apartado rápidamente para perseguir un objetivo impreciso. Observó a Lala en busca de una aclaración que se sumaba a las antes demandadas. —Entonces —musitó con una risa queda, alcanzando nuevamente la mezcla que había dejado inconclusa y por la cual su dueño continuaba aguardando—, ¿a quién se supone que debes dete...? La pregunta quedó a medio camino cuando distinguió una encendida cabellera roja aproximarse.
Al otro lado del salón, una pequeña mesera era abordada por su acelerado compañero de labores, llevándola a desperdigar su nueva bandeja de copas sucias por el suelo en medio de un ruidoso alboroto. —¡Matt! ¿Qué crees que haces? ¡Van a descontar esto de mi paga! —gimió escandalizada y compungida, intentando en vano negarse a ser arrastrada por su amigo hacia los pasadizos del cabaret. Dubois se empeñaba continuar restando puntos, eso saltaba a la vista, por lo que su irritación apenas cedió cuando las preguntas comenzaron a sucederse una tras otra. Sus ojos pardos adquirieron una fijeza penetrante—. ¿De qué estás hablando? —gruñó sin detener su constante forcejeo para escapar de las inquisidoras dudas cuyo significado, ce momento, no alcanzaba a comprender—. Porque además de hacer mi trabajo, yo no sé si... Reconoció el ruido de la vorágine que despertaba más allá de los falsos muros. Y ya no manifestó oposición a ser callada por la mano de su amigo.
El rostro de Médéric se ensombrecía a medida Angie se acercaba a su territorio de alcoholes, intentando infructuosamente su cabeza dar sentido a las palabras iracundas que la bailarina despotricaba sin ningún tipo de filtro.
En su escondite, sin embargo, Teva se unía al intento de atar cabos sueltos y ya conseguía hilar algunas ideas claras. Las preguntas de Matt, la sutil insinuación de Annette en su oficina, la furia ilógica que escuchaba ahora provenir de la cantante más talentosa de Molino Rojo... ... bajo la mano del mesero, los labios de la joven Attia se curvaron en una sonrisa de claridad estremecedora.
—¿Dónde está quién? —la voz del barman, si bien no parecía irritada, se anunciaba lo suficientemente tensa como para dar a entender su irrevocable reprobación al espectáculo que la joven Dubois protagonizaba—. Si te tranquilizas, Cyrille, podemos entender qué es lo que... —No hace falta que explique nada —interrumpió una vocecita aguda, justo al distinguir el barman a la joven camarera que se acercaba a la barra luego de haberse escabullido de las manos del amigo que había preferido mantenerla oculta. Altanera caminaba, orgullosa caminaba, las manos apoyadas en su escuálida cintura y la intensidad de sus ojos pardos devolviendo las miradas a los clientes que parecían comprender, estupefactos, que esa diminuta mujercita era la causa del repentino escándalo. Aunque Angie la superase en altura por varios centímetros, su faz no revelaba atisbo alguno de intimidación al situarse frente a ese rostro femenino deformado por una indignación cuyo motivo estaba a punto de confirmar. —Entiendo que te guste llamar la atención —inició con una tranquilidad perversa cuando se dirigió a la irritada cantante de cabellos rojos—, pero yo prefiero el bajo perfil. Así que, si no te molesta, preferiría aclarar este malentendido de una forma más... civilizada. Claro, solo si entiendes lo que eso significa.
2015
La perspectiva de un almuerzo se le antojaba cada vez más atractiva, no solo porque su estómago exigiera con desesperación una retribución a su incansable trabajo matutino: sabía que aquel momento esclarecería muchas de las incógnitas que durante la duración de esa primera jornada habían surgido. Una sutil, imperceptible y brevísima risita a labios cerrados asaltó a la maquillista al ser impuesta la condición que podría permitir a Frank formar parte de la comida del peculiar grupo. —Interesantes propuestas, no cabe duda —Evidentemente encantada de haberle sido a ella concedida la decisión de incluir o no al reportero en el almuerzo, caminó del litigante hacia el acusado, sonrisa en alto, evaluando cuidadosamente cada promesa hecha por Delatore—. Yo digo que puede venir con nosotros. Eso sí —al hacer su reparo, se aferró al brazo del reportero con una delicadeza sobrehumana. La mirada amenazante que nació en sus orbes, sin embargo, tampoco podía denominarse humana. —, entenderás de qué puede llegar a ser capaz esta peculiar y terrible alianza si una sola de tus excusas no llega a cumplirse, querido. Y te advierto, Frank —tétrica, recargó la cabeza contra el brazo apresado—: a mi memoria no se le escapa nada. Nunca.
—Por ti gastaría el sueldo de un año si fuera necesario. Aunque colmada de un aire divertido, la afirmación sonó tan resuelta, tan carente del aire seductor por el que acostumbraba a usar con la secretaria, que resultó extraña. Recibiendo con su habitual entereza el comentario de Rachel que anunciaba su disposición a iniciar la retirada, se deshizo de su chaqueta y con ella cubrió los hombros de su acompañante. Luego salieron a las concurridas calles. El taxi parecía haberlos estado esperando. Unas manzanas más abajo atravesarían la entrada a un elegante restaurante. Los labios de Moncef no se separaron hasta haber solicitado la mesa más apartada del resto de los comensales y haber acomodado en ella a la hermosa secretaria que lo acompañaba. La elegancia palpable del ambiente parecía haber surgido en él un potente efecto, pues al tomar asiento frente a Rachel hacía gala del profesionalismo educado que solía utilizar con sus más importantes contactos. —Aquí podremos hablar tranquilos —Era la primera vez que Périer se dirigía a Lavalley sin que una sola intención de lisonjeo consiguiera entreverse en su tono solemne. Extendió a la mujer una carta de menú de las dispuestas sobre la mesa—. Escoge lo que quieras, sin prisa. Disponemos de bastante tiempo —observó su propia carta de preparaciones. Aunque su concentración en la decisión a tomar era evidente, volvió a hablar si apartar la mirada de la lista de opciones—. ¿Habías venido aquí antes?
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Post by bachi on Apr 29, 2013 2:46:02 GMT -3
1890 Una sonrisita bailó en los labios de Lala y entrecerró los ojos, como una advertencia. —Uy, uy... El barman quiere negociar por información —se rió, cómplice y siguiéndole el juego—. Pero yo no estoy tan sedienta como para divulgar cosas —Se encogió de hombros y miró a un costado, aparentando desinterés en aquella mano—. No sé leer —se confesó ¿Tal vez un par de copas pretéritas de más?—, pero alguien una vez me dijo algo así como "saber es poder" —Ahí se volvió a Médéric y asintió—. Y puede ser, sí. ¿Pero sabes qué le respondí a cambio? Los contactos son poder real. Eso es todo lo que te dir... Pero se tuvo que tragar las palabras cuando Matt la atacó para salvar algún alma en pena del que Julie todavía no estaba enterada. El gritito le quedó ahogado en la garganta pero el estupor se mantuvo cuando el camarero se fue tan rápido como llegó. —Yo no tengo ide... ¡Angie! Julie se había puesto de pie al ver a la fiera roja, al demonio pelirrojo que avanzaba destruyendo todo a su paso como una tormenta de maquillaje desalineado y plumas viejas. No tuvo que ni esperar a que se abalanzara sobre el barman, no tuvo que ni correr a frenarla, porque en ese preciso momento hizo su entrada Teva... y la chica sintió literal y metafóricamente debajo del pie cómo se quebraba un rezagado vidrio roto. No hizo caso del pinchazo momentáneo y zanjó la distancia que separaba a la mujeres en pocos segundos. Julie se interpuso estratégicamente, aislando a Angie contra la barra sabiendo que Médéric la controlaría, y aunque no pudo evitar el contacto visual entre las dos siluetas femeninas venenosas, clavó sus ojos en la mesera, antes de volverse a su amiga. —¿Qué mierda está pasando?
2015 —"Cordialidad" no es mi segundo nombre. Pobre hijo de puta el que tenga como nombre eso... La sonrisita del fotógrafo fue in crescendo con la tarea dedicada a la mujer, lo que le ahorraba palabrería de más que Katia estaba, de hecho, expresando a la perfección. En ese momento sintió algo de pena por Frank, debía sentirse en nido de víboras... Aunque por otro lado, viendo dónde había decidido trabajar, él debía ser otra víbora más. Perdiéndose un poco, como a menudo le sucedía, Logan comenzó a pensar de verdad si no estaría rodeado de dobles facetas, en la que él era el único idiota que no estaba actuando. Un pequeño ataquecito de paranoia le entró y disimuladamente se desajustó el cuello (¡Pero si ni siquiera llevaba corbata real!), sabiendo de antemano que no sería la primera vez en su miserable vida que quedaba hasta el cuello en asuntos que se le iban de las manos. Sintió la boca reseca antes de volverse a fijar en el grupito. —¿Katia dijo que sí? No fueron tan pobres esas excusas entonces —apresuró a preguntar—. Si es así, trato hecho entonces. Mejor. No traje nada para pagar el almuerzo. Frank, creo que nos viniste como anillo al dedo a varios aquí dentro. Y por las razones más diversas. ¡Quién lo diría! Al fin algo de utilidad.
Evitó con amabilidad, una risa al borde de la lengua y hasta con algo de vergüenza infantil hacer comentario alguno sobre aquella sentencia soltada tan... Tan decididamente. Rachel agradeció tras un par de insistencias y negativas el abrigo concedido, dando por perdido cualquier tipo de discusión con ese hombre y salió al exterior junto a Moncef. El aire frío le sentó bien, despejándole un poco las ideas y sintiendo como si el cerebro diera una gran bocanada de alivio, aquello significaba dejar brevemente atrás las responsabilidades de la revista a las que sabía que debería volver. Y además, le pagaban la comida. Genial. Subió al taxi y se dejó desinflar en el asiento mientras acomodaba el morral sobre las piernas y veía la gente de París pasando al lado, distrayéndose en los detalles eternos y cien veces vistos de los bajos edificios franceses. Solo cuando se detuvieron se dio cuenta de que había permanecido todo el viaje en silencio. Dudaba que algo así fuese a incomodar al reportero, dejando de lado, claro, que ella en ningún momento se había sentido con esa necesidad forzada de entablar una conversación, cosa que a veces sucedía con perfectos extraños, recién conocidos. Después de todo podía decir que conocía a Périer tanto tiempo como al resto de descabellados compañeros de trabajo. —Esto sí lo pago yo —insistió Rachel a toda velocidad y sacando la billetera, sabiendo que los taxis costaban una pierna y a juzgar por la calle en la que habían frenado, a Moncef el almuerzo le costaría un ojo y medio. Tal vez también los de ella. Hasta que no se sentó en la mesa, no se sintió capaz de observar con lujo de detalle el lugar al que habían ido a parar. Los ojos le fueron desde la lámpara araña que tenían sobre las cabezas, hasta la pintura de los techos, el exceso de cubiertos sobre la mesa y el despampanante menú ofrecido... Que cerró en un santiamén y lo dejó a un costadito para clavarle una mirada indescifrable al periodista que tenía frente a ella. —No estaba hablando en serio con lo de gastar tu sueldo... No —repensó—. Vender tu alma por un almuerzo, Moncef. Y ahora sí estoy hablando en serio —Suspiró y balanceó las piernas debajo de la mesa, algo inquieta—. No había venido nunca, pero si estamos donde creo que estamos, este restorán es uno de los preferidos de la esposa de Blanc. Y he visto sus cheques, créeme. De todas formas... —Tomó la copa vacía y se la acercó a la cara, esbozando una pequeña sonrisa. Seguro era de cristal— gracias por el detalle. En cuanto a qué pedir, pídeme lo que tu quieras. No tengo ni la menor idea de qué es —Se detuvo para buscar de nuevo en el menú y leer— "quiche lorraine con arroz pilaf y fondue de cebollas"... Y eso que vivo aquí.
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Post by ev7e on Apr 29, 2013 21:25:02 GMT -3
(( Teva es una muy buena promesa de bruja, casi tanto como lo es Bachi ♥. asdfghasdfghadfgh ♥ lindos posties, lindos posties x3))
1890
-No Teva...Ni se te ocurra- Matt observó con terror la sonrisa que aparecía en los labios de la mesera y adivinó su próximo movimiento, pero ella fue más rápida. Salió tras su compañera apenas escuchó las primeras palabras dirigidas a su hermana, y tal como lo hacia Julie, Matt se plantó delante de la joven Attia en el preciso momento en que la pelirroja lanzaba un manotazo en el aire por sobre los hombros de la otra bailarina. -Es por Annette- Marie llegó corriendo y se escondió tras la barra de Méderic, sabiendo que eso no acabaría bien- No se que pasó...Angie entró ahi y luego salió hecha una furia...
- Oh, ya veras mis forma civilizadas- Cyrille estuvo a punto de saltarle encima como pantera asesina hasta que la detuvieron-¡Julie!- le gritó a su compañera cuando no la dejó propinarle un merecido golpe a la escuálida mesera, probablemente porque pudo haberla matado. Pero las ganas no le faltaron luego de que esta hablara tan calmada y tan...feliz. ¿Lo sabría? Tal vez el drag queen lo había acordado con ella, después de todo... no se habian despegado en toda la noche. La pelirroja clavó las uñas en la palma de su mano para controlar las emociones y de pasada para no hacerlo en hombro de Lala. -No se con qué trucos la habrás convencido- siseó, examinándo cuidadosamente, por primera vez, cada forma en el cuerpo de Teva- Ni desde cuándo lo has estado planeando, pero te aseguro que no durarás mucho tiempo ahi arriba- señaló el escenario antes de volverse a las otras dos bailarinas- Esta arribista será su nueva colega.
2015
Espero con gesto tranquilo el veredicto de Katia, aunque por el rabillo del ojo adivinó que habían perdido (una vez más) al fotógrafo. Se preguntó si alguna de las modelos le habría metido anfetaminas en el café. La hipòtesis pareció confirmada cuando quizo soltar una inexistente corbata de su cuello. -Entonces prometo no fallar, al final del día puedes hacer una lista y marcamos con un lapicero todo lo que hice- sonrió aliviado mientras escoltaba a la adorable mujercita hacia la puerta, suponiendo que Delastair los seguiría- Si no has traído nada para el almuerzo, supongo que tampoco nada para el taxi. Pero para su suerte, ofrezco mis servicios completos. Sacó de los pantalones las llaves de su camioneta y los hizo tintinear en lo alto. -Ustedes decidan a dónde.
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Post by Milly on May 10, 2013 21:01:47 GMT -3
((Juju, ¡aquí estoy! Porque una Milly siempre paga sus deudas :K Teva: ¿Bruja? ¡Yo soy el ángel en medio de tanta oscuridad!))
1890
Atrincherada detrás de la alta figura de Matt, los finos labios de la camarera se curvaron en una sonrisa de triunfo, empapada por una sensación de éxtasis que hubiera resultado imposible intentar disimular. De modo que sus sospechas no habían sido tanto más dispares de la realidad que ahora se circunscribía a ese grupo de adultos, reunidos ante la furia roja de una bailarina cuyo ánimo de despecho Teva no había pasado por alto y pretendía usar a su favor... cuando llegase el momento adecuado.
Porque el silencio incrédulo que secundó la bomba verbalizada por Cyrille era demasiado valioso como para ser ella la encargada de romperlo y restar gravedad a la sentencia recién arrojada. Así que esperó a que la idea consiguiera adherirse con firmeza al recuerdo de cada mente capaz de recibir el mensaje, a que los juicios -buenos o malos- emanaran sin necesidad de forzar tan delicada escena. Médéric, aún situado detrás de su barra, fue el primero en arrebatar el carácter estático de la situación.
—Es imposible —terció con una convicción que parecía preparada a flaquear ante cualquier argumento. Porque las fugaces y anteriores explicaciones de Marie otorgaban algo de sentido a la disparatada información otorgada por Angie y su incontrolable irritación, fue a la misma que observó con una seriedad que no deseaba separarse de sus rasgos—. Teva se encarga de atender y preparar las mesas. Annette no puede darse el lujo de prescindir de su trabajo —Más que intentar convencer a alguien con su reflexión lógica, probaba persuadirse a sí mismo.
—¡Qué curioso que lo digas, Méd! —los ojos de los espectadores que aún permanecían pendientes del malentendido volaron del barman a la diminuta mujer que asomaba su rostro sonriente por uno de los costados del cuerpo de su compañero de labores—. Es justamente eso lo que estaba pensando —hizo una pausa con una leve risita—. Está claro que los meseros no sobran en Molino Rojo... y una bailarina más sobre el escenario sería definitivamente excesivo. ¿No te parece, Matt? —volvió la mirada a su amigo sin esperar realmente una respuesta, intentando por segunda vez aquella noche escabullirse de la protección que este le proporcionaba y enfrentar lo que el destino le deparaba. Que la chica Dubois la escudriñara todo lo que quisiera, que intentara matarla si era lo que deseaba. Attia sabía cuánto podía perder al arriesgarse, pero definitivamente no perdería sin luchar—. Supongamos por un momento que lo que tu hermana nos dice es cierto —Ella bien sabía que lo era— y finjamos que cuento con todos los atributos para dar la talla que ella me está adjudicando. En ese caso, alguien necesariamente tendría que reemplazarme. ¿Tal vez Daglia en pago a su pequeño desliz? Ya debe tener bastante de lo que preocuparse con un pie dolorido. Lala —observó a la aludida con una fijeza maligna— ya tiene bastante cubiertas las horas que no pierde en los acompañamientos de baile. Ni hablar de Marie... Annette no sería capaz de destinarla a semejante tarea. Así que solo quedas tú —el escepticismo con el que volvió el rostro hacia Angie decía mucho más que cualquier discurso—. ¿La voz principal de Molino Rojo? ¿Ocupando mi lugar? ¡Eso sí que es imposible! —Estaba tan segura de haber dado en el clavo y en el verdadero motivo que ocasionaba la frustración de la pelirroja, que casi deseaba saltar de la emoción—. Pero dejaremos algo claro. Es cierto, puede que yo no dure mucho tiempo ahí arriba —señaló las tablas del escenario sin perder de vista a la bailarina—. Pero tú no soportarías una sola noche llevando mi ritmo de trabajo. No tienes idea de lo que es el esfuerzo. Eres una inútil... y más allá de cuánto te frustre haber sido denigrada a mi puesto, te aterra dejar en evidencia tu incompetencia.
El barman sostuvo cuidadosamente a Véronique de un brazo para acercarse a su oído—. Necesitamos a Balthasar —suplicó en un susurro antes de abandonar los dominios de su barra e intentar hacer retroceder a Teva y su lengua suelta, al tiempo que relevaba a Julie en su tarea de reprimir los impulsos de Angie. Casi podía escuchar los truenos de la tormenta que se aproximaba.
2015
Demasiado pendiente de las promesas hechas por Frank y la supervisión del cumplimiento de cada unas a rajatabla, apenas dedicó algo de atención a los síntomas de paranoia que Delastair dejaba en evidencia. —No hace falta ninguna lista —declaró una sonriente Katia que atravesaba la puerta hacia la que era guiada por el reportero, señalando su sien con el índice—. Está todo aquí, fresco y listo para la recapitulación. Encabezaba la marcha en dirección a los estacionamientos del edificio, y de forma simultánea sus reflexiones la encaminaban a la casi decisiva conclusión de que, en adelante, bien podría valer la pena considerar a Delatore para alguna futura alianza, si aquella jornada de almuerzo satisfacía las expectativas que comenzaban a generarse en sus esquemas mentales. Todo dependía de si Frank conseguía demostrar estar a la altura de sus compromisos. Tropezar con la camioneta del reportero fue un primer buen inicio. Y que a ellos les fuera concedida la decisión del lugar al cuál dirigirse sumó otra buena tanda de puntos. —Estoy segura que Logan conoce más y mejores lugares para comer de los que yo jamás he visto en mi vida —sugirió, toda encantos y sonrisas de falsa modestia—. Después de todo, un fotógrafo tiene mucha más categoría que una simple maquillista.
—En una profesión como la mía se vende el alma todos los días si se quiere llegar lejos —Moncef zanjó el tema sonriendo con amabilidad para restar importancia a las preocupaciones de Rachel—. Y no puedo darme el lujo de perder la costumbre. Así que no te preocupes por estar donde crees que estamos. Todos estos nombres aparatosos —agregó, tomando cuidadosamente de las manos de la secretaria la lista de menú para evitar que continuara observando los precios de cada plato, en lugar del detalle de las preparaciones—, no son más que etiquetas de fantasía para la comida común decorada de un modo poco común. Te lo demostraré. Lo primero que hizo cuando uno de los camareros se acercó atendiendo a un sutil gesto de mano, fue entregar los menús, acto seguido por la orden de entrada, consistente en los mencionados quiches y una botella de vino. —Entonces —continuó luego de que ambas copas estuvieran servidas con la cosecha escogida por el reportero tras una larga lista de propuestas traídas a la mesa—. Blanc está bajo amenaza porque, según parece, está indagando en algo que no le corresponde —resumió las pasadas explicaciones de Rachel en su oficina con tanta precisión que por un instante tuvo la sensación de que un insistente bip y la guerra entre una modelo y su maquillista jamás hubieran sido parte de la extensa interrupción a aquella charla pendiente. Tomó su copa, agitándola lentamente para mecer su contenido oscuro y evaluar el cuerpo del vino—. El asunto está en determinar en qué se está involucrando.
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Post by bachi on May 11, 2013 1:24:51 GMT -3
((xDDDDDDDDDDDDDDDD!!))
1890 Y todo repentina y mágicamente se había ido al traste. El par de ojos de Julie voló una y otra vez de la camarera a la bailarina, sin dar crédito a las suposiciones que estaba comprendiendo mientras hablaba, mientras su cerebro a mil revoluciones ataba cabos. —¿¡Angie abajo del escenario!? —exclamó entre alguna de las pausas antes de que comenzara la verdadera masacre verbal— ¡Pffff, pero eso es... eso...! Y la pequeñita mujer empezó a hablar. Zas, zas, zas. Uno tras otro sus comentarios fueron aguijonazos que, si ella los sentía tan claros como el pinchazo en la planta del pie, no cabía en sí de cómo estaba haciendo su amiga para contenerse, para no saltarle a la garganta y... Hasta que Teva fue demasiado lejos y su mirada de reptil no le pasó desapercibida. El comentario cargado de sarcasmo dirigido hacia su persona le hizo enrojecer las mejillas como tal vez nadie, ni siquiera una botella de vino lo habría hecho. Julie debería dar gracias a la oscuridad del local y las ventanas de poca monta para que el orgullo no le callera al suelo. Podría haber hecho muchas cosas. Podría haberle lanzado una mirada asesina a Matt (¿¡Qué diablos hacía ahí parado como un panqueque!? ¿¡Por qué demonios no estaba frenando a la endiablada mujer!?), podría haber soltado las palabras más horribles del mundo y hasta podría haber soltado a Cyrille y dejarla abalanzarse sobre Teva... Pero en cambio lo que le salió del alma, sorprendiéndola a ella de tal manera que solo después de unos minutos, pasadas la ira y el fuego encendido del momento, lo lamentó; fue que soltó a la pelirroja, zanjó en pocos pasos la distancia que las separaban y le plantó un cachetazo en la mejilla, en la pequeña mejilla a la mesera. Si bien las últimas palabras no iban dirigidas hacia ella, se había pasado de la línea. —¿Y quién eres tú para decir qué puede hacer quién y cuándo? ¿Quién te ha hecho la sabionda del lugar, eh?—siseó, cara a cara pues la altura que le daban los tacos no la tenía cuando estos no estaban en sus pies. La bailarina no resistió mirar la frialdad asesina de aquellos ojos durante más de un segundo y furiosa, más consigo misma por perder los estribos que con otra persona, se volvió hacia Matt— ¡Y tú no te quedes ahí parado haciendo nada como un niñito asustado! Manten a tu hermana separada de ella... si puedes. Yo me voy a buscar a Chevallier. No pienso tragarme esto. Antes de que nadie puediera caer en la cuenta de lo que en verdad había sucedido, Julie Odair huyó hacia los vestuarios procurando ser lo más rápida posible o correría sangre. —¡Tenemos que hablar! —rugió, irrumpiendo como un torbellino en la escena.
2015 Mientras la maquillista soñaba despierta con sus maquinaciones y desenredaba sus telarañas, y mientras el reportero divagaba sobre las muy probables causas del repentino ataque del fotógrafo, Logan los siguió en silencio hasta el estacionamiento y se detuvo tan repentinamente al ver el coche que tenía en frente que cualquiera lo podría haber tomado como un posible ataque de epilepsia. —Pues conozco algunos ahora que lo mencionas, Katie querida —Con las cejas enarcadas examinaba las llantas y el parachoque—, y ya que estamos, lo haré gastar de lo lindo —Una sonrisa, escaso contacto visual con la víctima, y volvió al ataque. Logan se puso a rodear el auto como si temiera que tuviese una bomba instalada en algún lugar, olfateando como perro policía e inclinándose varias veces frente a la patente. No olvidaría esa combinación, oh, no. —...Pero si me permites la palabra, Alessandri —continuó como si nada volviendo frente a ellos—, dudo que yo gane más, ni siquiera lo mismo que ti. ¡Y ni hablar de nuestro querido anfitrión! Hijo de puta, ¿vendes droga para pagarte estas cosas? No me digas —Enarcó las cejas y si bien no estaba presente, la sonrisa invisible esta vez tenía los colmillos afuera—, ahhh, ya sé. Eres tú el pillo que les vende a las modelos —Se rió por lo bajo y negó con la cabeza—. Nunca se me hubiera ocurrido, seguro que con eso haces buen negocio. Lentamente se quitó los anteojos y los guardó en el bolsillo de la camisa antes de cerrarse la campera hasta el cuello y envolverse en una bufanda. No despegó la mirada parsimoniosa y peligrosa de Frank, aguardando la evidente oleada de excusas baratas que se veía venir. Si le escupiera la verdad en ese preciso momento, seguro que sí, lo desbarataría, pero en cuanto el reportero empezara a presentar alguna que otra vueltita de más, ya no se la tragaría. Lo curioso fue cuando se le ocurrió relacionar las drogas, con las modelos y con su evidente paranoia, y sospechar que no sería siempre tan seguro beber tanto café a ojos de todo el mundo. —Comenzaré a traerme mi propia cantimplora —susurró abriendo grandes los ojos—. Piensas abrirnos, Rockefeller, o congelados te parece mejor?
—Etiquetas de fantasía y trabajos para el diablo —resumió con una sonrisa mientras el hombre le ahorraba la tarea de hundirse en una interminable búsqueda del menú—. Qué suerte que yo no tengo trato con ninguna de esas dos cosas. En cuanto les trajeron el vino y tuvo la copa llena, Rachel no evaluó nada y se la llevó directo a la boca, si bien lo hizo con delicadeza y cuidado, lo único que esperó fue que el olor del vino le llegara a la nariz antes que al paladar. Con una trago largo disimulado y dejando el poco resto que quedaba de nuevo en la mesa, la secretaria asintió y suspiró. —Exacto —respondió—. Y en cuanto a qué está investigando, déjame que te diga que no es muy difícil de saber dado que de lo poco que compartió, a mí me llegó a decir algo —Puso los ojos en blanco y asintió de nuevo. Se dio media vuelta para buscar en el morral que había dejado colgando detrás en la silla—... Me olvidé el libro en el trabajo, genial—se quejó, pero en cuanto el ruido de papeles terminó, volvió al frente con una simple hoja. La sostuvo en alto frento a los ojos de Moncef y lo miró por encima del documento—. Me mandó a que buscara en el sótano porque quería empezar a organizar lo que había allí abajo. Me dio una llave que ni siquiera sabía que teníamos y tuve una tarde para husmear un poco en el lugar. No encontré mucho —mintió encogiéndose de hombros y con tanta naturalidad que se convenció a sí misma—, pero sí es interesante saber qué fue Etiqueta Negra antes de ser una revista. Fíjate aquí, la lista de insumos y víveres. ¿Qué te parece, qué te dice? Le acercó el viejo listado con compras, entrada y salida de dinero, y le señaló con dos toquecitos las cantidad gastada en alcohol, comida y luz.
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Post by ev7e on May 16, 2013 21:14:35 GMT -3
1890
Las manos de Marie se crisparon sobre la barra apenas escuchó el nombre del dueño del local. Se limitó a darle una mirada colérica al barman, olvidando que éste no lo habia dicho con malicia. -No soy mensajera- dijó casi en un susurro, lamentándolo luego ante el segundo ataque verbal de la mesera. Entonces se dispuso a dar una vuelta presurosa a la gran media luna roja justo cuando escuchaba el sonido inconfundible de una mano contra un rostro. -¡LALA!- gritó volteando espantada al ver la escena. Se inmovilizó.
Las palabras de Teva llegaban a sus oidos como pequeñas dagas envenenadas, pero si algo habia aprendido a hacer ,Cyrille, era engañar. Sus labios rojos se curvaron en una sádica sonrisa, casi como si todo aquello estuviese planeado y le causara placer la situación en que se encontraban ahora todos. Expectantes. De pronto ya no tenía a nadie delante que la contuviera, pero el golpe no vino de ella...sino de Julie. No se molestó en ocultar la carcajada, siempre con los ojos clavados en la mesera. No le produjo ninguna satisfacción la reacción de su amiga, tal vez porque Angie lo habria hecho más teatral, más llamativo y digno de un show donde, incluso los que no llegaban a escuchar, supieran que era ella la afectada. -No te preocupes, Lala- dijo suavemente antes de que desapareciera, acabando con el espacio que la separaba de la mesera- Yo no necesito que me sostengan, ni que me esten cuidando las espaldas-levantó la mirada hasta encontrar los ojos, identicos a los de ella, de Matt- Me sorprende que tu lealtad se vaya con ella. Despues de todo- paseó sus ojos por el tatuaje en el brazo del chico- pense que estabas aqui por mi. Y en cuanto a ti...-de nuevo fijó su atención en Teva- Lo que yo sepa o no sepa hacer no es asunto tuyo, aunque claro... podrias preocuparte un poco por lo que soy capaz de hacerte. -Esa es una amenaza, Angie- se adelantó Matt antes de que Teva puediera responder algo- Y sabes muy bien que Annette no tolera esas cosas y ahora menos que nunca puedes echarte más problemas encima. -Te recuerdo que fue tu amiga la que inicio todo esto. No tengo idea de lo que pudo haber hecho, pero esto no es solo por aprecio o talento (si es que lo tiene). Es un canje. -¡Entonces dilo!- exigió el muchacho- ¿Es cierto lo que dice ella? ¿Annette te sacó del show? Cyrille se mordió los labios hasta hacerlos sangrar, pero no respondió.
-¿Qué maneras de entrar son estas, Julie Odair?- regañó Annette apenas la bailarina cruzó la puerta- ¿No te das cuenta que tenemos un visitante - hizo un movimiento con la cabeza indicando al medico que seguia concentrado en el tobillo de Daglia- y que tu amiga no esta del todo bien para escuchar estos gritos de cabaretera? La mirada severa del drag queen fue definitiva y con un gesto le indicó la puerta. -Si quieres hablar, hablemos. Pero no aqui dentro, no quiero más heridos.
2015
-Tengo dos empleos- respondió Frank con simpleza y un encogimiento de hombros como si fuese lo más obvio del mundo- Me gustan las cosas caras y el sueldo de Etiqueta Negra, lamentablemente, no es suficiente. Por otro lado, también cuenta tener de respaldo una pequeña herencia familiar- agregó mientras abria la puerta del copiloto y hacia una cortes reverencia a Katia- Adelante, mademoiselle (( *ruega a todos los ángeles que este bien escrito porque no tiene ganas de agarrar las notas de francés del primer ciclo,ni hacer correcciones, ni siquiera esta pensando bien lo que escribe*)) Luego de haber ayudado a la maquillista a subirse al auto (su tamaño no la estaba ayudando mucho) abrió la puerta trasera y con gesto burlón envitó a Delastair a entrar. -Adelante, camarita. A menos que temas a las drogas en aerosol.
La rubia se movió entre los rosales con cierta dificultad, estiró el brazo lo más que pudo para alcanzar la pelotita chillona y cuando estaba a punto de cogerla, retrocedió de un salto. Dos cosas: El teléfono sonaba dentro de la casa y el bulldog le había lamido la mano mientras el cachorro de cocker movia el rabo en señal de aprobación. Sophie se lanzó a la carrera, seguida de los dos perros, hasta alcanzar el aparato a la sexta timbrada. -Hola, cariño- saludó- ¿Qué tal tu día? -Ajetreado. ¿Leiste mi correo? -Si, lo hice. Aunque aun no entiendo por qué no podías decirmelo directamente...a veces siento que soy otra empleada más de la revista. - Claro que no. Pero sabes que me expreso mejor en letras que boca a boca. -Haces otras cosas mejor boca a boca- sonrió con coqueteria mientras el bulldog babeaba las orejas del cocker. En el auricular se escuchó una pequeña risa. -Quería avisarte que no llegaré a almorzar. Surgió algo. -¿Algo como qué? -Algo como una guerra en la oficina, te lo contaré cuando llegue en la noche. No te importa, ¿Verdad? -No, no..claro que no...¿Aun iremos a cenar juntos? -Claro que si. -De acuerdo...entonces te veré en la noche. Adios, te amo. -Yo a ti.
-Sospechosamente no le dijiste nada sobre mi- dijo Mia dejando de dar golpecitos a la pecera de Benjamin Blanc. -Convenientemente, dirás.
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Post by Milly on May 18, 2013 22:35:37 GMT -3
1890
La bofetada estuvo muy cerca de llevarla al suelo, demasiado cerca como para mantener su dignidad intacta. Pero el nuevo sentimiento de indignación que se mezclaba con la impotencia de no poder apaciguar su propia cólera, fue lo que consiguió mantenerla de pie. Muda de ira, paralizada por el odio. Con su pequeña mano ocultando la marca del impacto en su mejilla volvió a erguirse, condenando con la fijeza peligrosa de su mirada parda el impulso inesperado de Odair. Lala acababa de involucrarse en una guerra de la que podría haberse mantenido marginada y de la que ahora, en cambio, no podría librarse hasta pagar cada pequeña deuda. Mordiéndose la lengua y obligándose a mantener el control que ninguna de las otras dos bailarinas había conseguido dominar, aguardó su retirada sin perderla de vista. Y el asunto pudo haber acabado ahí, pues Teva ya había conseguido hacer todo el daño que había pretendido ocasionar para salir con la frente en alto del espectáculo que Angie pretendía elaborar. Pero, evidentemente, su contrincante se empeñaría en ganar el último round. La mesera sabía de antemano que no lo conseguiría. —No tiene sentido empecinarse en preguntar lo obvio, Matt —Una risa a labios cerrados celebró el silencio con que la pelirroja bailarina respondía a la pregunta de su hermano y se regodeaba con la rivalidad evidenciada ahora entre ambos familiares. No cabía duda que cualquier falta cometida por el Dubois mayor aquella noche acababa de ser perdonada con creces: se adivinaba en el tono cada vez más dulce con el que su voz se impregnaba—. Y desde luego, tampoco vale la pena angustiarse por lo que es imposible —Sus ojos taladraron los de Cyrille, y como si ya no se encontrara demasiado cerca una de la otra, dio un paso más en dirección a la despampanante mujer, alzando el rostro para no perderla de vista. Descubrió la mejilla todavía rojiza por el golpe—. Porque tus amenazas no me preocupan lo más mínimo. Puedes desearlo todo lo que quieras, pero te hace falta demasiada cabeza para lograr hacerme daño de verdad. Abrirte de piernas es lo único que sabes hacer bien, y sinceramente, no creo... —Suficiente —La voz potente de Médéric interrumpió el tóxico discurso de la mesera, abandonando su posición unos pasos por detrás de Angie para interponerse entre ambas mujeres—. Ha sido suficiente, demasiado. Una sola palabra más, Teva, y te prometo que... —¿Qué vas a hacer? —saltó ella, al fin sintiendo que la situación escapaba de sus manos. No soportaba la idea de que el barman se pusiera de parte de la bailarina—. ¿Vas a darme una bofetada como tu madura amiguita? ¿Vas a justificar a estas dos arpías? —su voz se quebró producto del furor violento que la poseyó. Y debió tomarse un minuto para poder continuar hablando—. Yo ya he tenido suficiente. Suficiente de que defiendas lo indefendible, Méd. Suficiente de que quieran recriminarme el hecho de ser la única que hace su trabajo como corresponde. Estoy harta. Y no tengo por que seguir escuchando los delirios de una trastornada. Echó un último vistazo a su contrincante antes de retirarse y tomar asiento frente a la barra, los brazos cruzados con tanta fuerza sobre su pecho que parecía que jamás podrían volver a separarse. Si querían traer a Annette, la esperaría. Con algo de suerte, ella sí entendería que la única y verdadera creadora de aquel escándalo era la destronada cantante. Y si no era así... siquiera ella sabía lo que sucedería.
2015
Depositó su copa intacta sobre la mesa para observar atentamente la hoja que Rachel suspendía ante sus ojos. Un documento de poco interés a primera vista, pero que cobraba una importancia decidora por el simple hecho de aparecer en el presente contexto. Se inclinó apenas sobre la mesa, los ojos ligeramente entrecerrados para apreciar con absoluta concentración los valores que la secretaria le señalaba. La inversión en aquellos tres puntos -sobre todo en la adquisición de alcohol- era exorbitante, y desde luego no concordaba con la distribución presupuestaria que debía asumir una revista como Etiqueta Negra. Sin necesidad de requerir una basta noción sobre gestión y gerencia, era visible a todas luces que una administración de recursos tal guardaba mucho más relación con... —... un local. Tal vez una cantina —caviló en voz alta, otra vez irguiéndose contra el respaldo de su silla para observar a la mujer. Aquello no tenía mucho sentido—. O algo muy cercano a eso, en cualquier caso. Pero no lo entiendo —agregó con frustración, apenas prestando atención al mesero que en ese momento retornaba a la mesa y acomodaba sobre la misma un plato de entrada para cada uno, despidiendo su contenido un aromático vapor al ambiente—. Primero, por más interesante que pueda ser descubrir qué fue Etiqueta Negra en sus orígenes, no veo la utilidad de semejante acto... como para que Blanc decida perder su tiempo en ello, si es que es eso lo que quieres dar a entender. Y más aún —por su expresión, parecía que la siguiente duda a plantear era el meollo de su incertidumbre—. ¿Qué puede haber de importante en el pasado de un local como para incitar a alguien a ofrecer amenazas?
No sin la considerable y caballerosa ayuda de Delatore, Katia finalmente consiguió ubicarse en el asiento del copiloto, como si el bochorno ocasionado por su diminuta estatura jamás hubiera tenido lugar. No por nada había conseguido con los años ganar una reputación que le aseguraba el respeto de numerosas e importantes personalidades de su gremio; y es que tenía un talento curioso para mantenerse digna aún después de cualquier pequeño desliz. Bajó el visor del auto, en busca del espejo que sabía encontraría en el mismo. Dos segundos tardó en extraer un par de lápices de su pequeña cartera de mano y realizar unos pequeños retoques en su rostro, a la espera de que los caballeros decidieran entrar al automóvil.
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Post by bachi on May 21, 2013 22:02:01 GMT -3
1890 "Cabaretera", ahí iban de nuevo. Si Julie logró controlar el pequeño fuego que todavía chispeaba en el interior con las sobras de la disputa anterior, fue solo y tan solo porque a último momento logró concentrarse e inclinarse a un costado de Annette para asomarse al vestuario y ver a Daglia. —¿Qué tal estás? —la saludó con una sonrisa fugaz antes de erguirse de nuevo y retroceder al exterior para enfrentar al drag queen. Infló los cachetes para suspirar y lo miró rotundamente preocupada— Antes que nada, vengo a advertirte que sea lo que sea que pase y... oh Dios, haya pasado ahí atrás —Señaló con un pulgar por sobre el hombro, la zona de la barra—, es absoluta y completamente culpa tuya —Susurró lo último y frunció el ceño. Tal vez se estaría pasando, pero aquella noche la había sobrepasado y no tenía ánimos. Se mordió el labio y jugueteó con los dedos nerviosamente—. Yo llego de mi "espionaje" con Pierre, voy tranquila a la barra y de repente todo se descontrola. ¡Qué es eso de que Teva, TEVA reemplazará a Cyrille? ¿¡De qué!? ¿De qué va a reemplazarla si ella está bien? La que tiene mal el tobillo es Da, y además hoy nos salvó el pellejo a todos ahí arriba! Con ella ya tenemos todos los pasos, la coreografía ¡y la confianza! Sería una locura empezarlo todo de nuevo, ¡lo es! ¿Acaso, acaso se pasó de línea como siempre se pasa? —preguntó. Oh Dios, de nuevo. Si Angie se había pasado, estaba ahí como una idiota defendiéndola... y había abofeteado a una camarera. Ah, genial sueño de belleza tendría las pocas horas para dormir que le quedaban—. Pero ella siempre se pasa, ya lo sabemos. Según lo que escuché del jefe, no pareció nada fuera de lugar así que... Annette, Balthasar, ¿me podrías explicar qué, por qué y cuándo? Así por lo menos me voy haciendo una idea general de cuánto tiempo me caerá el infierno en la cabeza. Julie dejó pasar el "jefe", a sabiendas de que Annette no lo malinterpretaría. Dios sabía que eso era lo único que le faltaba para completar la noche.
2015 Lo había esperado con el cuello escondido y hundiendo la nariz en la bufanda como una abuelita, abrazándose para no congelarse y moviendo impaciente los pies al lado de vehículo. Pero cuando Frank finalmente se decidió a abrir el auto a medida respondía con desinterés (hijo de puta), mientras Katia por un lado se subía al asiento del acompañante, mientras el reportero acudía divertido a abrirle la puerta... Logan no pudo menos que ensanchar la sonrisa, lanzar una carcajada y enarcar las cejas solo al final para volver a mirarlo. —Me encanta la forma en la que esquivas todas las preguntas estúpidas pero reales que te hago, Delatore. Continúa así, y serás pupilo perfecto para la famiglia di mia nonna —bromeó imitando la voz de Don Corleone y le dio unas palmadas en el hombro y se escabulló hacia el interior del auto, situándose al medio como un niñito de seis años junto a sus dos padres—. Ya con los gustos caros tienes varios puntos. Hablando de familias, no. Las drogas en aerosol son el menor de mis problemas. A lo que de verdad le temería, es a algún día arrancar el auto (el día que tenga uno) y que una bomba me arranque las piernas. Otra razón para no tenerlos. O a las novias italianas... Uff. Nunca, repito nunca salgan con una italiana. De los italianos no tengo idea, Katia querida. Algún día nos contarás. Pero ¿LAS italianas? No. Están todas locas. Psicópatas. Y miren que lo digo yo —Su rostro volvía a adquirir la imperturbable parsimonia y desdén de siempre—. Por otro lado, para hacer más entretenido y paradójico este almuerzo, el restaurant que voy a proponerles tiene comidas italianas en la parte de atrás del menú —Se le dibujó una sonrisita.
Por un par de segundos Rachel se quedó mirando a Mocenf incrédula. Cuando les trajeron la entrada, solo desquitó un segundo para agradecerlo, pero de momento ignoró el arroz con camarones caramelizados y decidió llevarse un pan untado con alguna extraña salsa a la boca, para continuar mirando a su anfitrión sin creerlo. —¿Cómo que no lo entiendes? —preguntó con la mitad del pancito en la mano— ¡Pueden ser millones de cosas! —Volvió a inclinarse sobre el viejo papel y señaló justo donde él estaba mirando—. La primera vez que vi esto pensé lo mismo, exactamente lo mismo. Pero después continué mirando un poco más abajo. ¿Ves? Trajes, modistas, músicos... Los artículos de limpieza ignóralos de momento, volvamos a lo anterior —Por el modo de hablar se notaba que la chica había estado dándole vueltas en la cabeza a todo aquel asunto incluso antes de la llamada telefónica. No le había resultado muy difícil sacar diversas conclusiones: Rachel devoraba cualquier cosa leíble que tuviera a la vista en un santiamén y acumulaba esa pequeña información en diversos rincones de la cabeza, que más tarde o más temprano recordaba al relacionarlos. Era con ese ahínco con el que ahora le hablaba a Moncef. —Para entenderlo, primero sigamos los hechos desde atrás hacia delante. Yo tenía un par de conjeturas hasta hoy a la mañana, la amenaza hizo que me lo pensara. Al principio había creído que solo era por curiosidad de Blanc, es decir, no sé tú, pero a mí me encantaría descubrir la historia de los lugares donde estoy parada, ¿por qué no él? Es el director de una revista después de todo. Peroo... y aquí está lo emocionante —Se reclinó de nuevo con una sonrisa. Todavía no había soltado el pan y no le había dado un nuevo mordisco—, él es el director de una revista de modas, ¿por qué se interesaría en la historia de algo? Bueno obviamente este local algo tuvo que ver en ello, los trajes, la cantidad exorbitante de dinero invertido en ello es un buen dato, ¿cierto? Ahí zanjamos una duda. Después vayamos a los gastos, al resto. Hay cosas inútiles o no muy detallas, cosas tachadas, y si sumas con precaución no da redondo el número que supuestamente es el total. Eso solo me hace pensar en ingresos extra-oficiales —Se detuvo para mirarlo un segundito—. Unámoslo: Alcohol, relativamente poca comida, trajes, muchos gastos y poco ingreso, mágicas sumas... A mí solo me hace pensar en un cabaret, Moncef, y no en cualquier cabaret —Se rió y volvió a sentarse en el respaldo de la silla, solo ahí se permitió terminar el pan—. A que no adivinas qué cabaret estuvo situado justo donde ahora está el remodelado edificio de Etiqueta Negra —Tenía un brillo juguetón en la sonrisa—. No me imagino la desorbitante suma que Blanc tuvo que pagar para que lo dejaran arreglar la fachada. París tiene leyes estrictas en cuanto a edificios antiguos, pero eso es aparte. Dependiendo la respuesta que me des, te diré mi opinión final... ¿Sabes? Creo que después de esto podría tranquilamente quitarte el trabajo. Se rió sin una pizca de maldad, casi inocente, y clavó la vista en el plato mientras daba pequeños bocados al arroz ya algo frío y capturaba los escurridizos camarones con el tenedor. ¿Rachel había dicho que se guardaría todo? ¡Pues a la mierda! Llevaba semanas, SEMANAS con eso dándole vueltas, incluso se había puesto a leer Agatha Christie de nuevo para entrar en el tema. Con alguien tenía que soltarlo y ahí estaba: Moncef le había preguntado, ella respondía. Parcialmente. Pero si él era listo como ella creía que era, ataría cabos sin problema alguno.
((Me quedó horrorosamente largo, lo sé. Nótese que todo venía bien hasta el post de Rachel. Lo corté lo más que pude, de todas formas sepan que todo es culpa de Rachel y su maldita necesidad de saber))
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Post by ev7e on May 22, 2013 21:06:26 GMT -3
(( Annette: *se agarra el pecho como si le hubiesen apuñalado* ¿C-cantina? *con la otra mano coge a Moncef por el cuello y lo sacude como un trapo viejo* ¡Molino Rojo no es una cantina! RETRACTATE AHORA MISMO O TE METO EN UN BALDE DE CARNE Y TE ARROJO A LOS LEONES DEL CIRCO DE AL LADO ¬¬ Benjamin: *le ofrece sus pastillas para el corazón*Ya es hora de que empieces a tomarlas :3 *descubre a trapoviejo/Moncef* oh, hola. El clima de hoy esta increíble ¿Verdad? :3
Esta bien...no soy buena cumpliendo promesas :c))
1890
-Julie, basta- Annette hizo un gesto con las manos para que la bailarina dejara de enredarla en su intento por pedir explicaciones. Para aquellas horas de la madrugada, sentía la cabeza hundida en un balde lleno de plumas multicolores-Sí, Angie se pasó. Ustedes conocen muy bien las reglas de este lugar, se divierten, se embriagan, algunas hasta roban dinero y eso me parece perfecto siempre y cuando vea unos billetes de más bajo la barra. Pero no voy a permitir que quieran convertir esto en un burdel y eso es lo que Angie hizo esta noche. Ustedes tres se conocen muy bien y saben hasta donde son capaces de llegar, tu amiga cruzó esta vez la línea que separa un show decente de lo vulgar y por muy LeCounce feliz que estuviera…a mi NO me gustó- La voz era firme, un poco afectada y el drag queen esperaba que al menos Julie, la que tenía el cerebro un poco más desarrollado, entendiera su molestia- El castigo es para que Dubois aprenda a respetar el lugar donde trabaja y que se respete ella misma. Teva conoce los pasos tan bien como ustedes, solo es cuestión de adaptarse, entrará en reeemplazo de Daglia y Marie tomará el lugar que le corresponde como voz principal, no me vuelvas a preguntar durante cuánto tiempo porque no lo sé- emprendió la subida de las escaleras para dirigirse a la barra- Y luego me hablarás detalladamente sobre lo que pasó esta noche con la Roca. Antes debemos salvar lo que sea que quede vivo allí arriba.
Matt se volvió con toda la intención de seguir su amiga, pero notó la sombra de una sonrisa complacida en los labios de su hermana. Se preguntó si su intención no había sido humillar a Teva; sino, perturbarla. Se estremeció de solo imaginar lo retorcido de su plan, si es que hubiera alguno. Y aquello era solo el comienzo. -No entiendo qué es lo que sucede- le murmuró a la mesera mientras se sentaba a su lado, limpiando sin mucho interés ese pequeño espacio compartido en la barra- Creo que Cyrille tiene un poco de razón esta vez…No me malinterpretes- se apresuró a agregar cuando notó la mirada de su amiga- Te he visto bailar y sé que eres genial, tienes tanto talento como las otras bailarinas. Pero es un poco raro que justo ahora, justo hoy, Annette haya decidido darte un lugar en el show- la observó atentamente, esperando anticiparse a algún signo de peligro en su pequeño rostro- Y más aun de la forma en que lo ha hecho.
Cuando su hermano mayor la ignoró para irse con su pequeña compañera, Cyrille retrocedió solo un par de pasos por detrás de Méderic y miró con cierto cansancio el local. Las pocas personas que quedaban, recogían sus cosas y a los caídos para salir a la calle, aparentemente demasiado ebrios para soportar una nueva batalla entre los empleados. Algunas bailarinas, ya cambiadas, también se disponían a salir. Solo entonces notó lo tarde que era y que Molino no debía tardar en cerrar…si fueran las condiciones normales. Una bailarina pasó por su lado y ella le arrancó la larga y tibia capa oscura de las manos. -Puedes coger la mía, está en los vestuarios-le dijo cuando ya había pasado un brazo por la manga y la otra mujer la miraba demasiado sorprendida como para contestar- Yo tengo que irme ahora. -No puedes irte- se apresuró Marie subiéndose a la barra de un salto y aterrizando justo en frente de Angie- Balthasar…- la pelirroja no dejó de advertir que Veronique nunca llamaba al drag queen por su nombre artístico-…él esta por venir con Julie para explicar esto. -Dudo que diga algo que yo no sepa, despídeme de todos- se abrochó los delicados botones de la capa y se cubrió la rizada cabellera, apartándose de la otra mujer y cruzando la puerta, dejando el cabaret y tomando su rumbo por las oscuras calles del Montmartre.
2015
Puso en marcha el auto y cuando dobló para salir a la calle principal, no le pasó desapercibido que el mercedes de Blanc era el único estacionado y él no recordaba haber visto a la pelirroja modelo salir de su oficina. Una conversación para arreglar cuentas de un vestido caro no podía durar tanto. -Nunca esta de más un poco de presunción, ya sabes. Solo por si un amigo o conocido necesita salir de apuros financieros- le dedicó una rápida mirada por el retrovisor, no significaba nada aparentemente- La comida italiana me cae pesada- agregó arrugando la nariz- Aunque siempre termino pidiendo un poco de cada comida…entonces- detuvo la camioneta ante una señal de tránsito- ¿Sigo de largo o tengo que doblar a algún lado? Sería muchísimo más simple si nos dijeras el nombre del restaurant.
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Post by Milly on May 25, 2013 23:09:04 GMT -3
((Moncef: *se ordena la ropa* Dispénseme... ¿mademoiselle? *mira raro a Annette* Pero jamás me retracto de lo que digo))
1890
Con la mirada perdida en el estante de licores y los brazos aún cruzados poderosamente sobre su pecho, escuchó la voz de Matt a su lado. Continuaba lo bastante irritada como para acceder a la osadía de ignorar a su amigo a pesar de la fidelidad recientemente demostrada. Pero cuando dijo... cuando insinuó... cuando dio la ligera impresión de que se inclinaba a darle la razón a su hermana, sus ojos volaron fugaces a posarse sobre el mesero con un destello colérico, casi endemoniado, fulgor que apenas cedería cuando este quiso aclarar a qué se refería en realidad. Y es que repentinamente la sensación de que ya no podía confiar en nadie se había apoderado de su ánimo. Mediante un movimiento lentísimo separó los brazos de su cuerpo y, aún cruzados, los dejó caer sobre el trozo de barra que su compañero acababa de sacudir, la cabeza sobre ellos. No. De Matt no podía desconfiar aunque se lo propusiera. —Desde mi primer día como mesera aquí le he insistido a Balthasar que me considere como cantante, como bailarina de apoyo... lo que fuera con tal de tener mi parte en el escenario —aún sin mirar al hombre a su lado era posible adivinar en su tono la ofensa que para ella había significado la observación planteada—. Y sigo probando. Todos los días... ganando la misma respuesta que la primera vez. ¿En serio crees, Matt, que no he notado que Annette se trae algo entre manos? Considerarme, sin decírmelo directamente, hoy... ¡que siquiera le he sacado el tema a colación! No solo es un poco raro, Dubois: es completamente descabellado y poco sutil —volvió a observarlo cuando se irguió sobre el asiento, y algo distinto podía distinguirse en sus ojos en aquella ocasión: una ambición soñadora que, se notaba, había sido reprimida por más tiempo del que podía llegar a soportarse—. Pero si mi meta está en juego... ¿qué más da si Balthasar quiere usarme? ¿De verdad importa por qué y para qué pensó en mí? Desde luego se mantenía atenta a otras propuestas, pero la joven Attia tenía muy claro que para alcanzar la cima hacía falta ascender un escalón por vez. Mientras observaba a su compañero captó la fugaz imagen de Cyrille escabullirse por la puerta de salida, «como una rata de alcantarilla cualquiera». Pero la voz del barman la hizo voltearse antes de reaccionar de ninguna forma.
—Gracias al cielo, Annette —el timbre de Méd era de evidente alivio cuando se acercó al Drag Queen que ya se veía próximo a la barra—. Angie acaba de irse. Y Teva... —volvió el rostro hacia su adorada barra, solo para acabar descubriendo con sorpresa que la muchacha se hallaba de pronto a unos pasos de él, arrastrando a Matt consigo. Y supo que lo más adecuado era dar un paso atrás. Después de todo, él no tenía nada que ver en aquel malentendido... y la peor parte parecía haber acabado.
—Tengo una sola pregunta —la diminuta muchacha enfrentó a su jefe con la firmeza y el respeto que sabía correspondía cuando estuvo frente a él. Su molestia iría dedicada únicamente a quienes la merecían—. ¿Cuál es el precio? Porque hay un precio, ¿no es así? —lo observó con desconfianza—. Nunca. Jamás. En todos estos años... no me has permitido acercarme al escenario más que para fregar el piso.
2015
Cierto era que Moncef, desde que tenía memoria, siempre había tenido en muy buena estima las habilidades que hoy lo mantenían en uno de los mejores puestos que podía permitirse al interior de su profesión. No obstante, semejante conformidad para consigo mismo no le impedía reconocer el talento de quienes lo rodeaban. Por eso siquiera se tomó la molestia de disimular la admiración con la que entonces contemplaba a Rachel, desplazando alternativamente su mirada de su rostro a la hoja de cuentas a medida sus explicaciones y conjeturas iban quedando expuestas sobre la palestra. Guardaba un silencio que denotaba su absoluta concentración en torno al tema, pues a medida las cosas comenzaban a cobrar sentido, el interés despertaba y ganaba espacio en su mente. Los números, los detalles, todo lo iba grabando a fuego para mezclarlo y unir cada dato que lo encaminaría a las mismas conclusiones que la secretaría había alcanzado quién sabía hace cuánto tiempo... porque su pericia y análisis en el tema no pasaba desapercibida. No hubo forma de cuestionar apreciación alguna. De pronto estuvo seguro que aquellos cálculos grotescos respondían a las demandas que solo un cabaret podía poseer y, como cualquier parisino con una pizca de cultura, recordaba muy bien qué cabaret había dado vida alguna vez al Montmartre. De pronto vio todo con tanta claridad, que casi pudo escuchar el clic del interruptor que desterraba las dudas de su pensamiento gracias a la luminosidad del entendimiento. —Moulin Rouge —Lo dijo con una calma tal que parecía que hubiera conocido aquella respuesta mucho tiempo antes de la conversación sostenida. Ahora, entregado a un siempre inevitable sesgo retrospectivo, todo parecía muy obvio. Demasiado. ¿No fue él mismo quien se preguntó qué habría sido de aquel cabaret la primera vez que pusiera un pie en aquella calle para asumir su puesto en Etiqueta Negra? Tenía sentido olvidarse de una interrogante que carecía de toda utilidad, del mismo modo que ahora, ante una escena completamente distinta, el episodio se convirtiera en una joya imposible de pasar por alto. Su cabeza continuó trabajando a toda máquina, enlazando cada cosa que fuera posible en tanto se mantenía ocupado llevando bocado tras bocado a sus labios. —Eso cambia mucho las cosas —retomó la palabra cuando lo consideró apropiado, es decir, cuando acabó sus propios camarones—. Molino Rojo es un misterio en sí mismo. Una historia con más de algún eslabón perdido que si llega a descubrirse... —su puño se cerró con fuerza en torno al tenedor que sostenía. Aquella sería sin duda una historia poderosa -pensó-, una pieza histórica y periodística de valor incalculable, capaz de consolidar la reputación de quienquiera que la poseyera. De golpe todo encajó sin necesidad de forzar una sola parte del rompecabezas. Observó a Lavalley como si la contemplara por primera vez—. Blanc quiere la primicia.
Acabó de guardar su maquillaje portátil justo cuando una carcajada suave y cargada de ternura acababa con su educado silencio. Logan y sus comentarios... a menudo sucedía que Katia se sorprendía a sí misma preguntándose qué clase de vida había llevado ese hombre en el pasado. Y cada vez que la pregunta surgía, rogaba a todos los dioses existentes jamás dar con la respuesta. Se recargó sobre su asiento, fingiendo no notar -al igual que Frank- la ausencia de un automóvil que a esas alturas ya conocía bastante bien. Y en lugar de hacer alguna observación al respecto, adjuntó una nota mental en su cabeza, para aclarar aquella incógnita más tarde, cuando le pareciera más importante que la información que prontamente Delastair les proporcionaría. Suspiró. —Lo que es yo, la comida italiana me fascina. La comida mediterránea en general, de hecho. Equilibrada y de buen sabor, ¿qué más puede pedirse? Esa afición que tienen las personas hoy en día por buscar una muerte lenta, comiendo cualquier bomba de grasa, sal o azúcar que le pongan por delante... —se estremeció imperceptiblemente— es horroroso. Como sea, tengo hambre. Así que Logan —al pronunciar el nombre del fotógrafo rotó su cuerpo en dirección al aludido, aprovechando que el auto se encontrase detenido frente al semáforo—, en verdad quisiera evitar que presenciaras cuán irritante puedo llegar a ser con el estómago vacío. Y si nuestro estimadísimo anfitrión supiera hacia dónde debe dirigirse, llegaremos mucho antes de que puedas descubrirlo. Ahórranos el misterio, corazón.
((Toooodo un día desperdiciado para conseguir esta mugre. Perdóoooon. Algún día, quizás, me reivindique xDD))
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